Capítulo 8

—Sigan corriendo, aún les quedan veinte minutos. —chilló la profesora Chawkas.

Ese día había sido una tortura, Edén no había podido pegar ojo en toda la noche, así que estaba más cansada de lo habitual y, además, Educación Física era su primera clase por lo que no se había podido despejar en una anterior. Al principio pensó que sería algo bueno, pues quizá hacían algunos entrenamientos... Lo que no pensó fue que la mujer les haría correr en una carrera de resistencia durante unos treinta minutos.

Edén estaba para pocas bromas. Sí, podría aguantar treinta minutos y más, pues en su colegio humano ya daban esa asignatura, pero mentalmente estaba muy cansada, tanto de no haber dormido lo suficiente como de los pensamientos que invadían su mente sin que lograran salir, esos que le encantaría que se esfumasen y no volviesen, o al menos una parte de ellos, como los del fallecimiento de su madre...

Por un momento le encantaría desprenderse de los malos recuerdos y quedarse únicamente con los buenos, así que mientras corría no dejaba de pensar en eso, en los recuerdos de su madre.

Había sido tan inesperado todo... Ella estaba sana, emanaba siempre alegría... Bueno, a veces se enfadaba con ella por tonterías... pero era su madre y la quería, y pensar que ya no estaba, le hacía recordar las muchas veces que no le había dicho que la quería, y deseaba por un momento decirle cuánto la quería y cuanto la echaba de menos.

En medio de ese matojo de sentimientos, Edén trastabilló y se dirigió exactamente a un pequeño campo que había en frente con un montón de espinas y una especie de pinchos al que iba directa porque no lograba mantener el equilibrio, teóricamente debería estar cerrado, casi nadie entraba allí, y si lo hacía, se aseguraba de cerrar la verja, pero ese día estaba abierto y Edén no comprendía el motivo.

Todo surgió demasiado rápido como para que alguien quizá se hubiese dado cuenta de que Edén estaba a punto de caer en ese lugar y probablemente poner en riesgo su vida.

Pero de pronto algo la retuvo, como si todo pasase a cámara lenta, como si el tiempo se hubiese detenido. Todos los alumnos y la profesora la miraban, o al menos se la habían quedado mirando como estatuas, pero nadie se movía. ¿Acaso ella había logrado parar el tiempo? ¿Acaso tenía el poder suficiente como para hacerlo sin haberlo aprendido? ¿Y si quizá sí estaba en su sangre y no era la simple humana que creía?

De pronto cayó de culo hacia el asfalto, bastante más lejos de donde la chica se precipitaba. Todo pareció recobrar sentido y algunos alumnos y la profesora se dirigían hacia ella mientras ésta se quedaba paralizada por lo que acababa de suceder.

La profesora la observó detenidamente, pero Edén seguía absorta en sus pensamientos, en si realmente había sido o no ella la que había hecho todo eso.

Chawkas la llevo a la enfermería, sabía que algo había pasado, era profesora y notaba ese tipo de cosas, pero Edén seguía en shock, así que no iba a preguntar nada por el momento.

Una vez la dejó en la enfermería y se aseguró de que estaba todo bien, se marchó de allí para continuar con su clase, esperando que nadie le hiciese preguntas incómodas.

La enfermera, después de tranquilizarla y darle un medicamento que parecía ser un relajante, se marchó de allí para que Edén pudiese descansar, y así lo hizo, se quedó dormida al instante, pero tiempo después unas pequeñas voces la despertaron.

—¿Cree que es grave? —preguntó una voz conocida.

—No te preocupes Donovan, esto en unos días ya está más que curado.

Edén abrió los ojos finalmente y vio como la enfermera vendaba la mano del profesor Hook. ¿Se habría hecho daño con algo? —se preguntó—.

Al intentar incorporarse, un mareo la embriagó y cayó de nuevo a la camilla, pero ese movimiento hizo que ambos adultos se quedasen allí observándola hasta que finalmente fue la enfermera la que se acercó para preguntarle si estaba bien, Edén sonrió y le dijo que sí, pero esta no terminaba de creérselo pues aún tenía la mirada perdida, aunque muy probablemente podría haber sido por el sueño.

(...)

Ambos se encontraban en la cafetería, como de costumbre, pero lógicamente algunas cosas habían cambiado, como que antes no mediaban palabra alguna con el otro y últimamente sí, "¿Que profesores tienes este año? ¿Auba Vasilinski? No he oído hablar mucho de ella, quizá que sea nocturno influye" "¿Mi comida favorita? Sin duda la pizza con piña". Cosa que Edén había respondido con muecas de asco, ya que no le gustaba nada esa combinación, pero en general nada fuera de lo común, además, Dante no quería incomodarla con demasiadas preguntas personales así que se limitaba a hablar con ella de cosas básicas, tan básicas que llegaba un punto en el que no surgía la conversación y se quedaban durante algún tiempo en silencio esperando que el otro hablase.

—¿Alguna novedad? —preguntó Dante en tono "Qué tal ha ido tu semana".

La chica negó con la cabeza mientras bebía un poco de agua.

Estaba pensando en lo que había ocurrido ayer en la mañana y en que quería contárselo a alguien que tuviese alguna respuesta, pero Dante probablemente no la tendría, ni ella misma sabía lo que había ocurrido realmente y si había sido o no ella la causante de esa parada del tiempo. Pero ¿quién si no podría haberlo hecho?

—Bueno, yo he tenido que hacer un trabajo de cincuenta páginas para la clase de lengua, la verdad no sé por qué los profesores son tan exquisitos con esas asignaturas. —continuó hablando el chico, completamente ajeno a la madeja de pensamientos que rondaban por la cabeza de Edén.

La verdad, ella siempre había pensado que le gustaban los chicos misteriosos, pero las conversaciones eran más fluidas con una piedra.

Edén asintió con la cabeza intentando pensar en algún buen tema de conversación, pero nada salía de allí. Quizá era problema de ella, que tras su charla con Derek había puesto muchas expectativas en este chico, pero su padre tenía razón "Las apariencias engañan".

El timbre de que la clase estaba por comenzar sonó, pero eso no fue lo peor de todo, lo peor fue el momento que vivieron a continuación, ya que se despidieron allí pensando que no les tocaría juntos, pero no recordaban que la asignatura del profesor Hook era la única que compartían, así que ambos caminaron hacia allí en silencio casi sin mediar palabra con el otro, y no fue lo peor, lo peor fue el quedarse allí varios minutos en silencio esperando a que el profesor llegase mientras los demás nocturnos hablaban entre ellos.

—Hola de nuevo chicos —dijo el señor Hook mientras cerraba la puerta animadamente.

Este, antes de comenzar su clase le dedicó una pequeña sonrisa a Edén, la cual se la devolvió.

La verdad, ya no le parecía demasiado interesante esa clase, pues comenzaba a hablar de temas que no lograba comprender del todo o se metía por algún tema de física o algunos términos que no entendía, pues siempre había sido más de letras, además, le daba reparo preguntar por si realmente no entendía cuando le explicaba algo, así que se quedaba callada, y si en algún momento el profesor preguntaba algo, rezaba para no ser ella la que tuviese que responder, y de momento ese truco le había funcionado.

Después de terminar la clase, Edén quiso ser la primera en salir para que el profesor no le preguntase nada del otro día, pero ese truco le salió por la culata porque este le había pedido que se quedase un momento, ya que quería hablar con ella. Y así esperó hasta que el último alumno salió del aula.

—¿Qué tal te encuentras? —preguntó Hook esperando una respuesta sincera.

Edén se preparó mentalmente, pues no quería hablar más de su madre, ni pensar en ella, así que simplemente asintió con la cabeza mientras sonreía levemente.

—Me han comentado que te libraste de una buena. —continuó diciendo el profesor.

De pronto todos los clics sonaron en su cabeza ¡Él hablaba de lo de ayer! Ahora es cuando comenzaba a recordar vagamente que le había visto ir a la enfermería porque...

Se fijó en su mano, aún vendada y sonrió interiormente, no había sido un sueño, él la había visto.

—Sí, la verdad, no sé cómo pasó. —dijo escueta, pues no quería entrar mucho en detalles pues sentía que la gente le pediría explicaciones de las cuales no tendría la respuesta.

Aunque su profesor parecía saber absolutamente todo, lo que daba pie a preguntarle muchas cosas.

—Profesor, ¿puedo hacerle una pregunta? —logró decir tras darse cuenta de que quería respuestas.

—Claro Edén, cuéntame.

—¿Cuándo una persona puede... —pensó las palabras que diría a continuación, pues no sabía muy bien cómo explicarlo—. Ehhh... –dudó–. Saber qué ha despertado sus poderes?

El profesor la miró extrañado, pero de igual manera le contestó.

—Simplemente lo sabes, o más bien, los utilizas.

—¿Y si nunca se despiertan? —volvió a preguntar nerviosa.

—¿Tienes miedo de que al ser humana tus poderes no despierten?

Edén asintió a medias, pues no sabía cómo decirle que en la clase de gimnasia ella había parado el tiempo.

—Solo muy pocas excepciones en este internado no despiertan sus poderes. Así que, tranquila, dudo que seas una de ellas. —sonrió a la chica esperando tranquilizarla—. Además, estamos comenzando, es normal que aún no haya salido nada, lo raro hubiese sido que hubiese pasado algo. —El hombre volvió a reír.

Edén se quedó inquieta mirándole, pues una parte de ella quería contarle todo lo que había pasado en la clase, pero la otra parte no quería hablar de ello, pues realmente no sabía que decir.

—¿Ha habido excepciones de hijos de seres del tiempo... quiero decir... "no humanos" que no despertaron sus poderes? —intentó cambiar de tema, pues si no, probablemente acabaría contándole algo de lo que ni ella misma estaba segura.

El profesor asintió sin decir nada más.

Edén siempre había tenido miedo de estar ahí por error, pues era hija de dos humanos ¿qué pintaría ella allí?

—¿Hay muchas personas hijos de dos seres humanos aquí? —preguntó intentando de nuevo sacarle un poco más de información.

—Sí, hubo cinco en total. —finalizó Hook.

—¿Cómo que hubo cinco? ¿Cinco en general? ¿Cinco en este año? —Edén parecía no comprender muy bien por qué de pronto el profesor parecía estar tan poco dispuesto a hablar.

—En total, en este internado ha habido cinco personas hijas de humanos, contándote, claro.

Edén se quedó paralizada ante tal reducido número de personas, y quería saber si estas habían despertado sus poderes, e iba a seguir preguntándole, pero este se cerró completamente en banda diciendo que no se encontraba bien.

La mano no vendada fue directa a la mano vendada, como acto reflejo por algún dolor que podría haber sentido, pero la quitó de inmediato.

—¿Se encuentra bien? —preguntó Edén mientras veía como este iba empalideciendo.

—Sí, sí, todo está bien, continuaremos esta conversación más adelante, ahora necesito ir a un sitio. —finalizó mientras se iba de la clase medio corriendo, parecía como si se estuviese tambaleando.

Edén lo siguió con la mirada lo máximo que pudo, pero no quería atosigar a uno de sus profesores favoritos, así que lo dejó ir mientras se planteaba muchas cosas de las que había oído y habían pasado ese día.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top