Capítulo 21.
Los planetas se han alineado y los astros han conspirado para que actualice doble capitulo. ¡Si, como lo leen! ¡¡Doble capitulo!! Así que aguarden sentaditas (os), vuelvan a releer el capítulo si lo desean, que lo que viene es candela... como decimos en Venezuela. Este es el primero y en un rato subiré el otro.
Besitos y no olviden darle a la estrellita y comentar, si les gusto. ;)
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— ¡Hola! —Exclamo alegre
—Clary... —Responde somnoliento.
— ¿Cómo estas, Clayton? —Escucho su bostezo tras la línea— ¿Aún dormido? —Pregunto entre risas.
Me detengo frente a un anaquel y observo algunas que otras decoraciones para el hogar. Unas ganas incontenibles de entrar en el lugar se apoderan de mí, pero desisto la idea al recordar que tengo que ir hacer el desayuno, así que sigo caminando.
—Bien, estoy bien. ¿Y tú, cariño?
—Oh, yo estoy muy bien. — Continúo animada
Por alguna razón extraña, hoy he amanecido muy contenta.
—Me alegra escuchar eso. —Logro oír cuando correr de las cortinas — Estuve esperando tu llamada. — Me reprende— ¿Qué tal la charla con, Eric?
—Bueno... No pude decir nada de lo que planee en mi mente —Digo en tono bromista — Fue una situación un tanto... difícil.
—Nada sale como se planea, Clary. —Comenta —Y menos cuando ese alguien eres tú. Recuerda lo que siempre te digo: No pienses tanto y actúa más. O la vida se te ira en crear falsa conversaciones en tu mente.
Resoplo fastidiada. Es mejor cambiar el asunto o Clayton se pondrá en plan ''papá responsable''
— ¿Cómo acabo todo? —Pregunta y me paro en seco.
—Fatal. —Susurro.
—Ya eso se esperaba. —Menciona. — ¿O suponías que sonriera mientras te veía partir?
¿Y él es mi padre o el de Eric? Está siendo muy duro conmigo. Sin embargo es realista, y yo misma lo sé.
—No. Obvio que no creía que permanecería sentado viéndome. Pero no esperaba esa reacción de su parte —Digo consternada
— ¿Qué te hizo? — Suena molesto, y decido no preocuparlo y menos ponerlo en contra de Eric, por algo que yo sola me busque.
—Un par de gritos, pero fue el momento el causante de ellos. Estábamos bajo presión. — Aclaro. — Y discúlpame por no llamar antes, solo que... me aleje de todo por un tiempo, quería respirar sin que nadie me reprochara algo.
Se hace un silencio y cuando me dispongo a hablar, Clayton lo hace primero.
—Clary... Yo nunca te juzgaría. Eres mi hija y te amo, pase lo que pase, siempre te apoyare.
—Sí, eso lo sé. ¡Y gracias por creer en mí! Esta semana me ha ayudado mucho, me deshice de todo mal pensamiento, angustia, dolor... Ahora solo soy Clary, en versión feliz.
Eso lo hace sonreír y yo igual lo acompaño.
—Ah, bueno, aleje a todo menos a Leo. Ese no se fue ni por qué le lanzara una granada. Lo acuse de hacerle de todo y no movió ni un musculo, ni siquiera para reírse de mí. — Rio al recordar los días que he pasado junto a él— Me ayudo con los quehaceres del hogar, con las comidas, a escucharme, a subirme el ánimo y juntar a mis amigos para que lo ayudaran. Ha sido muy noble y respetuoso conmigo.
— ¡Qué bueno saber eso! Lo estrangulare si se porta mal con mi niña.
La sonora carcajada hace que muchos transeúntes volteen a verme, de seguro pensaran que me estoy ahogando con algo por lo estúpida suena.
—Oh por dios, Clayton. Estoy segura que no harás nada de eso, ni una mosca es capaz de morir por tus manos. —Continúo burlándome de él.
—Pero ellos no saben eso, así que deja que sigan pensando que soy un ogro.
A lo lejos diviso mi departamento, esta conversación se ha vuelto muy larga. Pero me alegra que Clayton este feliz y me contagie con ella.
—Vale, vale, lo que tú digas.
— ¿Y dónde estás ahorita? Se oye mucho ruido. —Pregunta desorientado.
—Salí hacer una compras, y también por panecillos de...
—Vainilla y chocolate —Concluye él. — ¡Los que tu madre solía hacerte!
Un largo silencio predomina entre los dos. No puedo decir nada más cuando nombran a mi madre.
—Clary, lo siento —Dice en voz baja.
—No pasa nada, Clayton. Estoy bien.
— ¿Dónde está, Leo? —Cambia de tema.
—No lo sé. Ayer paso un buen rato conmigo, pero luego recibió una llamada en la cual solo respondía con monosílabas. Camino por toda la casa con el móvil junto a su oreja. Lo único que entendí fue que, era una llamada importante y tenía que solucionar algo. — Entro y me dirijo a las escaleras, el ascensor hace un par de días no funciona. Así que me toca hacer un poco de ejercicio. —Ya luego, se marchó. Prometió llegar temprano, pero pasada las tres de la madrugada fue que apareció. Se tumbó en la cama sin ni siquiera ponerse el pijama y cuando desperté a las siete de la mañana ya se había ido.
—Y... ¿Estas bien con eso? — Pregunta dudoso.
—Sí, estoy bien. Imagino que son asuntos de trabajo, igual si no lo es, no le daré mucha importancia, quiero darle su espacio y esperar que él me cuente lo que sucedió... si es que necesita desahogarse.
—Vas por buen camino, hija. ¡Te felicito! —Dice orgulloso.
—Clayton, tengo que dejarte. No podre abrir la puerta con las bolsas en mis manos y hablando contigo. Te llamare el lunes. Te quiero.
Coloco las bolsas en el suelo y busco entre los bolsillos de mi vaquero desgastado, las llaves —Tendré que ponerle un llavero o por el paso que voy las perderé— Cuando por fin doy con su paradero, inserto la llave en el cilindro y esta se abre. Voy directo a la cocina y dejo las compras encima del mesón. Comienzo a prepararme lago de desayuno y también para Leo, por si se digna a volver. ¿Acaso no recuerda que hoy es el evento con Eric? Alejo todo pensamiento donde ellos dos estén incluidos, me dirijo al estero y lo enciendo colocando música a un volumen razonable para mí pero no para mis vecinos. Me cambio de ropa y regreso a la cocina vistiendo tan solo con la primera lencería que vi. Lo bueno de estar sola es que puedes hacer lo que quieras sin avergonzarte de nada. Cotoneo mis caderas y canto a viva voz... Si sigo entonando las letras así, los vecinos pensaran que se está cometiendo un homicidio en mi casa —Rio por mis ocurrencias— Meneo mi cuerpo hasta que finalizo el desayuno.
El día transcurrió normal, pero debo de decir que mejor de lo que yo esperaba, y aunque Leo no apareció para acompañarme en ninguna de las dos veces que cocine hoy, me siento bien y libre de caminar medio desnuda por la casa. Las horas pasaron lentísimas y yo solo me quede en casa esperando que tocaran a mi puerta para entregarme lo que Eric me mandaría. Hace varios días me dejo un mensaje diciendo que enviaría a alguien con la invitación para que supiera donde era, por si me accedía a ir. Me levanto y voy hasta mi habitación en busca de mi objeto más preciado, abro el cajón y lo saco. Corro como niña hasta el salón, tomo mi portátil y la dejo en la mesa junto con mi preciosa cámara fotográfica. Me siento subiendo los pies en la silla —esta es mi posición favorita— Conecto la cámara y de inmediato se reflejan las todas las fotos que he tomado desde que estuve en casa de Clayton. Todas y cada una de ella ejecutadas por Leo, en el jardín, hablando con mi padre, en el taller, con el delantal y de nosotros solos. Las paso riendo por cada mueca que hacíamos para posar, y entre ellas me consigo una que me deja con la boca en forma de O. No la recordaba, es tan dulce que siento esa electricidad recorre mi cuerpo, acaricio la pantalla con mis dedos y sonrió. En ella sale Leo sentado en las escaleras en dirección a la entrada de mi casa, está rodeado por el jardín que mi madre construyo con mucho esfuerzo, tiene la pierna izquierda estirada y la otra apoyando el talón en la escalera. Llevaba un jersey gris y un vaquero azul oscuro. Y... entre sus manos una hermosa flor, de aquellas que me daba cada mañana. Suspiro y cierros mis ojos para guardarlo en mi memoria este bello momento. Selecciono todas las fotos y las almaceno en la carpeta donde deje la que le tome de espalda, completamente desnudo, la vez que pensé que me había vuelto a dejar.
Me sobresalto al escuchar los fuertes golpes provenientes de la puerta, me levanto como un rayo y me acerco a ella.
—¡¡Clary, abre la puerta!!— Grita una voz cocida
— ¿Amy...? —Pregunto confundida.
¿Qué hace ella aquí? Debería de estar trabajando o en casa.
—No, Tutankamón. ¡Abre la maldita puerta que me estoy muriendo de frio!
—Espera un momento que me voy a colocar algo de ropa —Grito igual.
Ahora los vecinos sí que me pedirán el desalojo, por estos disturbios que he estado haciendo.
—Oh, vamos. Ya he visto tu trasero, así que abre...
Corro hasta mi cuarto y me coloco el albornoz y regreso lo más rápido que puedo.
— ¡Hasta que por fin! —Dice con la cabeza apoyada en el marco de la puerta.
—Ay... no seas tonta, que no he tardado tanto. —Vuelvo a mi sitio junto al portátil.
— ¿Por qué no abrías? ¿A quién ocultas? —Pregunta con una mirada inquisidora.
—A nadie, ¿a quién ocultaría? ¿Qué te trae por aquí?
Suspira y se sienta a mi lado.
—Pues, tu novi... Digo, Eric—Sonríe y me mira— Me ha pedido que te trajera esto —Baja sus manos y agarra una pequeña caja que había dejado en el suelo.
— ¿Y estos es...? — Apago el portátil y lo cierro.
—No lo sé, solo me dijo que te lo diera en tus manos y acá estoy. — Muestra sus perfectos dientes blancos— Ah, y Gael te envió esto. —Me da otra caja pero más grande aún— Dice que lo necesitaras. ¿Qué se traen ustedes dos que no me cuentan nada? —Se cruza de brazos.
—Bueno, si no vivieras pegada a Patrick las veinticuatro horas del día te lo dijera. Ya no me visitas, ni me hablas, ni nada. ¿Qué pasa contigo? ¿Te pico el mosquito del amor? —Me burlo de ella y me pega en un hombro.
—Auch... —Me quejo —Eso duele.
Froto mi mano en el hombro, para aliviar el dolor. Quito el lazo de la caja pequeña y la abro, en su interior se puede observar la invitación. Sonrió, solo a Eric se le ocurriría enviar una invitación dentro de una linda caja. La dejo a un lado y voy por mi próxima encomienda. Realizo los mismos pasos que con la otra, pero esta vez es diferente mi reacción. Dentro de esta hay una tela de color vino, emocionada lo regreso a su sitio. —Ya quiero ponérmelo, pero lo apreciare mejor a la hora de vestirme— Le sonrió a Amy como boba.
— ¿Qué? — Pregunta confundida.
—Nada, estoy feliz. —La abrazo —Vega, cuéntame ¿cómo te ha ido a ti? — Me aparto de ella.
—Pues... bien, Patrick se ha portado como un caballero. —Suspira y se deja caer en la mesa— Es atento, tierno y...
—Oh, no, no. No necesito tantos detalles —Nos carcajeamos —Solo quiero saber que estés bien— Coloco un mechón de cabello detrás su oreja.
—Sí, estoy más que bien, estoy feliz. —Le doy un abrazo, me alegra saber que Gael y Amy hayan encontrado lo que tanto buscaban.
Di media vuelta al cerrar la puerta de mi casa. Amy y yo duramos un rato conversando de lo único que tenía nuestras vidas de cabeza, ¡hombres!
Pase por el lado donde había dejado mi vestido y la invitación, empecé a ponerme nerviosa. Se acercaba el momento de irme. ¿Y si él me echa de su lado al verme? ¿Y si solo lo hizo para humillar delante de todos? Eric no haría eso, ¿cierto? A pesar de mis constantes inseguridades decidí arreglarme, me doy una ducha, y vuelvo rebuscando en el closet, encuentro un conjunto de lencería en color negro. Voy hasta la sala y saco el vestido de la caja. Al alzarlo noto su indudable belleza. De la cintura hacia arriba es de encaje y su otra mitad es largo de seda. Con sumo cuidado me lo voy colocando hasta acabar con la cremallera. Este lindo atuendo ceñido a mi cuerpo me hace sentir muy sexy, su encaje y color resaltar mi busto y la tonalidad de mi piel, sin embargo la seda le da ese toque sutil y delicado a la ocasión sin dejar de ser atrevido con la abertura que se aprecia desde mis pies a la mitad de mi muslo. Me maquillo un poco y recojo unos mechones de mi cabello para dejar a la vista mi cuello. Doy por finalizado todo mi rito de vestuario. Me dirijo al mesó, saco una pluma y una notita para dejarle la dirección a Leo de donde estoy e indicarle que hecho la cena y la guarde en el horno.
Tomo mis llaves, mi móvil y salgo de casa, depositando todo en mi pequeño bolso. Voy hasta el parking y me introduzco en mi auto rumbo al evento de gala World entrepreneurs London. Un evento de reconocimiento a nuevos empresarios. Ya se acercaba la noche y los nervios me están ganando, conducía con una sola mano ya que mi uña derecha estaba dentro de mi boca, iba de una calle a otra, estaba algo perdida y no me ayudaba mucho a como me sentía ahora. Cuando visualice las enorme luces afuera de lo que parecía ser una mansión, respire, me sentía aliviada de haber dado con el lugar. Aparque afuera y un delgado joven se acercó a mí para abrir mi puerta. Salí de mi coche y le tendí las llaves.
Subí las escaleras algo inestable y con el corazón fuera de mi pecho. No esta angustiada por el hecho de volver a verlo y querer mirarlo desde unos ojos de enamoradiza, no, esta inquita por querer ver sus interior y decirle lo mucho que lo aprecio por todo lo que vivimos juntos. Sin hacernos daños, ni gritarnos y mucho menos despreciar la amistad que hay entre los dos. Quería hacerle ver que a pesar que no estamos juntos, puede confiar en mí y no dejare de ser la misma Clary, aquella con la cual reía.
Al llegar al final, comienzo a sacudir mi vestido quitando las pelusas inexistentes. Entro en el lugar con el asentimiento de cabeza de los presentes, empiezo a lamentar no haberle escrito un mensaje para avisarle que ya está aquí. El amplio salón, decorado de manera ostentosa me da la bienvenida, es totalmente blanco, con alfombras rojas y algunas paredes pintadas del mismo color. Los centros de mesa tienen una solitaria rosa del color preferido hoy, están listo para su utilización, organizado con los nombres de muchas personas importantes, tanto que mi lengua no es capaz de pronunciar. Todos me miran y no disfruto ser el centro de atracción, prefiero pasar desapercibida. Pero aun así los ignoro y levanto mi rostro. Luego de ese incomodo momento lo mejor que podía hacer era buscar una bebida y esperar a que Eric apareciera. Fui hasta la barra y pedí un champán para relajarme. Tomo un sorbo cuando ya está entre mis manos.
—Hola... — Una voz susurra en mi odio y doy un brinco por la impresión.
Dejo la copa en la barra y me volteo sonriendo.
—Hola. —Le devuelvo el saludo cordialmente.
Mi sonrisa se borra. Frente a mi tengo a Patrick el novio de Amy.
— ¿Cómo estás? — Toma mi mano y la besa.
La alejo y sonrió con amabilidad.
—Estoy bien, Patrick. ¿Y tú?
No me molesta que sea Patrick, lo conozco y sé que dirá algo sobre Amy. Pero ahora no es el momento de hablar de ella, necito encontrar a Eric.
— ¿Acaso piensas sucumbir ante los deseos de Clary? ¿Pensé que lo tuyo era con Amy?
Esa voz... está tan grabada en mi mente que solo escucharla me hace sonreír. Mi viejo amigo Eric, está aquí, claro que sí. Volteo y lo miro a los ojos, ahí están esas dos esmeraldas que tiene por ojos. Como olvidarlos.
—Anderson... —Inclina su cuerpo saludándome.
Solo a él se le ocurre llamarme por mi apellido. Me carcajeo y niego con la cabeza.
∞∞∞∞∞
Bueno, hasta aquí el primer cap. ¿Qué les ha parecido? ¿Qué es lo que más les gusto? ¿Y ahora que pasara con estos dos?
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