Capítulo 20
¿Le había oído bien? ¿Acababa de decirle que creía que ella era bisiesta? ¿Ahora todo el mundo sabía su naturaleza? Y lo peor de todo, ¿sería una trampa y por eso se había comportado tan raro, porque la iba a traicionar? —todas esas preguntas rondaron por su cabeza—.
—No hace falta que respondas, sé que lo eres, pero no voy a hacerte daño ni a permitir que nadie te lo haga. —Este cogió la mano de ella, la cual estaba petrificada ante lo que el muchacho estaba diciendo.
—Y-yo... n-no...
—No hace falta que digas nada, quizá te sorprenda o no entiendas muy bien a que me estoy refiriendo. —Hizo una pausa—. Esto es una locura, no sé ni siquiera por qué te lo he dicho, quizá con ello te ponga en peligro, pero no podía contenerme más, y menos cuando la prueba se acerca.
¿Estaría hablando de la prueba de la que le había estado hablando Kain?
—Sé que ahora mismo tienes la cabeza hecha un lío, de momento solo quiero que sepas que no voy a decírselo a nadie, y espero que tú tampoco. No sé lo que sabes de ellos, pero créeme, van en su busca y captura y como no consigas meterte en un cuadrante horario, comenzarás a levantar sospechas. —Hizo una pausa—. Quizá por eso he querido decírtelo tan rápido como he podido, siento habértelo soltado así de repente.
Edén no podía articular palabra alguna, ahora solo faltaba que mañana Derek también le confiase que sabía que era bisiesta. ¿Todo el mundo lo sabía? ¿Cómo había sido capaz de averiguarlo? Él no era bisiesto ¿o quizá sí? —se preguntó esperando que la respuesta fuese afirmativa—.
—¿Tú eres bisiesto? —preguntó Edén intimidada por lo que le respondería el chico a continuación. Sabía que a Kain le había sido fácil reconocerla porque él también lo era, pero Dante parecía demasiado... nocturno.
Dante negó con la cabeza. —No, no soy bisiesto —continuó.
—No entiendo nada —dijo mientras se acurrucaba y ponía su cabeza en sus rodillas.
—Sé que todo esto te pilla de sopetón, y la verdad es que me daba miedo decírtelo delante de gente, pues aquí todo tiene vista y oídos. Quizá estoy corriendo demasiados riesgos ahora mismo ¿qué te parece si cambiamos la palabra que tú y yo sabemos por vegana?
Edén pudo mirarle a los ojos, así como con Kain había dudado, sabía perfectamente que Dante no la haría daño y que la ayudaría, ni siquiera había sido capaz de negárselo, pero llevaba una semana bastante complicada y ya ni siquiera sabía lo que hacía o decía.
—¿Sabías que eras vegana? —preguntó
Edén estaba al corriente de que si admitía saberlo podría poner en peligro a Kain, pero tampoco quería decirle que no, así que prefirió callar.
—No hace falta que hablemos de esto si tu no quieres, no pretendía hacerte sentir mal, pero el hecho de que en algún momento descubran que eres vegana pudo conmigo. Solo quiero ayudarte a que no te descubran.
Edén no quería decir nada, de pronto solo quería tener a Kain a su lado.
—¿Quieres que te acompañe a tu cuarto? —preguntó mirándola fijamente intentando adivinar en qué estaba pensando, pero solo logró ver su gesto confundido.
—¿Qué sabes de los veganos? —preguntó curiosa, pero segundos más tarde, negó repetidamente con la cabeza—. Déjalo, creo que mejor me voy a mi cuarto. —cambió de opinión, puesto que le diría lo mismo que Kain, y estaba cansada de oír siempre lo mismo.
—Como quieras. —La sonrió mientras la acompañaba escaleras abajo. Una vez estuvieron abajo se la quedó mirando—. Creo que es mejor que nadie sepa que eres vegana. —finalizó y la dejó marchar una vez ella hubo asentido.
Su cabeza iba a estallar de un momento a otro, ¿Cómo había pasado a ni siquiera ella misma saber lo que era a que ya dos chicos con los que estaba en contacto lo supieran? ¿y si ellos habían conseguido descubrirlo, qué no pararía a los demás?
Sacó su teléfono del bolsillo y marcó a Kain, probablemente estaría dormido y no lo cogería, y así sucedió, por lo que le dejó un mensaje.
"Tenemos que hablar, es importante".
De pronto, cuando ya estaba en su habitación su móvil empezó a vibrar.
Era Kain
Ya era muy tarde para él ¿cómo es que seguía despierto? —se preguntó—.
Lo cogió rápidamente.
Estaré en tu cuarto dentro de diez minutos, deja la puerta abierta.
Colgó el teléfono y dejó a Edén con la palabra en la boca. Ella creyó que se había vuelto loco, puesto que si le descubrían en un rango que no era el suyo se podría meter en un buen lío. Por un momento Edén se arrepintió de haberle escrito, pero también pensó que él era inteligente y sabía lo que hacía, o al menos eso quiso creer.
El tiempo pasaba muy lentamente, y cuando de pronto la puerta se abrió, se asustó aun sabiendo quién era.
Entrecerró los ojos al pasar. —Estas muy guapa hoy —dijo mientras la miraba.
Edén se aseguró de que el muchacho había parado el tiempo, y cuando lo observó comenzó a hablar rápidamente obviando el comentario que había hecho este anteriormente.
—Hay un chico nocturno que sabe que soy bisiesta.
Kain se la quedó mirando fijamente con los ojos abiertos como platos.
—¿Cómo dices?
—Que hay un chico nocturno que sabe que soy bisies... —comenzó a decir, pero Kain la cortó.
—Si, pero quién y cómo —preguntó alterado.
—Qué más da quién, no le conoces. Lo que me preocupa es el cómo. ¿Si vosotros os habéis dado cuenta, qué impide que todos lo hagan?
Kain se quedó callado durante un rato, luego se sentó en la cama y se puso las manos en las sienes mientras comenzaba a masajeárselas.
—Yo sé que eres bisiesta porque yo también lo soy y sé en qué fijarme —levantó su vista hacia ella—. ¿Crees que el otro chico también sea como nosotros? —preguntó esperando que así fuera.
Edén negó con la cabeza. —No, él me dijo que no era bisiesto.
—¡Entonces no tiene sentido que lo sepa! ¿Qué hiciste? ¡Como te descubrió? ¡Nunca debí de haber confiado en ti! —dijo alterado—. ¡Estoy perdido, si ese chico nos delata estamos perdidos! —siguió gritando.
—¿Quieres calmarte? Este chico no sabe nada de tu existencia, así que te tranquilizas, aquí la única que está en peligro soy yo.
Kain pareció calmarse. —¿Es de fiar? —preguntó.
Edén asintió con la cabeza sin pensarlo durante ningún segundo. Si se equivocaba estaría en un gran problema, así que esperaba que esa confianza ciega que tenía en él le llevase a buen puerto.
—Dijo que me protegería, que sabe una manera de pasar la prueba nocturna y que me ayudaría.
—¿Prueba nocturna? ¿Acaso te estas planteando dejarte ayudar por él? —dijo desencajado.
Edén frunció el ceño
—¿Qué problema habría?
—¡Que ni siquiera es como nosotros! ¿Y si es una trampa?
Edén en ningún momento se había planteado ser ayudada por Dante, pero una parte de ella quería saber cuál de los dos rangos, si el diurno o el nocturno, sería su mejor opción. Aún no había tomado ninguna decisión, y mucho menos ahora que sabía que tenía ambas posibilidades.
—¡Es la misma situación que contigo! —contestó rápidamente.
—¡Para nada! ¡Yo quiero tu bien! —Kain comenzaba a alterarse.
Edén se fiaba más de Kain porque compartían secreto y sabía que si él la traicionaba, ella desvelaría su secreto, pero no entendía la repentina actitud del muchacho, así que, alterada, soltó lo primero que se le pasó por la cabeza.
—No, tú no quieres estar solo, ¡te aterroriza ser el único bisiesto aquí!
A Kain pareció molestarle el comentario de Edén.
—Haz lo que quieras, es tu vida, paso de seguirte el juego. Si no quieres mi ayuda ¡bien! ¡Pero luego no vengas a buscarme! —cogió el pomo de la puerta y se marchó.
Edén no salió en su busca, no tenía ganas de lidiar con más cosas, por hoy había sido suficiente.
NOTA DE AUTORA
¿Por qué creeis que Dante sabe que Edén es bisiesta? ¿Creéis que Kain ha reaccionado bien ante la confesion de la chica? ¿A quien apoyais? ¿Edén nocturna o Edén diurna?
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