— ¿Charlie? —Le dijo extrañada, se arrodilló con él al verlo. Este secó sus lágrimas.

—Hola Irene. —Le dijo. —No quería que me vieras de esta forma

— ¿Qué te sucedió?

—Nada, sólo soy muy torpe. —Bajó la mirada, no podía verla a los ojos. Irene levantó su barbilla para que la mirara, se sonrojó por eso.

—Charlie, dime.

—Sólo me molestaron, no es nada de qué preocuparse.

— ¿Te hicieron daño? —Él negó. — ¿Y qué sucede?

—Nada, estoy bien. —Irene lo abrazó tomándolo por sorpresa

Charlie correspondió a su abrazo, normalmente no lo haría porque le causaba ansiedad tener a alguien tan cerca, pero Irene para él era diferente, sentía que estaba a salvo y eso era algo extraño porque él nunca se sentía de esa forma junto a una chica. —Sé que no estás bien, puedo sentirlo. —Le susurró al oído. —No dejaré que ellos te molesten Charlie, ten seguro eso. —Se alejó de él y le sonrió.

—Gracias Irene.

— ¿Para eso están los amigos no? —Charlie la observó.

— ¿Me consideras tu amigo? —Le dijo, ella asintió.

—Claro, eres alguien agradable.

Charlie le sonrió, no solía tener muchos amigos, sólo tenía uno y ni siquiera estudiaba en la misma secundaria, por eso siempre estaba solo, claro, hasta que se acercó aquel día a Irene y sin duda, fue una gran decisión que tomó.

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