El pasado siempre regresa

Alejandro se escabulló de su cama justo cuando comenzaba a amanecer. No había podido dormir casi nada en toda la noche porque estaba demasiado preocupado por la salud de Camila. Bajó las escaleras, descalzo para no hacer ruido. Se dirigió hacia la habitación donde descansaba la joven y abrió la puerta con mucho cuidado. Al entrar, observó que Camila aún dormía. Su rostro estaba iluminado por algunos rayos de luz que comenzaban a colarse por la ventana. Se veía bastante mejor que el día anterior, aunque aún seguía inconsciente. Ya habían pasado dos días desde que los siervos la hirieron y aunque Emilio aseguraba que su estado era normal, Alejandro no salía de su preocupación. Deseaba volver a verla sonreír como antes.

Cami...murmuró y estrechó su mano entre las suyas, como si quisiera protegerla de cualquier peligro—. ¿Cuándo vas a despertar? Te necesitamos por aquí rio con tristeza. Hizo una pausa y volvió a detallar el rostro dormido de la joven—. Todos estamos deseando que despiertes...

Ale...

Una voz hizo que el muchacho se sobresaltara y apartara su mano de golpe. Camila había despertado.

¿Cami? ¿Estás bien? se emocionó Alejandro.

Camila tenía los ojos bien abiertos y no tardó en reconocer a la persona que estaba a su lado. El corazón le dio un pequeño brinco dentro de su pecho, por lo que tuvo que respirar hondo para calmarse. Los recuerdos de todo lo sucedido ahora pasaban por su mente de un modo arrasador, pero sintió cierta tranquilidad al saber que no estaba sola, que Alejandro se hallaba allí cuidándola.

Mi padre... murmuró—. ¿Qué le pasó?

Alejandro no supo qué responder. No habían tenido noticias de Ernesto desde el día del incidente y aunque Corazón de la Tierra fue hasta su casa para intentar ayudarlo, nunca dio detalles de lo que encontró allí.

La verdad no sabemos nada de él.Camila se entristeció tras aquellas palabras. Esperaba que su padre estuviera bien. Necesitaba hablar con Corazón de la Tierra cuanto antes—. ¿Cómo te sientes?

Un poco mareada, pero bien. ¿Cuánto tiempo llevo dormida?

Dos días.

Camila se sobresaltó al escuchar esto. Llevaba dos días inconsciente y probablemente su padre estaría en grave peligro. Necesitaba hacer algo, no podía seguir acostada. Intentó sentarse, pero sintió un fuerte dolor en el abdomen que la inmovilizó.

—No te levantes— le ordenó Alejandro, mientras la ayudaba a recostarse nuevamente—. Aún estás muy débil. Voy a llamar a Emilio para que te revise.

—Ale, espera. — Camila lo retuvo agarrándolo por el brazo—. Dime la verdad. Si algo le pasó a mi padre quiero saberlo.

—Cami, de verdad no sé nada. Corazón de la Tierra no ha regresado al escondite desde ese día.

La mirada de Camila se entristeció. Resignada, le soltó la mano al muchacho y cerró los ojos. La preocupación comenzó a invadir su corazón, haciendo que un nudo grueso se atorara en su garganta.

—Esto es mi culpa— murmuró, apunto de dejar escapar las lágrimas—. Si hubiese seguido las dichosas reglas...

—No te lamentes por eso ahora— la consoló Alejandro—. Concéntrate en intentar recuperarte que ya nos diste un susto de muerte a todos — bajó la mirada, un poco avergonzado por dejar escapar sus preocupaciones—. No sabes lo angustiante que fue para mí esperar a que despertaras.

Camila lo observó con algo de incredulidad en su mirada.

—¿Tanto te preocupaste?

—¿En serio lo preguntas? — soltó Alejandro, un poco ofendido—. Cuando Petter entró por esa puerta contigo en brazos y con toda su ropa manchada de sangre, pensé que ibas a morir. Estuve todos estos días pegado a esta habitación, esperando que dieras una señal de vida.

Camila sonrió, aquellas palabras habían acelerado su corazón de un modo inexplicable.

—Quería matar a ese idiota por apoyarte en semejante locura— agregó Alejandro.

—No fue su culpa, él solo quería ayudar.

—De igual forma es un idiota y un imprudente— insistió con el ceño fruncido y una expresión seria.

Camila soltó una risita tímida que enseguida fue interrumpida por una punzada de dolor. Disimuló apretando el antebrazo del muchacho.

—Gracias por preocuparte tanto por mí.

—Es lo mínimo que podía hacer por la chica que me hizo perder el trabajo en cinco segundos— bromeó Alejandro con una sonrisa traviesa.

Camila sonrió nuevamente. Ambos se miraron de un modo diferente por unos segundos, sin saber qué decirse, pero a la vez, transmitiéndose un montón de sentimientos el uno al otro.

—Iré a buscar a Emilio — le informó Alejandro, rompiendo el silencio.

Salió de la habitación, pero cuando abrió la puerta se encontró a Petter sentado en el sofá.

¿Todo está bien? preguntó Petter, al verlo salir tan alegre de la habitación.

Camila despertó confesó Alejandro, cambiando un poco su expresión—. Buscaré a Emilio para que la revise.

Sin decir más, Alejandro subió a toda velocidad las escaleras que iban hacia el cuarto de Noah. Petter se puso de pie y entró en la habitación, deseaba comprobar como estaba Camila. La encontró con mucho mejor semblante que en los días anteriores.

¿Cómo te sientes? le preguntó Petter.

Camila le regaló una sonrisa, pero no tardó en preguntarle si sabía algo de su padre. Petter solo negó con la cabeza y la joven volvió a mostrarse preocupada nuevamente.

Gracias por defenderme, si no fuera por ti quizás estaría muerta le agradeció.

Dije que te protegería y eso hice, pero casi mueres por mi culpa. No debí llevarte a ver a tu padre.

La voz de Petter sonó afligida, aunque su expresión se mantuvo impasible como siempre. Emilio llegó en ese momento. Enseguida comenzó a examinarla con distintos aparatos médicos. Luego le dio un brebaje que la ayudaría con el dolor. Alejandro, Petter y Noah esperaron su diagnóstico en la puerta, deseosos de que fueran buenas noticias. Emilio confirmó sus expectativas minutos después.

Camila está como nueva dijo con tono bromista—. Pronto podrá volver al entrenamiento. Todos respiraron aliviados, sobre todo Alejandro que había estado muy preocupado aquellos dos días, casi sin poder dormir ni comer.

Cuando Emilio estuvo a punto de marcharse de la habitación, Camila lo agarró por el brazo e hizo que se acercara a ella.

Necesito hablar con Corazón de la Tierra lo antes posible le dijo en un susurro.

Emilio asintió y salió de la habitación. Les dijo a los chicos que debían dejar descansar a Camila un poco más. Los jóvenes aceptaron la orden y fueron hacia la cocina para prepararse algo de comer. Luego se marcharon al entrenamiento como todas las mañanas. Cuando Emilio estuvo solo mandó una señal mágica para Corazón de la Tierra. Minutos después, apareció el anciano.

¿Camila despertó? Emilio asintió—. ¿Cómo está ella?

Está bastante mejor. Se recuperará pronto, pero lo primero que pidió fue verte. Parece que desea hablar contigo.

Corazón de la Tierra se imaginaba sobre qué era la conversación, por lo que sin esperar más se dirigió hacia la habitación dónde se encontraba Camila. Ambos se miraron y sonrieron, como si fueran amigos de toda la vida.

Veo que estás mejor le dijo Corazón de la Tierra.

Siento haberme ido así y poner en peligro a todos, pero necesitaba hablar con mi padre. Tenía muchas dudas confesó Camila, estaba visiblemente avergonzada por lo que había hecho. Corazón de la Tierra le dirigió una mirada de aceptación. Intentaba decirle que no se lamentara por los errores del pasado—. ¿Has sabido algo de mi padre?preguntó, un poco asustada por la posible respuesta.

Corazón de la Tierra se sentó en el mueble que estaba frente a la cama. Debía informarle sobre los últimos acontecimientos.

Rosman mandó un mensaje para ti. Quiere que te entregues para poder liberar a tu padre, sino...

Camila se sobresaltó nuevamente, pero esta vez no intentó levantarse.

¿Sino qué? preguntó, impaciente.

Sino te entregas lo matarán confesó el anciano sin miramientos. Los ojos de Camila se abrieron de par en par. Aquellas palabras le habían caído como un balde de agua fría. ¿Qué debía hacer?

¿Debo entregarme entonces? preguntó por fin, pero aquella pregunta pareció más una dolorosa afirmación.

No sentenció Corazón de la Tierra. Primero exploraremos otras opciones.

Pero, ¿qué podemos hacer? ¿Acaso hay otras opciones? exclamó Camila con voz temblorosa—. No podemos dejar a mi padre a merced de ese psicópata. Puede hacerle lo mismo que le hizo a mi madre. No puedo permitirlo.

Las lágrimas amenazaban con salirse de sus ojos. Se sentía impotente, sin poder hacer nada para rescatar a su padre.

Camila. Corazón de la Tierra la sacó de sus pensamientos—. Necesito que me digas todo lo que te dijo tu padre. ¿Acaso mencionó algo sobre cómo encontrar el brazalete?

Camila quedó atónita con la pregunta. Al parecer Corazón de la Tierra ya sabía el secreto de su padre.

No quiso decirme dónde tiene el brazalete.

Corazón de la Tierra resopló con decepción. Al parecer, Ernesto no pensaba revelar jamás aquel secreto tan peligroso. Eso los dejaba desprotegidos ante la amenaza de Rosman.

Tu padre nos deja sin alternativas nuevamente. La única persona que sabe dónde encontrar la reliquia es él y ahora está secuestrado.

Mi padre jamás va a revelar el paradero del brazalete. Juró protegerlo junto con mi madrele informó Camila.

¿Qué crees que haría tu padre si tuviera que decidir entre el brazalete y la única persona que le queda?

Camila no supo qué responder, sabía que su padre era muy fiel a sus principios como Elegido, pero no estaba segura de que pudiera sacrificarla a ella por esos principios. Sería una decisión demasiado difícil para él.

No podemos dejar que te encuentren y debemos ganar el mayor tiempo posible para que puedas hallar el brazalete antes de que tu padre revele dónde está a Rosman.

El problema es que no sé cómo encontrarlo, no tengo ninguna pista para seguir.

Tranquila, todo a su tiemposentenció el anciano y se marchó sin decir ninguna otra palabra.

Camila suspiró, ¿qué más podría sucederle en aquellas vacaciones?

...

Con el pasar de los días, Camila había recuperado la mayoría de sus fuerzas por lo que se sentía mucho más animada. El dolor había desaparecido y la herida estaba casi curada. Muy pronto podría volver al entrenamiento junto a sus compañeros.

Aquella mañana, se había despertado más temprano de lo normal, continuaba preocupada por su padre. No sabía cómo la estaba pasando en Nelvreska. Pensar que podría estar siendo torturado por Rosman le encogía el corazón y le impedía realizar sus actividades cotidianas con normalidad. Lo único que la hacía sentir mejor era hablar con sus amigos, ellos por lo menos intentaban hacerla reír y le daban ánimos.

Luego de estar casi cinco minutos bajo el agua tibia de la regadera, se envolvió en su toalla y caminó semidesnuda hasta la habitación de Emilio, donde dormía desde que la hirieron. Allí se vistió con la ropa más ligera que tenía: un vestido floreado perfecto para el asfixiante calor de Galea y salió, lista para encontrar algo de comer en la nevera. Miró el reloj, ya eran las 10 am, por lo que sus compañeros regresarían pronto del entrenamiento. Emilio estaba trabajando en el laboratorio como era su costumbre.

Camila se sirvió un vaso de leche fría y abrió un paquete de donas de chocolate que se hallaban en el estante de la cocina. Cuando estaba terminando de devorar aquellos alimentos el timbre de la casa sonó. Le pareció extraño porque desde que estaba allí nadie venía a visitar, excepto Corazón de la Tierra. Con cautela tomó un cuchillo de cocina y se acercó a la puerta. Si eran los siervos se defendería cómo pudiera, no se iba a dejar atrapar tan fácilmente. El timbre volvió a sonar y Camila se acercó a la puerta. Sin esperar más la abrió y apuntó al intruso con el cuchillo. Se llevó una inesperada sorpresa, frente a ella estaba una joven delgada y de baja estatura que la miraba igual de sorprendida.

¿Qué haces? preguntó la desconocida, visiblemente consternada.

Camila no supo qué responder, solo soltó un resoplido de alivio. Era una muchacha de cabellos rubios que caían en ondas perfectas sobre su espalda y que parecían hebras de seda o de oro. Tenía los labios finos, la nariz respingada y largas pestañas que adornaban sus majestuosos ojos grises. A pesar de su delgadez, se veía hermosa, sobre todo por su postura erguida y su actitud confiada.

Lo...lo...siento se disculpó Camila bajando el cuchillo—. ¿Quién eres?

Me llamo Karla y estoy buscando a Emilio. Aquellas palabras sorprendieron a Camila. ¿Quién era aquella chica que buscaba a Emilio? Según lo que Noah le había contado, tanto él como su padre eran casi asociales, no solían relacionarse con la gente común ni recibían visitas, por lo que todo aquello le pareció muy extraño—. ¿Se encuentra él en casa?

Camila titubeó, no sabía qué responder. Pensó entonces en si debía dejarla pasar o no. No sabía si ella era de fiar o si trabajaba para Rosman.

Camila, ¿quién está ahí? preguntó Emilio, que acaba de regresar del sótano donde estaba su laboratorio. Camila respiró aliviada, él sabría qué hacer.

Soy Karla, usted debe ser Emilio, ¿cierto?saludó la joven todavía en la puerta, sin esperar que nadie la presentara—. Mi madre me envió a esta dirección diciéndome que usted me pondría en contacto con Corazón de la Tierra.

¿Quién eres? preguntó Emilio, extrañado.

Mi madre me ordenó que le diera esto.

Karla sacó un sobre del bolsillo de su blusa y se lo entregó a Emilio. Él lo abrió con cuidado de no romper el contenido y se encontró con una carta. La leyó lo más rápido que pudo y su expresión cambió. Era como si hubiese descubierto algo extraordinario. Luego miró a Karla, sorprendido, y pareció detallar sus facciones con detenimiento.

Valeria sigue con vida comentó en voz baja. Luego se guardó la carta en el bolsillo de su pantalón e invitó a pasar a la joven.

Karla dejó sus maletas en un rincón de la habitación y se sentó en el sofá. Camila hizo lo mismo.

—¿Sabes lo que eres? — indagó Emilio tras cerrar la puerta.

—Más o menos— confesó Karla—. Hace algunos meses comencé a experimentar cosas inusuales. Cuando me enojaba o estresaba una corriente eléctrica recorría mi cuerpo y estuve a punto de lastimar a mi madre explicó ella, su voz sonó apesadumbrada, como si estuviera narrando un suceso traumático—. Luego se repitió dos veces más, por lo que tuvo que contarme que tenía un poder sobrenatural. Dijo que soy una Elegida. Emilio la escuchó sin interrumpir, parecía pensar en algo importante—. Mi madre me explicó la historia de los Elegidos. Luego me envió aquí. Dijo que Corazón de la Tierra y usted sabrían qué hacer.

Tienes el poder de la electricidad igual que tu madre reflexionó Emilio en voz alta.

Así es Karla soltó una risita burlona—. Aún no puedo creer que mi madre, con lo aburrida que es, tuviera un poder sobrenatural.

La gente puede sorprenderte bromeó Emilio. Ahora se veía un poco más relajado—. Bueno, es momento de que te unas al grupo. Te vamos a necesitar.

Tú también eres cómo yo, ¿verdad?preguntó Karla dirigiéndose a Camila. Ella asintió con una sonrisa—. Entonces podrás explicarme muchas cosas.

En ese instante llegaron los otros Elegidos del entrenamiento. Karla quedó maravillada al verlos traspasar el armario de la cocina y entrar despreocupadamente. Estaban cansados y sudados, como si llevaran horas corriendo. Cuando se percataron de la presencia de la joven, miraron a Emilio en busca de respuestas, este no tardó en presentarla.

Ella es Karla, es una Elegida igual que ustedes y tiene el poder de la electricidad. Los otros Elegidos se miraron con extrañeza. ¿En qué momento había aparecido otra Elegida? A pesar de sus dudas saludaron con amabilidad—. Karla. Emilio se dirigió a la nueva integrante del grupo—. Ellos son algunos de los Elegidos, tus nuevos compañeros.

Encantada de conocerlos.

Una hora después, estuvieron comiendo juntos en la pequeña mesa de la cocina. Ya casi no cabían todos los muchachos, por lo que tuvieron que apretarse un poco más para darle un espacio a la nueva. Emilio, por su parte, almorzó en la sala, mientras leía el diario como ya era su costumbre.

Karla no tardó mucho en integrarse, pues tenía una personalidad elocuente y divertida, enseguida fue del agrado de todos los Elegidos y estuvieron charlando con ella largo rato. La joven tenía muchas dudas sobre la magia, por lo que Noah se encargó de responder sus preguntas. Mientras tanto, Alejandro le contaba sobre lo difícil que era la pista de entrenamiento y lo exigente que era Corazón de la Tierra con ellos. Solo Petter permanecía callado y alejado de todos, como si no tuviera deseos de entablar conversación con nadie. Luego de esto, Noah propuso un juego de cartas.

Vaya, es imposible ganarle a este genio se lamentó Karla, algunos minutos después, tras lanzar su fajo de cartas sobre la mesa. Noah aplaudió en modo de celebración y luego miró a los otros con complicidad.

Nunca podrás ganarle se burló Alejandro—. Noah tiene el poder de la inteligencia.

El muchacho le dirigió una mirada enojada a su amigo, acababa de arruinarle la diversión. Karla le golpeó el brazo en forma vengativa.

Eso es trampa, me has estado engañando, Noah dijo con voz que simulaba enojo, pero en realidad solo estaba jugando—. Ahora tú lavarás los platos por mí.

Camila y Alejandro comenzaron a reír a carcajadas.

Claro que no, tú perdiste porque no puedes superar mi perfección se burló Noah y le sacó la lengua.

Karla le jaló el pelo y después de esto comenzaron a lanzarse las cartas el uno al otro. De pronto, sonó el teléfono de la casa. En un segundo, Alejandro estuvo en la cocina frente al aparato. Karla se sorprendió al presenciar su rapidez. Realmente los Elegidos no dejaban de sorprenderla con sus poderes. Los chicos continuaron hablando entre ellos y no prestaron atención a la conversación hasta que escucharon las palabras preocupadas del muchacho.

Marian, por favor no llores y dime qué está pasando. Camila siseó para callar a los demás Elegidos y poder escuchar mejor la conversación—. Cierra bien la puerta y agarra algo para defenderte, voy para allá.

Alejandro colgó el teléfono y sin decir una palabra corrió hacia su habitación para cambiarse de ropa. Camila miró a Noah con preocupación y este lo siguió hasta allí. No pasó ni un minuto cuando Alejandro bajó vestido con pantalones, zapatos deportivos y una camiseta, estaba listo para marcharse.

¿A dónde vas? lo interrumpió Camila, bloqueándole el paso con su cuerpo.

Mi hermana está en peligro y debo ir a ayudarla.

¿Qué le pasó? preguntó, preocupada—. No deberías ir tú solo...

Tranquila, es un problema familiar, estaré bien sentenció Alejandro y se escabulló, logrando salir a toda velocidad por la puerta.

Emilio salió de su habitación en ese momento y logró ver cómo el muchacho abandonaba la casa. Los demás estaban callados, preguntándose qué pudo ser tan urgente para que Alejandro fuera capaz de romper las normas.

¿Qué ha pasado? preguntó Emilio.

La hermana de Alejandro está en peligro explicó Camila lo más rápido que pudo y con voz temblorosa por los nervios—. Él salió para ayudarla.

Emilio resopló, ahora comenzaba a comprender lo difícil que era cuidar de tantos adolescentes con poderes, la verdad no sabía en qué estaba pensando cuando aceptó velar por su integridad. Por momentos admiraba a Corazón de la Tierra que llevaba varios siglos haciendo aquello y no parecía estar agotado ni física ni mentalmente.

¿Sabes a dónde fue?

Camila negó con la cabeza. Emilio volvió a resoplar y pidió entonces una pertenencia de Alejandro. Noah corrió hasta su habitación y rebuscó entre sus cosas, fue así como descubrió el cuaderno de dibujos del muchacho. Bajó las escaleras lo más rápido que pudo y se lo entregó a su padre.

Él usa este cuaderno casi todos los días, debe tener mucha de su energíacomentó Camila.

Emilio se concentró para intentar rastrear al Elegido con el objeto, no quería avisarle a Corazón de la Tierra sobre aquel incidente. Cuando logró detectar su ubicación, tomó una chaqueta de la percha y se marchó de la casa.

Camila tomó el cuaderno de dibujo en su mano y lo acarició con ternura. Un suspiro se escapó de sus labios.

—Mi padre lo econtrará, no te preocupes— la tranquilizó Noah.

Camila asintió, intentando parecer tranquila, aunque en el fondo estaba ansiosa por lo que fuera que pudiera estar sucediendo en la casa de Alejandro. Solo ella sabía la odisea que atravesaba,  temía que volvieran a lastimarlo como la última vez. Afligida, se dejó caer en un rincón de la habitación y acurrucó el cuaderno contra su pecho, como si así pudiera darle fuerzas al muchacho para que regresara sano y salvo al escondite.

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