Los enredos de la bruja Marieta...
Era una noche de luna nueva... muy oscura y misteriosa...
Marieta, la bruja del bosque, se asomó por la ventanuca, apartando las telarañas con su larga uña. Vio las negras siluetas de los árboles que se mostraban amenazantes.
Disfrutaba de las noches negras; eran atemorizantes...
Pero faltaba algo... miró al cielo, se rascó la berruga de la nariz, se acarició el largo pelo que tenía en su gran mentón y frunció la boca... Ya sabía!!! Faltaba una gran tormenta!!!
Decidió decir sus palabras mágicas: "Abracadabra... patas de cabra, ojos de perdiz, patas de rana, corazón de gallina, pelos de araña..." Con estas mágicas palabras, la bruja Marieta se sentó tranquila, junto a la estufa apagada, a esperar que comenzara a llover...
De pronto escuchó un ruido ensordecedor...
- Ya empezaron los truenos - dijo para sí
Se asomó por la ventana, pero todo estaba igual.
Nuevamente el ruido...
Y otra vez a mirar por la ventana...
Ráscándose su fea berruga, seguía esperando la lluvia.
El "trueno" volvió a escucharse, pero adentro de su casa. Miró hacia atrás y vio a su gato enredado con sus ollas preferidas... Su mirada se tornó furiosa...
Volvió a decir sus palabras mágicas: "Abracadabra, patas de cabra, dientes de caracol y huevos de araña, que este atorrante se vuelva elefante"
Perico, el gatito, se transformó en un gran elefante asustado... corría por toda la casa, rompiendo todas las paredes...
La bruja no lo podía creer!!!
- ¡Es la primera vez que se cumple un hechizo!!! - decía emocionada.
Mientras el elefante rompía todo, Marieta no sabía qué hacer:
- Me duele deshacer mi hechizo - decía...
Pero la casa se destruía cada vez más...
- ¡Quiero ser gato!!! - gritaba el elefante
La bruja se decidió y volvió a decir sus palabras mágicas: "Abracadabra, patas de cabra, plumas de león, pelos de pescado, que el elefante se vuelva menos pesado..."
Al instante el elefante se transformó en un bello copo de algodón que giraba por toda la casa...
La bruja no daba más de emoción... era bruja de verdad!!!
El algodón parlanchín seguía rodando y enganchándose en todas partes, hasta que quedó prendido del largo pelo que Marieta tenía en su mentón. La bruja no paraba de estornudar...
- ¡Quiero ser un gatitooo!!! - gritaba el algodón...
- ¡Ya voy, ya voy!!! - decía la bruja, sin parar de estornudar.
De nuevo sus palabras mágicas: "Abracadabra, patas de cabra, ojos de rana, pico de lagartito, que este algodón se convierta en un lindo gallito..."
Y pufff... apareció un gallito...
- ¡Nooooooo!!! Un gatitooo!!! ¡Quiero ser un gatitooo!!!
A esas alturas, la bruja moría de risa... estaba feliz!!!
Pero el gallogato ¡estaba furioso!!! Se trepó a la bruja y empezó a picotearle la berruga...
- ¡Sal!!! ¡Deja mi hermosa berruga!!! - se lamentaba la bruja...
Ante la idea de perder su amada berruga, volvió a decir las palabras mágicas y ¡zas!!!, apareció el gato, con sus pelos todos revueltos, y su cola anudada... Se escondió bajo la cama, temeroso de que Marieta lo volviera a transformar...
Ya confiada en sus poderes, decidió volver por su tormenta...
- "Abracadabra, patas de cabra, ojos de buitre, plumas de gato, panza de araña grasienta... que se venga la tormenta...!!!"
Confiada se asomó por la ventana y lo que vio la dejó de boca abierta!!!
Afuera había un sol radiante!!!
- ¿ En qué fallé??? ¿Tendré algún ingrediente vencido? Mmm... probaré de nuevo...
Y así pasó todo el día, probando y probando, hasta que se hizo nuevamente la noche...
- Bueno - se dijo- por lo menos logré que volviera la noche... ya lograré la tormenta... ¡Pericooo!!! ¿Dónde estás???
Perico seguía escondido... y aparecer, no estaba en sus planes...
ilargi
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