Laila: Decisiones Que Atormentan
A un ritmo pausado tengo que ir ganándome la confianza de Seth para que no sospeche que voy a traicionarlo. Al llegar a mi cuarto después de ir a la casa de Kev. Busco los hechizos que la señora Amira y yo habíamos creado. Busco el hechizo de bloqueo de mentes y me lo aplico yo sola. Al principio había dolido más que la patada de Seth en el estómago, pero era un dolor que tengo que soportar para asegurarme que nadie en el Universo no pueda ver lo que hay dentro de mi mente si quiero salir con vida de este lugar.
Cuando termino el hechizo, empiezo a planear como me ganaría su confianza, pero no maté a Kev, aunque se lo merecía por haber hecho ese trato. Lo hubiese ayudado a él a su madre a escapar, pero no, prefirió a Seth. Bueno todo tiene su consecuencia. Tomé el cuchillo otra vez y me dirijo hasta su casa.
"No lo hagas Laila, eso es lo que él quiere"
Lo sé, Ikal por eso lo hago porque así Seth no sospechará nada y tampoco sabrá que le leí la mente y vi su plan.
"Bueno, no tienes que matarlo y mucho menos a su madre"
Cállate que yo sé lo que hago.
Llego a su casa y me dirijo hasta la cama de la madre de Kev. Le aplico un hechizo de sueño profundo y me introduzco en su mente. Hurgo en su mente desde que era tan solo una niña hasta hoy en la noche. Salgo de su mente después de tanto sufrimiento. Al parecer ella era una especie de reina en su aldea con su esposo y Kev era el príncipe. Cuando el ejército de Seth llegó, masacraron a su pueblo y se llevaron los pocos que quedaron. El padre de Kev fue masacrado intentando defender a su madre, pero ella nunca le dijo nada de su muerte, todo lo contrario, le mintió. Le dijo que gran parte de las personas habían sobrevivido incluyendo a su padre, pero no entiendo por qué aceptó lo que le había dicho su hijo si era mentira.
Vuelvo a meterme en su mente en el momento que Kev le dijo lo que había hecho. La madre lo escuchó atentamente sin perderse en el relato de su hijo, cuando este terminó se fue a hacer sus labores en el campo, la madre se quedó llorando por lo ingenuo que era su hijo. La madre supo en ese momento que había firmado su sentencia de muerte, aunque no le atemoriza porque sabía que serían libres de Seth y que efectivamente se reencontraría con su padre, pero en el infierno. Así que dejó que su hijo tuviera esperanza de una vida que nunca iba a tener.
Tomo el tiempo que necesitaba para saber lo que iba a hacer. Prefiero darles una muerte rápida y sin dolor que la que Seth iba a darles. Empiezo con la madre que le había mentido a su hijo. Unas de las primeras enseñanzas de Amira fue conocer el cuerpo de una persona, conocer cada órgano, cada nervio y cada extremidad dándome el poder de manipularlos a mi antojo.
Levanto mi mano concentrándome en el órgano específico que quiero que deje de funcionar, respiro profundo; poco a poco voy cerrando mi mano apretando su corazón. Ella se mueve, pero no puedo dejar que hable, así que con la otra mano la mantenía dormida. Deja de moverse lentamente hasta que su corazón se detiene.
Me aseguro que ha muerto tocándole el cuello. Voy hasta donde está Kev dormido como un bebé. Y hago lo mismo que le había hecho a su madre sin antes darle el último beso que se llevará al infierno. Cuando acabo de hacerlo, rompo a llorar desconsoladamente por un rato. Hasta que me tranquilizo. Pero es un precio que tengo que tomar para concretar mis planes. Me levanto del suelo donde había llorado y me voy de la casa. Aparezco en el pasillo donde está la habitación de Seth. Nunca he entrado, lo tengo prohibido por él y por todo ser que le tuviera miedo. Pero no importa, camino hasta la puerta donde dos soldados están de guardia.
—Necesito hablar con el rey —demando cuando me pongo al frente de ellos.
Los dos guardias se miraron conteniendo las ganas de reírse.
—El rey está dormido mocosa si quieres...
No los dejo terminar porque aprieto la mano que tengo en sus mentes y los pongo a dormir.
Tomo toda la fuerza que nunca había tenido y me dispongo a entrar en la habitación de Seth, la puerta es pesada así que me pongo como una sombra y traspaso la puerta. Estaba oscuro como todo en ese castillo, voy caminado por un pasillo corto que da a una inmensa habitación digna de un rey. La habitación tiene grandes ventanales que los cubren cortinas blancas que dan vista a todo el castillo y más allá a la aldea. La habitación tiene una pequeña mesa donde había una jarra que probablemente tendría vino. También hay un gran mueble donde fácilmente se podrían sentar cinco personas bien acomodadas.
Allí estaba la gran cama donde Seth duerme plácidamente sin ninguna interrupción. La cama tiene un dosel que lo protege de la vista de las criadas que lo despiertan y lo ayudan a vestirse. Me acerco sigilosa dejando la daga en la mesita que tiene al lado de la cama. Me quedo un rato observándolo, incluso dormido proyecta un aire de dominación absoluta. Pero no puedo irme sin hacer lo que me propuse. Me acerco más a la cama y procedo a despertarlo, cuesta un poco, pero es efectivo porque de inmediato abre los ojos y me toma de la mano, tumbándome en la cama con un cuchillo en la otra mano.
—Se puede saber que mierda haces aquí —demanda colocándome el cuchillo muy cerca del cuello —. ¿Cómo entraste?
—Hice lo que me pidió, mi señor y pensé que quería que se lo dijera de una vez hecho lo el trabajo —contesto señalando el cuchillo que dejé en la mesita.
Él mira confundido el cuchillo en la mesita, él aparta el cuchillo de mi cuello.
—Está limpio el cuchillo, Laila —exclama cansado—. No hiciste nada.
—No tuve que utilizarlo para matarlos.
—¿Matarlos? —Pregunta confundido— ¿A quién más mataste, Laila?
—A Kev y a su madre, mi señor —respondo dócil.
Él me mira atónito.
—Mira Laila no estoy para tus bromas y mucho menos ahora, así que dime la condenada verdad...
—Si quiere puedo mostrarle —digo ofreciendo esa opción para que pueda ser liberada de su pesado cuerpo.
Él me mira confuso, pero se levanta y sale de la cama.
"¡Está desnudo!"
Miro su cuerpo un tanto asqueada porque tuve su miembro rozándome las piernas. Es amplía su espalda, llena de cicatrices que la cubren. Camina cansado buscando algo de ropa para cubrirse, no lo puedo detallar más, no porque no pudiera, sino porque no quería verlo. Pero tenía que acostumbrarme a tenerlo así si quiero su confianza.
La única manera que Seth me dejaría estar cerca, es a través de la intimidad de su cama. Es asqueroso solo de pensar que él me tocara, pero no podía hacer nada al respecto. Estaba creciendo, mis pechos ya se asomaban por mis vestidos, tengo curvas donde sólo había una línea recta hasta mis caderas. Ya dejaba de ser una niña y él lo sabía. Solo por el hecho que me había tocado los muslos me indicaba que pronto él me tomaría sea por las buenas o por las malas. Y prefiero que sea a mi manera, aunque me perturbara por el resto de mi vida.
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