Capítulo 18: Seis de siete.

Gran Cañón - Arizona, EE. UU.

Camino a la sexta torre, los chicos están tratando de evitar las criaturas de fuego de Toya, las cuales están por todos lados.

Rai: Esto ya es cansado -corta a una criatura con su garra de trueno-. Son demasiados.

Nasim: ¡Mizu, Lance! Concentren su poder en estos tornados -lleva sus manos, de ellas crecen dos enormes tornados-. ¡Ahora! -ambos elegidos usan su poder para crear un ciclón de agua y uno de arena, luego ambos golpean a las criaturas acabando con casi todas las llamas-. Rayos, aún el antídoto no ha hecho su efecto.

Ilan: Ven, toma otra dosis, te ayudaré a curarte -le hace seña para que se siente mientras le aplica magia curativa.

Lance: Aún hay más de la mitad del camino envuelto en fuego -avisa, todos ven como el fuego rojo evita que pasen.

Fuera del campo de fuerza que protege el castillo y las torres de Duncan, los seis ogros intentan destruir el escudo que han creado los guerreros de la esperanza, pero es imposible.

Drewn: Dudo que posea tanta resistencia, ya ese escudo debe... -un portal se abre sobre ellos, Tommo vuela en picada disparándoles un gran rayo de energía blanca-. ¡Maldito rastreador! -Tommo le dispara una esfera de energía que lo derriba.

Travis: ¡Ahora! -avisa desde dentro de la barrera, el escudo se rompe causando que los ogros retrocedan por el impacto-. ¡¡Vamos!! -Laila comienza a cantar para que los ogros se debiliten, al igual que las demás criaturas sobrenaturales oscuras.

Tres de los aliados salen del campo dando un enorme salto: Noel toma el medio, Cristhofer el lado izquierdo; y Ronald, el derecho. Los tres suben su aura al mismo tiempo, concentran gran energía en sus manos y la disparan al mismo tiempo; se forma un solo poder que golpea directamente a un ogro en el pecho, acabando con su vida de inmediato.

Darlyn: Tengan cuidado... -unas enormes rocas se dirigen hacia ella, ve que se trata de Natalia-. ¡Valquiria, entrometida! -corre hacia ella, pero es detenida por Ximena, quien le da un gran golpe en el rostro que la derriba.

Paoly, Lenalee y Nahiara vuelan hacia otro ogro. Las chicas se toman de las muñecas, suben su aura comenzando a girar, formando un tornado de energía de color morado, púrpura y rosado, que va a gran velocidad hacia la criatura, dándole un fuerte golpe en el abdomen que lo lanza contra la pared acabando con la vida del ser oscuro.

Ben: Ya dos han caído -se agacha dando un gran salto, con su espada le hace un corte al ogro en el brazo izquierdo, haciendo que este gruña de dolor-. Henry.

El elfo asiente, y usa su poder para volar; se envuelve en energía violeta creando un enorme cisne, que se dirige hacia el ogro que Ben hirió. El cisne rodea a la criatura y explota, matándolo en un instante.

Toro: Este inconveniente ya no me gusta. Baldomero, lleva a tus tropas... -Andrés lo embiste con gran fuerza, impactándolo contra una enorme roca, los escombros caen sobre el demonio.

Andrés: Lo siento, no te vi -uno de los piratas va hacia él; sin embargo, Marcos le salta encima en su forma de lobo y le rompe el cuello. Orlando, Pablo, Maylin, Ribaldo, Heyden y Helena, pelean contra los demás piratas.

Mateo, Verónica, David, Valeria e Ignacio, dispersan pergaminos mágicos por todo el sitio; luego, con sus armas bendecidas, los activan. De los pergaminos salen corrientes eléctricas que atrapan a dos de los grandes ogros.

Patricia: Ya estos malditos cazadores me tienen harta. ¡Higolee! -envía una gran cantidad de alacranes negros hacia los cazadores.

Ariana: Y yo ya me cansé de ti. ¡Terra dermo eradico! -su cuerpo brilla de color ámbar, de la tierra sale una gran cantidad de magma que quema a los alacranes; Patricia vuela para evitar ser quemada también-. No te vas a ir -usa su poder para paralizar a la bruja oscura y estrellarla contra el suelo con fuerza.

Gael: ¡Purificación! -en su mano, crea una especie de polvo lila, este va hacia los dos ogros que están atrapados por los jóvenes cazadores; cuando el polvo hace contacto con los ogros, estos comienzan a desvanecerse hasta que su esencia desaparece.

Eriru: ¡Ya basta! -con su poder, elimina los demás pergaminos-. No dejaré que se salgan con la suya -el rey Arturo intenta cortarla con su espada; sin embargo, la demonio esquiva sus ataques-. Necesita más práctica, alteza.

Arturo: ¿Segura? -crea energía en su mano, de la cual salen volando grandes mariposas monarcas, el brillo de estas hace que Eriru caiga al suelo debilitada-. Llegó la hora de tu condena.

Griselda: Arturo, ¿seguro que quieres condenarla? ¿Por qué a nosotras no nos das la cara? -ella y su hija aparecen con armas medievales demoníacas-. ¿Me dirás que ya no me amas?

Mario: Déjelo en nuestras manos, alteza. Siempre hay más de una pareja destinada para una criatura, el destino le dio la ventaja de quitarse a esa perra de encima. Siga peleando, yo me encargaré de ella -le sugiere mientras aparece delante de él.

Kiara: Yo voy contigo. Ustedes fueron una perras, y no me iré de acá hasta hacerlas pagar -apoya a su amigo, el rey asiente y se voltea.

Arturo: ¿En que estábamos? -alguien lo golpea, pero él se defiende y evita un golpe más fuerte-. Santiago -lo ve con desprecio, ambos comienzan a chocar sus espadas.

Drewn: Esto se torna complicado, solo quedan dos ogros -se reúne junto con los otros cuatro demonios.

Ryan: ¿No me digan que están pensando en cambiarse de bando? -le pregunta burlón a los demonios. Niall y Cederic están con él.

Toro: ¡Cállate, te voy a estrangular! -los dos guías les disparan a los demonios, estos solo esquivan el ataque-. Buen intento.

Niall: Gracias por quitarse. General Travis -avisa, el general dispara una gran cantidad de balas hacia el escudo que protege los dominios de Duncan, el campo comienza a agrietarse un poco hasta que deja un pequeña entrada-. Vamos.

Los aliados de los elegidos van rápidamente hacia la fisura del campo, los demás le hacen camino dentro de las criaturas de Duncan. Los aliados pasan y la fisura se cierra nuevamente. Una vez ellos están adentro, observan que solo hay un camino, y como cinco torres han caído.

Nahiara: Supongo que debemos correr hacia allá, parece que los chicos están llegando a la sexta torre -asegura mientras comienzan a correr.

Ronald: Los chicos han hecho un gran trabajo. Acá adentro se puede percibir mejor, solo Toya y Bardo quedan vivos. Hay que darnos prisa -todos asienten mientras aumentan la velocidad.

En la sexta torre, Toya intenta tomar la espada de todas las formas posibles que se le ocurren, pero esta lo rechaza, e incluso su poder psíquico tampoco funciona. Mientras tanto, Eidan se arrastra más hacia donde está el demonio, a pesar de que le duela, y cada vez más un aura de color amarillento comienza a apoderarse del cuerpo del híbrido.

Toya: Tendré que llamar a Bardo o a los señores... Huele a azufre -se voltea y ve como Eidan se está intentando levantar-. Que insistente es este hombre. ¿Qué está sucediendo? -ve sin palabras como todo su fuego demoníaco se torna de color amarillo pálido, debido a que se está purificando-. Esto es extraño. A Eidan ya no le quedaban fuerzas; además, ¿de quién es esta aura?

Ve como Eidan se levanta poco a poco. Toya está sin palabras al ver como las quemaduras del elegido comienzan a sanar; la piel, el cabello, e incluso el traje del kitsune comienza a regenerarse rápidamente. Las llamas amarillentas comienzan a rodear el cuerpo de Eidan. Una vez ya no hay heridas graves en el cuerpo del elegido, este ve a Toya con rabia y gruñe con gran fuerza como si fuera un hombre lobo.

Eidan: ¡Aléjate de esa espada! -su voz suena un poco distorsionada. Grandes olas de fuego amarillento van hacia el demonio.

Toya: Esto debe ser una broma. ¿Qué aura es esta? -ve todo sin entender, y saca sus alas para volar. Con sus poderes, dispersa el fuego que va hacia él; sin embargo, este se apodera de toda la torre-. ¡No puede ser! Este hombre estaba muerto hasta hace unos segundos.

Eidan: ¡Puño de fuego! -sale de las llamas dispuesto a golpear a Toya, pero el demonio esquiva el ataque con algo de dificultad y le dispara una gran llama que lo golpea; sin embargo, Eidan la neutraliza con su puño y golpea al guerrero en el rostro con fuerza-. Solo la llama más pura ganará en esta pelea, y la tuya no lo es.

Toya: ¿Acaso te has metido a filósofo? -se burla-. No me has vencido todavía, así que no cantes victoria -hace crecer sus garras y aprieta sus manos, de las cuales sale sangre-. ¡Espadas de sangre! -una gran cantidad de agujas van hacia el fuego logrando extinguir una parte; luego, de la sangre de Toya, salen llamas rojas-. Listo, ahora si quieres pelear será un honor.

Ambas llamas chocan entre sí, luego se envuelven en una especie de tornado tratando de consumir a la otra. Ambos oponentes disparan fuego, las energías chocan causando que toda la torre se comience a quemar por todas partes. Eidan se transforma en kitsune y corre disparando bolas de fuego; en cambio, Toya crea un escudo para rechazar el ataque, y dispara una gran ola de fuego negro, el kitsune crea un escudo hecho de fuego para protegerse.

Toya: Eres muy molesto, al igual que esa extraña aura -en eso recuerda algo-. ¡Hilda! Ese es el poder de la bruja legendaria. Ya veo porqué te recuperaste tan rápido. Vamos a terminar con todo esto de una vez y para siempre -el fuego demoníaco crece cada vez más-. ¡Infierno!

Las ondas de energía crecen hasta que toman forma de llamas rojas, el cráneo aparece detrás de Toya, siendo este más grande que la última vez. Eidan aumenta su poder de gran forma tomando el control, y el fuego amarillento se torna naranja. Toya lanza el enorme cráneo hacia el kitsune dispuesto a todo por matarlo.

Eidan: Muchas gracias, Hilda. Necesito que permitas usar parte de tu poder de nuevo -aumenta su aura con gran poder-. ¡Llama embrujada!

El cuerpo de Eidan brilla de color naranja intenso. El chico cierra los ojos, se cruza de piernas y coloca sus manos como si estuviera meditando; frente a él, una especie de sigilo mágico de color amarillo pálido es creado, este posee la forma de un círculo con una especie de zorro en llamas en su interior. El sigilo cambia a color naranja intenso y se prende en fuego del mismo color, las llamas comienzan a girar como si fueran aspas de ventiladores, las cuales crecen hasta tapar el cuerpo del chico.

El elegido junta sus manos cruzando sus dedos a la altura de su pecho, solo deja levantado el dedo índice de ambas manos. Cuando abre sus ojos, estira sus brazos al frente enviando una gran llamarada naranja con un brillo amarillo pálido en su centro; el inicio de la llamarada toma la forma de la cabeza de un kitsune, y todo ese poder destruye al de Toya fácilmente, golpeando al demonio directamente y envolviendo su cuerpo en fuego. Toda la torre comienza a quemarse.

Toya: ¡Maldita sea, fui derrotado por un niñato imbécil! -se queja mientras su cuerpo se pierde entre las llamas de color naranja hasta quedar totalmente desintegrado, seguido de esto, toda su escencia desaparece del mundo. La torre se derrumba y queda totalmente envuelta en llamas.

Los demás elegidos van llegando cerca de la torre cuando sienten la gran explosión, observan como toda la estructura se consume en llamas naranjas.

Mizu: La escencia de Toya despareció. Eidan logró ganar -sonríe emocionado. Cuando llegan a la torre se dan cuenta de que no pueden pasar por las llamas-. Parece que tendremos que apagarlas.

Eidan: No hace falta, lo tengo bajo control -su voz se escucha desde adentro. Las llamas son absorbidas al mismo lugar hasta que ya no queda ninguna-. Muchas gracias por venir -sonríe mientras aparece por encima de los escombros, y con la espada en la mano.

Ilan: Eidan, me alegra que estés bien -corre para abrazarlo-. Tu cuerpo está caliente. ¿Y por qué andas sin camisa? -lo ve con curiosidad. Los demás llegan para darle un abrazo.

Eidan: Digamos que Toya estuvo a punto de matarme, pero logré sobrevivir gracias a Hilda. Me imagino que a todos les pasó lo mismo -asegura, y ellos asienten, en eso su traje se comienza a regenerar-. Genial, así no me da frío.

Rai: Ten, hermano. Hice un gran esfuerzo para que Mizu no se los comiera -le entrega un chocolate, el kitsune se ríe mientras abre la barra para comer-. Ya van seis de siete, nos falta el Bardo. Si lo derrotamos llegaremos más rápido a Duncan.

Nasim: Sé que no tenemos tiempo, pero Bardo es el más fuerte de todos los demonios guerreros. Sugiero que todos lo enfrentemos -todos entienden su punto y concuerdan con él-. Muy bien, vamos avanzando.

Todos asienten mientras se ponen en marcha para ir hacia la séptima torre, donde los espera el más poderoso de los demonios guerreros. Mientras tanto, Duncan pudo sentir como otro de sus guerreros ha caído, lo que hace que se frustre demasiado.

Duncan: Toya también, no puede ser. ¿En qué me equivoqué cuando los cree? Se suponía que eran invencibles -piensa mientras intenta acumular su energía.

Mirco: Duncan, cálmate, ya casi está todo listo. Podremos asegurar la victoria si aceleras este proceso -le recuerda.

Milo: Solo queda Bardo. Además, hubo otra ruptura del campo; supongo que los aliados de los mocosos pasaron. Debes darte prisa -apoya a su gemelo.

Después de curar por completo las heridas de Eidan y que sus trajes se hayan regenerado, los chicos avanzan hacia la séptima casa donde los espera Bardo. Ellos van dispuestos a todo con tal de llegar a Duncan, por lo que aumentan la velocidad, hasta que están frente a la última torre, esta posee un demonio de tasmania tallado en ella. Los chicos toman aire para pasar al interior de la torre.

Lance: No se separen, Bardo debe estar en cualquier lugar -les sugiere mientras caminan hacia el interior de la torre, la cual está llena de una gran cantidad de espadas, joyas, estatuas y reliquias, parece un museo.

Mizu: Para mí, Bardo era arqueológo, pero como no tenía muchas ganancias se metió a asesino -opina muy pero muy seguro de su teoría.

Ilan: No me hagas reír que necesito estar concentrado -su piel se eriza, ya que siente una respiración en el cuello; en eso, una espada aparece frente a él. Los demás voltean viendo que se trata de Bardo, quien está con su túnica negra y máscara de demonio de tasmania.

Bardo: ¿Concentrado? ¿Para qué? Yo te quiero concentrado cuando te tenga en mi cama, no ahora -le susurra al oído, los demás se ponen alerta. El menor intenta soltarse, pero el demonio coloca su espada, que brilla de color rojo, en su cuello evitando que se mueva, y con sus garras le rasguña un poco el abrigo-. Yo no lo haría, niño bonito. Quédate tranquilo, no me obligues a hacer algo que no quiero.

Rai: Quítale las manos de encima, demonio insolente -corre hacia Bardo, pero este dispara un rayo a través de su frente que golpea al rubio y lo hace chocar contra la pared.

Nasim: ¡¡Rai!! -ve a Bardo con rabia-. ¡Déjalo en paz! -aumenta su aura.

Bardo: Quieto, Nasim -con su mirada señala su espada-. Dudo que tu velocidad sea más rápida que mi espada. No me interesan las muchas ganas que le tenga a este niño, si se mueven lo mato. Tampoco se moverá, el brillo de mi arma evitará que lo haga.

Eidan: ¡Maldito cobarde, suéltalo ahora! -le exige mientras ayuda a levantar a Rai.

Bardo: Nada de eso. Ahora vamos a jugar con mis reglas...

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