Hasta ahora hemos visto una rápida reacción para el rescate de Nozomi. Sin embargo, una noche en La Cloaca puede ser muy larga...

En alguna habitación de aquel terrible lugar se encontra nuestra joven protagonista atada de pies y manos a una pared. Sentada de rodillas y con la cabeza caída al seguir inconsciente.
Encerrada por tres paredes roñosas y una más hecha de algún material extraño, similar al cristal, pero mucho más resistente, probablemente procedente de alguna quirk.

-Aún me cuesta creer que Raiden realmente tenga una hija, y que la madre sea de ese obstinado clan de ángeles- habló un hombre mientras observaba a la chica a través del cristal.
-Los rumores eran completamente cuertos. Ya viste sus ojos, es la mayor prueba que nos pudo dar... Me pregunto si tendrá la mala leche de su padre- respondió su acompañante también vigilando.
-En ese caso deberíais tener cuidado- una voz grave irrumpió en la conversación.

Los dos secuestradores hicieron una reverencia.

-Dejad las formalidades- dijo mientras se acercaba al cristal a paso firme- El infame clan de los demonios... Probablemente aún queden vástagos sueltos, pero esa niña y su padre son los únicos pertenecientes a la rama principal de la familia... Al igual que a todos los demás, los destruiré con mis propias manos- con fuerza colocó su mano sobre el cristal.

En ese momento Nozomi trataba de despertar. Poco a poco logró abrir sus ojos, lo primero que pudo ver fue la mugre de aquel zulo.
Cuando recordó lo que había pasado trató de levantarse, pero debido a sus cadenas era completamente imposible. Quedó con una rodilla en el suelo, la otra pierna pisando fuerte mientras trataba avanzar. Sus brazos hacia atrás tirando con todas sus fuerzas. Sus ojos eran completamente rojos y su rostro reflejaba una ira incontenible.

-Han pasado dos años desde que vi ese rojo tan intenso, aunque ya no recuerdo con seguridad la última vez que vi una mirada tan intimidante- el hombre esbozó una sonrisa- Realmente se parece a su padre- Tener mucho cuidado con ella.

Dicho esto se marchó dejando a sus dos subordinados allí.

Nozomi seguía enfurecida. El brillo azul se había extinguido. Su lenguaje corporal transmitía un simple pero aterrador mensaje: "Te mataré".

-Joder... ¿De verdad que esta cría tiene 15 años?
-Casi había olvidado el poder de su familia... Te has asegurado de que esté inutilizada, ¿verdad?
-Por supuesto. Sus dos manos están cubiertas, sus brazos y piernas encadenadas a la pared, sus alas atadas entre sí y la cola atada a su pierna.

Nozomi cerró los ojos y se sentó de nuevo. Al abrirlos volvían a ser azules con leve brillo azul.

-¿Qué cojones? ¿Es bipolar o algo?

Gastar energía no tiene sentido. Debo esperar... Debo calmarme... Debo controlar... ¿Qué trato de controlar?

En ese momento pudo ver un aparato en una de las esquinas superiores.

Teniendo en cuenta que pueden observarme tras ese cristal... Debe ser un micro.

-No puedo oiros, pero vosotros a mí sí- Nozomi empezó a hablar mientras se mantenía con la cabeza baja- no sé qué queréis de mí pero como volváis a tocarme- la joven miró a sus secuestradores son sus ojos rojos aunque aún manteniendo un brillo azul- estáis muertos.

Uno de los hombres sonrió y se acercó atravesando el cristal. Parece ser que fue creado por él.

-¡Oye!- su compañero trató de deterlo inútilmente, no pudo atravesar el cristal.
-No estás en posición para amenazar niñita- el hombre se agachó y la miró con una sonrisa burlona dibujada en su cara.

Nozomi le lanzó un escupitajo, el cual fue respondido con una fuerte bofetada.

-Maldita zorra- el hombre se limpiaba la cara tras golpearla por lo que la perdió de vista unos segundos. Segundos que Nozomi empleó para darle un cabezado en la pierna clavando así uno de sus cuernos.

Un fuerte gritó de dolor resonó y fue en aumento cuando aquella "niñita" movió con fuerza la cabeza desgarrando el muslo de aquel que la había subestimado.

Con la cabeza cubierta de su enemigo sonreía observándole en el suelo y arrastrándose hacia el cristal.

El brillo azul se perdió.