Capítulo 31: Caos.

La iluminación había fallado en el gran centro comercial. Los mutantes de la calle se agolpaban en la entrada del mismo, intentando entrar. Los gritos de pánico, dificultaban a Rash pensar con claridad.
  Todos los empleados del establecimiento estaban trayendo multitud de objetos pesados a las puertas de entrada para formar una barricada, que a modo de muro les protegiera, pero sabiendo al mismo tiempo que eso sería una trampa que les impediría la huida en caso de ser necesario, pues los mutantes que había dentro del hipermercado podían de un momento a otro, pasar al ataque.
— ¡Buscad en la sección de linternas, traed, todo tipo de iluminación posible. Conseguid pilas y baterías para las mismas! Repartirlas entre la gente. — Ordenó Rash a los soldados que poseían sistemas de visión nocturna.—
Luego haced que las personas se unan en un mismo lugar. Nosotros con nuestras armas nos pondremos al frente de las personas sirviendo de escudos humanos. Intentaremos acabar con los mutantes de dentro, y confiemos que no puedan acceder los que están afuera.— Añadió sabiendo que estaba bajo su responsabilidad la supervivencia de todas aquellas personas.
  Los sonidos procedentes del exterior eran espeluznantes. Golpes, porrazos, cristales rotos unidos a los gruñidos y gritos sobrehumanos de las criaturas que trataban de penetrar al centro comercial.
— No podremos resistir mucho tiempo más. — Gritó el encargado del centro, mostrándose muy nervioso, yendo de un sitio para otro, estando empapado por el sudor. La gente que estaba cerca de él, se contagió de su inquietud y empezó a entrar en pánico al oír sus palabras. Algunos gritaban, otros lloraban.
— Tranquilos, todo saldrá bien. — Alzó la voz Rash sobresaliendo por encima del griterío, tratando de calmar a la multitud, pues no quería que la situación se descontrolara, y fueran así presas más fáciles de las criaturas.
  En pocos momentos llegaban los soldados con toda clase de iluminación posible. La gente empezó a calmarse al no seguir a oscuras.
  Mientras, tres integrantes del equipo de Rash,  fueron a comprobar el sistema eléctrico del local, para tratar de ver que había ocurrido y de ser posible arreglar la avería. En unos minutos estaban frente al cuadro de mandos.
Una de las criaturas que estaba encaramada en una plataforma superior observaba sin que estos se percataran, y antes de que pudieran reaccionar, saltó encima de uno de ellos, causándole graves heridas con sus garras. Los otros dos soldados que estaban allí empezaron a disparar a la criatura, que fue despedazada al instante, por las armas de ellos. El humo y el fuerte olor a carne quemada de la criatura  impregnó todo, atrayendo a los demás mutantes a la escena.
  Al oír los disparos varios soldados acudieron a ayudar a sus compañeros. En breves momentos se desató una batalla campal entre estos y los mutantes. Y a pesar de que las armas eran efectivas y mortales, la velocidad y los saltos que daban las criaturas hacia que muchos de los disparos no alcanzarán su objetivo. El sonido resultaba ensordecedor.
  Por el otro lado algunas de las bestias que estaban afuera, lograron romper el muro improvisado, desplazando los objetos y empezando a entrar en el establecimiento.
— ¡Apuntar con la luz de las linternas a los ojos de los mutantes! Eso les impedirá que ataquen— Gritó Rash a la gente.
   La gente en su mayoría hizo caso de la orden que les dió. Los mutantes se tapaban  los ojos con  sus brazos, no pudiendo avanzar hacia ellos.
  Pero algunas personas dejándose llevar por el pánico salieron del cerco protector que formaban los soldados que quedaban y empezaron a huir adentrándose en el centro comercial.  Pronto se quebró la defensa, la gente empezó a dispersarse, y el caos se adueñó de la situación.
  Los disparos errados hicieron que los materiales combustibles empezarán a arder, llenándose todo de  espeso humo con una mezcla fuerte olor de plástico y madera quemado.
— ¡Rápido, coged los extintores, antes de que el fuego se expanda! —ordenó Rash.
  Poco podían hacer ya contra el fuego y el humo que se extendía sin control.
  Ahora los mutantes, horrorizados por el fuego empezaron a salir precipitadamente del hipermercado, atropellando y pisoteando a la gente que también trataba de huir. Pronto no quedó ni un mutante en el local.
En esos momentos se empezaron a oír las sirenas de los vehículos de bomberos y ambulancias que empezaban a llegar al local. Estás últimas empezaron a trasladar a los heridos por las quemaduras o intoxicados por el humo, que iban saliendo del centro comercial.
Helicópteros del ejército, sobrevolaban iluminando la zona.
Mientras Rash, estaba sacando a rastras a la gente que yacía inconsciente en medio del humo que cubría todo e impedía la visión, a pesar de llevar equipo de visión nocturna.
— No vuelvas a entrar, ya es demasiado tarde. — Le dijo uno de sus soldados al verle salir con  otra persona, que había rescatado.
— No puedo abandonar, al menos he de salvar a uno más.
El calor era insoportable, y el traje empezaba a derretirse sobre el, adhiriéndose a su piel.
— ¡Mamá! ¿Dónde estás mamá? Sácame de aquí— Oyó gritar y llorar a un niño que a su percepción no debía de tener más de cinco años.
— No te preocupes, te sacaré de ahí — Le dijo Rash al acercarse en dirección de donde provenían los sollozos hasta poder ver a un niño aprisionado por las piernas bajo una estantería.
Aunque parecía imposible mover todo aquel peso, haciendo acopio de todas las fuerzas que le quedaban, poco a poco logró levantar lo suficiente la madera para que el niño pudiera salir de allí. Ahora lo difícil sería encontrar la salida de nuevo en medio del espeso humo.
Al límite de sus fuerzas, con el niño en brazos avanzaba penosamente. Entonces vislumbró la salida, pero antes que pudiera alcanzarla, cayeron unos escombros encima de ellos...

— Aquí hay otras dos personas. Un hombre y un niño. Parece que aún respiran— Gritó uno de los bomberos a su compañero.
Pronto  sacaron a Rash, y al niñito de entre los escombros y eran trasladados urgentemente en una de las ambulancias conectados a las mascarillas de oxígeno, en dirección al hospital más cercano, junto a muchos otros supervivientes de la tragedia.

Al día siguiente el balance total de las víctimas eran de ochenta muertos, entre los que se contaban cinco soldados del equipo de Rash, así como doce mutantes muertos. Por otra parte los supervivientes contabilizados fueron doscientos quince.
El arduo trabajo de los profesionales, hizo que la tragedia no fuera aún mayor.
La zona había quedado completamente devastada, a la luz del día aún se observaban pequeñas columnas de humo que daban muestra de la tragedia ocurrida. Esas imágenes eran transmitidas a los noticieros del día.
— ¡No pude hacer nada para impedirlo! —Se lamentaba Rash al observar la televisión en su pequeña habitación del hospital.
—Hicimos todo lo que pudimos, sino hubiéramos estado allí, quizás no hubiera habido ningún superviviente.— Le dijo uno de sus hombres, que por fortuna había salido prácticamente ileso de la situación.
En ese momento llamaron a la puerta de la habitación.
— Vengo a darle las gracias. Ha salvado lo más maravilloso que tengo. — Le agradecía una mujer joven con lágrimas en los ojos llevando de la mano a un niñito sonriente que llevaba ambos brazos vendados por las quemaduras sufridas y apoyado sobre una muleta al tener una pierna enyesada.
Acercándose a la cama de Rash le dió un beso en una de sus mejillas junto con un afectuoso abrazo.
— De nada, hice todo lo que pude. Me alegro de haber sido útil. — Le contestó Rash al que también brillaban sus ojos por la emoción, al tiempo que se contenía las lágrimas.
Ahora se sintió mucho mejor, pues sabía que había dado el máximo de si mismo. Y eso había resultado en que se salvaran vidas; al fin y al cabo esa era en realidad el propósito de su misión, aunque fuera imposible salvarlos a todos...

Poco después de marcharse la mujer con el niño, sonó el teléfono en la habitación del hospital.
— Rash...¿Estás bien? — Preguntó la inconfundible voz de Zoco.
— Bueno, al menos estoy vivo. — Respondió con sinceridad Rash.
— Ya sabes que estoy en contacto con cada grupo. Y voy recibiendo imágenes de todos vosotros en tiempo real. Siento mucho lo ocurrido, pero me alegro de que estés vivo, y de que hayas podido salvar numerosas vidas. Los humanos tienen mucho que agradecerte. — Le felicitó y animó el general.
— ¿Cómo están los demás? — Preguntó preocupado Rash por el resto de sus amigos y compañeros.
— Hay buenas y malas noticias. Ricky, Abigail y sus hijos están teniendo muchas victorias en París. Los poderes de ellos, en especial los de su hija Eva y su hermano Sander, están teniendo mucho éxito, tanto es así, que la victoria total está muy cerca allí.
En cuanto a Brand y su equipo en Pequin, están haciendo muchos avances también, sus victorias son mucho mas numerosas que las derrotas. Aunque en ocasiones han tenido que replegarse, para poder salvarse ellos mismos.
En cambio, desgraciadamente la teniente Shu, murió anteayer en un duro enfrentamiento en Nueva York. En esa ciudad hay un número muy importante de mutantes que va en aumento, así que es posible que tengamos que enviar más refuerzos allí, antes de perder todo el control en esa zona.
— Siento mucho lo de la teniente Shu. — Se lamentó Rash. — ¿Y a ti como te va? — Le preguntó al general.
—El equipo que lideró yo en Londres, no nos podemos quejar. Hemos conseguido varias victorias. Pero tenemos que seguir matando a muchos mutantes que quedan aún, hasta conseguir exterminarlos. Bueno, ahora después de darte este informe, te he de dejar. Nos tenemos que ir a otra de las zonas conflictivas de la ciudad. La lucha continúa. Éxito y que te acabes de recuperar. — Se despidió Zoco.

El informe recibido, mostraba así diferentes resultados, según la ciudad o la zona de la Tierra atacada.  Y aunque había numerosas victorias había también derrotas dolorosas. De todas formas, desde que habían llegado los refuerzos procedentes de Aurin, la situación se estaba equilibrando y empezando a controlar mejor. Los ejércitos terrestres estaban siendo ayudados por un equipo de élite preparado y con armas mucho más efectivas.
  De todas maneras la victoria final aún estaba lejos de vislumbrarse...
Gracias a todos los Conectores que seguís está historia, aunque avanza poco a poco.
Espero vuestros votos y comentarios, como siempre.

  

 

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