Parte 1 Laila: Una Decisión Difícil

Estar al aire libre y jugar con mi hermana Liora son de mis pasatiempos favoritos. Jugamos en las afuera del castillo de nuestro protector, Kenan. Él nos dice que somos su creación, y por eso nos quiere a ambas como si fuéramos sus hijas. Liora se esconde de mí para que yo pueda buscarla. Siento el aire, en mi rostro, el pasto en mis piernas y una increíble sensación de libertad cuando estoy afuera en los jardines.

 Me detengo a pensar por un momento en donde podría estar, entonces me doy cuenta que a ella le encanta el árbol de encina que le regaló Kenan cuando ella era una criatura pequeña. Me acerco con lentitud sin ser vista ni escuchada al árbol, el largo de las plantas me ayuda con mi propósito; desde mi posición puedo ver que efectivamente está en el árbol escondida entre las ramas y las hojas. Me preparo en mi misión y me teletransporto en la rama que está Liora, ella no se da cuenta que estoy cerca de ella. Le grito y ella se suelta del tronco y se cae del árbol, cayendo al suelo, pero no se hace daño por el campo de fuerza que le puso Kenan para poder cuidarla mejor.

—¡Laila! —ella grita enojada.

 Me teletransporto a su lado.

—No es gracioso —ella se levanta torpemente—. Pude haber muerto.

—Pero no pasó gracias a Kenan —replico maliciosa.

 La ayudo a ponerse de pie. Pero le rasco la panza haciéndola reír descontrolada. Me encanta escucharla cuando se ríe, verla sonreír es lo mejor que puedo presenciar. Nuestro creador dice que somos gemelas, que somos iguales, pero yo no lo noto. Liora tiene el cabello tan dorado como el sol incluso más brillante. Sus ojos son de color caramelo brillante, su mirada proyecta bondad, amabilidad, compasión y amor. Siempre lleva una sonrisa en su hermoso rostro, siempre feliz ante cualquier circunstancia.

 Yo soy todo lo contrario, con mi cabello negro como el ébano y desgreñado. Mis ojos son oscuros, dos puntos negros en una superficie blanca. Mi mirada proyecta muchas cosas, pero no como lo hace Liora; Kenan ha creado otras criaturas, inferiores a nosotras, más débiles y ellas me temen, siempre huyen de mí y no porque sea fea o tenga mal aspecto sino porque yo no les temo y me les enfrento cuando molestan a Liora y a mí. Mi hermana huye y llama a Kenan, pero yo me quedo y les muestro sus peores temores, es divertido hacerlo, pero a Kenan no le gusta, me lo prohíbe siempre que pueda.

 Cuando nadie estaba cerca incluso Liora, me escabullo para ir donde la oscuridad toca el reino de Kenan, pero sin salir de él y practico no sólo los temores de las criaturas, también la materia oscura. Puedo controlarla a mi voluntad incluso puedo ver a través de ella; puedo convertirme en una sombra. Puedo hacer tantas cosas estando en la oscuridad, que no podría invocar en el reino Central.

 Liora y yo reímos y hablamos hasta llegar al palacio, pero de inmediato nos paralizamos al ver los jinetes de sangre. A simple vista son aterradores. Con trajes hechos de pieles de animales de tonalidades del más oscuro hasta llegar a casi blanco. Tienen cuernos la mayoría de ellos y los ojos manchados de negro. Lo increíble de todo es que solo hay una mujer entre todos esos hombres aterradores.

— ¿Quiénes son esas personas? —pregunta Liora atemorizada.

—Son jinetes de sangre —contesto preocupada—, pero no temas.

 Me detengo y la miro a los ojos, sus dulces y atemorizados ojos.

—Vamos a buscar a Kenan...

—Pero ¿dónde estará? —exclama temerosa—, el castillo es inmenso.

 Es cierto, pienso decepcionada. Miro alrededor y se me ocurre una brillante idea.

—¡Tu magia! —exclamo emocionada.

—¿Qué ocurre con ella? —comenta extrañada por mi reacción.

 Le cuento mi plan y otra vez se le ilumina el rostro. Me toma de la mano y nos vamos al jardín dorado, que es el área más iluminada de todo el castillo de Kenan. Todavía me acuerdo cuando Liora convirtió todo lo que había en él en oro, solamente porque quería que todo brillara como ella. Ella se sienta en el pasto dorado con las piernas dobladas. Ella mueve sus manos y de ellas sale fuego celestial que lentamente se va haciendo más brillante y traslucido.

—¿Puedes ver algo? —le pregunto apurada.

—Espera —dice con la mirada perdida. Dura un poco así hasta que salta de un brinco—. Ya sé dónde está —exclama emocionada, pero se abruma de inmediato.

—¿Qué pasa hermana? —pregunto preocupada.

—Está molesto —contesta triste—. Está con alguien, pero discuten y gritan. Laila, tengo miedo —dice abrazándome.

 La consuelo lo que puedo.

—Vamos —le tomo de la mano.

—Por favor dime que no vamos donde están —la arrastro por el castillo hasta llegar a la sala de estudio donde Kenan nos enseña a Liora y a mí respecto a nuestros poderes.

 Llegamos a la puerta, Liora me mira suplicante, pero no le hago caso y entro abriendo fuerte las puertas del salón. Entro al gran salón con Liora detrás de mí, esta inmensa habitación está lleno de escritos que Kenan ha incluido de los lugares que ha visto y de muchas descripciones de plantas y animales. A mí me gustan más los escritos sobre el reino oscuro del universo.

 Kenan me mira furioso, odia que lo interrumpa cada vez que está él solo, pero esta vez no lo está. Hay otro hombre en la habitación que también está molesto, pero no porque haya interrumpido sino por otra cosa. Intento meterme en su mente, pero tiene muchas trabas, demasiadas voces y ruido.

 Está vestido como los jinetes de afuera, pero su capa es completamente negra. Es del mismo tamaño de Kenan, sin embargo, lo llamativo es el color de su piel oscura y el cabello que lo tiene en trenzas recogido en una cola hacia atrás.

—Te he dicho que toques antes de entrar —me regaña molesto.

—Es que Liora no te encontraba y estaba asustada —le contesto calmada — ¿Todo bien?

 Él me mira más relajado.

—Sí, todo está bien —responde nervioso —. Niñas, vayan a su habitación.

—¿Por qué? —pregunta Liora detrás de mí.

—Porque lo digo yo —contesta Kenan otra vez molesto.

 Liora me hala el brazo, una señal clara que tenemos que irnos, pero yo quiero respuestas.

—¿Quién es él? —señalo al acompañante extranjero de Kenan.

 El hombre de piel oscura me mira desafiante; hay hostilidad en su cabeza, hace mucho ruido y no me gusta.

—Más tarde les explico —responde Kenan molesto.

—¿Por qué no me presentas, hermano? —habla de forma altanera el hombre extraño. Pero la pregunta era ¿por qué le dijo hermano? Kenan nunca dijo nada al respecto ¿también es una creación de Kenan?

 Kenan lo miró molesto y suspira resignado.

—¿Desde cuando tienes un hermano? —lo miro confundida y molesta a la vez— ¿y por qué nunca nos hablaste de él?

 Kenan va a contestarme, pero el hombre lo interrumpe.

—Esa es una buena pregunta —dice tomando asiento en una de las sillas de madera que Kenan fabricó.

—¡Por una vez te puedes callar! —le exclama Kenan molesto al hombre.

—Sabes muy bien que no —replica contento el hombre —. Además, no te molestes conmigo por no contarle la verdad a tus mocosas —dice lanzando una mirada de desprecio hacia nosotras.

—¿Y tú con qué derecho nos hablas de esa manera? —le exijo al estúpido extranjero.

—¡Ya basta! —grita Kenan —. No voy a tolerar más esto.

 Kenan se acerca a Liora y a mí y nos hala del brazo sacándonos de la habitación. Liora y yo protestamos, pero es inútil, Kenan es más fuerte que nosotras. Nos arrastra hasta nuestra habitación y con nuestra me refiero a la de Liora y la mía. Las puertas se abren de inmediato en cuanto llegamos, Kenan nos suelta y nos ordena quedarnos ahí hasta que él vuelva. Cierra la puerta con magia, eso significa que no podemos salir por un buen rato.

—Todo esto es tú culpa —exclama Liora enfadada.

 Me volteo hacia ella y me mira furiosa.

—¿Mi culpa? —exclamo sorprendida, pero no dura mucho. Me acerco a la inmensa ventana y llamo a mi cuervo. Él aparece de inmediato a mi llamado, lo acaricio por el pecho y él sonríe gustoso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top