Laszlo aún recuerda aquella noche; frente a la tenue luz de una vela a la que le quedaba ya poca fuerza, intentaba hacer recuento de sus bienes por los daños de las diferentes pestes que asaltaban la ciudad, y había que encontrar una manera de pagar los impuestos a pesar de las épocas tan complicadas que el pueblo vivía.

Sin embargo, en medio de la noche, escuchó un ruido que hizo que saltaran todas las alarmas. Se levantó de la silla y dirigió su mirada hacia la ventana, sólo para darse cuenta de que no debía de estar asustado sobre lo que amenazaba con asaltarle.

Laszlo no creía en el amor a primera vista, y seguramente se siga manteniendo en esa misma postura sólo para no caer en romanticismos baratos, pero lo cierto es que, nada más ver la figura voluminosa y despampanante de la vampira Nadja, se quedó totalmente prendado de ella.

A través de la oscuridad de su habitación, una mágica luz empezó a invadirla cuando la mujer consiguió abrir la ventana desde fuera con un poco de magia vampírica.

Laszlo se quedó totalmente hipnotizado, y no hizo falta ningún tipo de truco vampírico, porque cuando ella se acercó al campesino, el hombre sentía que había estado esperando toda su vida únicamente para encontrarse con la vampira.
Se metieron en la cama de forma agresiva y, como si fueran esclavos de la pasión que les invadía, empezaron con su noche desenfrenada.
Es posible que en medio de la acción la mujer se convirtiera en una especie de monstruo horrible, bueno, a Laszlo tampoco le importó mucho, su mente estaba en otras cosas en ese momento y no le haría asco a casi nada.

Sin embargo, su vida acabaría en aquél mismo instante, en el que, en medio de un intenso placer que los tenía sumidos en la eternidad más hermosa, la mujer dirigiría sus colmillos hacia el pálido e indefenso cuello de Laszlo.

Bebió de su sangre, y, mientras el campesino sentía cómo sus fuerzas vitales eran consumidas por la hermosa figura, ésta le ofreció a su vez de su misma sangre, que consiguió con una raja semiagresiva que hizo en su mano.

El sanguíneo líquido corrió desde la palma de la vampira hasta lo más hondo de Laszlo, y cuando volvió a abrir los ojos con fuerza, se sintió más nuevo que nunca; aquella vampira le había presentado una nueva oportunidad en muchísimos aspectos.
Tanto el uno como el otro, estaban teniendo toda una experiencia que los marcaría.

Aquella misma noche, Laszlo falleció, a la vez que renació, pero lo más importante fue que, de ahora en adelante, viviría una vida completamente plena en la vida, con su amada, pues cuando se despertó, la vampira la esperaba con una atenta mirada y las cortinas cerradas para que la luz del sol no les dañase a los dos.

Nadja le dio un pequeño regalo a parte de la vida eterna; en su pelo había un simple tocado, una flor de su patria que guardaba con gran amor. Ella jamás imaginó que aquél amor que transportaba en ella se igualara a uno que pudiese encontrar en la vida real, pero conocer a Laszlo le hizo darse cuenta de que estaba equivocada.

Nadja agarró el crisantemo unido a su pelo; aquella flor fucsia con pétalos rosas, y se la entregó a su querido amante. En aquél momento, Laszlo comprendió la belleza de dicha flor, pues estas, que siempre se había encontrado en el campo, aunque de otro color, y nunca les había prestado demasiada atención, eran más hermosas cuando aquella vampira se las dedicaba.

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N/A: Estoy a nada de acabar la tercera temporada de la serie y la verdad es que amo a sus personajes. No sé si le añadiré más capítulos a esto, depende de cómo me venga la inspiración, pero me daba penita ver que no había casi ningún trabajo en español aquí, así que he decidido hacer mi pequeña aportación porque la dinámica de estos dos se me hace oro.