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— ¿Te parece ir por un helado? —Le dijo Irene a Charlie en su habitación. —Podemos pasar el rato en Sunny Ice.
—Me gusta. —Le dijo un poco tímido y le sonrió. Irene lo tomó de la mano y bajó con él las escaleras para llegar a la sala en donde su madre se encontraba viendo televisión.
—Iré con Charlie a Sunny Ice. —Le informó, su madre le respondió con un "Está bien" y un "Cuídense" un poco despreocupado. Sunny Ice no estaba tan lejos, de igual forma podían tomar el autobús. — ¿Ya has dado tu primer beso? —Le preguntó curiosa, volteó a verlo y se dio cuenta de las mejillas sonrojadas del castaño.
—No, yo eh, no. —Le dijo un poco bajo y suspiró. —No tengo ese efecto en las chicas.
— ¿Qué efecto?
—Ya sabes, ellas no me consideran un buen partido ¿Comprendes? Soy el buen chico y a las chicas no les gustan los chicos buenos. —Explicó. —Siempre te dirán que sí, pero luego las ves escoger al chico idiota antes que a ti. Es la ley de la vida.
—A mí me gusta el chico bueno. —Charlie negó.
—Eso dices ahora. —Ambos pararon porque habían llegado a la estación del autobús. —En unos años te conseguirás a un chico que será tan diferente a ti, alocado, rebelde, tan cliché como si hubiese sido sacado de una película , perderás la cabeza por él y luego apareceré a recordarte estas palabras que acabas de decir.
—Estás sonando demasiado alocado. —Se rió. —Los chicos malos no son mi estilo. —Le respondió tranquila, el autobús paró frente a ellos y ambos se montaron para sentarse en los últimos puestos. —Me gustan los chicos tranquilos, esos con los que te puedes sentar a hablar de un tema en particular, ver una película y debatir sobre libros. Quiero un chico que tome riesgos, sí, pero no como crees, quiero que tome riesgos como besar a la chica, salir a media noche de su casa sólo para verla, cosas tan pequeñas que resultarían en un futuro una gran hazaña. Me gustan los chicos lindos, esos que tienen un aspecto tierno y simpático, así como lo eres tú Charlie. —Le dijo mirándolo, ¿Ella acaso estaba coqueteándole? Sí, la respuesta era sí y Charlie se sonrojó al notarlo.
—Quiero ser el chico que se arriesgue a besarte. —Pensó y se insultó mentalmente porque era un cobarde que no podía confesarse ante ella.
—Me gustan los chicos como tú, Charlie.
N/a: Fue tan fácil escribir esto porque practicante el tipo de chico de Irene, es mi tipo, ay.
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