Capítulo 37

Las semanas fueron pasando lentamente. Edén cada vez tenía más confianza con Dante, al que ya no veía tan a menudo porque acababa demasiado cansada. Con Kain la relación había mejorado, aunque aún intentaba descubrir por qué se había comportado de manera tan extraña durante toda la semana anterior, pero este no daba su brazo a torcer. Con Derek había hablado más bien poco, pues aparecía de vez en cuando, cosa que no terminaba de entender y que hacía que ambos se alejasen aún más del otro.

Las asignaturas las llevaba bien, incluso le habían dado algunas notas. La que peor llevaba era defensa, el profesor le exigía más de lo que podía darle, pues allí tenían las habilidades más desarrolladas que la de los humanos, o al menos eso pesaba, pues no era normal todos los movimientos que veía.

Derek se había ofrecido para ayudarle en la asignatura, pues era la única que realmente preocupaba a la muchacha. Ella había aceptado alegremente, pues cada momento que pasaba con Derek nunca era suficiente y más después de que apenas pasaban tiempo juntos, o al menos no tanto como antes.

Por otra parte, había oído que la reunión con los padres se acercaba y estaba deseando ver a su padre para contarle todo lo que pudiese y que este le explicase sus razones para meterla allí.

Desde aquel incidente en la clase de magia diurna, su profesora no había dejado de observarla y preguntarle cosas relacionadas con viajes en el tiempo. Edén sabía que, si daba un paso en falso, la profesora descubriría que era bisiesta y todo acabaría, así que procuraba hablar con ella lo menos posible.

Hook, por su parte, seguía internado en el hospital, aunque los rumores confirmaban que ya se encontraba más estable, cosa que ilusionó a Edén.

Ella no había vuelto a viajar en el tiempo, cosa que agradecía y echaba de menos a ambas partes, pues no le gustaba correr ningún riesgo y que todo cambiase de la noche a la mañana, aunque por otro lado le gustaba observar escenas pasadas.

Ira, su compañera de cuarto, cada vez le caía mejor, había descubierto varias cosas de su vida, como que adoraba comer pastel y que le encantaba aprender idiomas

—¿Preparada, bicho raro? —preguntó Derek sorprendiéndola por la espalda.

Edén se giró para observarle. Tenía puesta ropa de deporte y en la mano derecha llevaba una colchoneta que colocó frente a ella.

—Por un momento pensaba que no vendrías —afirmó la muchacha viendo como el chico dejaba la colchoneta en el suelo.

—Prometí ayudarte a pasar la asignatura. —el chico se colocó a su lado y le dio un beso en los labios.

—Muchas graci...—comenzó a decir, pero el chico le tomó por sorpresa, le agarró el brazo izquierdo, le puso un pie detrás de los suyos y la hizo caer en la colchoneta.

—Primera regla: no distraerse.

—Con que vamos a estar con esas, ¿no? —La chica se levantó rápidamente y se puso en guardia esperando el movimiento del chico. Cada vez que este se acercaba ella se alejaba aún más.

—Si te pasas toda la pelea huyendo, no tiene ninguna gracia —el muchacho sonrió ante los movimientos de la chica.

—Para ti es fácil, en cuanto me acerque a ti, voy a terminar en el suelo.

—Si no te dejas enseñar, nunca aprenderás —concluyó el muchacho con una sonrisa.

Edén se acercó a él y dio un golpe al aire, Derek la placó rápidamente, tirándola al suelo.

—Vamos —el chico le tendió el brazo y ella lo agarró y se levantó rápidamente, poniéndose en guardia.

Estuvieron así durante diez minutos seguidos, en los que acababa siempre igual: Derek tirándola al suelo.

—No voy a aprobar esta asignatura en la vida —comenzó a decir Edén—, no es justo que se me exija lo mismo que los que lleváis aquí durante el principio del curso.

—Si se te exige eso, es porque creen que puedes hacerlo.

—Seguro que si —la chica evito el golpe que Derek le dirigió y se movió rápidamente.

—Ves, vas mejorando —el chico se acercó rápidamente a ella, pero esta volvió a esquivarle.

—Una pelea no se gana defendiéndose.

—No, pero puede hacerte ganar tiempo —comenzó el chico mientras observaba a la chica en guardia—. Es mejor un único movimiento bueno, que diez malos —el chico se movió rápidamente y logró volver a tirar a Edén al suelo.

—No sé para qué has cogido una colchoneta —dijo tras observar que siempre caía en el suelo.

—Intento hacerlo flojito —el chico le tendió la mano, pero esta vez ella la agarró y le tiró al suelo para sentarse encima de él. Le sujeto los brazos a los costados.

—¡Toma! —celebró ella—. Primera regla: no distraerse —imitó la actitud del muchacho.

—Sabes que podría quitarte de encima en dos segundos, ¿verdad? —comenzó a decir él—. Pero he de decir que esta postura no me disgusta.

Edén se hallaba encima de él mientras sujetaba con sus brazos las manos de él a su lado.

—¿Quieres ser un cliché? —preguntó ella recordando la conversación que habían mantenido semanas antes.

—¿En qué sentido? —él no se movió ni un ápice.

—Ese en el que los protagonistas liberan tensiones luchando y finalmente se enrollan.

Derek comenzó a reír, su risa provoco en Edén una leve sonrisa, le encantaba ver al muchacho alegre.

—En ese caso, quiero ser un cliché. —Tal como había afirmado segundos antes, Derek se liberó en muy poco tiempo y atrajo la espalda de Edén más hacia él.

Edén se sorprendió al principio, pero no hizo ningún amago de forcejeo. Ambos estaban muy cerca el uno del otro. La luz comenzaba a entrar por las ventanas. Ambos se habían levantado una hora antes de las clases para que en el gimnasio no hubiese nadie, pero sabía que aún tendrían algo de tiempo para divertirse. Edén se acercó más a su rostro y le dio un beso en los labios. El chico cambió las manos de su espalda, a su rostro, para tenerla más cerca. Ella se inclinó más hacia él. Este jadeó y cerró los ojos ante el contacto de sus labios, ambos se dejaron llevar. Ella sintió que algo estallaba en su interior y un hormigueo recorría todo su cuerpo. Las manos de él cambiaron de posición y recorrieron la espalda de Edén. Ambos mantenían ese beso mientras él le colocaba la mano por debajo de la camiseta y recorría con sus manos la espalda desnuda de Edén. Ella tomó aire antes de volver a mirarle a los ojos. Se apoyó más en él, como si necesitara de sus besos para sobrevivir, como una adicción. Sus labios eran suaves, y sus besos cálidos. Las manos de Derek recorrían toda su espalda.

—¿Qué hacéis aquí? —dijo una voz que retumbó por todo el gimnasio. Ambos se levantaron rápidamente de aquella posición para observar a la persona que había pronunciado esas palabras: Un vigilante se encontraba en la puerta del gimnasio observando a los dos chicos, que se habían quedado algo aturdidos.

Derek cogió de la mano rápidamente a Edén y la sacó fuera de allí, el vigilante ni siquiera se preocupó de seguirlos, pues pensó que habían sido unos adolescentes con las hormonas disparadas dándose el lote a escondidas.

Edén seguía algo aturdida por lo que había pasado en el gimnasio, y corría como podía detrás de Derek, el cual acabó parándose en un lugar aislado del jardín. Ninguno dijo nada durante unos segundos, pero sí comenzaron a reírse por la situación. Derek se recolocó a su amiguito porque ese acercamiento con la chica le había subido la temperatura, provocándole una pequeña erección.

—¿Estás bien? —preguntó el chico mirando como la chica seguía jadeando tras la repentina carrera.

—Sí, sí —la chica no dejaba de pensar en lo que podría haber ocurrido si el vigilante no hubiese llegado. Ella hubiese querido continuar, se había sentido genial en los brazos del muchacho.

—¿Quieres irte a tu habitación? —él se sentó en un poyete.

—No, me apetece estar contigo —la chica le miró a los ojos.

—¿Quieres que hablemos de algo? —el chico intentaba sacarle información sobre cómo se sentía tras el acercamiento de antes, pero no quería hacerlo de golpe.

—Cuéntame algo de ti, lo que sea. —concluyó ella, sin saber las verdaderas intenciones del muchacho.

—¿Qué te cuento? —el chico rio, le encantaba estar con ella. Se sentía en un lugar seguro.

—Lo que quieras.

—Me llamo Derek Kane, y mi película favorita es La lista de Schindler —dijo jocoso.

—Esperaba algo más... —comenzó a decir la chica.

—¿Íntimo? —la sonrisa de la cara de Derek se fue desvaneciendo poco a poco.

—Siento si soy pesada, supongo que a veces me percato de que no sé casi nada de ti.

—¿Y eso es un problema? —preguntó curioso—. Yo tampoco sé nada de ti.

—Pero puedes preguntarme todo lo que quieras, te responderé sin problema —la chica deseaba que Derek le contase algo de su vida, pues no le gustaba desconocer tantas cosas de él, pues eso hacía que su relación se volviese superficial y eso no le gustaba.

—Las cosas se manejan poco a poco, quizá cuando descubras todo sobre mi, te acabes dando cuenta de que no soy lo que esperabas, o te acabes aburriendo de lo que soy en realidad.

Edén le miró perpleja, ella nunca se cansaría de él, le gustaba muchísimo.

—Nunca lo haría, de hecho, creo que cuanto más sabes de una persona más la quieres tener a tu lado.

—No si las respuestas que te dé no te convencen.

—¿Crees que no me van a gustar tus respuestas y por eso prefieres no dármelas? —comenzó a decir, pero no esperó a que le contestase—. ¿Has matado a alguien? —la chica forzó una sonrisa, pero este no se inmutó.

—¿Por qué no preguntas directamente lo que quieres saber? —el chico cada vez parecía más serio.

—Si esto va a hacer que te enfades conmigo, prefiero no hacerlo —Edén intentó analizarle, pero cada vez que se ponía de esa manera, no lograba sacar nada en claro.

—No me voy a enfadar contigo Edén.

—¿Crees que te estoy obligando a contarme cosas sobre ti y te sientes forzado a hacerlo? —preguntó ella curiosa.

—No, pero mi historia es muy triste —miró al suelo.

—No voy a presionarte —la chica hizo una pausa antes de seguir hablando, quería ser la primera en darle alguna información acerca de su vida para que él se abriese con ella—. Mi madre murió en un accidente de coche y mi padre me trajo aquí cuando pasó... Los echo mucho de menos. Por muy triste que sea una historia, es nuestra vida. Esconderlo no sirve de nada.

El chico la miró y se acercó a ella para posarle una mano sobre su hombro.

—¿Cuál de tus padres crees que llevaba el gen? —preguntó él curioso.

—¿El de viajar en el tiempo dices? —ambos se miraron fijamente a los ojos.

—Sí.

—No lo sé, supongo que mi padre, y esperó a que mi madre no estuviera para mandarme aquí, la verdad es que nunca lo he pensado. —la chica hizo una pausa y le miró fijamente antes de preguntar algo de lo que probablemente se arrepentiría más tarde—, ¿qué hay de tu familia?

El chico dejó de mirarla y miró el cielo, que parecía cada vez más clarito. No había casi nadie por esa zona y lo agradecía. Derek confiaba en ella lo suficiente para contarle todo lo que pasaba por su cabeza, pero no se sentía capaz de sacarlo fuera cuando lo había guardado durante tanto tiempo.

—Perdón —se limitó a decir ella cuando observó que el muchacho no iba a hablar.

—No te disculpes —bajó su vista para mirarla fijamente—. Quiero que lo sepas, pero no sé cómo empezar.

—No voy a presionarte, Derek, podemos hablar de cualquier cosa que tú quieras, de verdad que sí, por ejemplo ¿cuál es tu color favorito? O, ¿Qué tipo de música escuchas?

—Mis padres murieron, fueron asesinados —interrumpió a la muchacha, que cortó en seco su habladuría para mirarle fijamente.

Nota de autora:

Perdón, estuve liadísima con la universidad y no me dio la vida para publicar. En estas fiestas iré publicando los que me faltan para ponerme al día. Un besito ♥

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