Capítulo 19
Astón había hecho lo que Proteo le había pedido.
Todas las pruebas eran más difíciles que antes. Incluso cuando dijo que no importaba si mataba a alguien debían de seguir, a Astón no le importó y siguió esa orden. Kano se veía más feliz. Él quería que todo terminara lo más rápido posible y lo estaba logrando. Estaba acabando con nosotros.
Había tres estrellas en la clínica para la cuarta prueba. Dos de ellas se quedaron prácticamente sin energía cuando hicimos la competencia de viaje astral, y la otra fue Clifa Len el martes en telequinesis que una bola gigante le golpeó la cabeza.
"¿Una bola la golpeó, Ficseto?" Preguntó Lífsero en mi mente.
"Bueno..." corregí "Fui yo"
La tercera prueba fue de viaje astral. Nos mandaron a correr por el desierto que Astón creó en el piso cero. Pero no era sólo eso. De alguna forma, Kano había logrado hacer que aparecieran cuchillas gigantes que podían herirnos. Y aunque nadie ganó porque todos morimos en la prueba, hubo dos que casi mueren de verdad: Gena Tun, y Loán Turo. Y aunque era Loán eso no me puso muy feliz.
Era tiempo de la curta prueba difícil. La prueba física, donde sabía que definitivamente iba a perder.
Comenzamos el día con muchísimo cansancio. En lugar de despertar queríamos dormir. El día anterior había sido agotador.
Estábamos en la sala principal desayunando. O eso intentábamos.
— Juro que no puedo ni siquiera llevar la comida a mi boca —Dijo Lífsero.
— Yo soy buenísimo en esto de los viajes astrales y todo... —respondió Cetta— pero les aseguro que estoy aún más cansado que ustedes dos juntos —. Miró su desayuno y lo toqueteó con su cubierto—. Creo que este es un lugar perfecto para dormir. —Picoteo su carne y tiró su cara en ella.
— Eres un asco, Perseto —lo regañó Luna y levanto su cabeza tomándolo del cabello.
— Sólo quiero una hora de sueño extra.
— ¿Les parece si hoy no entrenamos y se quedan dormidos hasta que sea hora de la competencia? —sugirió Lored.
— Creí que dijiste que serías estricto conmigo cuando enterramos a La Planta —contradijo Cetta manchando más su cara con la carne.
— ¿Y no lo he sido?
— Ni un poquito...
— ¿Entonces prefieres que te haga entrenar hasta que caigas desmayado hoy?
— ¿Puedo caer sobre ti?
— Claro que sí... —contestó Lored con tono un poco lascivo.
— Esto ya se está poniendo incómodo, estrellos —terció Luna—. Por favor no hablen así cuando estamos comiendo.
Efectivamente Luna, Flia y Lored nos dejaron dormir. Así que subimos por el elevador. Cuando vi que Cetta no se bajaba en piso 2 tuve un mal presentimiento. A continuación llegamos a mi habitación y ms presentimientos se hicieron realidad.
— ¿No debías ir en el piso de arriba, Perseto? —pregunté.
— Dormiré contigo —dijo.
— Y yo —secundó Lífsero.
Gruñí un poco. Tenía la mínima esperanza de poder dormir solo como todas las noches, ya que así me era más fácil conciliar el sueño. Pero en ese momento que debía compartir mi cama para una sola estrella, con dos más, sabía que no sería el mejor sueño de mi vida.
Pero me equivoqué. Estaba tan cansado que ni siquiera me di cuenta de que me acosté. En menos de medio segundo me quedé dormido. Sabía que Cetta normalmente se movía como loco cuando dormía, pero no me di cuenta esta vez.
Comenzamos a dormir alrededor de las ocho treinta, y para entonces ya eran la una con veinte minutos. Tenía apetito. Había tenido uno de los sueños más horribles de mi vida: Veía morir a Lífsero a manos de los humanos. Y sólo su polvo de estrella quedaba conmigo. Lo peor de cuando una estrella moría era que ocurría una explosión, de mediana intensidad, y esto hacía que su cuerpo desapareciera. Si moría, ya nunca más lo verías. La única parte buena era que esa explosión no afectaba a estrellas terceras. Pero, independientemente de eso, no quería ver morir a ninguno de mis amigos. Lífsero estaba acostada en mi cama. Pero no había rastros de Cetta.
Bajé los pies de la cama para levantarme, y, al pisar el suelo, me di cuenta de por qué no estaba Cetta. Él estaba dormido, tirado en el piso. Y sin querer lo había aplastado en el abdomen.
— Uhg...! —gruñó.
— Lo siento —me disculpé mientas me tallaba los ojos.
— No te preocupes —respondió— pero mis abdominales perfectos no se borrarán aplastándolos.
— No empieces de nuevo, Perseto —refunfuñé— eso acabó el domingo.
— Es que es enserio —dijo riendo—. Antes de mí eras demasiado delgado, luego me conociste... y sigues delgado, pero por lo menos ya tienes qué presumir. Deberías agradecerme, Ficseto. Te hice crecer. Ahora tienen más cuerpo que cuando te conocí. Recuerdo que podía rodear tu brazo con mi mano.
— Uno —dije—: Nos conocemos desde que somos niños. Dos —continué—: No podías rodearme el brazo, te faltaba poco para que tu mano cerrara. Y tres —finalicé—: No hago tanto ejercicio como tú pero por lo menos lo hago.
— Aunque te falta un poco.
— ¿Podrían dejar de discutirlo? —Preguntó Lífsero levantándose de golpe—. Ficseto, sí tienes músculos definidos. Perseto, Ficseto no es tú —dijo, pero sabía que era para que dejáramos de discutir. Ella también creía que no era cierto.
— ¿No tiene hambre? —pregunté.
— Sí, pero debemos esperar hasta las tres de la tarde para poder comer.
***
Esperamos a que diera la hora. Cuando por fin llegó, corrimos a la sala principal. Después de que comimos nos sentíamos totalmente animados. Como si lo del día anterior no hubiese pasado. Y para cuando dieron las cinco ya estábamos en el piso cero.
Todas las otras estrellas se veían horribles.
Tenían unas enormes ojeras. Se veían somnolientas. Inclusive Min Londro estaba cabeceando.
Estaba mal que se sintieran así para una prueba física, probablemente caerían al suelo en medio del juego.
Cuando Proteo y su compañía llegaron, todos fingieron no tener sueño. Kano, que nos miraba atentamente, se dio cuenta de que la mayoría sí estaban a punto de caer al suelo, dormidos. Estaban unos recargados sobre otros. Algunos tenían los ojos rojos. Una escena horrible.
— Si alguno quiere ir a dormir puede hacerlo —dijo Kano— Sólo tomen en cuenta que perderán un punto.
Min Londro le tomó la palabra y salió del piso cero. Detrás de ella fue Hia Sor, que estuvo arrastrando los pies mientras caminaba.
Cetta y yo estábamos parados juntos en el área de nuestro equipo mirando de cerca cómo salían sin culpa alguna.
— Bueno... —continuó, un poco desconcertado— Hoy la prueba física consta de una serie de ejercicios.
» Velocidad. Resistencia. Fuerza.
Todos lo miramos un poco extrañados. Nos dijo qué debíamos emplear, pero no cómo. Y lo importante era saber cómo debíamos jugar esto.
— Lo que Kano quiere decir es —intervino Proteo— que eso deben usar.
— Ya sabíamos —dijo Sóltar en un susurro cerca de mi equipo.
— Deberán recolectar las cinco banderas esparcidas alrededor del área —asintió a Astón.
Éste presionó unos botones. Aparecimos en un lugar extremadamente grande. Tanto en altura como en espacio. Había cinco banderas de color verde en distintos puntos del área. Pero no era lo único. También había unos obstáculos de alrededor de un metro de alto.
Pero la peor parte estaba en el techo. No sólo había dos enormes lámparas incandescentes colgando. No. También, sostenidas al techo, había cinco bolas de demolición, lo bastante retiradas de los obstáculos y las banderas como para hacernos la vida imposible.
— Esos focos gigantes de allá arriba —explicó Kano— proyectarán una luz que caerá directo sobre ustedes. Ahora, equipo 1, al frente.
Sóltar Mirco y Andrómeda Ger pasaron y se colocaron junto a Kano. Éste presionó un botón más y las luces se fueron. Excepto las que los focos proyectaban. Kano les dio la indicación de que se colocaran bajo las luces.
— Una vez ahí no podrán abandonar su luz hasta que obtengan la última bandera —agregó—. Si llegan a salir de la luz, entonces el rayo los golpeará. Arriba, hay unas bolas de demolición que deberán esquivar si no quieren ser golpeados. Y los obstáculos en el piso también les representarán un problema. Si lo que quieren es ganar —dijo— entonces deberán quedarse bajo la luz y recolectar las cinco banderas. La lámpara se moverá sin importar que ustedes no. Si les falta alguna bandera, la luz dará la vuelta.
» Y comenzamos en tres... dos... uno...
Presionó un botón y todos, menos Sóltar y Andrómeda salimos del área. Se escuchó un campanazo que dio la señal de que las luces comenzaban a moverse. Como Kano dijo, no importó que ellos no se hayan movido. Pero comenzaron a caminar junto a ellas un segundo después.
La luz que proyectaban las lámparas era de unos metros de diámetro, perfecto para que haya espacio en ella y se pudiesen mover bien.
Cada cierto tramo del camino había una bandera, que en cuanto la tomaban la luz cambiaba de dirección. Bandera uno, izquierda, bandera 2, derecha. Cada uno tomó la bandera que estaba más cerca de él.
Cuando iban por la quinta bandera, una de las bolsas de demolición de activó y golpeó a Sóltar. Éste no pudo esquivarla, así que le dio lo suficientemente fuerte para sacarlo de su luz. Lo que ocasionó que el rayo lo tocara y saliera de la competencia.
Andrómeda Ger era la única esperanza del equipo 1. Hia Sor había decidido irse, y Gena Tun ya ni siquiera era parte de esto.
Pero ella era fuerte, inteligente y hábil. Por lo que, corriendo, esquivando, e incluso saltando, logró tomar la quinta bandera en el último momento.
Las luces se encendieron y ella salió. Era el turno del equipo 2.
El equipo 2, al igual que el anterior, sólo tenían dos integrantes. Por lo que no hubo necesidad de que apareciera una más. Mus Pis y Darty Mer, se colocaron en posición. Ellos tenían que cumplir el mismo reto, pero a diferencia del equipo 1, sus banderas eran color azul.
Comenzaron bien. Tomaban bandera a bandera, esquivaban obstáculos, todo iba bien, hasta que el poco sentido del trabajo en equipo de Mus lo inclinó a hacer algo que no debía. Sí salieron con las cinco banderas. Pero, para cuando intentaron conseguir la tercera, Mus, tomó a Darty y la lanzó contra ella para que la tomara, mientras ella gritaba de miedo. Logró alcanzarla antes de que el rayo la golpeara, pero efectivamente salió del área. De ahí en adelante, Mus Pis continuó solo.
Y luego llegó nuestro turno. El equipo 3. Las banderas ahora eran negras. Y por primera vez lo odié, porque no podía verlas bien en la oscuridad. Aparecieron dos focos más. Yo me puse hasta la orilla. Luego Cetta. Den. Y Lordo. De izquierda a derecha.
La campana sonó y las luces comenzaron a moverse. Se veía más fácil desde fuera. Al principio iban lento, pero mientras la distancia aumentaba, la velocidad también. Podíamos ver la primera bandera a bastante distancia de nosotros.
— Lordo —llamó Den—. Tómala tú, ¿está bien?
— Claro —contestó— yo lo hago. —Asintió presionando la boca.
Pero las luces se hicieron más rápidas. Comenzamos a trotar porque las luces no iban lo suficientemente rápido para correr. Sólo querían cansarnos. Luego frente a nosotros, a una distancia considerable, apareció un muro extraño que tenía escrito "Tirar".
— Debemos arrojarlo a piso, ¿no? —pregunté.
— Creo que sí —contestó Den—. Al mismo tiempo empujamos los cuatro, ¿les parece?
— Perfecto —contestamos los tres al mismo tiempo.
Cuando llegamos a donde estaba el muro, nos colocamos junto a él y Den contó hasta tres. Empujamos lo más fuerte que pudimos y cayó en poco tiempo. Era más pesado de lo que parecía. Esto no había parecido a los otros dos equipos, tal vez porque eran minoría. Aunque lo hicimos rápido la luz tomó su distancia y tuvimos que correr un poco más.
Cuando el muro cayó vimos una bandera negra del lado de Cetta. Y él la tomó.
— Al parecer no era la primera la que Lordo iba a to... —fue lo único que logré decir, porque en cuanto Cetta tomó la bandera, las luces se movieron más rápido y nosotros comenzamos a correr.
Íbamos corriendo a una gran velocidad. En ese momento agradecí que Cetta me obligara a hacer ejercicio. Había un obstáculo en el piso. Era grande. Corrí más rápido para acercarme al borde de delante de mi luz y tener tiempo para saltarlo. Cuando llegué a él, lo salté con dificultad, y estuve a punto de salir de la luz.
Corrí más rápido. La luz se hacía más rápida.
Y llegó la primera bola de demolición.
Iba en diagonal. Primero fue contra Lordo, que la esquivo en un segundo. Luego contra Den, que estuvo a punto de no esquivarla. Luego Cetta que saltó hacia adelante. Y luego contra mí. Que hice lo más ímero que había hecho en mi vida: me tiré al suelo para que no me golpeara, y funcionó, pero pararme se me dificultó. Estuve a punto de hacerlo, cuando la oscuridad tocó mi mano, pero la metí en menos de medio segundo.
Aunque eso no ayudó mucho, pues el rayó la golpeó y la desapareció. Mi mano había desaparecido. ¡Ya no tenía mano!
— ¡Ficseto! —gritó Cetta, sin dejar de correr.
— Estoy bien —contesté al ver que no sangraba.
No sabía que eso era posible. Pero sabía que eso me iba a quitar ventaja. Mucha. Seguí corriendo de tal forma que no sabía si iba a poder seguir. Me estaba cansando muchísimo. Los pies me ardían. Los pulmones también. Me dolía un costado del torso. Y algunos rizos salvajes se metían en mis ojos, impidiéndome la vista.
Vimos la segunda bandera, que en realidad era la primera que habíamos visto. La que Lordo tomaría. Lo hizo, pero al hacerlo, no sólo la velocidad aumentó, sino que también apareció la segunda bola de demolición. A diferencia de la primera, esta llegó desde la izquierda. Y me golpeó, fuerte.
Volé hasta la luz de Cetta. No supe cómo. Caímos. No podíamos demorarnos mucho en levantarnos, así que gateamos lo más rápido que pudimos unos pasos, hasta que por fin nos pusimos de pie.
Corrí de lado hasta que llegué al borde de la luz de Cetta. Y, sin pensarlo, Cetta me empujó hasta mi luz, que estaba lo suficientemente cerca para poder caer en ella. Sólo tropecé un poco pero no caí.
Y llegamos a la tercera bandera. Esta estaba de mi lado. Extendí mi brazo, y recordé, un poco tarde, de que no tenía mano. Extendí el otro, fui al borde de atrás de la luz y alcancé la bandera sólo con mis dedos índice y anular. Fue suficiente para tomarla.
A continuación corrí más rápido.
Estábamos corriendo al borde de la luz para que si algo se presentaba. Estábamos corriendo al borde de caer desmayados por tanto tiempo y distancia recorrida. Todos estábamos cansados, pero Cetta no se veía tan mal. Él corría todo el tiempo, estaba acostumbrado.
Nos topamos con otro obstáculo. Otro de los muros que encontramos anteriormente. Este era más grande que el último. Y tenía escrito "Subir".
— Al mismo tiempo —gritó Den con poco aliento— levantamos el muro. Corran más rápido para tener tiempo.
Asentimos sin abrir la boca.
Aceleré. Estaba a punto de colapsar. Pero llegué al borde de la luz. Aún más. Estaba a punto de salir de ella. Cuando llegamos al obstáculo, pusimos los dedos en unas ranuras en el muro. Yo puse una parte de mi muñeca sin mano.
— ¡Ya! —gritó Den.
Todos levantamos. Incluso con la fuerza de cuatro gerlos, esta cosa era muy pesada. Levantamos el muro hasta donde nuestros dedos nos lo permitieron. En medio segundo hice el movimiento rápido de sacar mis dedos de la ranura y ponerlos bajo el muro para poder levantarlo más, y eso fue lo que hicieron los demás. Pude ver una bandera. En cuanto pasamos lo soltamos y escuché el gran estruendo el metal golpeando el piso.
Esa cosa pudo habernos aplastado.
Den tomó la bandera y seguimos corriendo. Levantar ese muro nos quitó ventaja y esta vez no corríamos al borde de adelante, sino al de atrás. Aceleré con fuerzas que saqué de no sé dónde. Y llegué de nuevo al borde correcto.
Ya teníamos cuatro banderas. No podíamos caer justo en este momento que estábamos a punto de lograrlo. Cada bandera estaba a unos doscientos metros retirada de la otra. Llevábamos recorridos ya ochocientos metros siguiendo estos cálculos. Y creí que llegaríamos todos hasta la bandera final.
Pero olvidé la tercera bola de demolición.
Esta llegó de frente. Y estuvo a punto de golpear a Lordo, él se movió a un lado. Pasó de nosotros y se fue. Nos despreocupamos de ella. Pero no contamos con que volvería desde atrás. Las anteriores habían pasado sólo en una dirección sin regresar. La peor parte es que la bola golpeó a Den.
Den cayó al piso. Pero antes de que la oscuridad lo tocara, Lordo pudo levantarlo. Nunca vi cuando Lordo se movió, pero de un momento a otro ya estaba levantando a Den.
— Gracias, Lordo —dijo Den.
Luego la bola volvió y casi golpea a Cetta. Pero se movió también lo suficientemente rápido para esquivarla.
Entendí el patrón de movimiento. Y según eso, me tocaba a mí. Pero me moví junto a Cetta.
Eso no la hizo detenerse. Pensé que en cuanto pasara de mí se iría, pero no. Parecía que quería que uno de nosotros cayera. Volvió hasta donde estaba Lordo y comenzó de nuevo su trayectoria. Una vez más esquivamos todos. Una vez más por poco caemos.
Una vez más la velocidad aumentó.
Ya no podíamos correr más. Yo sentía que me caería en cualquier momento. Seguí en la luz de Cetta y él me empujaba un poco. Pero podía escuchar que su respiración también estaba muy acelerada. Era ya demasiado cansancio. Ya ninguno de nosotros soportaba correr más. Y menos a tanta velocidad.
Yo ya ni siquiera podía respirar.
Sentía que cada vez que llenaba mis pulmones de hidrógeno estos lo expulsaban antes de siquiera entrar. Además de que cada inhalación me costaba trabajo y energía. No podía hacerlo lento porque necesitaba respirar de manera agitada.
Estaba a punto de caer cuando oí la voz de Cetta:
— ¡Gerlos! —gritó al resto del grupo—. ¡Técnica Mus pis!
Ellos asintieron.
— ¿Cuál es esa? —pregunté en un grito.
— ¡Ya! —gritó Cetta.
Lordo y Den entraron a la luz de Cetta y me tomaron de pies y pecho. Me levantaron. Y entre los tres me arrojaron hasta la otra bandera que estaba más cerca de lo que pensé. Tenía miedo, sabía que sería difícil que me lanzaran con fuerza sabiendo lo cansados que estaban. Y yo no estaba seguro de poder alcanzar la bandera
La bola de demolición pasó muy cerca de mí. La oscuridad ya estaba en mi cuerpo. Pude ver el rayo que hizo que mi ojo cambiara. Pero antes de que pudiese tocarme, tomé la bandera y las luces se encendieron. Vi a Cetta, Lordo y Den esquivando la bola. Y luego ésta se quedó suspendida en el aire.
Los rayos nos golpearon para sacarnos del área. Teníamos las cinco banderas y los cuatro integrantes. Cuando llegamos afuera aterricé en el piso y me golpeé el pecho, lo que me sacó más aire. Mi mano regresó a su lugar. De haber estado Sia aquí, tal vez habríamos podido hacerlo sin que nadie fuese lanzado.
Después de unos pocos minutos de descanso fui a ver a mi equipo.
— ¡¿Qué es eso de Técnica Mus Pis?! —pregunté, un poco molesto, a mi equipo cuando nos encontramos afuera.
El equipo 4 estaba apareciendo en el área. Syt Lad apareció, sola.
— Es algo que aprendimos hoy —contestó Den— mientras veíamos a Mus Pis arrojar a Darty.
— ¡¿Y por qué no me dijeron!?
— Porque sabíamos que te rehusarías —contestó Cetta riendo.
— Perseto, ¡tú eres mi amigo! —respondí ya calmado pero fingiendo no estarlo.
— Y por eso les dije que no te dijeran nada.
— Además —terció Den— necesitábamos a uno de los más ligeros. Yo soy muy grande, Perseto muy... —hizo gestos con sus manos indicando los hombros de Cetta— grande también —Cetta hizo un gesto levantando la cabeza un poco con orgullo— y Lordo también es muy alto. Tú eras la única opción.
Lordo, al escuchar su nombre volteó, pero sólo eso. Aún tenía mucho odio hacia mí como para venir a hablar sobre lo que hicimos y lo que no dentro de la prueba.
— Sólo avísenme la próxima vez, ¿está bien?
— No —contestó Cetta.
Le di un golpe en el hombro. Pero un golpe serio.
Syt Lad, a pesar de que estaba sola, supo cómo arreglárselas. Iba muy rápido, cómo nosotros, hasta el bore de adelante. Esquivaba obstáculos sin ningún problema. La cuarta bandera se le escapó. Luego llegó a la quinta y cuando la tomó, no se encendieron las luces, sino que su luz dio la vuelta hasta que alcanzó la cuarta bandera. Fue ahí cuando su prueba terminó.
Luego llegó el equipo 5. Lífsero estaba en medio de los otros cuatro. Ellos sabían que era mejor dando órdenes que recibiéndolas. Además de que hacía estrategias de juego bastante eficientes.
Sonos estaba justo a un lado suyo. Él aún no nos había perdonado aunque ya había compartido varias pruebas con Lífsero desde la última vez que hablamos con él.
Ellos lo hicieron muy bien. Iban de un lado a otro. Sus luces jugaban con ellos, porque iban de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, y de derecha a derecha, y de izquierda a izquierda. Se movían aleatoriamente y sin patrón.
Esto no detuvo a Lífsero. Ella y su equipo derrapaban cada que era necesario. Y cuando se hacía más rápida la luz, que fue en menos ocasiones que a nosotros, ellos podían seguirle el paso.
Sonos, todo el tiempo estaba con peligros de no quedarse dentro de la luz. Hasta que Lífsero decidió meterse a su luz y jalarlo para que siguiera avanzando.
Obtuvieron cada una de las banderas en el momento preciso para seguir corriendo sin problema alguno. Obviando a Sonos, nadie tuvo dificultad para completar la prueba en ningún sentido.
Cuando salieron, Sonos se fue con su equipo mientras que Lífsero se acercaba a nosotros.
— Muchas felicidades...— comenzó a decir Den pero se detuvo.
Él tenía una sonrisa en la boca. Una de esas que dejan hipnotizada a cualquier estrella.
— Lífsero —contestó ella interrumpiéndolo— Me llamo Lífsero.
— Yo soy Den, y quiero reconocer el gran esfuerzo que demostraste allá adentro —dijo mientras hacía énfasis levantando la ceja.
— Gracias, Den —respondió ella.
Por un momento creí que se sonrojaría. Pero Lífsero se mantuvo firme, sonreía y agitaba su mano, atrapada por las dos manos de Den. Yo a él lo miraba con la cabeza de lado y los ojos muy abiertos. Cetta me dio un codazo leve y volteé a mirarlo. Hizo un ademan con la cabeza y relajé mi mirada. Sabía a qué se estaba refiriendo, yo tenía una expresión obvia en la cara de lo que estaba sintiendo.
Fue entonces cuando llegaron los entrenadores. Estaban Luna, Lored y Flia, pero con ellos venía alguien más. Era una gali de cabello lacio, blanco, aunque también reflejaba color azul en él.
— Den —llamó ella— ¿Estás listo?
— Claro —contestó—. Am... chicos ella es Macguilda —dijo señalándola—. Es mi entrenadora.
— Mucho gusto —dije asintiendo.
— ¿Listo para qué? —preguntó Cetta.
— Para presentarme —contestó ella sonriendo.
— Pues —intervino Den— ellos dos —nos señaló— son de mi equipo, él es Ficseto y él es Perseto.
— Qué lindo y desafortunado juego de palabras, ¿no crees? —preguntó Lored con sarcasmo a Macguilda y ella rio.
— Y ella es Lífsero. —No miró a Macguilda, sino a Lífsero, y le sonreía.
— Mucho gusto —respondió ella.
Después de la presentaciones comenzó la prueba de Astrid mix. Ella siempre perdía, su equipo completo era malo. Pero estando ella sola era peor. Tenía tanto sueño, que mientras bostezaba, sonó el campanazo y ella no lo escuchó. La luz comenzó a moverse, ella se quedó bostezando y el rayo la golpeó.
— Eso es triste —dijo Cetta.
— Sí —contestó Lored—. Creo que sí.
Recordé que Kano siempre se enfadaba con ese equipo y les descontaba puntos. Lo único que no entendía era como después de todo lo mal que les había ido a todo el equipo seis, Astrid Mix tenía dieciséis puntos.
Cuando Astrid terminó de bostezar se dio cuenta de que ya estaba fuera de la competición y se puso como loca.
— ¡No! —gritaba— No. ¡Déjenme intentarlo de nuevo!
— Niña, ¡ya basta! —Respondió Kano— ¡Perdiste!
— No. Puedo hacerlo bien, ¡por favor!
Corrió hacia Kano y lo tomó por la camisa suplicando.
— Eso no te sirve de nada —le gritó Kano—. Las reglas dicen que si sales de la luz pierdes. Les di la oportunidad de salir y perder un punto —agregó—. ¡Pero te quedaste y ahora pierdes diez!
Kano estaba claramente enojado. Gritaba mientras su voz salía como un gruñido. Su cara estaba colorada. Se le marcaban las venas del cuello y una de la sien. Creí ver que, incluso, escupía un poco de saliva con cada palabra que salía de su boca. Era desagradable y provocaba miedo hacia él y lástima hacia Astrid.
El equipo 6 provocaba ira en Kano, pero nunca lo había visto tan enojado en el tiempo que llevaba conociéndolo. Incluso cuando hablaba con Proteo sobre cómo alguien saboteó el plan de salida se veía menos furioso.
— ¡No hay más que discutir! —gritó de nuevo—. Acérquense —llamó al resto de las estrellas.
Todos nos acercamos a él. Lífsero me tomó de la muñeca para que me detuviera un poco mientras avanzaban las otras estrellas. Ellos se acercaban con timidez, nadie quería estar cerca de Kano después de ese ataque de ira tan extremo. Astrid estaba llorando abrazada de Yer Ref.
— Lo más probable es que hayan escuchado que su compañera Astrid Mix tiene diez puntos menos. Al igual que Hia Sor, Gena Tun, Min Londro, Loán Turo y Clifa Len tienen un punto menos por faltar.
Clifa Len llevaba perdiendo un punto desde que se lastimó, este sería su segundo punto menos. Loán Turo y Gena Tun, sólo tenían un punto menos hasta ahora, al igual que Hia Sor y Min Londro.
— Esta vez hubo un empate, ya que el equipo 1, el equipo 3, el equipo 4, y el equipo 5, obtuvieron todas las banderas sin perder a ningún competidor. Por lo tanto vamos a juzgarlos por desempeño. El equipo 1 fue negligente y dejaron sola a su competidora. El equipo 3 perdió una mano. El equipo cuatro perdió una bandera. Y en el equipo 5 casi muere uno de ellos. Creo que lo más justo es darle la victoria al equipo 5, ya que sólo fue un peligro, pero no sufrieron ningún daño.
Lífsero se alegró mucho. Den la abrazó para felicitarla. Yo me giré hacia ella y la abracé también.
— El equipo 3 y Mus Pis tienen un punto extra por usar la técnica que los ayudó a conseguir banderas.
Mus Pis no lo hizo como técnica, pero si hablaba nos quitarían ese punto también.
— Andrómeda Ger y Syt Lad tiene un punto extra por su buen desempeño al ser las únicas de su equipo.
» El equipo 3 se lleva un punto extra también por demostrar fuerza.
— Por cierto que las pruebas de tirar y levantar los muros —intervino Proteo— fueron mi idea porque ustedes son cuatro hombres.
Fue así como entendí lo que significa "Pared tirar. Pared subir" pero el punto anterior "Sacarlos de la competencia" no le había funcionado. Por el contrario, nos ayudó a mantenernos ahí.
— Gracias, señor —dijo Cetta—. Usted tan bueno todos los días.
Cetta hizo un gesto de comercial con el brazo doblado llevando su puño a la izquierda. Proteo rio y le dedicó otro gesto como ese pero llevando su pulgar arriba hacia adelante.
— Por cierto que también dos puntos a Perseto Low —dijo Kano— Por ayudar a sus amigos en algunas ocasiones.
Luego Kano, como todos los días dijo:
— Y así es como queda la tabla:

— Ésta vez sí aparecieron los que tienen once, porque ya sólo son personas de ustedes —aclaró Kano.
— Sólo veinte estrellas —dijo Lífsero—. Y cabemos todos ahí.
— Por si no te diste cuenta —señaló Cetta— La tabla creció desde la primera vez.
— Cada vez es más grande —agregó Lored.
— Es muy molesto.
— Sí. E ímero.
Yo sabía a qué se refería Lífsero, pero igual me dio risa la broma de Cetta y Lored.
— Tú puedes reírte de mí —dijo Lífsero con falso enojo—. Pero yo gané esta prueba.
Lored, Den y yo hicimos un "uh" para que Cetta se sintiera derrotado. Entrecerró los ojos y volteó a mirarnos. Luego giró la vista a Lífsero de nuevo.
— Pero yo tengo diecisiete puntos más que tú.
— Y los compartes con Ficseto —respondió ella.
Logró que Cetta se sintiera derrotado y por fin callaron.
— Es todo por hoy, chicos —dijo Proteo—. Pueden irse.
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