Hisirduox Casperan
"Y no hay oro más hermoso que el de tus ojos"
Hisirduox Casperan amaba la magia tanto como la música. Eran aquellas dos cosas que hacían que su vida tuviera sentido.
Después de que Merlín trajera a los pocos hechiceros para salvarlos de la guerra de Morgana y Gunmar, Douxie se dio a la tarea de estudiar y practicar su magia.
Pero no solo eso tenía su atención, mientras los años pasaban, las cosas cambiaban y las personas igual.
── ¡Por mi madre! ── exclamaba el ── ¡Ni yo cambio tanto como lo hacen los años!
Pero por tantos cambios, también cambiaba de apariencia, digo; ¿A quién no se le haría raro ver al mismo chico sin envejecer? ¿O con el mismo atuendo de años pasados?
Pero algo que no cambiaba eran sus hermosos ojos color oro. Los ancianos por lo general siempre lo encontraban en diferentes tiendas, tanto que empezaban a localizarlo como el de: "las pepitas de oro en los ojos". Douxie no le molestaba en absoluto, es más, los ancianos hacían sus tardes entretenidas.
Uno de aquellos días, un viejito canoso observo con tristeza aquellos dorados ojos.
── ¿Qué es lo que te pasa muchacho? ── cuestionó el viejito.
── Problemas menores, no se preocupe ── aquella respuesta no tranquilizó al hombre.
── Muchacho, por más reluciente que se encuentre el oro, no significa que este en buen estado.
Hisirduox no sabía a lo que se refería, el anciano solo le dio una sonrisa y se retiró el lugar.
Si, Douxie tenía los ojos de oro más hermosos y brillantes, pero a menudo un remolino de emociones se paseaba por sus ojos, pues por más relucientes que estén, hay pedazos de tristeza en la superficie.
ˇ•→𝐿𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑙𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑖𝑟𝑎𝑑𝑎←•ˇ
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