19. Atentado

Gaara actuó normal en su oficina esperando algún reporte, no fue hasta la noche que por fin retornaron los ANBU trayendo consigo a una niña de cabellos castaños quien no evitaba temblar ante las figuras mucho más altas que ella; en un intento de calmarla el pelirrojo tuvo una idea.

Ven, Ryoko —llamó el kazekage poniéndose de pie.

La niña sin decir mucho fue donde el señor alto, sabía que él era el kazekage y su mamá siempre le explicó lo importante que era él para la aldea; además que era una persona buena, así que se sintió segura.

Puedes sentarte aquí, dentro de un momento vendrá tu mamá —le dijo Gaara. Luego se acercó a una repisa y sacó unas cuantas hojas en blanco y se las dio a la niña—; perdón por no tener algo mejor con lo que puedas distraerte.

Muchas gracias, kazekage —respondió la niña con dulzura.

Cuídala, por favor —le pidió el de ojos turquesa a su hermano.

Indicó a los ANBU que hablarían afuera, no quería que la niña se angustiara más por eso platicarían afuera.

No conseguimos atrapar a quien la dejó, la niña llegó por su cuenta corriendo a su casa y tocó la puerta; después de eso la trajimos —informó el líder del grupo.

Al menos ella está a salvo —pensó el menor de los Sabaku no—. Vayan a traer a su madre, puede que intenten hacerle algo, así que sean cuidadosos.

Ordenó y sin decir más con una reverencia se fueron los ninjas enmascarados; la conversación con ellos por breve que fuera debió durar unos cinco minutos. Apenas abrió la puerta de la oficina y su arena detuvo un avioncito de papel, como ese había otros cinco en el aire siendo manejados por los hilos de chakra de Kankuro.

Lo siento, Gaara —se disculpó el marionetista—; no puedes negar que así es más divertido.

El pelirrojo vio a la niña subida encima de la silla intentando atrapar un avioncito, lucía más tranquila y eso era lo que importaba. Gaara pensó a unirse al juego, pero no estaba muy seguro de qué hacer; fue entonces que recordó que una vez hizo un castillo de arena y a su hermano le gustó, eso debía ser divertido para la niña.

Qué lindo —dijo la niña observando como en medio de toda la sala se formaba un castillo de arena, emocionada bajó de la silla y rodeando el escritorio miró de más cerca el bonito castillo.

La niña estaba maravillada porque había oído que el kazekage controlaba el elemento imán, lo cual lo hacía alguien muy especial y poderoso, pero teniéndolo frente a ella era una persona agradable y sencilla.

Desearía haber tenido un padre como usted —confesó la niña mirando con curiosidad el castillo. Creció sola con su madre, sabía que su padre las dejó y nunca volvió; probablemente no las quería. El comentario sorprendió a Gaara quien se ruborizó un poco, él tampoco creció al lado de sus padres, así que comprendía esa sensación de ausencia de alguien en tu vida.

Yo ya tengo una persona especial a la que cual amo con todo mi corazón —le explicó Gaara arrodillándose para quedar a su altura sin perder ese rubor al pensar en el rubio.

Que mal, me hubiera gustado que sea mi papá —dijo Ryoko mirando los bonitos ojos turquesa—; así mi hermanito pudo haber tenido un color tan bonito de ojos y ese lindo cabello.

Si antes estaba ruborizado ahora tenía toda la cara roja como su cabello; la niña inocentemente le puso la mano en la frente y le tocó las mejillas luego. Su expresión era analítica.

No pareces tener fiebre —comentó extrañada la pequeña.

No es eso, estaba pensando en esa persona que me gusta —trató de que sus palabras ayudaran a la niña a comprender.

Los adultos son raros —pensó en voz alta la infante de ojos miel. El sonido de la puerta abrirse los interrumpió, la niña olvidó lo que estaba haciendo y saltó a los brazos de su madre.

Ryoko —dijo contenta la mujer quien abrazó a su hija y la apretó contra su cuerpo.

Te extrañé mucho, mami —alegre se puso a llorar la pequeña.

—  ¿Estás bien mi cielo? —La mujer se separó del abrazo y se agachó para examinar a su hija, luego de ver que estaba en perfectas condiciones le dio un beso en la frente— Muchas gracias, kazekage; no sabe el gran valor de lo que hizo por nosotras, jamás podré compensárselo.

No tienes que darme las gracias, Jin; todos en la aldea son mi familia y es mi deber protegerlos —felices se fueron la mujer junto a su hija. La corta interacción que tuvo con la niña le agradó, puede que su familia fuera la aldea, pero quería una propia la cual deseaba tener al lado de Naruto.

El mismo Kankuro notó que su hermano se mantuvo pensativo por unos instantes, mas como no dijo nada comprendió que lo que sea que hubiese pensado era algo que guardaría para sí mismo. Las horas pasaron y era cerca de medianoche, un jounin entró de manera intempestiva a la oficina, no hubo formalidades ni floro en sus palabras.

Atacaron el sureste de la aldea —aclaró con el poco aire en sus pulmones luego de dejar su puesto y llegar tan pronto ahí. Gaara se paró dispuesto a ir, pero luego recordó que como kazekage debía quedarse ahí. Su hermano mayor comprendiendo lo que deseaba hacer el pelirrojo se levantó.

Yo iré, llevaré refuerzos conmigo —Kankuro de un cajón de su escritorio sacó su marioneta más fuerte. Gaara asombrado iba a decir algo, sin embargo el de cabello marrón habló antes—; confía en mí, Gaara. Derrotaré a quien intentó dañar nuestra aldea.

El menor no dijo nada, solo vio a su hermano salir con una sonrisa confiada en compañía del jounin; estuvo unos minutos torturándose con respecto a esto y si algo emporó su situación fue la persona que apareció en la puerta de su oficina. Debía estar perdiendo la razón porque nada más era capaz de explicar lo que sus ojos estaban viendo en frente suyo; esa imagen la vio tantas veces en un portarretrato que la recordaba con la misma claridad como si la hubiera visto en vida. Maldijo a quien se hubiera atrevido a jugar tan sucio.

Kankuro había llegado y unos tres grupos de ANBU ya se hallaban gravemente heridos como para continuar peleando, unos orificios de gran tamaño habían perforado partes vitales de su cuerpo y los charcos de sangre en los que reposaban su cuerpo eran suficientes para dar a algunos por muertos. La figura femenina delante de ellos tenía una cabellera bastante peculiar, su tono rojizo recordaba a un tomate maduro.

Llévenlos a un hospital —ordenó Kankuro sacando su pergamino más valioso.

Pero usted no podrá con ella solo —dijo un jounin.

Ya les di una orden, cúmplanla —sin refutar los ninjas verificaron quienes estaban vivos y los cargaron en brazos; los ninjas médicos de cada grupo los estabilizaron lo suficiente para que aguanten hasta un hospital.

Por fin llegó un momento para lucirte —dijo Kankuro a la vez que el pergamino desaparecía dejando ver la marioneta de Sasori.

No había visto pelear a la mujer, pero por la manera en que dejó a los ANBU se deducía que era un oponente formidable al cual no debía subestimar por ningún motivo. En respuesta la mujer hizo aparecer unas cadenas de su cuerpo, dispuesta a pelear, con las cadenas intentó darle el mismo destino que a esos ANBU con los que antes se enfrentó.

Unas horas más tarde se encontraban en el hospital de Suna, Kankuro en una camilla abrió los ojos intentó levantarse, pero una ninja médico se lo impidió; tenía un respirador, bajó la mirada y había unas vendas cubriéndole el abdomen, no recordaba casi nada del enfrentamiento, solo que en un determinado momento una de las cadenas logró herirlo y después de eso todo era borroso.

El kazekage ya está estable, es un alivio que no falleciera — ¿Fallecer? ¿Qué había sucedido? Tenía demasiadas preguntas y dudaba pronto recibir una respuesta. Quería ver a Gaara, si el no estuvo en la batalla por qué estaba herido de tanta gravedad como para que dijeran que por poco muere. Kankuro sin miedo al riesgo se levantó el respirador pese a las réplicas de la ninja.

Escúcheme. Necesito un teléfono —dijo e inmediatamente se colocó de nuevo el respirador y recuperó el aire. Esto no se quedaría dentro de la aldea, pero era mejor que Naruto se entere por él en vez de cualquier otra persona.

Está bien, pero deja de quitarte el respirador, aún lo necesitas —ordenó la shinobi llevando la cama a una habitación—; dentro de poco regresaré con lo que me pediste, descansa por ahora.

Continuará...

Aprovechando que hoy estuve un poco delicada de salud y eso me mantuvo todo el día en cama me puse a escribir.

Espero que les haya gustado el capítulo, de ser así voten y comenten.

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