Capítulo 27: Poderes.
Sander contemplaba el caos que reinaba en la cafetería, donde se encontraban su padre y el anciano Jaume.
— No puedo quedarme sin hacer nada. — Le dijo a su hermana.
— Yo tampoco, voy contigo. Quizás ha llegado el tiempo para que utilicemos nuestros poderes de forma provechosa.— Le respondió Eva.
Ella analizó las posibilidades de éxito y fracaso con la velocidad de un rayo, considerando diferentes situaciones. Su mente se estaba activando de manera asombrosa.
Sander por su parte entró como un vendaval en la cafetería, su velocidad, agilidad y fuerza extraordinaria, hacía que los enemigos no tuvieran tiempo de reaccionar. Los movimientos de ellos eran demasiado lentos para Sander, así que se podía anticipar a sus ataques.
Pronto salieron volando los hombres de Krolk uno tras otro por los ventanales de la cafetería y aterrizando sobre las mesas exteriores de la terraza que estaba situada en la calle.
Eva, mientras tanto sentía que en esa situación de stress extremo su mente funcionaba de una manera diferente a lo habitual, de una forma extraordinaria, numerosas imágenes mentales pasaban por su cerebro sin que ella pudiera casi controlar, como un sinfín de diapositivas. Ahora se dirigió a uno de los hombres que estaban tendidos en el suelo, y al mirarlo fijamente, vio como esa persona le devolvía la mirada aterrado, gritando, empezando a temblar descontroladamente. Ella haciendo un esfuerzo consciente pudo empezar a dominar su mente y la velocidad de sus pensamientos. Ahora intuía lo que le estaba ocurriendo al hombre, así que intentó concentrarse para fijar su mente en una sola imagen, mientras continuaba sin apartar la mirada de este. Se detuvo en una imagen de un León de tamaño descomunal. Veía como el hombre trataba de protegerse con sus manos, y piernas adoptando una posición fetal.
Ahora paso a concentrarse en otra imagen, esta vez en un montón de hormigas que subían por las piernas del hombre. De repente él trataba desesperadamente de pasar sus manos sobre sus extremidades para expulsar esa plaga que lo estaba invadiendo.
Tras eso ella probó la misma táctica con otro de los soldados enemigos que estaban allí, probando con diferentes imágenes mentales que de alguna manera desconocida, podía proyectar en las mentes de aquellos hombres.
Ahora finalmente probó mirando de manera colectiva a toda la gente que se encontraba e el lugar. Empezó a concentrar su mente, imaginando una gran tormenta con numerosos rayos y estruendosos truenos. La gente empezó a correr para refugiarse mientras miraban al cielo. Incluso alguna de las personas que llevaban paraguas empezaron a abrirlos.
Finalmente se dió cuenta del poder singular que poseía y que no se había manifestado hasta ese entonces. Pero tampoco hasta ese momento había pasado por una situación extrema como esa.
Los soldados heridos, magullados y asustados empezaron a abandonar apresuradamente el lugar, junto con Pau que se unió a ellos en su huida, después de haberse frustrado el ataque.
A Jaume, ya no le quedaba ninguna duda de que parte estaba su hijo.
En ese instante empezaban a llegar los coches de policía, demasiado tarde pues ya había acabado la función que había durado solo unos breves minutos.
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9.45 pm. 10 de Septiembre 1977.
The Mount Sinai hospital. New York
Jaume se encontraba en esos momentos dentro del ascensor que subía a la planta correspondiente donde estaba la habitación que le habían indicado, en la cual estaba ingresado su amigo Sergey Vasiliev, que estaba descansando tras la intervención en la que le habían extraído la bala que tenía en la pierna.
La presencia de una mujer púrpura vestida de enfermera en ese pequeño habitáculo junto a él le incomodaba en gran manera y no le presagiaba nada bueno. Por fortuna ella no sabía quien era Jaume, pues de haber sabido que estaba frente a un Conector humano, seguro que habría intentado acabar con el allí mismo.
Las puertas del ascensor se abrieron y los dos salieron caminando por el pasillo en dirección a dónde estaba la habitación de Sergey Vasiliev, pero con propósitos bien diferentes.
— Perdón ¿A que habitación se dirige? —Le preguntó la falsa enfermera a Jaume al ver que ambos iban en la misma dirección. Por supuesto ella no podría matar a Sergei en presencia de nadie.
— Voy a la habitación 315. — Le contestó titubeante él, pues no sabía si sería mejor decirle la verdad o no, optando después de unos instantes por la respuesta verdadera.
— Oh, casualmente yo también voy ahí, así que le daré diez minutos para su visita, pues tengo que efectuarle algunas curas al paciente. No esté más tiempo, por favor. — Le instó ella ahora un poco confusa por el imprevisto surgido, pasando de largo de la habitación de Sergey.
Jaume se percató del peligro que corría su amigo, estando agradecido de no haber llegado demasiado tarde.
Tras dar dos toques en la puerta, entró.
— Hola Jaume, me alegro de que hayas venido, veo que te llegó mi mensaje de que estaba aquí. — Le dijo un Sergey algo adormecido aún, por el efecto de la anestesia.
— Yo también me alegro de verte, pero ahora no tenemos tiempo de hablar. Nuestros enemigos están aquí. Una mujer púrpurea, vestida como enfermera, va a venir a la habitación en unos minutos. Tenemos que escapar de alguna manera de este lugar. — Le contestó con premura Jaume.
En esos momentos, tocó alguien a la puerta, entrando sin esperar permiso.
— Que susto, pensaba que eras otra persona...— Dijo Sergey al ver aparecer a Ixara en la habitación.
— ¿Quien es ella? — Preguntó Jaume desconfiado.
— No te preocupes es amiga, puedes confiar totalmente en ella— Le respondió.
La joven fijó la mirada en Jaume, pues su rostro le era muy familiar, aunque no lo reconoció de inmediato pues era mucho más joven a como lo había conocido ella.
— Hemos de salir de este lugar. Sergey corre peligro aquí. Tenemos que conseguir una silla de ruedas y sacarle de este lugar.— Instó Jaume a Ixara.
— He visto una cerca en el pasillo, correré a cogerla. — Dijo ella saliendo de inmediato a por ella.
En unos segundos estaba de vuelta con la silla, donde sentaron a Sergey, tras ponerle algo de ropa para salir a la calle.
— Eh, ¿Dónde se supone que van ustedes? — Gritó la falsa enfermera, que regresaba hacia la habitación de Sergey.
— ¡Corre!, yo la detendré. — Dijo Jaume a Ixara poniéndose enfrente de la mujer púrpurea que corría hacia ellos.
La chica se apresuró hacia el ascensor más cercano y una vez dentro pulsó el botón hacia la planta donde estaba la habitación en la que se encontraba Pablo, a fin de alertarte del peligro que corrían.
La mujer púrpurea se puso la mano en el bolsillo de la bata que llevaba puesta a fin de sacar el arma que llevaba escondida en este. Jaume adivinando su intención y en un fugaz movimiento se abalanzó hacia ella haciendo que cayera al suelo, antes que ella pudiera utilizar la misma contra él.
Debido a la habilidad y capacidades especiales que tenía como Conector humano y más aún después de haber sido entrenado semanas atrás por el mismo Sergey Vasiliev, tras un breve forcejeo, pudo dejar fuera de combate pronto a la mujer y después de arrastrarla por unos metros, la metió dentro de un almacén de medicamentos que había a escasos metros.
El pasillo donde acababa de ocurrir la pelea estaba desierto a esa hora pues el trasiego propio de un gran hospital como ese, había disminuido al anochecer y ya no había visitantes que iban y venian, además ya se habían repartido las cenas a los pacientes, empezando el descanso nocturno. Todo y así el revuelo que causó la pelea, había alertado a algunos de los familiares de los enfermos que pasaban la noche allí con ellos, y varios de estos se habían asomado discretamente desde las puertas de sus respectivas habitaciones, y aunque temieron intervenir para ayudar a la supuesta enfermera, llamaron a la recepción del hospital, y la administradora avisó rápidamente al personal de seguridad, que se encontraban allí.
Jaume ahora supo que tenía que salir rápidamente del hospital al ver a aparecer a lo lejos en el pasillo a los hombres de seguridad que venían corriendo hacia él, así que aceleró el paso hasta acabar corriendo a toda velocidad, bajando frenéticamente por las escaleras del centro, pues no podía permitirse el lujo de esperar a los ascensores.
Al final llegó a la planta baja, donde estaba la recepción y tras atravesarla en dirección a la salida pudo abandonar finalmente el edificio, a pesar de los gritos de la recepcionista de noche advirtiéndole que se detuviera. Los hombres de seguridad llegaron varios segundos después, pero ya no siguieron persiguiendolo por la calle.
Jaume siguió corriendo muchos metros más hasta alejarse del hospital sin saber si Sergey y Ixara, habían podido escaparse también.
Ixara por su parte mientras todo eso ocurría, había llegado a la habitación de Pablo y le había avisado del peligro que corrían, así que este se unió a ellos en la huida, con el cuerpo adolorido aún y los dedos entablillados tras su rotura, con una banda de tela que le rodeaba el cuello y le hacía de cabestrillo para que reposará el brazo de la mano lastimada.
— Creo que va a ser difícil nuestra escapada por la salida principal, hemos de buscar otra alternativa. Quizás podríamos investigar la zona por donde llegan las ambulancias, puede que a esta hora este más asequible nuestra salida por ahí. — Dijo Sergey a Pablo e Ixara.
Tras unos minutos, se encontraban saliendo sigilosamente por ese lugar, aparentemente menos vigilado, pues el personal de seguridad y los vigilantes nocturnos estaban concentrados en el vestíbulo principal del hospital, tras la huida de Jaume. Su huida no podía haber sido más oportuna, pues Krolk y sus soldados que acababan de llegar al lugar,ahora irrumpían en el centro hospitalario en busca de Ixara, fuertemente armados...
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