Capítulo 14. Confidente
Salgo de la habitación de Gustavo en puntillas, lo miro por última vez, mientras se gira en la cama, está dormido tan profundamente que no sintió cuando me safé de su agarre. Cierro la puerta y me dirijo al pasillo
Respiro profundo, mientras camino descalza por el pasillo, agarro la bolsa de ropa sucia y la prieto contra mi pecho como si eso me ayudara a mantener el equilibrio y la compostura, como si eso evitara que mis piernas tiemblen.
Para ser honesta conmigo, debo decir que estoy ansiosa por volver a repetirlo, ha sido... increible, como ver fuegos artificiales, pero con mi piel.
—¡Opa! —escucho a alguien susurrar a mis espaldas, volteo y veo a Vega—. O madrugas o vas tarde a tu habitación...
Ella entrecierra los ojos me me da una sonrisa pícara que es perfectamente visible bajo la luz de la luna que se fintra por los ventanales. Yo no puedo evitar corresponder a la sonrisa.
—¿Qué haces despierta? —le pregunto evitando decir nada más.
—Yo trabajo —su voz sigue divertida —. Pero que yo sepa tú, tenias descanso luego del ritual, no me digas que estuviste renovando energias por allí.
—Todo el mundo lo hace en esta manción de jovenes hormonales y lujuriosos, ya me tocaba...
—Y parece que fue una operación muy exitosa —se burla—. Me alegro por ti... y corrijo en parte, porque aquí tu servidora es casi, casi una virgen prístina y milagrosa.
—Por tonta... —ahora soy yo quien se burla—. Ya que estamos hablando ¿Tienes hambre?
—De hecho, voy a la cocina, porque tengo hambre... vamos, y cuéntame todo.
Ella se engancha a mi brazo con el suyo y vamos caminando, cuando pasamos cerca de mi cuarto abro la puerta y arrojo la bolsa de ropa sucia, casi sin detener la marcha. Vega intenta hacerme más preguntas pero solo sonrío, quiero estar más cómoda antes de hablar.
Una vez en la cocina me siento en la isla en lo que Vega saca de la heladera un tupper con jamón, otro del pan y también mayonesa, me ha leído la cabeza.
Se sienta delante de mi, y nos ponemos manos a las obras, le doy al primer bocado y ¡Esto sabe a gloria! De tanta hambre que tenía, no lo puedo creer.
—¡Sí que tenías hambre! —se burla Vega
—¡Ni yo sabía que tenía tanta hambre!
—Juanjo te dejó famélica.
Comienzo a toser, y me apresuro a servirme un poco de agua del bebedero, lo bebo y me apresuro en aclarar todos los hechos, aunque escuchar el nombre de Juanjo me pone nerviosa, eso no significa que sea porque siento algo por él ¿O sí? la verdad que da igual en este momento.
—No estuve con Juanjo... y no lo pienso estar —respondo a penas.
—Lo siento —dice Vega sorprendida—. Cómo te estaba buscando desesperado luego del ritual, y desapareció luego, pensé que... ¿Entonces? —pregunta confundida
—Con Gus —lo digo fuerte y claro.
—¡Por los dioses del panal, Eirú, los 7 y el mismo Añakua!¿Sí? —solo afirmo y ella parece estar más que feliz por lo que acabo de responder—. Awwww, no tienes idea de lo feliz que me pone, o sea, si era con Juanjo iba a estar contenta por ti... pero Gus... awww, perdón, me estoy dejando llevar por la ternura ¿Sabes cuánto te quiere?
—Sí —respondo con algo de verguenza— y por eso me animé...
Vega cambia de expresión, a una seria de inmediato, y agradezco que lo haga, porque estoy segura de que lo que va a decir es algo súper necesaria de escuchar.
—Dime que estuviste con él porque lo vas a corresponder y no por olvidar a Juanjo.
—Estuve con él, porque supo hacer bien las cosas. Jamás usaría a Gustavo para olvidar a Juanjo.
—Tu primo y tú tienen un serio problema de amores pasados... y de negación.
Esta vez soy yo quien la mira con seriedad. Me acerco a la isla y apoyo mis brazos, Vega baja su sandwich y queda esperando a que hable.
—Primer punto, prometo no jugar jamás con Gustavo, y sí quiero que vuelva a pasar, aún me duele Juanjo, pero gracias a los cielos no tuvimos nada, más que besos y un amor fallido. Gustavo me quiere, y me gusta. Luego de esta noche creo que me gusta más. Por ello agradezco que seas honesta en decir lo que piensas.
>>En segundo lugar, tú y Luriel son un caso aparte. Tú no le crees e invalidas todos sus sentimientos, dudas de lo que te dice, dejas de lado las pruebas que te da. Creeme Vega... él te quiere de verdad.
Vega mira la mesa, mueve sus dedos sobre la mesa de marmol, haciendo que suene sus uñas contra él, levanta la mirada y al fin me habla.
—Luriel estará atado toda su vida a Iracema —suelta—. No hay nada que los pueda separar realmente, llamalo amor, odio, venganza... y sé cuál es mi lugar: Ser el reemplazo de un... ¿amor fallido? esas fueron tus palabras.
>>¿Sabes porqué dejé de hablarle de la nada? —niego con la cabeza—. Por que me estoy enamorando de más, porque me estoy volviendo nada a su lado. Él me llena de palabras lindas, y ¡Por los 7! Besa muy bien el desagrasiado. El problema real, es que. Nunca saldremos del ojo de la tormenta, y en miles de visiones y futuros alternos, Iracema estará allí.
>>Prefiero sufrir el deamor ahora que luego de que le haya entregado mi alma. Prefiero llorar por las noches algo que no pasará a llorar sobre mis heridas.
Entiendo el punto de Vega, al mismo tiempo, conozco demasiado a Luriel, sé a la perfección que cosas le gustan, que cosas le frustan, cuando está enamorado y cuando está jugando. Yo sabía que amaba con locura a Iracema, pero también fui testigo de como ese amor fue convirtiendose en una fachada.
Desde la muerte de tía Solei, actuaba como un títere, como un robot programado para sonreir y decir te quiero, no parecía real, más allá de sus únicas interacciones emocionales que tenian que ver con el justiciero.
También vi la evolución de Iracema, desde ese moento en que Luriel le terminó, el dolor y las heridas gigantes que quedaron en su corazón. Yo estaba segura de que eso iba a ser meses de llanto, pero como se dieron las cosas, nunca cerró su duelo, y pasó a obsesionarse, a tal punto que deseaba su muerte, hasta que por obra de quien sabe qué se dio cuenta que lo necesitaba vivo para mantener sus poderes.
Entiendo el punto de que ambos están unidos, pero el mismo principio es el que nos une a los tres, sin embargo eso no nos hace amarnos.
—Creo que solo das excusas —suelto—. Excusas tontas y de niña de 13 años, Vega tienes 20, casi 21. Y entiendo que te quieras cuidar, pero ¿Lo amas?
—Es una pregunta un poco fuerte...
—Lo amas, verdad...
Ella guarda silencio, sus ojos se cristalizan, y sé que quiere llorar. Pero es tan fuerte que solo calla hasta que recupera la compostura.
—¿Sabes cuál es mi deuda con el pueblo que salvó mi vida? —yo niego, no tengo idea—. Me pidieron que tenga a su diosa... con Luriel, y sabes qué pensé yo? —la voz se le quiebra—. Que me gustaría estar con él, y tener una familia, ¡Es estúpido! ¿Cómo voy a pensar en una familia? ¿A mi edad, con los problemas que tenemos? ¿Con Luriel? un asesino come corazones ¿Lo ves siendo el padre amoroso? ¿Me ves siendo una madre atenta? Una familia que sale los fines de semana agarrados de las manos con sus niños?
—Te veo siendo una madre generosa, bondadosa y atenta, Vega, y a Luriel un padre mil veces mejor de los que nos tocó. Un padre dedicado a sus hijos, que evitaría a toda costa estar alejado de ellos. Que evitaría ser una copia de su padre, y que daría lo que fuera porque ningún niño del panal vuelva a crecer lejos de sus padres.
—Voy a ser una Payesera, Jose... y sí soy como mi mamá?
Me acerco a ella, le acaricio la cabeza y le levantó del mentón para que me mire.
—No serás como Carina tampoco eres el reemplazo de Iracema. Si Luriel buscará reemplazo, Yara iba a seguir en la lista. Lo conozco, mi primo es un hijo de puta cuando lo quiere ser.
>>Un picaflor por excelencia. Pero con tantas libertades en esta casa, no lo veo tras las otras chicas, y créeme que el viejo Luriel lo haría, Yara, Florencia, Aline... hasta Monica entraría en la lista.
—Qué alentador —dice riendo—. Pero no estoy lista, o sea, creí que lo estaba, lo deseaba. Pero me sabotee y la verdad, no sé si logre remediarlo.
—Te entiendo Vega, pero déjame recordarte que el tiempo corre, y nunca es generoso con las abejas. Yo que tú...
—Gracias por ser mi confidente —me toma de la mano y yo le doy un apretón —siempre, ahora... dejemos de hablar de chicos, y hablemos ¿Qué haces despierta a las 3:00 de la mañana? ¿De qué trata tu ritual?
—La oda a la estrella azul —responde, no había escuchado de eso—. Es para proteger el recinto. Thalia me dio como una receta para ello. Y creo que funciona, tres días sin ataques de Iracema. Un nuevo récord.
—¡Por Ñamandu! Esa chica me da miedo.
—Debería, al parecer del otro lado se está haciendo de un ejército. Yo debo hacerme más poderosa para seguir manteniendo la allí, y a mi madre también.
>>Aunque al parecer nuestra lucha contra ellas es pequeñísima comparado con lo que se viene.
—Ya... —respondo —. Con más razón, creo que volveré al cuarto de Gustavo, si esto se va a volver negro, prefiero pasarla bien unos días antes de llorar sangre. Deberías seguir mi consejo.
—Me lo voy a pensar —dice.
Y yo en serio tomo mis cosas y emprendo mi camino al cuarto de Gus, mejor gozar ahora, porque ya se que luego ocuparé llorar.
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