FINAL
Lo arrastró directamente por su camisa y pateó la puerta cerrando, dejando las sombras afuera y la culpa de lado. Mientras la vela, bastante corta ahora, ardiera, no se filtrarían dentro de la habitación. Lo empujó sobre la cama y lo abrazó con fuerza, envuelto en el abrazo del otro. Sus brazos eran tan fuertes. Sus amplias manos cubrieron la mayor parte de su espalda. Su cara estaba caliente, presionada en la hendidura de su clavícula.
Lo estaba desnudando, los dedos pálidos y finos jugueteando con los botones de su camisa. Su corazón estaba en su pecho, tamborileando por todas partes en la habitación cuando sus cálidos labios se encontraron con su elegante cuello y oh, cómo le gustó, abandonando su camisa para pasar los dedos por su cabello blanco como la nieve de diciembre.
—No puedo creer esto —suspiró el peliblanco.
Ella estuvo de acuerdo con un "Hhm" miserablemente sumiso, mordiendo justo debajo de su mandíbula. Elsa agarró sus anchos hombros.
—Dime lo que necesitas —dijo, con la voz mucho más baja de lo habitual, rasgada por la respiración.
—No puedo —se disculpó.
—Es suficiente. —Envolvió un brazo a su alrededor y la hizo girar, arrojándola hacia atrás sobre la cama mientras se subía encima de ella. Fiel a su palabra, la desvistió, con delicadeza practicada que en otra situación, por ejemplo; si se hubiese tratado de Hans, la habría molestado si no estuviera tan claramente enamorada. Su cara se sintió brillante y besó sus mejillas casi amorosamente. No dejándola completamente desnuda y caliente.
Se sintió tan expuesta, agarró las sábanas en un esfuerzo inconsciente por cubrirse. Él tomó la iniciativa y se las arrebató, arrojándolas sobre los dos como una tienda de campaña.
—¿Mejor? —Preguntó.
Elsa asintió, gimiendo en lugar de un sí. Mientras besaba y mordía su cuello, se bajó los pantalones y lo expuso ... todo para ella. Desvío sus ojos abiertos hacia el rastro de pelo claro que va desde su ombligo hasta ese... lugar que deseaba tanto mirar. El miembro erecto que ya había visto con anterioridad en Hans, pero esto era diferente. Era otra clase de conexión.
—Mira en mis ojos — dijo, con la respiración caliente contra su cuello.
Podría sentir esa parte inferior de él contra su muslo suave. Él se balanceó un poco. Calor construido entre sus piernas; calor y humedad. Se sintió muy íntimo, tan tímida como si esta fuese su primera vez. Una de sus manos apareció sobre su zona íntima y ella retrocedió, no queriendo que él la sintiera goteando así.
—Eso es normal —dijo, besando sus labios, deslizando su lengua brevemente entre ellos —. Eso está bien — repitió con suavidad —.No creo que estés listo, sin embargo...
—Está bien —Elsa simplemente colaboró con eso. Claramente, él había tenido experiencia, mucho más de la que ella tenía.
Él tiró de sus caderas, tiró y empujó, amasó con ambas manos suavemente. Sus labios se quedaron en su mandíbula y cuello, clavícula. Sus dientes, también. Raspa suavemente, mordiendo un poco más fuerte. Sintió sus pezones apoyarse contra su fuerte y lampiño pecho. Jackl se rió entre dientes y agarró sus pechos.
—¿Te gusta?
—Dios. Sí. —Suspiró y gimió despacito.
Así que comenzó a trabajar en ellos, pellizcando sus pezones entre los dedos firmes. Sintió chispas de placer en todo su cuerpo y dejó que los gemidos fluyeran como una loca desesperada, presionando el resto de su cuerpo contra él.
Las manos de Elsa necesitan estar en algún lado. Se sentía incómoda solo ... acostada allí, sin poder jalar su cabello, sin tocar más allá bajo su estómago o sus labios. Así que extendió la mano a su longitud endurecida y tiró de ella con delicadeza y suavidad y cuando lo hizo hizo Jack soltó el más primitivo ruido animal de aliento, un gemido del fondo de su garganta. Elsa mordió su labio inferior cuando él le dio una sonrisa traviesa. Jack descendió por sus piernas lechosas, perdiendo su rostro en su núcleo mojado.
—Solo he soñado con tocarte así —dijo él , las manos moviéndose por los costados, agarrándose y amasando nuevamente. Lo quería de vuelta en sobre sus dulces senos, pero esto también se sentía muy bien. Mejor que cualquier cosa que hubiera hecho con su prometido.
Con sus dedos delgados rascaron su cuero cabelludo sensible y el habla atrapada detrás de su lengua, Elsa, logró decir;
—Desearía poder tener todas tus manos sobre mí al mismo tiempo.
Sus ojos, intensos y cercanos a ella, se fundieron con los suyos. Sintió la sonrisa en sus montículo de nervios cuando la beso beso, Elsa gimió y luego procedió a introducir su lengua en ella lo mejor que pudo. Los gemidos fueron intensos y lograron poner a Jack más caliente que una chimenea y más frenético. Elsa se obligó a cerrar las piernas para evitar correrse. Jack se apartó un poco.
—Aún no quiero terminar —rogó Elsa con las mejillas rojas y la respiración agitada.
Sentada sobre sus rodillas, arrojó las mantas hacia atrás, él la dirigió a sentarse a horcajadas sobre su regazo y luego trató de prestar atención a cada parte de su cuerpo, todo a la vez. Una mano le frotó la parte posterior del cuello, mientras que la otra se deslizaba alrededor de su espalda y se agarraba a su delgado costado; la mano derecha p se deslizó entre sus hombros y la segunda hacía su frente. Ambas manos agarraron sus hombros, sus brazos, sus pechos, sus manos, sus piernas, su trasero, sin detenerse ni un segundo. Elsa tuvo que aferrarse a él para mantener el equilibrio, y cuando cierra los ojos puede sentir cada dígito individual; sus pulgares en el pliegue de sus caderas, su dedo índice a lo largo de su clavícula, su dedo meñique persistiendo en el interior de su muslo.
Lo beso ferozmente, sin saber de dónde provenía esta repentina confianza. Y luego se le ocurrió que estaba besando sus labios , sus labios suaves y perfectos que solo había imaginado, y eran mucho más cálidos y apasionados de lo que se había permitido creer.
—Mm, mm...Mmh —Se volvió más ruidoso, con la respiración incluida, y cuando se separó de los labios de la princesa fue para tomar su suave lóbulo de oreja entre sus dientes de marfil. Elsa se estremece, el placer helado gotea a través de ella cuando una nube de su aliento caliente se despliega contra la parte posterior de su cuello. Ella gimió junto con él, a lo que él fue muy receptivo, atreviéndose a abrir la boca para un "Oh" cuando sus uñas se hundieron accidentalmente en sus anchos hombros.
—Lo siento —susurró apenada.
—No sientas —resopló, besando su cuello con gratitud —No lo hagas. Me gusta.
—¿No duele?
—Algo —musitó , cubriendo una de sus manos con la suya para hacerle sentir confianza con más fuerza —Arde. Por favor, sigue haciéndolo.
Confundida, asintió y cumplió.
Al mirar hacia abajo, a su pecho agitado y sudoroso mientras le daba placer, se sintió caliente y necesitado, y sintió que era injusto para él estar haciéndole todo esto si no pudiera ni siquiera explorar su placer. Elsa agarró sus caderas como lo había hecho Jack por ella. Las tomo más fuerte. Él hizo un sonido. Elsa volvió a tomarlas de nuevo, lo acerco. La forma en que su cuerpo se curvaba hacia el de ella, la forma en que sus músculos se movían en su torso, pecho y hombros mientras la abrazaba más íntimamente hizo que su corazón se saltara varios latidos.
Cerró los ojos otra vez, agarrándolo ciegamente como un niño. No parecía importarle que no estuvieras en su nivel.
Se sintió inclinado hacia adelante y ella abrió los ojos para encontrarlo acostado de espaldas. La patinada se montó a horcajadas sobre él y le besó tentativamente el cuello, luego la oreja, lo cual definitivamente apreciaba. Con los ojos cerrados otra vez, escuchó la respiración entre los dos.
Sin embargo, sé sintió un poco incómoda encima de él. No sabía lo que debería estar haciendo, puesto que no era lo mismo que con Hans. Eran diferentes cuerpo y diferentes almas. Y su alma estaba tan enamorada de la de Jack que no quería equivocarse con algún movimiento.
—¿Estás bien? — Preguntó Jack sintiendo la leve angustia.
—¿Volverías a estar encima de mí, por favor? —rogó al instante, sintiendo que no debió haber dicho nada. Pero él sonrió y besó sus pechos, envolviendo su brazo alrededor de ella para volver a su espalda. Envió una emoción a través de Elsa para tenerlo arrodillado entre sus piernas.
Ella río. Simplemente feliz, vertiginosa. Entrelazó los dedos entre los suyos y se puso de rodillas, besando su estómago desnudo. Por un momento, se sintió cohibida de nuevo, observando cuidadosamente mientras besaba más bajo.
Y más bajo.
Una vez más, como hace unos instantes. Olvida la humedad; definitivamente estaba empapada.
—¿Jack?
—¿Está bien? —Murmuró algo contra su estómago inferior. Sus manos habían dejado de vagar por su cuerpo. Solo estaban enmarcando sus caderas. Sus ojos brillantes la miraron cuando su afilada nariz presionó su piel.
—Yo ... ¿qué vas a hacer?
—Voy a besarte — dijo —, aquí abajo —Una de sus manos desapareció debajo de su barbilla, dedos acariciando la mata de pelo ocultando sus partes más íntimas de él —. Como hace un momento ¿Está bien?
Elsa asintió y miró hacia otro lado, volviendo a arañar torpemente las sábanas.
Dos de sus dedos la separan; palpitaba desnuda justo bajo el cálido aliento de su nariz. Él bajó su rostro y acarició con sus labios suaves y rosados, alisando su clítoris. No podía contener su lloriqueo; de alguna manera esperaba que esto fuera una desilusión, pero definitivamente no lo fue. Todo se arremolinó en más intensidad, el hormigueo en su núcleo se estaba acumulando. Estaba tan ansiosa por la fricción que realmente comenzó a mecerse contra su boca.
Tarareó una risita, los labios vibraron cuando se separaron y él amamantó. Una especie de succión suavemente palpitante mientras él lascivamente, succionaba ruidosamente.
—Oh, dios mío —gimió la Princesa.
—¿Bueno?
—Magnífico
Elsa se río sin aliento. Con otro tirón en su cabello, provocando un profundo gemido de Jack. Cambió su posición, enganchando sus brazos debajo de sus piernas hasta que sus rodillas se deslizaron sobre sus anchos hombros.
Se retorció mientras se daba un festín, teniendo que restringir físicamente que sus piernas se cerraran alrededor de su rostro y lo sofocaran. Pero la forma en que acarició y husmeó profundamente dentro de ella hizo que pareciera que no le habría importado. El rasguño de sus mejillas comenzó a irritar tus muslos, pero no estuvo cerca de cancelar lo bien que se sentía.
Elsa comenzó a retroceder, como si no pudiera resistir más.
—Es-m-muy intenso —chilló —¡Ah!
—¿Debo disminuir la velocidad? Lo siento, mi amor —Besó el interior de tus muslos y reemplazó sus labios con una mano, los dedos apuntando hacia abajo mientras le masajeaba suavemente. Él le sonrió, con los labios resbaladizos por la humedad de la princesa misma —Estás temblando.
—Yo... siento que necesito calmarme —dijo con la cara sonrojada. Tiró de las sábanas conscientemente sobre Elsa.
Casi halagado por su pedido, Jack pestañeó y miró hacia abajo, mordiéndose el labio inferior.
—Está todo bien, sin embargo, ¿verdad? ¿Todo está bien?
Elsa asintió.
—Quiero mostrarte algo ahora —dijo, y se levantó de cuatro patas para arrodillarse de nuevo. Podía verlo en toda su gloria desnudo, de pie firme, rígido y atento ante la patinada. Sus ojos se agrandaron y el estómago de Elsa se revolvió.Cuando la mano del joven príncipe se envolvió alrededor de ese eje largo, ligeramente curvado y venoso, reconoció el deseo de que quería ese pedazo de carne dentro de ella cuanto antes.
—Es ... eso es ...
—Esto es lo que estaba haciendo al comienzo de esta noche —confesó, acariciándose perezosamente. Su voz era pesada y lujuriosa. Una pequeña sonrisa curvó sus labios —. Por cierto, esto es casi lo que estaba imaginando…
Elsa se cubrió la cara con las manos.
—Mmm ... dime cuándo desees continuar.
—Ahora — murmuró, todavía cubriendo su rostro.
—¿Ya? ¿Estás segura?
Le echó un vistazo con los dedos, asintiendo. Así que de nuevo se inclinó hacia adelante, flotando sobre ella. Una de sus manos retiró la suya mientras presionaba su frente contra la de la heredera de Arendelle.
—¿Segura?—insistió, ella asintió de nuevo, lentamente, tocando su nariz con la suya. Tomó un respiro profundo; lo imita.
En lugar de la punta de su pene presionándose contra ella, uno de los dedos de Jack exploró primero.Estaba agradecida por eso; había subestimado lo preparado que estaba para aceptar algo tan grande dentro de ella.
—Cálmate, amor.
Pronto podría meter un segundo dedo allí. Su corazón se estaba volviendo loco. Apenas podía escuchar mucho sobre eso. Y entonces Jack movió su mano, movió sus caderas hacia adelante, y se enterró en ella ,con la frente apretada contra la suya mientras inhalaba bruscamente. Jack redirigió cualquier posible incomodidad besando su cuello. Elsa acunó su cabeza, sus ojos se abrieron mientras se obligaba a relajarse y a aceptarlo dentro de ella con calma.
—Oh, dios concéntrate en ... mi voz —dijo Jack sumido en el placer, comenzó a murmurar dulces cosas en su oído. Honestamente, no podía concentrarse en sus palabras cuando empezó a mecerse dentro de ella, y se sintió cada vez más húmeda y caliente, especialmente cuando deslizó un brazo debajo de ella y la levantó ligeramente.
—Sí, sí —gimió ella ruidosamente.
Hizo su parte para mantenerlo en pie, abrazando sus piernas alrededor de él para acercarlo más y más profundamente. Pronto, cada embestida pareció llevarla más profundamente al colchón mientras se alejaba con fervor, besándola y respirando erráticamente y enlazando los dedos de su mano libre con los suyos. Su espalda se arqueó y presionó su cara desaliñada en su pecho.
Fue demasiado de nuevo, pero dejo que sea demasiado. Quería sentirlo más; sintió que podría llegar allí. Instintivamente, sabía que había un final que alcanzar, y sabías que venía rápido.
No sabía cuándo había empezado a decirlo, pero repetía el nombre de Jack entre gemidos y síes, tirando de su cabello con la mano libre. Sus piernas se tambalearon cuando trato de apretarlas más cerca y extenderlas más al mismo tiempo, y de repente allí estaba, una ardiente puesta de sol de frambuesa dorada entre sus muslos que se extendía y crecía y luego florecía de repente y;
—oh, oh, oh Dios — lloró, tratando de llevarlo más profundo dentro de ella, y luego sintió que estalló dentro de ella, llenándola con su semilla caliente. Él le ofreció el gemido más impío, extendiendo los labios sobre la esquina de su mandíbula y mordisqueando, casi mordiendo. Su mano apretó la suya y se estremeció.
De repente se sintió tan cansada. Jack se puso de pie y le ofreció su ropa, pero negó con la cabeza, envolviendo las sábanas a su alrededor en su lugar. Apenas podía ponerse de rodillas, y cuando Jack estaba de pie, también estaba temblando.
—¿Te gusto? —Preguntó.
—Bueno ... bueno yo ... desearía dejarte entrar antes —graznó, aclarando su garganta. Parecía tan genuinamente conmovido por eso, sonriendo mientras se subía los pantalones y se sentaba de lado en la cama, pasando los dedos por su húmedo cabello blanco pulcro.
Antes de que él realmente pudiera responder, los dos se dieron cuenta de lo mismo.
—Estamos a salvo —dijo Elsa abriendo los ojos de par en par.
Jack miró desde la vela quemada hasta el fondo sin sombras de la puerta. Él volvió la cabeza; Elsa siguió su mirada hacia la ventana, hacia donde él caminó para abrir las cortinas. No había nada excepto la promesa azul grisácea del amanecer. —¿Esperar lo?
—Estamos a salvo —repitió, todavía tratando de darle sentido. Todavía tenía varios minutos hasta las 6 AM —. Tú... las sombras no entraron. ¿Se han ido?
Elsa se tropieza cuando se levanta, tiene que arrodillarse para poner las manos en el espejo. Subiendo rápidamente a la cama para cubrirse, llama al espejo para que le muestre el castillo.
—Yo ... yo no veo ninguno.
Hubo un poco de silencio cuando dejó el espejo, confundida pero increíblemente aliviada. ¿Había soñado todo esto? Bueno ... no, no podría haber soñado con un sentimiento tan intenso. Luego, un hilillo de risa vino de Jack. Y luego se construyó. Estaba levemente preocupado. Volvió a la cama, sonriéndole, contemplándola.
—Tú ... no puedo creerlo. ¡Rompiste la maldición!
—¿Yo que?
—Rompiste la maldición, soy libre. ¡Soy libre! Mira, nada va a pasar por esa puerta y me llevará a mi habitación cuando el reloj marque las seis. Sonrió tan grande con sus bonitos dientes blancos, sus ojos de gacela —Me salvaste, Elsa.
—¿Lo ... hice? —No pudo evitar sonreír junto con él —. Yo si. Lo hicimos. ¡Alguna cosa! ¡Por supuesto! Quiero decir que ambos estamos a salvo, ¿verdad? Entonces algo sucedió.
Él la envolvió en un abrazo instantáneo y ella se inclinó hacia él. Sin notar una transición, ellos dos se estaban besando de nuevo, y después de unos momentos más;
—¡No puedo creer esto! —Y celebrando y besando más, parecía que se dejarían llevar por la pasión por segunda vez.
Hasta que llamaron a la puerta.
Elsa se cubrió de inmediato, escondiéndose en la cama. Jack, al contrario, saltó de la cama y abrió la puerta.
—¿Tadashi? Tadashi, ¡es tan agradable verte de nuevo!
—¿Qué… Jack? Pero tú eres ... ¿por qué no estás, dónde está Elsa? —cuestionó el pelinegro con una sonrisa estupefacta pero feliz.
—Oh, ella todavía está en la cama —prácticamente se jactó con orgullo. Estaba segura de que el Príncipe Tadashi podía verla sonrojarse entre las sábanas.
Se asomó tentativamente, y cuando notó que estaba mirándolo directamente, se resignó a mostrar su cara llena de vergüenza. En silencio se vistió bajo las sábanas, saludó;
—Buenos días, su alteza.
—E-bueno m-mañana —De alguna manera ayudó que tuviera más ojos abiertos y cara roja que ella —. Lamento haberte molestado ... ah, hum ... ¿qué? ¿Sucedió?
—La maldición está quebrada, Tadashi —explicó Jack —. Ella la rompió por mí. Ahora puedes volver a la cama con Gogo, me encargaré de enviarla a casa.
—Pero… —La puerta se cerró en la cara del pobre y Tadashi Sin embargo, no tocó de nuevo. Probablemente un poco aliviado.
Terminado de vestirse, Elsa sacó las piernas del borde de la cama.
—¿Casa?—inquirió más para ella misma que para él. Oh, dios. Como iba hacer ella para volver ahí y explicarle a Hans que no lo amaba, a su padre en donde estaba y a sus hermanos que ya no era la misma que partió.
—Sí —dijo, sentándose a su lado en la cama de nuevo —¡Así que puedes empacar tus cosas! Quiero irme contigo. No me importa dónde. Cualquier lugar excepto aquí.
Elsa se mordió el labio y una sonrisa se le escapó.
—¡Lejos! —exclamó —,¿qué pasa con ... mi familia, mis obligaciones?
—Oh, por favor, tomaste un trabajo nocturno en un castillo cuestionable cuidando a un príncipe maldito —dijo —, ¿esperas que crea que tienes obligaciones?
—Las tengo —confesó con los labios apretados, el Príncipe le prestó mayor atención cuando la joven comenzó a jugar con sus dedos —. Mira yo mentí un poco para obtener este trabajo y conseguir una aventura lejos de casa… Soy Elsa Arendelle soberana del Noruega, heredera en la línea del trono del clan Arendelle —suspiró sin mirarlo a los ojos —. Prometida del Príncipe Hans Westergaard.
—¿Te vas a casar? —se asustó abriendo mucho los ojos. Elsa cubrió su cara con sus manos —. Eres una Princesa y entiendo que tengas deberes… Debí suponerlo, tu voz, tus modales. Lo pase por alto. ¿Lo amas? ¿Amas a Hans?
Elsa se mordió la mejilla interna y por primera vez lo dijo en voz alta.
—No en realidad.
—Entonces vámonos —sonrió aliviado —. Solo será por un momento— dijo, con la voz tan llena de vida —. Unos pocos meses — Él tomó sus manos en las suyas, besando sus nudillos —. O más tiempo, si quieres. En cualquier lugar menos aquí. ¿Por favor? Nosotros ... no tenemos que llamarlo amor. Es solo un gracias. Puedo mostrarte tantas cosas hermosas.
—Bueno, yo ... me encantaría —dijo entusiasta. Él la abrazó de nuevo, la besó de nuevo. Elsa devolvió el beso con el doble de esfuerzo.
—Pero primero, lo primero es lo primero — respiró, con los ojos entornados tan cerca de los suyos —. Vamos afuera. Un desayuno de picnic. Ahora mismo. Tengo que ver el cielo.
—Tu primer amanecer al aire libre — dijo ciertamente no esperando que eso fuera lo que hiciera llorar.
Trató de sacudirse. Él besó su mejilla. Él le agradeció una y otra vez.
—Y solo para el registro — dijo —No necesitas volver a decirlo, pero quiero el mundo contigo.
Se los prometí y lo cumplí.
Aquí está el final de esta travesía.
Mil gracias por leer.
¿Qué piensan? ¿Les gustó?
¿Se arriesgarían a cuidar al Príncipe de Overland?
Recomienden la historia.
Las quiero, nos leemos luego.
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