El crucero
Siento que estoy en busca de respuestas que nunca van a aparecer. Ahora mis secretos pasan a segundo plano. Ni siquiera sé como seguir y no sé identificar las señales.
—Burlate de él —susurró Mathilde en el oído de Matheus.
—¿Para qué? —respondió lentamente el rubio.
—Si te burlas mucho en su cara, ya no se aflijirá más —replicó la cajera.
Me di vuelta y ella quedó como muerta, y dijo:
—Qué bueno que volviste a trabajar — agregó mientras tomaba su sopa Campbell's en la oficina que se usaba como comedor.
A Mathilde le exaltaba la posibilidad de que volvamos a hablarnos. La verdad que me entristece al verla a los ojos.
—¿Qué es necesario, en resumen? — exclamé sin entusiasmo.
—¿Vos estas bien? —preguntó Matheus, mientras tomaba su novena taza de café.
—Espera un minuto. Deja que cierre la puerta —mascullé— , no quiero que Monique venga a parar la oreja.
—¿Qué ocurre con ella? —dijo Matheus preocupado.
—Dirías, tu novia —dije haciendo énfasis en la palabra novia.
—No está acá —agregó Mathilde, observando por la ventana— , ella está charlando en la vereda con el vendedor de bocadillos de salchicha.
—Habría que romperle la mandíbula a ese tipo —respondió el rubio, enajenado.
—Bueno. Creo que alguien se siente cornudo y ese no soy yo —dije curvando la comisura de mis labios.
—¡Ja! Estos dos son el ying de su yang — dijo Mathilde—, son como pirañas.
—¿Cómo los picaflores? —exclamé.
—Espera un momento, Mathilde —dije—, antes que pudiera soltar palabra ella bajó por las escaleras.
—¡Ay, Dios! Sabés. Esa chica no obedece a nadie y hace lo que quiere —inquirió Matheus.
—Ni hablar... Esas cosas suceden. ¿Por qué sales con Monique? —pregunté curioso.
—Es que Monique... ella es...
—¿Qué?
—Ella es la sobrina del paraguayo —dijo el rubio con determinación.
Sacó del armario de metal un contrato.
—¿Qué es esto? pregunté abochornado.
—Monique habló con su tío y me consiguió un ascenso —respondió el rubio, con soltura.
—¡Oh, Dios mio! —chillé—, no me extraña que utilices a las mujeres por algún propósito en particular.
—Caramba —dijo el rubio con los ojos abiertos como plato— , hay que sacrificarse para conseguir un mejor status quo.
—Siempre tienes suerte, ¿eh?
—Bueno, quiero ganar mas dinero, ya sabes como soy —dijo Matheus, asomándose a la ventana.
—Yo creo que te gusta esa vagabunda — respondí pacíficamente.
—La verdad que tenía la esperanza de que se arreglara para la cita —añadió Matheus, reanudando su furiosa mirada hacía la ventana.
—Monique es una mugrienta, sin contarte de su halitosis —agregó Matheus ladeando la cabeza.
—Pero ella te tiene agarrado de las pelotas —dije entre risas.
—Demetrius si que sos ofensivo y pedante.
—¡Uh! Parece que los vendedores de salchichas resultan curiosamente atractivos —agregué mientras reía placidamente.
Matheus estaba comiendo un sandwich de queso. Masticaba con una ferocidad beatífica. Parecía más molesto de lo normal.
....
La gente piensa que las desgracias familiares pasan, que llega un momento donde las esperanzas se renuevan. Todo lo que necesito es claridad y que alguien me diga: ¿Qué mierda esta pasando?
Para mi madre y para Lalo era tan fácil reunirse a debatir sobre sobre los bienes de mi padre. Había unos cuantos autos en el taller con las baterías a punto de descargarse. Mamá decidió que los vehículos mejor equipados se reservarían llegado el caso para una venta futura. Lalo los trasladó hasta el garage de mi casa, los lavó a mano y los envolvió con lonas.
Ahora todo cambio, hasta la oscuridad en nuestro patio era mas densa que lo normal. Ya no se encendían las luces sin un motivo imperioso, pues había que ahorrar dinero ya que papá no iba a estar para pagar los servicios y las deudas.
Lalo le compró a mamá uno de los autos, un Ford Mercury Colony Park. Ésta era una camioneta de gran tamaño, con paneles de madera símil, color suela brillante. No era para pensarlo en frío, se necesitaba reunir plata urgentemente.
Mi madre suspiraba del descontento, puesto que las tormentas y las ráfagas de viento enervaron los ánimos. Hubo que trabajar en plena noche para destapar la rejilla del patio trasero, entre una gran inundación.
Los días soleados se habían terminado y se juntaba la ropa sucia porque no había modo de secarla. Por suerte tenía trabajo, sabanas limpias y un plato de comida caliente en la mesa.
No habia suficiente dinero para empezar un nuevo negocio, entonces estábamos como locos. Mamá no hacía ninguna reflexión, solo bebía su taza de té de limón. A veces ella gritaba que necesitaba trabajar de lo que sea, y después se volvía a su silencio donde el tiempo parecía haberse detenido. Le desagradaba mucho depender económicamente de su único hijo.
De pronto la tristeza se hizo parte de la rutina diaria. Súbitamente me encontré con mi otro yo. En realidad, era la fracción de mi mente la cual sabía que hacer. Entonces me pregunté en voz alta que haría con nuestras vidas. Mamá me oyó, se acercó a mi con su camisón floreado y me sugirió que usará el reloj pulsera de papá.
Era un Rolex de oro, mecánico de cuerda automática. Cuando me lo puse en mi muñeca, sentí un vendaval de emociones fuertes, como gotas de lluvia que alegraron mi corazón sombrío.
....
Sin duda alguna, Matheus era un sabelotodo, tenía tendencia a investigar todo y era un auténtico estrategista, y también era parlero y cuentista. Pero siempre fue un joven afortunado, y eso me llamaba la atención. ¿Será admiración?
En la noche, después de la cena me había llamado por teléfono a mi casa, y me preguntó si me resultaría cómodo que me pasara a buscar por mi casa. Yo dije que sí. Me indicó como tenía que vestir. Entonces pregunté por qué. Él dijo que iríamos a un antro con Mathilde, Rubí y con Monique.
Cuando me dijo eso, no lo tomé muy a la ligera, su tono de voz parecía un poco siniestro. Pero, ¡qué verga! En ese momento pude sentir la excitación por volver a ver a la hermana de Mathilde.
Finalmente, después de viajar durante media hora en el Audi Quattro, que le pertenecía al padre de Matheus, llegamos al puerto de Buenos Aires.
—Me gusta tu cafetera —dije, al descender del vehículo.
—Este auto es una masa. Tiene tracción total — continuó el rubio, haciendo énfasis su máquina.
—Parece un auto de Rally —declaré— habría que repintarlo.
—Así es. Este autito fue homologado para circular sobre asfalto con un motor de cinco cilindros de más de dos mil centímetros cúbicos —enfatizó Matheus— , en verdad tiene más valor si tiene la pintura original.
—¡Ja! Estos dos son unos salames expandiéndose como el universo —gritó Mathilde—, hubieses traído tu Peugeot Citröen...
Las muchachas comenzaron a reír en unísono.
—Es que Matheus es un niño bien — agregué en un tono risible.
—Monique, ten la certeza de que el rubio quiere impresionarte —dije finalmente y luego mentí— : te ves muy sexy.
—Tu también te ves preciosa, Rubí — repuse.
—Todavía no puedo creerlo —dijo Mathilde, masajeando sus sienes—, estoy aturdida.
—Es verdad —dije, apretandole la nuca a Matheus—, ¿donde esta la discoteca?
El rubio respiró hondo y señaló un barco.
—La embarcación se llama: Cruceros del sur— se maravilló Matheus, entre la niebla de la noche.
Los cinco miramos el crucero y nuestros ojos parpadearon al mismo tiempo.
Me humedecí mis labios y susurré en la oreja de Mathilde:
—El tipo que apareció en el hipermercado con las revistas, tenía un traje con la insignia de Cruceros del sur.
Matheus sonreía y sacudía la cabeza al compás de la música que salía del barco.
—¡Subamos ahora! gritó, claramente satisfecho consigo mismo.
—Todavía no puedo creerlo —dijo Monique apoyándose en el barandal del barco— , es la primera vez que subo a uno de éstos.
—Aquí estaremos juntos durante unas horas, cenando y platicando —masculló el rubio.
—Te debo mi enorme gratitud por pagar por esta noche, Matheus —dijo Rubí con un tono muy sexy.
Era de esperarse, supuse, el rubio le encantaba ser el centro de atención. Adoraba ser el mundo de todos y todas.
Me coloqué detrás de el bar, con una copa de champagne en mi mano derecha y procuré calmar mi nerviosismo. Por suerte Rubí no me miraba y eso me dio tiempo para calmar mis ansias o mis celos, que emanaban de cada partícula de mi cuerpo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top