La Verdadera Novia (Blinny)

En el salón de su casa Garrick Ollivander estaba sentado junto a su perro, alrededor de la chimenea estaban todos los asientos disponibles.

Los Malfoy-Granger llegaron 5 minutos antes de la hora. Luego los Potter-Greengrass, los Weasley - Greengrass, por último, los Zabini- Weasley.

Los asientos estaban puestos alrededor de la chimenea, ahí delante estaban los pequeños. Cassiopea, Scorpius, Rose, Albus, James, Lily, los mellizos Bianca y Dastan hijos de Blaise y Ginny.

» Los troll son los últimos seres que quisiéramos como amigos.

huelen mal — hablo Bianca.

— soy demasiado enormes... — secundó Dastan.

— casi mataron a mamá cuando ella estaba en primero — añadió Scorpius.

» son muy repelentes los trol,l ni siquiera se aguantan entre ellos, el troll de nuestra historia tenía una hija que se largó en cuanto pudo. Quiso reemplazarla el troll con una huérfana, una chica a la cual el troll pretendía dominar. ¿Pero esta Chica estaba destinada a servir a un troll? Oh no. Era otro su destino.

» Claro que la chica al no tener padre ni madre aquel troll lo era todo para ella, así que lo obedecía no obstante su crueldad. Pero una de las cosas que el troll no soportaba era la obediencia, aunque si no obedecía también se enfadaba.

¿entonces la castigaba hasta por obedecer? — preguntó Bianca.

» Quizás debí haberles dicho que los troll son seres que siempre se están contradiciendo y aquel troll le gustaba contradecirse golpeándola con un palo, hacía un ruido horrible cuando se abalanzaba sobre la chica, la golpeaba una y otra vez hasta dejarle la espalda amoratada.

Está chica era pelirroja, usaba un vestido raído y remendado, el cabello lo sujetaba con una pañoleta. Vivían en una cabaña amplia, el troll no era muy alto tenía dos metros de altura. Era robusto y hablaba perfectamente ya que no carecía de inteligencia.

Así que aquella mañana mientras Ginny, así era el nombre de la jovencita, mientras ella limpiaba la casa el troll se me acerco con un palo.

— ¡me voy de viaje! — anunció. Mientras le mostraba un gran saco — en este saco hay 10 kilos de plumas, separarás y empaquetarás antes de que yo vuelva. ¡ya has oído! — se acercó hasta ella de un brinco —no olvides que soy alérgico a las plumas, cualquier plumita me afecta la nariz y me hace estornudar, me hace estremecerme y eso no me gusta. Muéstrame tu gratitud obedeciéndome.

es imposible — hablo Blaise. ¿Empaquetar plumas sin magia?

—tardaría horas haciéndolo sola — continuó Hermione.

— no es justo — dijo la pequeña Cassiopea.

» se puso a separar las plumas y empaquetarlas, pero se le volaban por toda la habitación y no conseguía meterlas en los sacos.

Ginny estaba llorando al ver todo el desastre, sería castigada otra vez con ese horrible palo. Tampoco podría huir, aunque quisiera estaba sujeta a una cadena. Una cadena que tenía tres metros de largo.

— Ginny — la pelirroja se asombró, alzó la vista vio allí a un león de pelaje blanco. —no sufras he venido para ayudarte.

Ginny estaba estupefacta — ¿de dónde has salido?

— De tus pensamientos, "¿no hay nadie en el mundo que se apiade de mí?" estabas pensando, pues lo hay, aquí estoy yo. Ginny estas cansada duerme.

— no puedo, el troll es mi padre y mi madre. No tengo a nadie más debo obedecerle.

— confía en mí, duerme.

» y eso hizo Ginny se tumbó y se quedó dormida y cuando despertó. ¿Que era aquello? ¡Qué maravilla!

Frente a ella estaban las plumas empaquetadas en pequeños sacos.

espere señor Garrick — interrumpió Albus —¿nos está diciendo que un león hizo todo eso solo?

— pues...

— lo tengo ese león era un animago — anuncio rose.

— y uso magia para guardar todo — finalizó Cassiopea.

— si mis chicos sabiondos. Este mago estaba pasando cerca a la casa practicando legeremancia así que de casualidad escuchó sus pensamientos.

— ahora yo todo tiene sentido — agregó Dastan

Ginny estaba tan sonriente — Gracias — murmuró.

Entonces llegó el troll, se maravilló por ver todo aquello— ¡lo has hecho! ¡Has empaquetado todo!, estoy asombrado me dejas sin habla — el troll comenzó a abrir cada saco —¡¿has sonreído?!

— ¡no! — respondió la pelirroja, estaba horrorizada

—¡No señor! — gritó — no me gustan las sonrisas. ¡Vete a la cama sin cenar! — entonces el troll aspiró las plumas y empezó a estornudar.

A la mañana siguiente Ginny dormía sobre un saco de paja cubierta por una manta vieja y raída, en el piso había bichos.
— despierta chica — el troll empezó a sacudirla hasta que Ginny abrió los ojos — Quiero encargarte otra tarea.

Salieron de la casa del troll, caminaron y caminaron hasta llegar a un estanque, Ginny estaba sujeta a la cadena.

— Ginny fíjate en este estanque, dirás que es profundo y no te equivocas es muy profundo. Vacíalo con tu cucharón y si cuando regrese encuentro una sola gota, si llego a mojarme un solo dedo de los pies. Que el cielo se apiade de ti — tras decir eso se marchó.

Ginny estaba aterrorizada, sacó su cucharón, lo sumergió y se dio cuenta de que tenía agujeros por el cual el agua regresaba al estanque, definitivamente el troll la golpearía.

— Ginny — otra vez el león estaba frente a ella.

—Oh león mi cucharón está lleno de agujeros.

— estas cansada, túmbate y duerme un rato — le pidió el león.

—No, no quiero arriesgarme. Cuando llegase el troll me daría una tremenda paliza

— shh, túmbate. — y así lo hizo Ginny que cayó dormida

» y el león se dirigió al estanque y puso a beber y a beber sin parar, antes del anochecer el estanque estaba completamente seco y el león ya no están.

Llegó el troll y observó el estanque —¿está seco el estanque?

— Sí.

— ¿estás segura? Esto es indignante — entonces el troll ingreso al estanque y se cayó en el barro.

— se lo merecía — interrumpió Blaise.

El can empezó a reír

— si ríete, pero la caída del troll le salió cara a la pobre Ginny.

» aquella noche no pudo dormir ya que a cuenta de los palos tenía la espalda adolorida. Toda la noche estuvo despierta llorando y a la mañana siguiente el malvado troll le encargó otra tarea más difícil que las anteriores, imposible.

— ¿crees que con secar el estanque ya has terminado? Te equivocas, ahora levantarás aquí un palacio, piedra a piedra, con todo detalle antes del anochecer.

» Horas más tarde no había conseguido ni mover una piedra.

Ginny alzó la vista y ahí estaba el león — oh león — se acercó hasta el león y lo acarició — esta vez ni siquiera tú puedes ayudarme. Tengo que construir un palacio con cámaras y salones.

— estas cansada. ¿Por qué no descansas un rato?

— No puedo, no me atrevo — Ginny estaba triste y asustada.
— shh, duerme, descansa.

» y se tumbó y se quedó dormida a su lado y mientras tanto dormía. ¡Oh magia!

Llegó el troll y la sacudió para despertarla. Ginny se despertó asustada y rápidamente se puso de pie.

—¡¿cómo has podido?! — gritó el troll.

— Ya sé, ya sé que no he hecho lo que me pediste — entonces Ginny giró para ver lo que observaba el troll, ahí estaba un hermoso palacio — oh, que hermoso.

— esto es muy raro, el palacio está ahí, pero tú no lo has construido. Aquí hay una contradicción y cuando hay una contradicción tenemos que hablar con nuestro amigo el palo — le mostró el palo con el cual solía golpearla —¿no crees?

— No lo sé, probablemente. — respondió asustada.

— no probablemente, con certeza. — Mira, absolutamente increíble. Un palacio entero en un día — el troll ingresó a palacio seguido de Ginny — esto es lo que se merece un troll importante.

Ya dentro el troll sujetó la cadena de Ginny en un poste de madera. Este troll se acercó a la mesa donde había mucha comida, un gran bufete.

— Pollo, bien, bien — decía mientras tocaba la comida —sí señor, —revisó una jarra de plata — lo que no hay es vino. Aquí tiene que haber bodega — le entregó la jarra a Ginny — ve a buscar vino. Por esa puerta — le señaló la más cercana.

Ginny caminó hasta la puerta, a diez centímetros se detuvo, su cadena no era lo suficientemente larga. — no llego— el troll se acercó a ella y le arrebató la jarra— Voy por un hachón — regresó a la mesa por las velas.

— Los troll no necesitamos luz para ver — abrió la puerta y se metió por ella. Lo próximo que se oyó fue el grito de aquella criatura.

Ginny trató de acercarse, pero la cadena no le dejaba ver. Giró hacia atrás donde vio al león junto al poste que sostenía su cadena. — oh León, rápido corre, el troll está en grave apuro.

— lo sé — Mordió la cadena y la rompió.

Ginny iluminó la habitación, era un abismo con puerta. —pobre troll, he quedado sin padre y sin madre. Él era todo para mí.

— No le compadezcas, era Malvado y cruel. Yo hice el palacio y también esta puerta.

— Me alegro — dijo Ron.

— Era odioso — continuó Rose.

— Malvado de los pies a la cabeza — continuó Ginny.

— claro que si — accedió el Sr. Ollivander.

— ¿qué paso luego? — preguntó Scorpius.

» pues Ginny se quedó el palacio todo para ella, ¡oh que transformación! Por primera vez en su vida Ginny se sentía feliz, muy feliz.

» Y cuando corrió la voz de que había una hermosa joven viviendo sola en un palacio acudieron cientos de admiradores. El príncipe tal de aquí, el príncipe cual, de allá, pero unos eran frívolos, otros un tanto abobados, ninguno le gustaba.

» Y así pasó un año entero hasta que una mañana estando asomada a su balcón. ¿A quién vio allí? Él la miró, ella bajó la vista, él sonrió y ella sonrió y le entró un cosquilleo que le recorría todo el cuerpo y de pronto quiso tener flores en su cámara, flores en su mesa, flores en el cabello. Y poco a poco las sonrisas se convirtieron en palabras, las palabras en susurros y los susurros en besos. Era el amor.

Se enamoró de su moreno jardinero de ojos azules, de porte elegante y sonrisa seductora.

¿se enamoró del jardinero? — preguntó Draco muy impresionado, ganándose una mirada acusadora de parte de todos excepto de Hermione que sonreía divertida.

—¿por qué no? Ella era una criada convertida en princesa. Por qué no podía un jardinero convertirse en príncipe.

Dentro de aquel palacio está pareja se juraba amor eterno.

— tú eres mi verdadera novia — le susurró Blaise a su bella princesa.

Ginny besó los labios de su apuesto novio — lo soy, entonces no permitas que nadie más te bese en los labios.

—jamás, nunca jamás. —respondió Blaise perdido en sus labios.

» Nunca dijo, nunca Jamás. Pero por Merlín. El dolor acechaba, rondaba la tragedia y la desgracia se cocía.

¿por qué? — preguntó Blaise

— ¿acaso el troll volvió? — preguntó Harry. — es imposible

— ¡No! — negó Garrick — bueno de alguna manera sí, sí regresó.

» se acercaba el día de la boda de Ginny, su prometido Blaise se disponía hacer un largo viaje al pueblo, tenía cita con el barbero, el sastre y el zapatero. Quería estar elegante.

En la entrada a palacio se despedían.

—¿vienes conmigo? —preguntó Blaise

— No, tengo que preparar mi vestido y no debes verlo, pero contaré los minutos hasta que vuelvas.

» Y así lo hizo, contó los minutos, los contó hasta que llegó la hora de encender las luces, contó los minutos mientras se le iba helando la sangre, contó los minutos hasta que los minutos se fueron convirtiendo en días y en los ojos le asomó una lágrima, dos, tres.

¿y donde estaba él? — preguntó Cassiopea.

» Nadie lo sabía. Ginny no pudo soportarlo más, decidió salir en busca de su amado. Hasta que un día se encontró vagando por la nieve, perdida. Abatida.

—Ginny — habló su querido león.

Ginny lo vio y corrió a él, para abrazarlo.

» Sin decir más aupó a Ginny a su lomo y echó a correr por la nieve y a grandes zancadas, a toda velocidad cruzó riscos y cavernas, grietas y abismos, cuevas y desfiladeros. Hasta llegar a un país lejano. Al llegar a un poblado el león se detuvo.

ahora debes irte —Ginny bajó del lomo de su querido león —llévate esto — le mostró tres nueces — son tres regalos, haz buen uso de ellos.

—Gracias, querido león.

» Y Ginny siguió su camino con sus tres regalos cuando al girarse vio un jinete, era su novio.

— Amor mío, mi tesoro — le dijo, el jinete la miró, la saludó cortésmente y continuó su camino.

— espera, espera, por favor espera— al ver atrás —¡oh! ¡No!, ¡no! — sollozaba.

— ¿el troll? — preguntó Scorpius.

—pero, ¿cómo? Había muerto, entonces Ginny vio una coleta un chal de seda y pendientes de brillantes, lo que si podía ser era...

— ¡La hija del troll! — gritó Albus.

» En efecto, era la hija del troll, más fea, más a olorosa y aún más vil y se alejaba con su prometido. Ginny estaba desesperada. ¿Qué le había pasado a su prometido? ¿La había olvidado? Ella le había ido a buscar por todo el mundo y el la dejaba por una troll. Sin embargo, en el acto se sintió fuerte, "Yo soy la verdadera novia y él es mi prometido" se dijo. Así que siguió adelante decidida a lo que fue, por el camino al pueblo se encontró con unos hombres que le hablaron de la hija del troll.

— Fue a visitar a su padre, pero él ha desaparecido,

— conoció un apuesto príncipe y se lo llevó a su castillo, está hechizado.

— dicen que están protegidos.

— la troll es ambiciosa quiere oro y lo quiere, ve plata y la roba. Colecciona hombres apuestos como quien colecciona objetos. ¡Mis hombres de adorno los llama! Figúrese.

» Tras oír estos comentarios Ginny se dirigió al castillo tramando un plan.

Al llegar a la entrada del castillo, golpeó una de sus nueces, empezó a sonar una melodía y del interior salía seda, seda que no se extinguía por más que la jalase metros y metros.

La troll se asomó a su balcón —¿qué es esa cosa tan bonita que suena, la quiero.

— señora —Ginny la llamó.

— ya bajo — anunció y tras unos minutos apareció. —¿hay algún precio que pagar? Imagino que será un obsequio para tu reina — se acercó a la seda azul la acarició y la paso sobre su rostro —gracias.

— es mágico su majestad, no puedo venderlo solo intercambiarlo.

—¿intercambiarlo? ¿Qué quieres a cambio? —preguntó mientras olía la seda.

— una noche con tu prometido. — respondió la pelirroja.

—¿con mi hombre de adorno? — se exaltó. — ¡absurdo!

— entonces quedaos con lo vuestro y yo con lo mío —Ginny empezó a envolver y recoger los metros de seda — adiós alteza...

— ¡No! — le arrebató la seda — espera, una noche con mi adorno. Con lo guapo que es ese hombre, aunque poco me das a cambio de mi generosidad, ¡de acuerdo así será!

» el trato estaba hecho, la verdadera novia pasaría una noche con su amado a solas. "cuando estemos solos me reconocerá" se decía.

Ginny ingreso a la habitación del joven se acercó hasta él ya que estaba recostado en su cama.

— amor, ¡amor mío! — se sentó junto a el — soy yo tu verdadera novia — lo movió y este no reaccionó — despierta por favor.

» Pero no despertaba. ¿Como iba a despertar? Le habían dado a beber hierbas para dormir muy fuertes, el efecto duraría hasta el amanecer. ¿Qué podía hacer nuestra joven pelirroja?

» Había tenido mala suerte, había desperdiciado el primer regalo. ¿Qué otra cosa podía hacer más que volver a intentar? Abrió su segundo regalo, parecía imposible, mágico, no cesaba de caer monedas al suelo de aquella nuez. La troll no podía creerlo. Rápido, rápido aceptó otro trato, de nuevo cambiaría otra noche con su prometido por las monedas de oro. Más se repitió la misma historia.

» "cariño" susurraba la verdadera novia, pero todo era inútil.

» el pobre príncipe se pasaba drogado por la noche y vagando durante el día. La gente se paraba a preguntar que le preocupaba. Y él respondía "oh... pues...". La troll le había robado su pasado con algún malvado hechizo.

» Él no escuchaba las palabras de amor en la noche ni los lamentos al amanecer. Pero los otros prisioneros de la troll si habían oído, el clin del dinero pero también habían los lamentos de la novia. Así que al día siguiente cuando vieron al príncipe paseando por las murallas.

—majestad, ¿cómo podéis dormir por las noches con una hermosa mujer a vuestro lado, cariño os llama y amor mío.

— tu verdadera novia. os dice, soy tu verdadera novia.

—¿cuándo oís esas cosas? — preguntó Blaise intrigado.

— todas las noches — respondieron los prisioneros al unísono.

» Blaise ni había oído nada. ¿Quién era su verdadera novia? Estaba confundido, muy confundido. ¿Cuál era la causa de su sueño profundo? Todas las noches tomaba la infusión de hierbas y quedaba profundamente dormido.

El tercer día Ginny presentó su último regalo, de esta nuez salían piedras preciosas, rubíes, esmeraldas y diamantes.

»la troll volvió a aceptar el trato, aquella noche llegó Ginny a su vigilia consumido su último regalo.

— No despertarás nunca — lloraba desconsolada sobre el pecho de su amado.

Blaise empezó a despertar ya que esa noche se había negado a comer — no llores — le susurró

Ginny alzó la cara para verle — mi amor— le dijo y sin poder resistirlo besó los labios de su amado

— en los labios no — Blaise se apartó de la pelirroja. — le prometí a alguien que no lo permitiría.

Ginny sonreía— a mí, me lo prometiste a mi

» Y le dio otro beso, y el hechizo de la troll desapareció y aquella ternura, aquella dulzura le hizo comprenderlo todo, "mi verdadera novia" susurraba

» y en aquel mismo momento en los sótanos del castillo sucedió una cosa realmente extraña, la seda, las piedras preciosas y las monedas de oro desaparecieron. Dejando a la troll muy enojada. Subió a la habitación de la joven pareja.

» cuando llegó ya era demasiado tarde por que los dos amantes ya habían huido juntos a casa.

—id por ellos, traédmelos, corred— le gritaba a sus guardias

» y llena de ira la troll fue tras los amantes, ya los tenía cerca estaba a punto de darles alcance, apareció el león, ambos subieron al lomo del león que echando a correr a grandes zancadas, atravesó abismos, gargantas, cavernas, riscos, grietas y desfiladeros con rumbo a su propio palacio.

¡lo consiguieron! — gritó Blaise.

— si lo consiguieron gracias al león— anuncio Albus.

» cundo llegaron cerraron la puerta, tomaron aliento, encendieron el fuego, se contaron sus aventuras entre tiernos abrazos y dulces besos. Mientras el león con su noble porte se retiraba discretamente para no perturbarlos sin antes cumplir si última misión.

¿cuál misión? — preguntó Daphne.

— ¡por Merlín! ¿No han olvidado a nadie? — preguntó Garrick — a la troll ¿dónde estaba?

— pues debía de estar muy lejos — dijo Astoria.

Rin añadió — atravesando riscos, desfiladero, gargantas....

— ¡No! ¡No! — interrumpió Garrick —cuando la verdadera novia y su enamorado se disponía a dormir, ella se presentó en el palacio.

Una vez dentro, empezó a olfatear, su nariz buscaba y buscaba. Mientras planeaba su venganza "aquí deben de estar" Le decía su olfato. Y al oír sus voces felices y confiadas se acercó a la puerta. La abrió y cayó en aquel inmenso vacío donde anteriormente había muerto su padre. Y desde aquel día los dos enamorados vinieron felices. Tuvieron muchos hijos y no dejó de brillar el sol. Hicieron una estatua al león al que decidieron llamar "el buen león". Y les contaron a sus hijos que reviviría en el instante que él quisiera o lo necesitaran. Pero a los niños eso les sonó pamplinas.

Sr. Ollivander— habló Rose — ¿aquella estatua de León que está cerca a la chimenea es la del buen león.?

— sí, es esta estatua o eso creo, hace unos años un mago me la intercambió por una varita. — respondió el mago.

Cassiopea se acercó al león lo acarició y al resto de los presentes les pareció ver que abrió los ojos, unos ojos grises vidriosos, el león los observó a todos y luego volvió a cerrarlos.

— es muy cálido, como si fuese de verdad — concluyó la pequeña.

— Creo que he tenido una alucinación— susurro Scorpius.

— entonces también la tuve yo — añadieron el resto de los magos.

— es hora de que vayan a sus casas, es tarde y no queremos que pesquen algún resfriado — el habló sin quitar la mirada de la estatua.

~~°°~~

Nos leemos la próxima semana o días...

Otra vez quiero vuestra ayuda.

Que cuento les parece mejor.
El soldado y la muerte
O
Los tres cuervos. 

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