Capítulo 27: Última Guerra Santa.
Gran Cañón - Arizona, EE. UU.
En el valle que se ubica detrás del castillo de Duncan, los chicos sienten mucha tristeza al ver lo que pasó hace unos minutos, ver cómo Duncan fue tan cruel al sellar los recuerdos de sus medio hermanos para que hicieran lo que él quería.
Noel: Está vivo -tantea el pulso de Mirco, quien está algo débil, pero estable-. ¿Qué hacemos?
Rai: Escuchen, muchachos. Nunca pensé decir esto, pero debemos hacerle caso a Milo, él fue sincero. Noel, apunta a ese lugar, y llévenlo a un sitio seguro -señala a Mirco-. Si Duncan lo encuentra es capaz de manipularlo para ponerlo de nuevo en nuestra contra, o incluso matarlo. Después del derrumbe del campo, vayan a liberar a los prisioneros -les pide.
Lenalee: Espera... ¿Se enfrentarán a Duncan ustedes solos? -ellos asienten-. Yo confío en ustedes, pero el poder de Duncan es de otro nivel ahora; es mejor que vayamos todos.
Nasim: No, ustedes nos han ayudado mucho, y lo apreciamos, pero esto nos corresponde es a nosotros. Además, si hay prisioneros deben ir a ayudarlos y sacarlos de acá, porque pueden morir si esto se pone feo -les recuerda, a lo que los aliados piensan un poco más.
Lance: Les damos nuestra palabra de que si los necesitamos les pediremos ayuda; pero, por favor, ayúdennos allá afuera, estoy seguro que los demás no están muy bien. Milo los atacó, y no creo que aguanten más. También recuerden que las celdas tienen sellos mágicos -esas últimas palabras logran convencer a los aliados, los chicos sonríen complacidos.
Ronald: Está bien pero, si llegan a morir, los resucito y los mato de nuevo. Tenemos mucho por vivir aún, cuídense -abraza a cada uno, al igual que los demás aliados, deseándoles buena suerte-. Súbelo -ve a Noel, y se transforma en lobo, el ángel toma a Mirco y lo sube en el lomo de Ronald-. Muy bien, dispara la flecha y vámonos.
Noel asiente, eleva su aura mientras crea su arco; apunta exactamente a donde Milo le dijo, y dispara la flecha, esta es envuelta por una energía dorada que resplandece en todo el sitio, parece un rayo láser.
La flecha impacta justo en el centro del campo, una luz dorada comienza a destellar, y el campo comienza a agrietarse hasta que se rompe, dejando el castillo sin protección.
Fuera del campo, los demás guerreros de la esperanza observan lo sucedido; el viento que generó la destrucción del campo acaba con los esqueletos. Todos están impresionados; sin el campo ya pueden detectar quién ha caído y quién sigue en pie.
Ryan: Los guerreros y Milo, su presencia no se siente; y más que eso, ya no están dormidos en el sello, han muerto. Los muchachos lo han logrado -sonríe orgulloso-. Debemos darnos prisa.
Travis: Así es, aún se siente el aura de Duncan y el otro gemelo, sin embargo, el aura de este último está débil, quizás también ya está fuera de juego -opina mientras corren hacia el castillo.
Cederic: Así es, el aura de Mirco se siente muy débil. Entonces, solo queda Duncan; pero no se olviden que aún posee los tesoros mágicos, no debemos confiarnos por ser mayoría -aconseja.
Cristhofer: Príncipe, vengan al castillo rápidamente; hay muchos prisioneros y necesitamos la ayuda de todos para liberarlos -Ben escucha la voz del vampiro en su mente.
Ben: Cris me ha dicho que nos necesitan en el castillo, ya que hay prisioneros ahí dentro -avisa, todos asienten mientras corren hacia el comienzo del camino que conduce hacia donde estaban las torres.
-Qué maravilla, el campo fue destruido, lo que significa que podré ver la batalla final -el espía comienza a correr a una distancia prudente-. Quizas deba tomar un pequeño atajo -concentra energía en su mano, abriendo una especie de portal.
Nuestros héroes avanzan hacia el templo donde se encuentra Duncan, pero varios esqueletos aparecen en su camino para intentar detenerlos. Lance crea arenas movedizas que hunden a las criaturas, Nasim los corta con cuchillas de viento, Ilan recita hechizos que hacen que se purifiquen, Eidan los quema hasta consumirlos por completo, y Rai y Mizu solo los golpean para sacarlos del camino.
Cuando los chicos ven que una parte del valle ya no es suelo natural, sino concreto, toman ese camino. En el trayecto hay varias columnas de concreto altas, que adornan el camino; cuando avanzan un poco más ven que hay dos grandes estatuas, estas muestran la imagen de dos personas encapuchadas que están frente a frente, con sus ojos cerrados. La de la derecha posee una espada con la punta curva y la otra, un hacha; ambas representan a los guardias del templo. Los chicos caminan rápidamente al ver que las estatuas no hacen nada pero, al pasar, los ojos de las estatuas se abren y se tornan rojos.
Rai: No estorben, engendros -desgarra a los esqueletos con su garra de trueno-. No son muy fuertes -avanzan hasta llegar al templo.
El templo parece de esos que había en la antigua Grecia; tiene varias columnas, unas escaleras que llevan a la puerta, la cual está cerrada y es de color blanco; en el techo del templo hay una estatua tamaño real de un hombre con capucha y una guadaña en la mano.
Ilan: El aura de Duncan viene de adentro -señala la puerta, en eso el menor capta algo-. ¡Cuidado! -crea un escudo, la estatua que tiene la espada da varios golpes intentando romper el escudo-. Esta es la estatua que pasamos hace poco.
Lance: Las dos -voltea, la que tiene el hacha intenta darles un golpe, pero el moreno vuelve su cuerpo roca rechazando el arma-. ¡Fuera de acá! -le lanza un golpe, pero la estatua se cubre con un escudo-. Esto es nuevo -lanza una patada al centro del escudo, lo que hace retroceder a la estatua.
Eidan: Chaparro, mantén el escudo -el menor asiente, el kitsune salta-. ¡Lanzallamas! -escupe una gran cantidad de fuego que hace que la estatua de la espada retroceda-. Hay que romperlas.
Nasim: ¡Guadaya explosiva! -da una voltereta en el aire y lanza una patada que libera un tornado que atrapa a la estatua que tiene el hacha-. ¡Adiós! -la lanza contra una de las columnas, sin embargo, no se rompe-. Es dura -la estatua saca del suelo un arco con flechas hecho de piedra y las lanza hacia el ruloso.
Mizu: Tiro libre. ¡Hidrosfera! -crea varias esferas de agua y las patea con fuerza, estas chocan contra las flechas evitando que lleguen a Nasim-. Ahora tú -la estatua saca un escudo que evita que el agua la golpee.
Rai: ¡Ancla de plasma! -crea su arma, lanza el ancla hacia la estatua que posee la espada; la estatua rechaza el ancla y las cadenas de plasma-. Vamos a ver si eres tan bueno sin eso -enreda la cadena en la espada y se la arrebata-. ¡Toma! -la estatua crea una lanza que evita el golpe-. Ya me estoy cansando.
Duncan: Mis estimados elegidos, no imaginaba que ya habían llegado. El tiempo vuela cuando te concentras -la voz de Duncan se escucha por todo el lugar, los chicos ven a todos lados, hasta que captan de que se trata de la estatua que está en el techo del templo-. ¿Disfrutan de su estadía en mi castillo?
Mizu: Estadía mis huevos, cobarde. ¡Sal de ahí y da la cara, estás acabado! -le exige mientras esquiva las flechas que le lanza la espada.
Duncan: Lamentablemente estoy trabajando, así que no los puedo atender. Será mejor que disfruten su estadía en mi valle; atentamente: la gerencia. Jajajaja -se burla de ellos.
Lance: ¡Ese imbécil! -esquiva una flecha de la estatua -el material del que están hechas es muy resistente-. Da un fuerte pisotón que rompe el suelo haciendo que ambas estatuas salgan volando y caigan con fuerza-. ¡Imposible! -ve que estas se levantan.
Ilan: ¡Hoja mágica! -dispara una gran cantidad de hojas que se clavan y explotan en las estatuas, estas vuelven a caer, pero en seguida se levantan de nuevo; ahora tienen pequeñas grietas debido a los dos ataques que han recibido-. Son demasiado duras.
Duncan: Jajaja, que pena; no pueden ni destruir unas simples estatuas. De verdad que son los elegidos más inútiles que ha habido -se burla de nuevo de los muchachos.
Eidan: Si está ahí adentro, solo hay que romper la puerta -piensa-. ¡Puño de fuego! -salta cargando llamas en su puño derecho, luego lanza su golpe contra la puerta del templo, pero el elegido es rechazado; Nasim lo atrapa antes de que caiga al suelo-. Gracias. Esa puerta es igual de dura que la espada.
Rai: Debemos intentar averiguar el punto débil -las estatuas se dirigen a los elegidos.
Dentro del castillo, los aliados de los elegidos siguen a Ronald, quien logró detectar el olor de los prisioneros que, en su mayoría, son humanos. En la parte trasera del castillo hay una puerta, Paoly la derriba con magia, encontrándose con una gran escalera; bajan poco a poco por el calabozo, hasta que llegan al final y ven las celdas.
Ronald: Genial -toma su forma humana y atrapa a Mirco antes que caiga-. Es más fácil de los que pensé, y no hay nadie -celebra, en ese momento una gran cantidad de esqueletos aparecen por todo el lugar, sus amigos lo ven con reproche-. Lo sé lo sé, no debí decir eso.
Los demás amigos de los elegidos están siendo guiados por Ryan hacia el castillo, ya han pasado la tercera torre; sienten cómo la energía de los elegidos y los aliados están luchando más adelante.
Gael: ¿Solo hay un solo camino? -observa que no hay algún atajo u otro camino, solo el que lleva al castillo-. Tardaremos más de lo pensado en llegar.
Kiara: El castillo de Duncan siempre fue modificado a esta estructura, solo podemos pasar por acá, debemos acelerar el paso -le confirma su duda a Gael.
Ariana: Entonces, de ser así, volaremos. ¡Aviacon! -crea una gigantesca ave de color ámbar, esta aterriza y les hace seña para que suban-. Así llegaremos más rápido. ¡Vamos! -todos suben rápidamente, cuando ya están a bordo, el ave vuela directamente hacia el castillo.
En el valle, los chicos esquivan los ataques de las estatuas de Duncan; gracias a sus trajes tienen más resistencia física, espiritual y mental, pero se están cansando por tener el cuerpo en tanto movimiento. Nasim saca una poción para regenerar la energía y el sueño, luego se las pasa a sus hermanos, y se le viene algo a la mente.
Nasim: Podría ser. Si su superficie es indestructible, entonces ella misma será su debilidad -analiza en sus pensamientos mientras ve hacia el templo-. Esto dolerá. ¡Polilla! -corre a gran velocidad hacia la estatua del arco, esta dispara flechas, pero el rizado las esquiva a gran velocidad; el elementary llega dándole unos fuertes golpes a la estatua, le quita el arco y lo lanza al aire-. ¡Lance, lanzamiento de pesas hacia el techo!
Lance: Entendido -responde captando la idea de su hermano; toma a la estatua por el pie, gira su cuerpo aplicando una gran fuerza y se desplaza hacia el templo sin dejar de girar-. ¡A él! -suelta la estatua, tirándola hacia el techo donde está la otra con voz de Duncan, ambas estatuas chocan destruyéndose entre sí, los pedazos de piedra caen al suelo y no se vuelven a regenerar-. ¡Lo logré!
Eidan: Lo entiendo. Enano, llévalo a la puerta -el menor asiente-. ¡Erupción volcánica! -lanza su gran llama hacia la otra estatua, enfocándose en el suelo; el poder explota haciendo que la estatua salga volando-. ¡Ahora!
Ilan: ¡Movilus! -sus ojos cambian a color lila, el borde de la estatua se torna del mismo color; el menor lanza la estatua contra la puerta del templo, derribándola por completo y rompiendo la espada en mil pedazos. Ahora pueden ver el interior del templo-. Vamos.
Todos asienten corriendo hacia el templo, suben las escaleras rápidamente y una vez que están en la entrada ven que el templo es algo más parecido a una habitación, en donde hay una cama; ventanas, que dan al lado trasero del valle, al igual que a los lados izquierdo y derecho; y una mini biblioteca. En la ventana que está al lado de la cama se encuentra Duncan vestido con su túnica negra, viendo a través de ella; sonríe al ver a los elegidos por medio del cristal.
Rai: ¡Duncan, esto terminará aquí y ahora, devuelve los tesoros mágicos y haz que la tierra vuelva a la normalidad! -le exige, en eso el demonio suelta una carcajada.
Mizu: ¿Qué es lo que te da tanta risa? -gruñe harto de las burlas de Duncan, el demonio aumenta su aura creando una onda de energía que los golpea y los lanza fuera del templo, nuestros héroes rebotan en el suelo al caer-. ¡Mierda, este infeliz!
Todos se levantan poco a poco sobándose el cuerpo, en eso ven que el aura de Duncan regresa al templo, y lo observan acercarse a la puerta. Los chicos abren sus ojos como platos, ya que el demonio ahora posee el cabello rojo, los ojos verdes y la piel es más pálida que antes; sus uñas están pintadas de color negro y su aura es cada vez más fuerte.
El demonio, ya no lleva su túnica, ahora viste un traje de color rojo intenso; una chaqueta larga que le llega hasta los muslos, y con el cuello alto que le cubre la boca a simple vista. El pantalón es negro intenso, al igual que sus botas y guantes; el bordado de la chaqueta es morado oscuro, casi negro. En sus manos posee los brazaletes, en los cuales se encuentran los tesoros mágicos. El demonio saca su guadaña, mientras que los chicos suben su aura dispuestos a todo con tal de derrotarlo.
-¡Olàlà! Es mejor llegar tarde, pero seguro -el espía aparece a una distancia prudente-. Este es el momento decisivo, hoy se sabrá en qué finalizará esta última Guerra Santa.
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