16-Secreto

Mavis estaba en shock, delante suya estaba alguien que conocía. Durante los primeros segundos no la había reconocido debido al paso del tiempo, pero ahora si.

—No puede ser, ¿De verdad eres tú?—le pregunto incrédula.

—Si, no esperaba encontrarme contigo de nuevo—contesto mirando el cielo con una sonrisa meláncolica.

—¿Qué estás haciendo aquí?—preguntó.

Serry, con una sonrisa y un tono calmado le contó absolutamente todo. La maestra escuchó todo en silencio, a veces reía por recordar algo gracioso que vivieron juntas y otras lloraba por la última parte de su historia.

—¿Me prometes no decirle nada a Natsu?—confiaba en ella.

—Tu sabes...lo que le pasará a Natsu...¿no?—esta miró al suelo.

—Si...pero no tengo el coraje y se que es fuerte cuando ese momento llegué—dijo—no te confundas...le quiero, es un chico maravilloso y me lo ha demostrado siempre—esbozó una gran sonrisa sincera.

—Ya veo...no te preocupes...no diré nada. Pero promete que cuando llegue ese momento...serás tú quien se lo diga todo—dijo seria.

—Claro.

Luego, regresó con su amado quien le esperaba con una gran jarra de cerveza en mano y una sonrisa.

—¿Te has perdido?—preguntó riendo.

—Puede—contesto encogiendo los hombros.

Los días fueron pasando y la boda ya estaba cerca, quien más nerviosa estaba era Serry que alguna noche vomitó. Natsu estaba con una sonrisa mirando el calendario, estaba muy emocionado, sentía un hormigueo que no ha sentido en su vida. Serry miraba con tristeza al joven cuando hacia aquel gesto. A veces quería armarse de valor y contarle todo, pero tenía miedo, su pecho se encogía y ella lo apretaba. Pronto...llegaría ese momento.

Por fortuna para Lisanna, Mirajane estaba un poco mejor. Había tenido que aceptar los sentimientos de su corazón y admitir que en el fondo, siempre ha estado enamorada de Natsu por mucho que haya querido negar aquel sentimiento. Uno de los principales motivos y que nunca le ha contado a nadie, ha sido el miedo. ¿Y si la cosa no salía bien?, aquello podría poner en peligro su amistad la cual valoraba mucho y puede que Natsu cambiase a peor.

—Natsu...te deseo lo mejor—dijo practicando frente al espejo.

—Hermana.

—¿Lisanna?—preguntó sorprendida—¿qué haces aquí?.

—Se lo tuyo y Natsu...¿cómo estás?—preocupada al ver a su hermana con algo de ojeras.

—Bien, feliz por él—mintió.

—Hermana...se lo que es querer a Natsu—le recordó con una sonrisa.

—Si...es verdad.

Sin mediar palabra, ella abrazo a su hermana, Mirajane se extraño un poco, pero se dejó abrazar y devolvió el gesto.

—¡Abrazar a tu hermana es de hombres!—grito una voz y sintieron como les abrazaba un oso.

—¡Hermano!—gritaron estas sintiéndose aplastadas.

En casa  de Natsu, Serry preparaba la comida y le preguntaba a su pareja sobre la boda.

—Tengo muchas ganas de que llegue ese día—dijo este.

—Y yo...aunque Erza esta muy emocionada—comentó ella riendo.

—Si, creo que aún esta mirando vestidos—Natsu se echó a reír imaginando la escena.

—Aunque no me hace mucha gracia...

—¿Por?—preguntó.

—¿Tu has visto que pechos tiene?, conociéndola seguro se pone un vestido ajustado—dijo.

—Bueno...—una sonrisa pervertida salió en su rostro antes de recibir un golpe con la cuchara grande de su novia—¡eso duele!.

—Pervertido—dijo ella inflando los morros.

—Era broma—se disculpo enseguida ante la mirada de esta.

Una de esas noches, Mavis flotaba con su figura fantasmal bajo la luz de la luna en el enorme patio trasero del gremio. Se sentó en un banco mientras meneaba sus pies en el aire y jugando como una niña pequeña. No dejaba de pensar en Serry.

—Tras tanto tiempo...¿así termina tu historia?—preguntó a la nada dejando que sus palabras se las llevase el viento.

No dejaba de pensar en la historia que le ha contado, analizó cada frase y todo tenía sentido. Ella estaba apenada por la que un día fuese su amiga, pero sobretodo...por Natsu.

—¿Serás lo suficientemente fuerte para afrontar la verdad?, ¿estás listo?—unas lágrimas salían de sus ojos.

—¿Primera?—dijo una voz haciendo que cayera del banco.

—¿Makarov-san?—el anciano se acercó.

—Si, estaba terminando el papeleo cuando te he visto aquí hablando sola—dijo.

—Me gusta hablar sola—se excusó ella.

—Primera...

—Esta bien...pero no puedes contarlo a nadie—dijo seria—sino...te maldeciré—amenazó en broma ella.

La reacción del anciano no fue la esperada por esta, ni se inmutó lo más mínimo. Todo lo contrario, asintió con la cabeza como si ya lo supiera.

—Ya había notado algo extraño en ella...mis hijos no lo han percibido...porque no tienen mi experiencia—se sentó en el banco junto a su báculo.

—No le dirás nada...¿verdad?—preguntó asustada.

—No...solo...siento lastima por ella y Natsu...va a ser el peor mal trago de su vida...—dijo aguantando las lágrimas, no le gustaba ver sufrir a sus hijos.

—Cuando la vida te cierra una puerta...te abre una ventana...además, hay otro corazón esperando ser amado—Makarov no supo en ese momento a quien se refería.

—¿De quién hablas?.

—De los demonios...hay una historia sobre una demonio que sentía amor por un humano, su vida esta marcada de conflictos...pero finalmente estuvieron juntos. Porque al fin y al cabo...los demonios también aman—le dijo con una sonrisa.

—Ya veo...al final, todos tenemos corazón y amamos...solo los ilusos no aman.

Y allí se quedaron un rato, sintiendo la fresca brisa del viento ondear su pelo y refrescar su piel ante la luna como único testigo de lo que se avecinaba sobre Magnolia.

Serry estaba en el tejado de su casa ya que Natsu dormía. Y comenzó a cantar.

—Ella nunca se quiso ir...nunca se quiso ir...ella...nunca se quiso...ir—finalizó con una lagrima cayendo al suelo.

Respiró aquel aire puro, le recordaba mucho a su hogar. Luego, fue hasta su cuarto donde antes de taparse con las sábanas, permaneció mirando a su amado, estaba tan guapo y tenía un aspecto infantil con esa cara dormida. Le dio un beso en la frente.

—Te quiero Natsu, siempre voy a quererte—le dio otro y por poco le despierta—por favor...solo te pido que nunca me odies—susurró antes de apoyar su cabeza en el pecho de este.

Continuara...

He sacado tiempo y encima, necesitaba despejarme jajaja.

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