Capítulo 11.
Es la tercera vez que escucho la contestadora. No he querido ser imprudente y dejarle un mensaje de voz, no sabría quién podría escucharlo y lo menos que quiero ahora es más problemas. Vuelvo a márcale a su móvil y no recibo respuestas de su parte. Me levanto de mi silla y camino hacia el sofá, al llegar me acuesto boca arriba y cubro mis ojos con el antebrazo.
— ¡En serio! ¿De verdad esto me está ocurriendo a mí?— Me pregunto furiosa, ruedo hasta colocarme boca abajo. Hoy no voy hacer nada, así entre el mismísimo Eric por la puerta.
Alguien toca tres veces la puerta y la abre. —Lo he invocado— Es lo primero que pienso antes de subir mi rostro para verificar quien está en la entrada.
—Buenos días, señorita Anderson. —Saluda Tamara.
— ¿Tamara? — Fruncí el entrecejo, desconocía completamente a la persona que tenía delante de mí, no había rastro de la Tamara que conocía.
—Si —Dice sonriendo.
Me levanto y me siento como es debido en el sofá, mirando aun extrañada a la persona delante de mí.
—Vaya. ¡Te ves fantástica! — Le dedico una sonrisa al ver su falda lápiz y la blusa blanca, más un blazer negro. Lleva el cabello algo desarreglado buscando una imagen natural y sencilla.
Su rostro se ilumina tímidamente. Si, ha cambiado mucho pero sigue siendo la tímida Tamara.
—Gracias, Clary. —Responde sin ninguna formalidad. Carraspea y extiende un portafolio. —Son los nuevos clientes. Eric ha pedido que los atiendas tú exclusivamente.
Observo el montón de hojas que hay en mis manos. Por lo visto, Eric quiere que este entretenida por un largo tiempo.
—Bien, gracias Tamara. Ya me pondré al día como todo esto. —Le muestro las hojas y ella sonríe. — ¿Algo más? — Pregunto, y niega con la cabeza. —Excelente. Mantenme informada de lo que ocurra, por favor.
Asiente y se dirige a la puerta, se detiene antes de salir y da media vuelta.
—Ah por cierto. El señor Patrick esta acá en las instalaciones. — ¿Patrick? Que Patrick me pregunto. Pero mí confusión dura poco segundos, al recordar el viaje a New York. —Hazlo pasar —Digo.
—No, señorita. — Se apresura a decir. —El señor Patrick está en la oficina de Amy. —Comunica.
— ¿Dónde Amy? — Con que no nos mintió, cuando nos dijo en la cena que vendría a visitar a Amy. —Muchas gracias por todo, Tamara. Ya puedes retirarte. —Finalmente cierra la puerta.
El móvil comenzó a sonar con mi nuevo tono de llamada Fire Meet Gasoline de Sia. Haciendo sobresaltarme, no tanto por ¿el quien llamara? Sino por lo importante de la letra de esa canción en mi vida. Agaché la mirada y tome un leve suspiro, me acerque y agarré mi teléfono de encima de la mesa justo frente al sofá.
—Hola. — Respondo.
Espero hasta escuchar la respuesta.
—Clary. Tengo varias llamada tuyas. ¿Estás bien? — Su voz se escucha preocupada.
— ¡No! — Digo sinceramente. —La verdad es que, no.
— ¿Qué sucede? ¿Quieres que vaya para allá?
Me gustaría decirle que sí. Que quisiera que estuviera acá, me abrazara y me dijera que todo se arreglara, que nada de lo que ha ocurrido es verdad. Pero no puedo, tanto el como yo sabemos que no podemos actuar en público como si nada hubiese pasado. Y no era una opción que nos vieran juntos en este momento.
—Tenemos que hablar —Suelto de repente.
El silencio en la línea es tan escalofriante, que estuve a punto de finalizar la llamada.
— ¿En dónde quieres que nos veamos? — Pregunta con decisión.
—Mi casa, a las 6:30 p.m. Apenas llegues, pasa. Yo estaré esperado.
Aleje el móvil de mi oreja al escuchar los pitidos. Puedo sentir la estaca atravesar mi corazón, al saber que ha finalizado la llamada si despedirse. Coloco el teléfono de vuelta en la mesa y me dispongo a salir y saludar a Patrick. Salgo de mi oficina y comienzo a caminar por los pasillos, no sin antes volver a mirar la pantalla de mi móvil, desde la fatal llamada de hace unos minutos no he parado de reexaminar el teléfono por si acaso, Leo volvía a llamar. Sin embargo tanto el como yo sabíamos que no íbamos a coger el teléfono para saber si todo seguía bien, no iba a pasar, y esta tonta ilusa lo sabía perfectamente. Todo esto lo comencé yo y es hora de tomar el control de la situación.
Golpeo con mis nudillos la puerta de la oficina de Amy e inmediatamente se abre. Patrick me saluda con su particular sonrisa de pícaro y Amy aparece detrás de él. ¡Acá se está cocinando algo y yo puedo olerlo! Me invitan a pasar al interior y sentarme en la silla, Patrick toma asiento delante de mí y Amy en su silla frente al escritorio. Los dos lanzan una risilla, de esas como cuando eras niño y tu mama te cachaba haciendo cosas que no debías.
—Y bien. ¿Qué te trae por acá Patrick? —Pregunto ya sabiendo la respuesta.
El mira a Amy y luego dirige su mira hacia mí y sonríe.
—Quería pasar a saludar, Clary. Me estoy quedando a una manzana cerca de aquí. — Le guiña un ojo a Amy. — Y... También pasaba para conversas contigo.
— ¿De que necesitas hablar? —Pregunto.
—Eugenio me ha pedido que te lleve con Leo. ¿Lo recuerdas? — Detengo mi respiración al escuchar su nombre.
—Sí, lo recuerdo. — Susurro.
—Bien. Me ha dicho que los mantenga en comunicación, quiere contratarlos para una nueva publicidad. — No, otra vez no. Pasar nuevamente por lo que viví en New York no es lo que tenía en mente. — Solo te diré eso, no puedo adelantarte más. Es un contrato jugoso que están ajustando Eric y Leo. Me comunicare contigo cuando me notifiquen que todo está listo para trabajar.
—Perfecto. —Es lo único que alcanzo a decir.
Platique unos minutos más hasta que sentí que sobraba en ese salón. Decidí retirarme por las buenas, antes que Amy me lanzara una de sus miradillas. Volví a mi oficina y trabaje en todo los pedidos y realice sesiones de fotos hasta altas horas. Cuando me dispuso a ver la hora en mi móvil y notar que llevaba una hora retrasada para mi encuentro con Leo, tome mi bolso y salí de la oficina hasta llegar al ascensor, entro, vuelvo a ver la hora son 8:00 p.m. Las campanillas me avisan que he llegado a mi destino, Frank me despide y abre a puerta para mí. Conduzco en completo silencio, algo muy extraño en mí, no he parado de pensar en que decirle cuando llegue. Aparco el auto y subo las escaleras hasta mi piso, justo antes de entrar a mí vivienda me detengo.
¿Música? ¿Hay música? Abro tan solo un poco la puerta y lo veo de espalda.
La canción resonaba en toda la casa. Estaba tan alta que se me hacía entraño que los vecinos no hayan venido a quejarse.
En mi vida ha habido tristeza y dolor, no sé si puedo enfrentarme (al dolor) otra vez.
Ahora no puedo parar, he viajado tan lejos para cambiar esta vida solitaria.
No sabría porque ha elegido exactamente esa canción para recibirme, muchos la catalogan como triste. Pero yo la llamaría... un canto al amor. Si, de una persona que ve como su futuro se convierte en una montaña que debe escalar, que sus días los pasa con un enorme peso sobre sus hombros y su visión está cegada por las nubes. Pero sabe que el amor es la solución y que en su amante encontrará quien le enseñará. Y no desespera porque a pesar de haber sufrido desengaños y dolor, se ha esforzado mucho para llegar al lugar donde dejará atrás su vida solitaria.
Quiero saber lo que es el amor, quiero que tú me lo enseñes. Quiero sentir lo que es el amor, sé que tú puedes mostrármelo.
¿Por qué me lo tienes que poner más difícil? Yo solo quiera conversar, pero me ha demostrado con esta canción que el verdaderamente va por más. Es un tanto posesivo la letra, que me perturba estar ahí quieta, sujetando la puerta con mis manos.
Decido que lo mejor será entrar y acabar con esto, el sufrimiento no es mi mejor aliado. Prefiero ser rápida y evitarnos el dolor que sentimos. Paso cuidadosamente la manija y cierro, dejo mi bolso y las llaves en la mesa frente al sofá. Todavía no se ha dado cuenta que estoy aquí. Luego de haber concluido la canción bajo el volumen y el voltea para verme.
—Hola. —Susurro.
—Hola —Me saluda sin moverse de su lugar.
—Discúlpame por el atrevimiento, he encontrado estos discos en la repisa y no pude evitar escucharlos. —Me muestra la pila discos.
—Era de mi mamá — Digo con pesar.
Los deja en la mesa y camina hacia la cocina.
— ¿Quieres un poco de agua? — Me pregunta.
—No.
Me adentro en la cocina y camino hasta el cajón donde guardo los vinos, sacos un par de copas y sirvo una para él. Toma la copa y la deja en la mesa. Sin prestarle mucha atención a su gesto me sirvo y le doy un sorbo. Regreso a la sala y me dirijo a la ventana aquella en la cual tuve la oportunidad de tomarle una foto desnudó. La abro y me siento en el borde. Me ha estado observando desde que llegue como si fuera un bicho extraño.
— ¿Qué?
—Nada. — Dice y toma una silla, se sienta frente a mí.
Las luces de la casa están apagadas lo único que hace resplandecer nuestro rostro el la luz de la luna. Fruncí el ceño y tome un sorbo más de vino tinto.
—Bien, Clary. ¿Qué era eso tan urgente que necesitabas hablar conmigo?
¿Y su copa? Acaso no piensa acompañarme a tomar un poco. ¿Sabrá que es de mala educación despreciar la bebida que se le dan? Deja de pensar gilipollez Clary, y ve al punto.
—Hoy me han enviado unas fotografías a mi correo —Comento más relajada que en el momento que las recibí. ¡Quizás seas el vino!
Se remueve en su asiento.
—Y... ¿Qué contenían?
—Un par de abrazos, besos y otras unas miradas intensas. — Me sirvo otra copa.
— ¿Quién te las ha enviado? — Se reclina en su asiento.
—No lo sé. ¿Entiendes la gravedad del asunto? — Me molesta que este tan relajado. ¿Acaso no sabe a dónde nos llevara esto?
—Sí, entiendo Clary. ¿Y qué quieres que hagamos? No podíamos estar escondiéndonos toda la vida.
— ¡¡No podíamos estar escondiéndonos!! ¿Acaso tienes algún problema? Hay fotos de nosotros circulando en quién sabe dónde y están en el poder de cualquier loco degenerado que nos ha estado siguiendo. ¡¿Te parece que no tiene ninguna importancia?! Unos días atrás me decías que no debíamos precipitar las cosas y dejar todo en su lugar hasta que sea el momento indicado y ahora te vale lo que digan de nosotros por esas fotos.
— ¿Te estás dando cuenta de lo que dices? Ponte a pensar un poco. Te han enviado fotos a tu correo, justamente el día que regresas a trabajar. Y lo peor es que son fotos de nosotros. ¿No te parece extraño? ¿Quién sabia de notros? Nadie ¿Cierto?
— ¿Y cómo jodidamente llegan esas fotografías a mi correo? Gael es el único que sabe de notros. — De un sopetón me tomo toda la bebida.
—Listo Clary. ¡Ya está todo resuelto! —Se levanta y se coloca detrás de la silla, y la sujeta con sus dos manos.
—¡¡¡Estás loco!!! —Le grito furiosa —Gael, no sería capaz de decir algo. Acá lo importante es que no podemos seguir este camino. —Bajo la mirada.
—No sigas, Clary — Camina de un lugar a otro. —No sigas. Esto es lo que ellos quieren.
Me duele verlo así, estar en esta situación y no saber que decirle. No sé qué palabras correctas usar para no herirlo, él ha sido mi gran amor y siempre lo será. Es cierto que no fue el primer hombre en mi vida y tampoco fue el último, sin embargo tiene un poder inimaginable. Puede destruir o crear mi corazón. Puede hacerme feliz o infeliz. Puede, prácticamente, moldear mi pensar hacía el mundo. Tiene bastante poder.
—No espere que haga lo que yo quiera, solo hago lo mejor para todos los involucrados y no solo lo mejor para mí, pues eso estaría mal. —Me levanto y voy hasta donde se encuentra mi bolso. Introduzco una mano y agarro el objeto entre ellas.
Regreso a mi lugar.
—De vez en cuando hay que pensar en uno mismo, antes que los demás ¿No crees?
—Sabes que no creo en la filosofía, Leo. A veces debemos arriesgar nuestra felicidad solo para no herir a alguien que no se lo merece.
Abro la cajita y saco un cigarrillo, lo acerco a mi boca y tomo el encendedor, aproximo la parte más caliente de la llama a pocos centímetros del cigarro y le doy un par de caladas y las retengo en mi boca hasta luego expulsarla en círculos. Volteo a ver a un Leo desconcertado, su mirada me reprende en todo los sentidos, su cuerpo está completamente tenso. Se acerca a la ventana y se sienta frente a mí. Toma mi cigarro y cuando pienso que me va acompañar a fumar, apaga el cigarro y lo lanza por la ventana.
— ¡Oye! ¿Por qué hace eso? —Le doy un golpecillo a su pecho.
— ¿Desde cuándo fumas?
—No es tu problema. —Me dispongo a levantarme pero me toma por la cintura y me sienta en el medio de sus piernas.
Esta conversación paso de ser solo ''una conversación'', pues no pude decirle a él lo que en realidad pensaba.
—No ha terminado, Clary, no quiero pensar que se ha terminado.
—No me hagas esto, Leo. —Susurro.
Me abraza.
—Esto no puede seguir así. — Digo en voz baja. —Le estoy haciendo daño a Eric y a ti. No quiero causarte más dolor.
—Lo harías si no te quedaras junto a mí.
— ¡Por dios Leo! Nos tienen vigilados... saben que estamos juntos y no puedo hacerlo así, no en este momento.
Me levanto y camino a la cocina por otra botella de vino.
—Clary...
—¡¡Para!! —Grito frenética. —Necesito que te vayas.
— ¿Pretendes que me vaya y te deje aquí sucumbida en el alcohol y con porros por todas partes? —Se acerca a mí y me toma por la muñeca.
Bajo la mirada, no quiero que vea que estoy derrotada. Que no puedo seguir más con esta confusión. Es una maraña que me envuelve, mientras más se teje siento que me estrangula.
—Quizás sea lo único que se quede al final de la noche. —Subo mi rostro.
Es un golpe bajo, lo sé. He tenido que recurrir a ese método para poder hacer que se vaya.
Suelta lentamente mi mano y camina hacia la mesa, recoge sus llaves y su móvil. Llega a la puerta y antes de salir se detiene y dice:
—Te he dejado la cena en la cocina. —Abre y se marcha.
No me quedo más que desplomarme en el suelo y llorar hasta quedarme sin lágrimas. Mis constantes inseguridades y miedos son las culpables de mi comportamiento. Sacrificar lo que siento por lo que debo, no es lo más sensato pero si lo lógico. Soy una cobarde por huir de mis sentimientos, por colocarme detrás de mis excusas. He dado mi palabra y la voy a cumplir. No malinterpretare el amor hacia él, pero mi palabra la tiene Eric.
Él ha salvado mi vida y es hora que yo empiece a consumar lo prometido.
∞∞∞∞∞
¡¡Hola guapuras!!
Bueno, bueno. Sé que he estado algo ausente pero estoy en un montón de cosas en este momento y han absorbido todo mi tiempo. Nunca los olvido, así que ¡aquí estoy de vuelta!
Acá un nuevo capítulo larguito, se lo merecen porque son los mejores lectores que puede tener Wattpad. La historia ha avanzado mucho y se está posicionando en uno de los mejores puesto en el ranking, y eso es gracias a ustedes. CAPITULO DEDICADO A TODOS MIS MARAVILLOSO LECTORES. Estoy sin palabras, como les dije en los primeros cap, nunca pensé llegar a donde estoy ahora. ¡Muy feliz porque todavía les sigue gustado la historia! ¿Creo...? Jejeje
Un besote enorme. Nos leemos pronto.
Facebook: Emperatriz JS Wattpad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top