"Dos colores diferentes que al expresarse son iguales"

Krel Tarron no adoraba el cuerpo humano. Ante sus ojos todo era una primitivo y aburrido, pero al mismo tiempo su entusiasmo por descubrir más de todo se hacía más grande.

── ¡Maldito cuerpo flácido! ── gritó enojado ── no eres ni resistente ni duradero, entonces ¡¿Para qué sirves?

Pateo con enojo la pata de la cama, pero de inmediato el dolor en su pie se hizo presente. Avanzó unos pasos y se paró frente a un espejo. Al estar extrañado por su reflejo, olvidó el dolor en su pie y se miró de pies a cabeza.

No había visto su cuerpo humano con demasiada atención ya que estaba ocupado en echar a andar la nave, pero se sorprendió por lo que se reflejaba.

Un cuerpo delgado, dos brazos y piernas. Su cara delgada y un poco alargada llena de pequeñas pecas apenas visibles. Un cabello castaño obscuro que le llevaba arriba de los hombros. Una tez morena. Y unos ojos cafés no del todo obscuro.

Los akiridianos tenías en sus ojos un azul claro o a veces eléctrico. Pero Krel se impresionó al ver a los humanos con diferentes colores en los ojos, pero más fue su sorpresa al ver que estos con lo que sentían cambian su tonalidad, he incluso, de color.

Después de ese raro descubrimiento se dispuso a grabarse de ves en cuando para ver si los suyos hacían lo mismo. Fue su sorpresa al ver que era real, que sus ojos pasaban de diferentes tonalidades con sus emociones he incluso, las lágrimas se hacían presentes.

No sabía el porqué de los cambios, pero sabía que aquellas emociones cambiaban su color de ojos; cálido, frío, dulce, amargo, brilloso...

Eso le encantaba.

ˇ•→𝐿𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑙𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑖𝑟𝑎𝑑𝑎←•ˇ