* 22 *
Eran cerca de las ocho de la noche cuando Trini caminó hasta el hotel sin dejar de pensar en aquello que acababa de oír, enamorarse de sí misma. Eso tenía sentido, ya le habían hablado del amor propio, de la aceptación. Se preguntó si Angélica tendría razón y sus sentimientos con Dante no eran tan reales como se sentían. Y luego pensó en lugares donde podría ir a pedir un trabajo.
Cuando llegó, su abuela tomaba un café mientras perdía su mirada en el mar desde el balcón de la habitación.
—Abu, ¿qué tal? Me retrasé un poco, lo siento —susurró.
—No te disculpes, tú disfruta de este viaje, camina por allí, conoce gente, vive... Yo estoy bien aquí, con mis recuerdos —añadió.
—¿Extrañas al abuelo? —preguntó Trini.
—Todo el tiempo, a cada minuto...
—Seguro que donde sea que esté, él también te extraña —dijo Trini sentándose a su lado. Ambas quedaron con la vista fija en el cielo.
—Abu, tengo sueño, estoy un poco cansada debo madrugar. ¿No necesitas nada? Quisiera dormir.
—Anda, yo también me acostaré en un momento más —susurró la abuela.
Trini la besó en la mejilla y se dio un baño antes de meterse a la cama. Adoraba que llegara la noche y poder acostarse a dormir, esa sensación la hacía feliz.
Su alarma sonó a las cuatro de la madrugada, se vistió y se recogió el pelo, entonces salió al encuentro con Dante. Él la esperaba en la puerta, estaba vestido con un pantalón de algodón y una camiseta blanca con un diseño en negro en el medio, un control de videojuego.
—¿Cómo te fue ayer? —inquirió ella al verlo.
Salieron del hotel y Dante comenzó a contarle todo.
—Bien, al principio estaba nervioso, me sudaban las manos y hasta me dieron ganas de regresarme. Pero luego me sentí más tranquilo. No sé, recordé las cosas que me dijiste sobre cómo enfrentarme a las personas y lo logré, incluso pude responder a las preguntas de los entrevistadores sin tartamudear o confundirme —dijo con entusiasmo.
—¡Estoy orgullosa de ti! —añadió Trini mientras ambos llegaban a la playa—. Ahora todo irá para adelante, tus fanáticos comenzarán a conocerte cada vez más y tú serás toda una personalidad... Bueno, ya lo eres, pero un poco más pública —prometió.
—No sé si eso me entusiasma o me asusta —respondió el muchacho—. ¿A ti? ¿Cómo te fue?
—Yo... fui a la playa con la abuela y luego del almuerzo salí a caminar. Ella se quedó en el hotel, ya estaba cansada. Fui al museo y después... conversé con una mujer que se llama Angélica. Es psicóloga, ella y unos amigos dan servicios gratuitos en un café.
—¿Gratis? ¿Por?
—No lo sé, entendí que es una forma de agradecer por lo que tienen. De hecho ella está de vacaciones aquí, es su ciudad natal, y entonces aprovecha para ayudar.
—¿Y de qué hablaron?
—De todo... creo que le conté todo... Se ha de haber aburrido un montón —agregó.
—No lo creo. ¿Te hizo bien?
—Sí, muy bien. Creo que...
Trini miró a Dante y sus ojos le brillaron, él la observó, se veía preciosa bajo aquella luna que aún alumbraba.
—Creo que ya sé lo que quiero hacer...
—¿Ya?
—Sí... ¿Sabes? Es hermoso poder acostarme a las ocho de la noche a dormir, saber que no tendré que soportar malos tratos o... groserías —admitió al tiempo que bajaba la vista—. Saber que podré descansar, arropada en unas mantas, hasta el día siguiente. Me agrada no tener que ponerme ropa interior ajustada y de encaje, me gusta usar mis bragas con gatitos y tortugas —añadió y Dante se sonrió, aquella íntima información le parecía dulce y a la vez sexy—. Me gusta vestirme como una chica normal y caminar por la calle sin miedo a encontrarme a un cliente.
—Me alegro de que puedas vivir con esa tranquilidad estos días.
—Mi abuela me dijo que a veces dejamos pasar las oportunidades por estar enfocados en los problemas. Que cuando más mal estamos, llegamos a un sitio y se bifurcan los caminos. Ella me dijo que lo que siga dependerá del camino que elija. No sé cómo haré para mantenerla, no sé cómo conseguiré un trabajo digno, Dante... pero ya no quiero hacer lo que hacía, ya no quiero... Nunca quise... —Sus ojos se cristalizaron.
—Lo sé... —susurró él con ternura—, lo sé.
—Abuela dijo que a veces tomamos caminos equivocados porque no vemos otros, porque creemos que ese es el único. Cuando yo era solo una adolescente, tomé el peor camino. No sé si las cosas habrían sido distintas si no hubiera elegido eso, pero no vi otro en ese momento.
—Y no debes culparte por ello, Trini. Tú eras una niña, estabas sola y enfrentándote a problemas de adultos que no podías resolver. Hiciste lo único que pudiste hacer en aquel momento, lo hiciste por amor. Tienes que estar orgullosa de ti, porque sacrificaste tu cuerpo y tu alma por amor a tu abuela.
—Nunca lo había visto de esa manera... Sabes darle la vuelta a las cosas...
—Tienes que abandonar a Elsa, Trini, tienes que dejarla ir. Y eso implica que debes perdonarte por hacer todo lo que sea que has hecho a lo largo de estos años —susurró.
—¿Por qué eres así? —quiso saber ella.
—¿Así cómo? —inquirió el chico mientras comenzaba a jadear por el cansancio.
—Así... tan perfecto, tan tú.
Dante se echó a reír.
—Lo que menos soy es perfecto, Trini —resopló.
Pero ella no pensaba de esa manera.
—Ojalá pudieras verte con mis ojos —respondió.
Caminaron un poco más mientras Dante le contaba sobre los planes que tenía para ese día y ella le decía lo que deseaba hacer en la tarde, luego de su mañana en la playa con su abuela.
—El jueves deberías venir a la playa con nosotras —añadió.
—No lo sé, tengo miedo que los niños griten ¡Ahí viene una ballena! —exclamó.
—¡De dónde sacas eso! —dijo Trini riendo.
—Me lo decían cuando chico —añadió Dante.
—A mí me gustan las ballenas —susurró la muchacha y él sonrió.
Se sentaron de nuevo sobre la arena y observaron el amanecer en silencio. Los dos intentaron no acercarse mucho ese día, Dante no quería que ella volviera a sentirse como el día anterior y Trini sentía que si volvía a acercarse, no podría contener las ganas de besarlo.
Volvieron al hotel, se despidieron con un beso en la mejilla, y cada quién para su habitación.
Este es cortito, más tarde subo otro. Lo que me acabo de dar cuenta es que numeré mal los caps, así que no son 35 sino 34 caps y el epílogo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top