Aryana: Un Difícil Adiós

Han pasado ya tres años desde que mis padres conocieron a Cosmo. Me había ido a vivir con él porque creía en él, y así fue. Estos tres años fueron de terror, pero de igual manera emocionantes. Recorrer el universo con él o por lo menos el reino del este, que son sus dominios y ahora serán míos también.

—Es increíble que te hayas podido adaptar de tal manera a esto —me toma de la mano y juntos caminamos por los jardines de su castillo.

—He tenido ayuda —recuerdo las lecciones de Lilith y Tabitha respecto al manejo del reino.

—Me consta —dice sorprendido—. Pero esa no fue la razón de la que te mandé a llamar.

—¿Y cuál es? —contesto atemorizada—. Si fue por Iñaki, ya le dije que las cortinas no son para jugar.

—Créeme que lo que hagas con ese tigre me tiene sin cuidado —dice sereno, pero se percata de las cortinas—. Supongo que las cortinas las mandaste a quitar para que no me diera cuenta.

—¿Jamás te he dicho lo inteligente que eres? —lo abrazo, pero él me mira enojado—. Pero supongo que eso no lo discutiremos hoy.

—Mi inteligencia es superior que cualquiera de este universo —presume como cosa rara.

—Dime lo que me tengas que decir, que soy una mujer ocupada —me suelto de él, volteándome y adopto una postura petulante aunque no sea verdad.

 Él no me dice nada así que me volteo para encontrarlo arrodillado con una anillo en la mano.

—Créeme que tuve que esperar tres largos años para proponértelo ya que eras un poco joven para casarnos. Sé que ahora tienes treinta años cosa que me impresiona enormemente. Eres la mujer joven, pero madura que conocí y me costó reconocer que te amo, aunque en el proceso no fue muy sencillo demostrártelo, ya que hacía que fuese imposible. Pero aun así me aceptaste tal cual era, con mis defectos y virtudes. Y honestamente no sé qué haría sin ti y no quiero una vida sin ti, llegaste para hacerme el hombre más feliz y afortunado de este loco universo. Quiero casarme contigo, tener a mis hijos contigo y tener nietos y lo que le siga, pero contigo...

—Si quiero —contesto entre lágrimas y él me coloca el anillo.

 Después de allí, todo fue maravilloso. Hicimos esa misma noche nuestra fiesta de compromiso invitando a todos nuestros conocidos y familias. Gozamos y bailamos, fue algo íntimo. Él lo quería así y yo también, después de todo íbamos a ser marido y mujer.

 Ya hace dos semanas de eso. Recordarlo es increíble e irreal, pero las cosa así son; irreales y hasta que no recibamos nuestro golpe de realidad, no nos bajamos de esa nube de sueños y magia que inconsciente nos subimos. Mis antiguos compañeros de trabajo ahora se arrodillan en cuanto me ven.

—Hola, Ibay —sorprendo a la morena que sin haberme dado cuenta se ha vuelto una gran amiga y compañera de trabajo.

—Su alteza —hace una breve reverencia.

—¿Sabes que eso no es necesario? —me acerco hasta ella.

—Es por respeto —sonríe—. Se casará con el rey y con eso se convertirá en mi reina. Y quería darle las gracias.

—¿Por qué lo dice? —le sostengo la mano.

—Por ser mi amiga, por ser mi maestra y por darme la oportunidad de demostrar mi valía —me abrasa y yo le devuelvo el abrazo. Después que empezara a enfocarme en el reino, no me dejaba tiempo para atender a mis pacientes así que le dije a Ibay que tomara mi lugar ya que ella había mostrado gran capacidad e inteligencia en la materia.

—No me voy a ir, sabes que me puedes llamar cuando tú quieras —le miro el rostro de manera tranquila. Quien diría que tenía unos ojos tan grandes y hermosos llenos de asombros sin descubrir. La ayudo por última vez a recoger el consultorio para las consultas, cuando el suelo se empieza a mover de manera espeluznante.

—Arya ¿Qué ocurre? —se sostiene al mesón asustada.

—No lo sé —miro asustada a mi alrededor—. Sacaré a los animales de sus jaulas y los acomodo afuera. Ayúdame.

 Entre las dos nos metemos a las jaulas y sacamos a los animales, Ibay los va sacando uno a uno de manera rápida ya que el techo se tambalea y nos puede caer encima.

—¡Todos conserven la calma y salgan ya! —les ordeno a los animales rezagados—. ¡Ibay ayuda en los establos!

 Los cachorros corren despavoridos con sus madres a la salvación de afuera del consultorio.

—¡IÑAKI! —llamo desesperada a mi tigre y este aparece posándose junto a mí con Nairn.

Cuando corremos hacia fuera del lugar, el techo junto a las vigas caen encima de nosotros clavándose en mi cuerpo junto a los dos felinos. Un gran dolor nace en mi estómago provocándome un fuerte dolor en mis entrañas. Y así llegué a este lugar. Relatar lo que ha ocurrido dentro de estos tres años es una manera de mantenerme despierta hasta que llegue el amor de mi vida para verme morir.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top