Cosmo: Reunido En Sesiones

Me encuentro dentro del carruaje que me llevará al castillo de mi tía; me agrada volver, pero no todo era fácil allí sobre todo porque la preferencia entre mi prima y yo era evidente, claro era su hija y yo era el hijo de mi padre.

 No era necesario que me dijeran que mis tíos y mi padre no eran los mejores amigos y mi tío no se limitaba en mostrar de vez en cuando su desprecio. Mi tía no era tan mala, cruel sí, pero no conmigo. Ella me enseñó a leer la mente, a expandirla y manipularla; claro, ella odiaba que utilizara mis poderes con Tabitha y cuando mi tío se enteraba, el castigo era una paliza que me dejaba inconsciente por dos días.

—Ya te había dicho que con mi hija no te metieras, que tienes a otras personas con las que puedes jugar —me regaña mi tía limpiándome la sangre que se había secado en mi cara.

—No era mi intención dañarla, solo quería practicar, eso es todo —hago una mueca.

—Y mira lo que te pasó —me mira inexpresiva.

— ¿Está enojada conmigo? —susurro mirándola a los ojos.

—Sí —presiona mi ceja donde está saliendo la mayor parte de sangre—. Por hacerle daño a mi hija y por haber sido un total idiota, es que solo a ti se te ocurre meterte con la hija del Dios de la muerte.

—Solo era una broma —me exaspero.

—Lilith, le puedes decir lo estúpido que fue tu protegido —llama a mi guardiana que está recostada en la ventana.

—Él no escucha señora —me mira amable.

 Me voy en el carruaje porque le prometí a Lilith no volver a montar a Begoña y no me apetecía volver a domar un caballo otra vez a mi forma. Pienso en Aryana la mayor parte del viaje, me gusta estar con ella y pues claro burlarme de ella.

 Tengo que alejar todos esos pensamientos antes de que llegue hasta mi tía, y por Lilith porque irá directo a contárselo a Aryana. Me toco la cabeza metiéndome en mi mente y alejo a Aryana de mi cabeza solo por esa semana que estaré allí. Miro por la ventana cuando acabo para quedarme en una perfecta oscuridad.

 Me despierta la puerta abriéndose por el cochero. Miro desconcertado al hombre y me bajo del carruaje. Subo las escaleras cansado del viaje y por alejar a esa mujer; me recibe Lara, la encargada del castillo.

—Su majestad —hace una reverencia—, nuestra señora lo está esperando en la biblioteca real.

 Asiento.

 La sigo por el trayecto que me he memorizado más veces que los mapas de los reinos que he conquistado en nombre de mis tíos. Mis tíos habían conquistado gran parte del lado oscuro, pero quedaban reinos que a pesar de rendir cuentas a mis tíos no eran leales del todo y se tenía que hacer algo, mandándome a mí para ganarme el respeto de los señores tomando así todo lo que se me atravesara y conquistar lo que hoy es mi reino.

 Los guardias me abren las puertas de la biblioteca. Antes, mi tía nos enseñaba a mi prima y a mí en el estudio de mi tío, pero él lo odiaba porque lo dejábamos todo hecho un desastre, así que mi tía movió varios libros a otra sala más grande y empezó a llenarlos de libros de todos los reinos que visitaba, y claro algunos libros escritos por ella de sus descubrimientos, cosa que pasó ese amor al conocimiento a su patética hija.

—Llegas tarde —espeta Tabitha sentada de mala manera en el gran sillón de la biblioteca.

—Ya basta hija —la reprende mi tía—. Y siéntate bien.

—Pero es la verdad —refunfuña mientras que se sienta como es debido.

 La empujo para poder sentarme, pero lo hago más por molestarla.

—Le diré a mi padre —me ataca.

— ¿Qué le dirás? —Me río y le tomo las manos—. Que eres una niña consentida de papá, que no puede resolver sus propios problemas.

—Ya basta ustedes dos —nos aparta con sus poderes—. ¿Alguna vez se podrán comportar como los dos adultos que son? Ya tienen más de mil doscientos años, por los dioses.

—Mil doscientos treinta para ser más específico —comento molestando a mi tía cosa que no le hace gracia—. Lo siento, pero es ella la que empieza.

—No me importa ni mierda quién haya empezado, lo que me importa, es que se comporten por una vez y que actúen como la gran familia que somos.

—Pero ¿ustedes no odian a mis padres? —pregunto divertido.

 Mi tía se acerca hasta mí y me toma la cabeza haciéndome ver mis peores miedos. Veo siempre lo mismo, yo solo en un gran hueco sin poder salir.

 Le tomo las manos para quitármela de encima.

—Ya entendí —resoplo.

—Me alegro —toma asiento en la silla que está al frente de nosotros—. Ahora por favor sus informes antes de ir al consejo oscuro por favor.

 Tabitha empieza con el progreso que ha hecho en la ciudad escarlata. Antes se limitaba a un templo que le habían construido sus padres para que pudiera hacer y descubrir todo lo que quisiera; un siglo después se había convertido en una ciudad llena de palacios pequeños dedicados a cada rama de cualquier ciencia. Como el palacio de la salud donde se hacen cualquier tipo de trabajo o descubrimiento de la anatomía de las distintas especies de criaturas del reino. El palacio histórico que es dónde ella mayormente trabaja documentando cualquier cosa que pase en el universo.

—Me parece excelente hija —me mira jugando con mi anillo de poder que me lo dieron cunado me convertí en rey—. ¿Y tú, hijo?

 Empiezo a hablar de mi última conquista reafirmando la corona en los últimos reinos.

—Me alegro que por fin hayan acabado las conquistas —expresa feliz mi tía. Se levanta del sillón—. Ya es hora de que nos vayamos al parlamento.

 La seguimos hasta llegar al carruaje que nos llevará al parlamento que mi tía construyó cuando yo tenía entre los veinte y cuarenta años de edad; es un gran edificio que da la impresión que fuese un palacio. Mi tía estaba cansada del alboroto que ocasionaban los representantes de los reinos cuando se reunían en el castillo, así que le dijo a mi tío para construir el parlamento donde se podrían reunir y trabajar los asuntos del reino más tranquilos, sin que se metieran donde no los llamaban.

 Pasamos por las calles adoquinadas del reino del norte, que ha crecido considerablemente desde que llegué, las calles están más tranquilas, las personas más educada como si tener una gran biblioteca los hace superiores ante los demás. Sólo son personas obligadas a vivir una vida de miseria y agonía que ni se han dado cuenta que lo están. Me enferma esa clase de superioridad que dicen ser lo que jamás en sus vidas harán o harán el intento de ser.

 Llegamos al parlamento que está en todo el medio del reino protegido por los guardias que colocaron desde la entrada hasta la salida que es la misma. Me sorprende lo magnífico del edificio, un círculo total que en el centro es donde los carruajes se detienen para que se bajen las personas. El cochero abre las puertas del carruaje donde primero me bajo, manteniéndome al lado de la puerta para tenderle la mano a Tabitha la cual ella acepta a regañadientes, y luego la de mi tía. Pasamos por los pasillos del majestuoso edificio donde las personas se arrodillan en cuanto pasamos. Subimos hasta el último y tercer piso donde se reúnen los representantes. La sala se abre y nosotros entramos por una diferente puerta que da a un altar donde hay cuatro tronos en lo alto de la sala. Esperamos a que todos estén en sus posiciones y nos sentamos.

 El trono de mi tío está vacío ya que está en el inframundo, pero ya todos saben que lo que diga mi tía también es la voluntad de mi tío. Un secretario empieza a pasar lista de los reinos presentes en la que no hay ninguno sin asistir, ya que en este lugar es el único lugar donde tendrán la atención de nosotros, y que aquí se hace la agenda de todo lo que se va hacer en el año. Sólo un tonto no vendría.

 El vicepresidente hace una reverencia hacia mi tía y empieza el discurso de todos los años que conociste en un repaso de las reglas en cómo debe fluir el debate, las discusiones y la correcta manera en dirigirse hacia nosotros. Y así trascurre toda la semana, ya que son demasiados reinos en que hay que repasar, con cada asunto lo meramente importante debido a la cantidad de ellos.

 Primero empezaron las Valquirias liderados por la señora Amira, ya que son las responsables en la sostenibilidad de los planetas. Luego los representantes del reino del oeste, y así desglosar sus provincias. Continuando con el reino del sur, y pasando por último que sería mi reino pero como soy también un dios no puedo hablar como si fuera el representante y esa tarea se la dejé a Lilith ya que es mi guardiana y le había prometido que le daría el lugar que se merece.

 Me voy del reino de mi tía abrumado y cansado de tanta gente gritando, peleando, aunque al menos se pudo llegar un consenso de la agenda. Llego a mi castillo y me dirijo hacia mi habitación directamente a dormir por todas esas noches que no hice en mi viaje. 

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