⁴| Noche Tres.

Noche |Tres
12:20AM

La nota que había recibido aquella mañana fue de lejos la nota más sensata que había recibido en estos tres días, al menos era aún más reconfortante que la del Príncipe SeokJin. O eso se esforzó en creer.

| J u n g k o o k |

Has durado dos noches seguidas, lo cual es increíble. Estas aquí para lidiar con la tercera noche, lo cual es increíblemente estúpido.

Viendo que has sobrevivido tanto tiempo, puedo descartar la posibilidad de que seas una idiota, y probablemente necesites la cantidad de monedas de oro que estamos pagando. De otra forma, ¿Por qué te quedarías por más tiempo?

Solo quiero decirte que puedes deshacerte de este trabajo en cualquier momento y te pagaré en su totalidad. Por otro lado, has sido la persona más competente en este trabajo en meses. Voy a dejar la decisión en tus manos, pero tienes mi respeto. Solo sigue recordándote que Taehyung no es una persona confiable, y que es un bastardo egoísta. No le tiembla el pulso al matar.

Te veré a la mañana.

-Príncipe YoonGi.

Cuando consulto el espejo, Tae todavía estaba profundamente dormido. Colocó la vela en su soporte, preparándose mentalmente para lo que se avecinaba esa misma noche. Y casi como algo inevitable a la mente se le vino Yugyeom. Con una sonrisa honesta en los labios y los ojos completamente brillantes en un canela completamente precioso.

Pero... Por alguna extraña razón aquella pacífica visión se transformó en una sonrisa traviesa de dientes tan blancos como la nieve; ojos azules e intensos como las olas bravas de una tormenta en plena alta mar. Jungkook sacudió la cabeza de lado a lado inmediatamente. Se obligó a cerrar cualquier vínculo que la llevará a imaginarlo otra vez.

No había jarra de agua sobre la pequeña mesa en su habitación esta vez, las cortinas estaban bien cerradas, tenía las cerillas en las pequeñas manos y más tranquila se sentó con las piernas cruzadas en la cama, esperando que sucediera algo esa noche.

El Príncipe Tae estaba durmiendo hoy, al parecer. Aunque no parecía ser un sueño tranquilo. Sus cejas estaban cerca, preocupadas. Sus labios estaban abiertos, su mandíbula apretada. Mientras Jungkook observaba, él se agravó más. El espejo se estaba poniendo borroso, o algo así; su imagen era más oscura. Luego, de repente, la imagen se sumergió en una sólida oscuridad y un par de puntos brillantes, como enojados ojos amarillos destellando sobre el vidrio del espejo de mano.

Grito, corriendo por la vela con el espejo apretado con fuerza en su pálido puño tembloroso.

Podía ver a Tae otra vez, pero ahora estaba despierto, la sombra junto al él liberaba sus restricciones en las muñecas y en los tobillos.

-Tuve una pesadilla -bostezo, parecía tan cansado. La albina noto que tenía una buena cantidad de ojeras; tal vez no habían sido lo suficientemente notable la noche anterior -. Eso es todo lo que tengo normalmente, aunque, ahora se intensifican. Espero que estés bien allá arriba. Me disculpo por lo de anoche; No iré a visitarte tan temprano.

En esa situación Jungkook lo encontró terriblemente adorable. Con el cabello enmarañado, los círculos medio violetas debajo de los bellísimos zafiros y esa voz tan dulce. Una tan preocupada, pizca de angustia y una suma inexplicable de tristeza inmensamente infinita. Sintió lastima y algo muy parecido a la impotencia.

El pelirrubio miró alrededor de su habitación con aire desorientado como si estuviera perdido.

-Ahora la pregunta es: ¿qué debo hacer esta noche?

Kook hizo una breve -por no decir rapidísima -, revisión de los pasillos y habitaciones que estaban alrededor de su habitación, antes de regresar a Tae. Sin saber bien porque su corazón todavía estaba temblando, latiendo con fuerza, y se obligó a relajarse y recostarse contra la puerta de madera. Recordando a su familia para poder calmarse

-Se parece mucho a ser un niño otra vez -hablo nuevamente trayendo a Jungkook de nuevo al presente -. Todo este tiempo libre, nadie con quien jugar, nada útil que hacer. Igual a a mi niñez.

Sus palabras hicieron que el azabache se sintiera terriblemente mal. Tanta empatía por él, una infancia triste y desgraciadamente no una vida madura mejor. Atado al palacio y atado a sus demonios.

Había un armario en la habitación de Taehyung, uno que no había notado antes ente tanta oscuridad y ruina. El joven lo observó atentamente mientras el otro arreglaba el cuello de su camisa, lo abrió y escudriñó el contenido de arriba a abajo. Analizando su interior.

- ¿Alguna vez te cansas de lo que tienes que usar? Es gracioso, realmente, tengo toda esta ropa y ninguno de estos trajes me atrae en absoluto en este momento. Tanta... Rutina -Hizo una pausa, rascándose la fina barbilla pálida -. Sabes, quien tiene ropa realmente bonita es NamJoon. Realmente no vive aquí, desde que se casó con la Princesa HyeJin de Francia, técnicamente hablando, pero comenzó a visitar más el reino cuando comencé... a perder el control. Creo que ha vuelto con su esposa hoy.

Una sonrisa emocionada, casi infantil, se dibujó en su rostro lívido cuando salió de la habitación de miseria, la sombra lo seguía de cerca.

« ¿Tenía la intención de modelar ropa esta noche? » se cuestionó el azabache algo ansioso.

Miro con especial curiosidad la imagen frente a sus orbes, mientras él abría la puerta de la habitación de su hermano. Abrió el ropero y empezó a elegir cosas del interior para cambiarse, alineándolas prolijamente en la cama.

-Confío en que no mires -dijo con una sonrisa -. Entonces, bueno, no es como si pudiera detenerte. No me importaría del todo si terminarás haciéndolo -agregó con un guiño.

El Príncipe Jeon se sonrojó cuando comenzó a desabrocharse la camisa, sacándola primero de los pantalones. Sus tirantes colgaban en presillas por sus piernas. Se giró, el espejo lo mostraba por la espalda ahora mientras se quitaba la camisa y la tiraba a la cama perfectamente tendida.

Podía ver todos los músculos de sus acanelados brazos y espalda, miró impresionado por ese atractivo camino hundido en el medio de su espalda, por el que viajaba su espina dorsal.

«Maldición» tragó en seco, y su corazón había simplemente dejado de latir de un momento a otro.

Desde esta perspectiva, podía darse el lujo de ver claramente la definición exacta de su parte trasera bien tonificada. El sonrojo le subió hasta las orejas.

Meneo la cabeza y rápidamente cambio la vista del espejo al pasillo, revisando meticulosamente todas y cada una de las habitaciones y luego volviendo a hacerlo para cerciorarse de que todo estaba bien y que ningún peligro lo asechará, aún. Luego volvió la vista a Tae, de quien podía ver el gratificante frente mientras terminaba de ponerse un par de pantalones muy ajustados de color rojo oscuro.

Noche | Tres
1:00AM

En lo que llevaba de la noche, el joven Príncipe ya se había probado tres conjuntos de ropa muy bonita y, a nuestra aventurero Príncipe de Busán, le faltaba el aliento. Esta agobiado, casi mareado.

No era solo el hecho de que él se los estaba probando, no era la acción, no. Él tuvo que posar en el espejo de cuerpo entero para sí mismo, arreglar todo meticulosamente, verse a sí mismo desde un costado, comprobar cómo los pantalones calzaban bien su trasero, muslos, espinillas, y flexionar sus bíceps para poder quejarse de que NamJoon no necesitaba espacio para acomodar los músculos de los brazos. Delgados, aunque bastante definidos y firmes.

Y aún había más para probar.

«Oh, no» se quejó Jungkook, resoplando con las mejillas tan rojas como un par de granadas. Y el corazón como una bomba de tiempo, latiendo más de lo debido.

Justo ahora, se estaba enfundado en un elegante traje marrón acentuado con amarillos y rojos. Se admiró en el espejo otra vez, sosteniendo una mano detrás de su espalda, sonriéndose a sí mismo, saludándose, pretendiendo inclinarse. Como una reverencia para sí mismo, perfectamente ejecutada.

-Creo que me veo muy inteligente en este -sonrió a su reflejo -. Creo... Creo que el conjunto no está terminado. Necesito un pañuelo a juego.

Se inclinó para buscar en el cajón de la mesilla de noche de NamJoon, con la parte trasera en el aire. Era tan redondo y firme. Colocándose el pañuelo en el saco del traje, volvió al espejo.

-Ah sí, eso funciona. Pero tal vez funcionaría mejor si estuviera completamente bien afeitado.

Todavía vestido, arreglando la posición del saco y el pañuelo de vez en cuando, se dirigió a un fregadero y encontró una navaja de afeitar detrás del espejo. Kook no entendió lo que intentaba hacer en este punto hasta que realmente comenzó a afeitarse.

Había algo increíblemente atractivo en ver su cuello y su mandíbula desde todos los ángulos, ver una cuchilla correr por su piel, sus dedos tirando de su piel para mantenerlo presionando. Él mirándose a sí mismo en el espejo. Fue muy cuidadoso con sus mejillas, tomando un tiempo meticuloso para no cortarse. Se tomó la libertad de seguir mirando mientras se lavaba la cara y luego recortaba con cuidado las puntas de su cabello rubio hasta que terminó por parecer un perfecto caballero bien alineado.

Dio a su reflejo un triste suspiro que pudo partirle el alma a cualquiera. Sobre todo a Jungkook.

-Es muy lindo vestirse bien. Incluso si no estoy, bueno, puedo ir a algún lado -Se pasó una mano por las mejillas, verificando que no hubiera ningún corte -. Bien. No puedo estar deprimido toda la noche. Todavía no creo que este sea el atuendo correcto de todas formas.

Noche | Tres
2:23AM

Había comenzado a bailar. Bailando solo con una sombra de formas bien detalladas como las de una mujer, parecía llevar un vestido largo, pero Jungkook no puedo asegurarlo. Fue inquietante, pero extrañamente encantador. Habló con aquella silueta oscura como si le estuviera hablando a él, o algún otro chico al que hubiera conocido más íntimamente.

No podía molestarse en descifrarlo; Tuvo que encender su vela. Hubo golpecitos en la ventana y la puerta; no había estado mentalmente preparada para eso. No otra vez y no nunca porque jamás imagino que tal situación existiera.

No se fueron rápidamente, sino hasta después de unos cuantos minutos y una vez que se detuvieron volvió a revisar a Tae, ya no tenía a la sombra que bailaba tan delicadamente con él. Simplemente se sentó en una silla, parecía tan abandonado, y luego aprovechó la oportunidad para leer.

- ¿Recuerdas ese libro de anoche? - Preguntó en voz baja casi como un murmullo -. ¿Debo volver a leerte?

La adrenalina ya bombea desde las sombras en la ventana y puerta, luego estaba toda su vida del otro lado del mar; su prometido, su padre, su hermano y sus hermanas. Con el pensamiento sacudió su cabeza vigorosamente, completamente consciente de que no podía verla.

Pero él se rió entre dientes como si lo hubiera hecho. « ¿Será que puede verme?» se encontró preguntándose con curiosidad.

-No te lo leeré esta noche, no te preocupes. De todos modos, tengo libros más sustanciales que he querido leer.

Aquí es cuando se volvió realmente frustrante, porque no estaba haciendo nada. Estaba leyendo, luciendo inexplicablemente sexy mientras lo hacía, sin hablar con ella ni una sola vez, y como si no fuera suficiente aún tenía dos sombras rondando tras la puerta y la ventana. No se irían y estaba casi a la mitad de su vela. Si este no fue el momento más estresante de su vida, no tenía idea de lo que podría ser.

Noche | Tres
3:00AM

Finalmente las sombras se fueron. Le quedaba menos de media vela. Tae todavía estaba leyendo. No, miraba inexpresivamente su libro. Como si su mente estuviera en otro lado, uno probablemente mejor que esto o... Quizá uno peor. Junto a sus demonios.

-Es mitad de la noche. Creo que ahora es un buen momento para ir a verte.

-No, no -trato de decirle, mirando nerviosamente a su pequeña vela hasta el reloj, y a Tae mientras atravesaba los pasillos. Sabía que en el momento en que llegara aquí no podría decirle que se fuera. Posiblemente moriría esa misma noche.

Se apoyó en la puerta, las manos le temblaban mientras se preparaba para encender el fósforo. Al mismo tiempo y casi imposible, estaba feliz de que él viniera. Hablar con él fue lo más destacado de este que consiguió con este trabajo. Simplemente deseaba que no tuviera que ser tan estresante.

-Hola.

-Hola -suspiró el joven azabache, encendiendo la vela -. Te ves muy bien esta noche.

- ¿Oh? Supongo que apreciaste el espectáculo -dijo, con una sonrisa en su voz. Jungkook rodó los ojos exasperado por lo sofocante que podía ser cuando se lo proponía -. ¿Cómo has estado esta noche?

-Estresado. Dos de tus "amigos" se quedaron en mi puerta durante casi media hora.

-Oh, entonces no te queda mucha vela, ¿Verdad? -cuestionó. Cogió el espejo para poder verlo. Se pasaron los dedos por el pelo, se rascó la suave barbilla y se subió las mangas hasta los codos, descubriendo sus fuertes y acanelados brazos -. Desearía tanto que me dejaras entrar.

-No puedo.

-Sé que no lo harás -dijo en un tono susurrante -. Pero siento que si pudiera verte, sería más fácil dejarte solo por más tiempo. No lo sé...

-Tae, realmente desearía poder dejarte sentarte aquí y hablar contigo. De Verdad.

-Me encanta tu voz...

-Por favor, Taehyung -siseo.

Suspiró, limpiando acariciando su barbilla con sus dedos en una calma absoluta y casi hipnotizan te. Como deseo poder ser el azabache quien lo acariciara, revolver su cabello rubio y poder morderlo como él decía. Morder sus labios, su cuello y los hombros anchos.

«Oh, Taehyung» pensó con anhelo.

-Debo cambiarme, de todos modos. Los pantalones de NamJoon son demasiado apretados para mí. Se está poniendo incómodo.

«No lo pienses demasiado, no profundices, Jungkook» se regañó. Alejando a Tae lo más posible de sus pensamientos. Obligándose a imaginar una boda con Yugyeom he idealizar una vida con él.

Suspiró cuando se levantó y se fue, apagando la vela una vez que salió del pasillo. Esto fue demasiado. Se estaba poniendo emocional. Claro, estaba seguro de sí mismo y tendía a decir cosas muy inapropiadas a veces, pero no parecía querer hacerle daño.

Revisó la nota de esta mañana, una vez más.

-Egoísta -murmuró recordando las palabras que había usado el Príncipe anterior.

Bueno, si querer el contacto con otro ser humano era considerado egoísta, entonces sí, supuso que Taehyung era egoísta. Tal vez fueron demasiado duros con él. No fue su culpa que él haya sido maldecido así, bueno, así fue. Era. Pero eso fue en el pasado.

Se advirtió a sí mismo que no era sano seguir inventando excusas para justificar las acciones que él pudiera haber tenido. Si sigue haciendo eso, quién sabe; podría terminar por dejarlo entrar...

« ¡No, Jungkook, no!»

Así que reviso el espejo de nuevo, en los pasillos primero inspeccionando a detalle, y cuando llegó a Tae, él estaba en medio de desvestirse una vez más por esta noche. Sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso y estaba tan conmocionado que realmente no pudo apartar la mirada mientras permanecía casi desnudo en la habitación oscura. Podría ver la definición de todo para ser exactos, cada detalle y forma, el contorno de su cuerpo, definido; fuerte, joven y exquisitamente terso. Esto ciertamente no ayudó a las cosas.

Noche |Tres
4:25AM

Se mantuvo lejos durante mucho tiempo antes de volver a la puerta. Las sombras se acercaron y acecharon pero nunca a su puerta, lo que calificó como un acto de infinita misericordia.

Se sintió mal por tener que despedirlo tan repentinamente. Parecía tan desanimado, paseando por los pasillos, solo cabizbajo. Sin nadie más que su propia pena y dolor. Hasta que la hora casi había terminado y volvió a visitarlo.

-No podía estar lejos -se disculpó.

-Hola de nuevo -murmuró Jungkook, recargando su mejilla en la puerta.

Al final había optado por ponerse un conjunto de su propia ropa que le quedaba mucho mejor. Apoyado contra la puerta, volvió a ponerse las mangas, mirando hacia la puerta con melancolía. Mirándolo, lo mejor que podía del otro lado del cristal.

- ¿Cuánto tiempo crees que esa vela puede aguantar?

-No mucho.

Un pequeño silencio.

- ¿Viste cómo me estaba desnudando?

«Aquí vamos de nuevo » pensó con nerviosismo.

-Tae-Taehyung...

-Está bien si lo hiciste. ¿Te gustó lo que viste?

-Para. Esto no está bien.

- ¿Imaginaste des vestirme tú mismo? -Preguntó, tirando de su cuello. - ¿Te imaginas quitándome el chaleco? ¿Deshaciendo cada botón de mi camisa para revelar mi cuerpo desnudo?

Se sonrojo, estaba tan avergonzado.

- ¿Te imaginas bajando mis pantalones? ¿Arrodillado frente a mí para quitarlos? ¿Te gusta la forma de mis piernas?

-Sí-sofoco un gemido, y se maldijo así mismo. Ojalá no hubiera dicho aquello. Alentarlo era algo malo.

- ¿Lo haces? -Sonaba halagado, y casi juro que llevaba una sonrisa en el rostro -. Bueno, gracias. No te preguntaré si te gustó la forma de..., bueno, digamos las otras cosas de mi cuerpo, también. Te ahorraré la vergüenza.

-Dios...-murmuró, nombrar a dios en esa forma tan vulgar estaba mal y era algo por lo que su institutriz le hubiera reñido.

En realidad si paraba un momento analizar todo hasta este punto, reconoció que había cometido más de un pecado estando aquí. Había visto a otro hombre desnudo, y que hombre. Su voz lo ponía frenético, sus palabras lo encendían. Quería besarle, quería morderlo... « ¡Dios!» esto estaba tan terriblemente mal.

-Y yo sé exactamente cómo hacerte imaginar - Estaba sonriendo, el muy idiota estaba sonriendo y esa sonrisa era la cúspide de todos los pecados. La incitación y la perdición -. Me divierto demasiado contigo. Si pudiéramos ver cuánta más diversión podríamos obtener si abrieras la puerta...

Noche |Tres
5 DE LA MAÑANA

Probablemente iba a morir esta noche, decidió. Iba a dejarlo allí sentado y que hablará sobre su cuerpo hasta que la vela se esfumara, y las sombras vinieran por ella, y la mataran. Y entonces nada de esto hubiese importado. Y su padre estaría destrozado y Yugyeom se casaría con alguien más. Y sus hermanas tendrían hijos que él no conocería y Jimin prontamente seria el rey.

«Joder »

Sin embargo había algo en él qué no podía dejar de escuchar, que lo hacía arder. Ahora Tae había pasado a hablar de desvestirse lo. Y no pudo encontrar la fuerza de voluntad para hacerlo callar. Porque todo lo que el detallaba con tanto anhelo y paciencia sonaba tan bien.

-Y luego, después de besar tus brazos y tus manos -continuo, su voz ahora cansada -, revolvería tu cabello. Me pondría detrás de ti, y pasaría los dedos por tu pelo, y, si me lo permites... te besaría tu nuca y tu cuello. Respirando el olor de tu cabello y sentir su suavidad contra mis labios y barbilla y entre mis dedos.

Sí, Jungkook nunca había sentido tal desesperación en su vida. Yugyeom solía ser tradicional y rápido. Lo besa con ternura y le recordaba lo mucho que lo quería y cuanto deseaba formar una familia con él. Pero no había más, lo trataba como si fuera de porcelana. Lo más frágil. Todo lo hacía con experto cuidado. Además, él nunca había hablado tan abiertamente con el azabache. Jungkook le diría que quería estar con él, que lo tomará y que la hiciera suyo. Pero Yugyeom se escandalizaba y le decía que esa no era la boca de una Príncipe educado. Él debía decir; Hacer el amor.

«Hacer el amor... Ya no estoy tan seguro » pensó para sus adentros.

-Entonces te ayudaría a quitarte el traje. Vería desprender tu camisa dejando al descubierto tus hombros. Dios, apuesto a que tienes los hombros más lindos. Yo los mordería. Despacio, sin prisas.

-Te dejaría, hacerlo -susurro, con las rodillas en su pecho, esperando que él no hubiese escuchado.

-Soltaría tu faja y te liberaría. Si tienes demasiado frío, te abrazo, cariño, no te preocupes. Ya estarías casi desnudo y cuando termine de quitarte la ropa interior... ooh -Lo miro en el espejo mientras se mordía el labio -. Quizás debería detenerme allí. ¿No?

-Por favor, no te detengas.

- ¿Qué? ¿Quieres que lo haga? -su voz casi sino demasiado sorprendida.

Negó con la cabeza, guardando silencio por solo unos segundos. Tratando de recuperar su auto control, y su respiración normal. Luego respondió:

-Sí. Quiero. Se siente tan mal porque nunca nos hemos visto bien, pero aquí estoy deseando que tu voz me cuente sobre todas las cosas que me harías. Cómo me abrazarías y me besarías, me desvestirías, me acaricias... si tan solo esta puerta no estuviera en medio, yo podría... Pasar mis dedos por tu pelo. Podría sentirte. Morderte... Yo...

-Puedes -dijo rápidamente con simultáneo entusiasmo -. Puedes tener algo más que mi voz. Solo abre la puerta. Por favor.

Jungkook se cubrió la boca y sacudió la cabeza, incapaz de hablar por temor a que sus labios lo traicionaran. Y en un breve segundo lo dejara entrar, traicionando se así mismo y a toda su familia. Como pesa el deseo por lo prohibido.

De repente escucho que la vela parpadeaba. Hasta que se apagó. El fin. Este sería el momento. Aún le quedaban cinco minutos cuando mucho, y no había forma de que pudiera sobrevivir los momentos restantes. Así que probablemente este sería el fin de su corta vida. Adiós a su padre y a sus hermanos. A Yugyeom y a su reino. A la vida y a la aventura. Solo esperaba lo peor.

Sin embargo nada en el exterior intentó abrir la puerta.

Confundida, reviso los espejos, encontró un par de sombras en la biblioteca y en la cocina. Su piel se erizo.

-Taehyung... ¿tu sombra está contigo?

- ¿Hm? Oh, parece que no.

Podía... podía abrir la puerta. Aunque fuese por un breve minuto. Podría, por un pequeño momento, antes de que volvieran las sombras. Incluso si regresaran, estaba jodido. Realmente no tenía ya nada que perder. Y pensó que perdería al menos llevarse la imagen en vivo y en directo de Tae a la tumba.

Entonces lo hizo; Cogió la llave que le habían dejado y abrió la puerta de su recámara. Casi al mismo tiempo que su corazón palpito en sus oídos.

Allí estaba, tan sorprendido como lo estaba el propio Jungkook, incluso más apuesto de lo que el espejo le había mostrado. Su aliento lo dejó mientras él le sonreía, ojos azules, oscuros, profundos. Un misterio. Tormenta atrapada, rabia latente, melancolía alrededor del iris.

-Eres más bonito de lo que imaginaba. Eres hermoso -susurró, extendiendo la mano para tocarla. Pero tan pronto como lo hizo, tres sombras oscurecieron por completo el pasillo.

Los ojos de Tae se oscurecieron, en un gris intenso, cuando su sombra se apoderó de su cuerpo. Volviendo su cabello a Gris. Su sonrisa tranquila se transformó a una tétrica, malvada y fría. Taehyung, su demonio más fuerte se manifestó por todo su cuerpo.

-Lo siento mucho -escupió, antes de empujarlo con todas las fuerzas que pudo acumular en ese momento, derribando lo al suelo. De prisa y con el corazón en l garganta corrió al interior del cuarto cerrando la puerta para que el no entrará.

- ¡HEY! -grito, golpeando la puerta, se escuchó más de un golpe. Tae dio un puñetazo contra la puerta, una vez más, brevemente, mientras le gritaba a las sombras a su alrededor. Jungkook tuvo ganas de llorar, pero no lo hizo. Porque recordó que el valor es lo único que podía mantenerlo cuerdo y en paz.

Escondido y temblando detrás de la cama, esperando que las sombras no vinieran por él, observó el reloj de arena durante los dos minutos restantes de la noche, grabó por grano de arena, cayendo en cámara lenta. Parecía una eternidad.

Entonces, milagrosamente, ya no escucho su presencia del otro lado.

Alguien giró la llave en la cerradura al otro lado de la puerta. Lo oyó abrir, pero nadie habló durante un largo momento.

- ¿Estás aquí? -Dijo una voz áspera. Casi adormilada.

Se levantó detrás de la cama, tratando de controlar su temblor mientras observaba la cara joven y cansada del fornido hombre en su puerta. Él parpadeó.

- ¿Por qué sigues aquí? En serio, vete a casa y quédate allí. Eres un tonto si te quedas una noche más.

Y cuánta razón no tenía.

-Bueno, siento... siento que decepcionaría a la familia real si lo hiciera.

El hombre se encogió de hombros y suspiró.

-Supongo que lo harías. Ahora vamos, vine a sacarte de este infierno de cuarto. Vive tu día o duerme el resto de él, en realidad no me importa.

-Que considerado -murmuró, alineando su cabello un poco. En realidad si estaba muy cansado.

-Lo soy -el Príncipe YoonGi lo inspecciono de arriba abajo sin ningún pudor -. Cierto es que eres demasiado, muy, hermoso para ser un simple plebeyo muerto de hambre.

-Pues lo soy -mintió, alzando su barbilla con orgullo -. Vengo de una familia muy humilde que necesita el dinero. Y no pienso irme con una derrota.

Eso era real. No volvería a casa a llorar con papá como cualquier Príncipe asustado. El hombre frente a él le sonrió, rascándose la barbilla sin quitarle la mirada de encima.

-Como sea, ahora entiendo porque Tae se puso tan mal hoy. Yo puedo controlarme. Pero él tiene demonios, ¿cómo va a controlarlos con una belleza como tú?

«Imbécil» pensó con desagrado.

Noche tres y Jungkook se puso en un gran peligro. Los demonios de Tae son realmente fuertes.

¿Cómo controlarlos?
¿Qué harían ustedes en el lugar de Jungkook?

De repente suba una más, así que atentos uwu.

Epxphany_25

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