D O C E
¿No te pasa que hay noches que intentas dormir pero mil cosas te vienen a la cabeza? TODAS a la vez.
Buena, esta noche es una de esas.
No sólo porque la aparición de Shain me ha dejado absorto y porque cada una de sus palabras ha quedado resonando en mi cabeza sino porque hay algo en él que me hace volver a mi pasado.
Sabe lo que ocurrió.
Sabe lo que hice. Por qué me expulsaron del instituto y por qué mis padres me sacaron de la ciudad.
Apenas consigo pegar los párpados y llegan las pesadillas.
Miradas desafiantes y enfurecidas me miran, puños se alzan y estallan contra mi rostro...para concluir en un despertar angustiado, paralizado por el miedo.
Me siento vacío, herido, traicionado por mis propios pensamientos. ¿Y si haberme acercado a Shain fuere un error? ¿Su sexualidad abiertamente asumida es tema público en la escuela? ¿Qué clase de reputación es la que piensa hacerse este año?
Me levanto; voy hasta el cuarto de baño de mi habitación y me mojo la cara, trago saliva y me miro al espejo tratando de encontrar al verdadero Jeremiah Blake que irradiaba felicidad hace unas horas... pero la alegría tiene su punto final, al parecer. Ahora me encuentro con un Jeremiah desolado y triste. Tan solo ese muchacho al que todos llaman por su diminutivo, «Jimmy» y en realidad no tienen idea de quién soy.
Vuelvo a la cama con un terrible nudo en la garganta y pego la cabeza a la almohada. En cuanto cierro los ojos, aparece una rosa llena de púas verdes que se expanden y forman un peligroso campo de espinas a mi alrededor. Luego éstas se masifican entre ellas formando una persona.
No es Shain pero lo conozco: Sus ojos verdes, los hombros anchos, el cabello ondulado. Su chaqueta de fútbol.
Se hace crujir los huesos de las manos y clava sus ojos verdes en los míos, muertos de miedo. Levanta su brazo y recibo de lleno el puño; aunque cuando está a milímetros de mi rostro, despierto.
Pero aún así, he recibido el golpe.
Despierto y descubre que me sangra la nariz... con el piso frente a mí.
Me he caído de la cama y dado un porrazo contra el suelo.
—No tengo idea sobre cómo se viste alguien que asiste al Baile de Bienvenida del instituto—digo al momento que llego con la bandeja de mi almuerzo a la ultima mesa lateral de la cafetería. Jena está conmigo y piensa un poco.
—Puede que una camisa, unos vaqueros presentables y tus zapatos más informales—opina mientras tomamos asiento.
Tras nosotros vienen Meredith y Britt con sus bandejas, cuchicheando acerca de la ropa que se pondrán el equipo de animadoras. Hay quienes cotillean que irán todas iguales, excepto la capitana del grupo; otros por el contrario dicen que este año lo harán muy diferente y planearán algo muy distintivo cada una sin el consejo de la otra con el fin de obtener un resultado que realmente las sorprenda hasta a ellas mismas.
Y a mi no me importa en absoluto. Sólo estoy seguro de que a Britt se le verá bien cualquier ropa que se ponga y Meredith escogerá perfectamente su vestido, este año. Algo me dice que tiene muy buen gusto y unos ojos bastante observadores.
Lo he decidido: Quiero que Meredith me acompañe a elegir mi ropa para el baile del viernes.
—¿Qué opinan, ustedes?—les pregunto a la rubia y a la chica de piel oscura en cuanto se sientan con Jena y conmigo.
—¿Sobre qué, gatito?—me pregunta Britt y me quedo pasmado al escucharla. Jena rompe en carcajadas.
—¡Hey, no me llames así!—le digo entre risueño y ofendido. ¿Acaso Brittany Montoya ha intentado hacer una broma? Lo corroboro, todos la observamos esperando que también rompa en carcajadas pero no lo hace.
—¿Por qué no? ¡Es tierno!—me dice Jena—. «Gatito».
—Como sea—me encojo de hombros y condimento mi comida—. ¿Qué se ponen los chicos de este instituto para ir al baile?
Digo «de este instituto» para que no se note mi pésimo sentido de la moda. Tampoco quiero que se escuche como una animadora que pone el grito en el cielo en cuanto no sabe cómo vestirse para una ocasión especial.
Me llevo un poco de puré a la boca y las tres muchachas se me quedan mirando. Esta vez Meredith trae unos anteojos de cristal transparente y borde morado, solo con el fin de un poco delicado adorno a su rostro. Se levanta las gafas y frunce sus labios de trucha antes de comentarme:
—Te vendría excelente una camisa negra y unos vaqueros del mismo color, pero con una corbata de moño al cuello.
—Parecerá un mesero—dice Jena algo incómoda porque Meredith tiene la vista fija sobre mí.
Meredith niega con la cabeza y tamborilea sus dedos contra un tenedor.
—No si el moño es rosa o morado—comenta y Britt asiente dándole la razón—. Además un cinturón blanco o que combine con el color del moño le sentará excelente.
—Y sensual—añade Britt.
Me dedica una sonrisa cálida que nuevamente nos deja a todos sin habla.
Noto que las mejillas de Jena se llenan de un rubor que le sonroja toda la cara. Me saturo la boca de puré y le doy un largo trago al delicioso zumo de naranja.
—No te preocupes—Meredith rompe el silencio—. Suele dejarnos atónitos con sus acotaciones, te acostumbras.
Y le sonríe a la rubia en busca de no incomodarla pero parece ser tarde para ello.
En ese instante llega un muchacho a nuestra mesa pero no toma asiento, sino que se acomoda de pie junto a Britt que sí está sentada junto a nosotros y él pone una mano sobre un hombro de la rubia. Reconozco al chico por su chaqueta que pertenece al equipo de futbol y me produce rechazo al instante.
Tras él hay otro joven perteneciente al equipo, es negro y fornido.
—Hey Britt—le dice el primero—. Supongo que no tienes pareja para el baile y de tenerla, ahora tienes una pareja nueva.
—¿Eh?—dice mi amiga algo incómoda, incorporándose un mechón de pelo tras una oreja.
—Sí, porque estoy seguro de que irás conmigo al baile, preciosa—asegura y le guiña un ojo.
Meredith lo fulmina con la mirada y Jena prefiere mantenerse con la cabeza gacha. Britt tuerce el gesto y yo estoy a su lado sin saber hacia dónde mirar; me siento avergonzado por estar entre medio de un grupo de chicas y ser el único varón ahí.
Para mi sorpresa, Britt pone una mano sobre la mía que está encima de la mesa y abro los ojos de par en par. Este gesto hace que Jena levante la cabeza.
—No—dice la rubia—. Eres muy amable Francis pero tengo quien me lleve al Baile. Si nos disculpas...
Noto que presiona mi mano y el muchacho se siente humillado. Me mira con los ojos entrecerrados y antes de retirarse, advierte:
—Te arrepentirás preciosa y el lagarto que está a tu lado también.
¿Cómo se atreve a hablarle así? De pronto caigo en la cuenta de que la gente repara en lo increíblemente bella que es Brittany pero no en sus particularidades.
En cuanto Francis se ha ido, Meredith y Jen rompen en carcajadas aunque yo saco mi mano para ocuparla con mi móvil. Tengo un mensaje y a pesar de que creo saber de quién es (como siempre), me intuye abrirlo y encuentro nuevamente esas dos malditas palabras: «Te extraño...»
Lo apago y lo guardo.
Jenna me presiona una mejilla con una mano y dice en tono alegre:
—Tú no eres un lagarto, ¡eres un gatito!
Y las dos vuelven a dar risotadas a pesar de que me he puesto incómodo.
—Lo siento—dice Britt en mi dirección.
—Descuida.
—¿Acaso este baile no es temático?—irrumpe Jenna—. ¿Las parejas no se eligen esa noche?
—Si—afirma Meredith tras darle un trago a su batido de fresa—. Pero esa bola de músculos no lo entiende y bien sabemos que hace más de un año viene atrás de nuestra querida Britt.
—¿Más de un año?—pregunto.
—Lamentablemente sí—contesta Britt mientras revuelve sus coloridas verduras—. No me gusta, me da miedo.
Pues yo también tengo miedo ya que ese muchacho enorme como un oso me ha sentenciado a muerte con eso de que me arrepentiré. Además me han llevado a la pregunta existencial de si tengo más parecido a un lagarto o a un gatito. Hay una enorme diferencia entre ambos.
Luego de una catastrófica clase de deporte, todos los muchachos se dirigen a las duchas. Me he pasado la hora completa escondiéndome para que el bailarín de ojos verdes no repare en mí, pero él ha estado con sus amigos molestando a otros frikis, salvo el momento en que Francis me lanza un balón entre las piernas y caigo de bruces al suelo.
De camino a los casilleros de los vestuarios, recuerdo que me di un golpe en la espalda y en la cabeza, pero simulé ser fuerte y me puse de pie mientras los observaba dar risotadas junto a otros tres que de seguro también pertenecen al equipo de fútbol.
En el instante que estuve erguido nuevamente, un joven que practica para el club de baloncesto se acercó y me recomendó mantenerme lejos de Francis. «Es un enfermo con falta de cariño pero compadécete de él: tiene un padre borracho y una madre prostituta», éstas fueron sus palabras exactas. Le agradecí y he aquí el instante que el entrenador anunció que fue todo y ahora estamos en las duchas.
Llego a mi casillero en los vestidores de hombres y saco una toalla. Coloco mi sudadera y el pantalón deportivo dentro de la casilla y me envuelvo con determinado pudor.
De repente siento un golpe como un azote y una sensación de quemazón en la espalda.
Me doy la vuelta y me encuentro con Francis que está riendo como estúpido tras de mí, con una toalla empuñada en manos.
Me trago un gemido de dolor y cierro mi casillero luego de llevarme una mano a la espalda. Camino hasta las duchas con mi jabón maldiciendo a Francis y a sus malditos amigos en mi fuero interno pero antes de irme noto que el muchacho de ojos verdes ha ido hasta el otro y ahora están hablando. De seguro planean tirarme por un barranco, lo cual sería una excelente idea ya que me darían el beneficio de no aparecerme más por ningún maldito instituto.
¿Qué haría Shain en una situación como esta? Por un instante deseo que él esté aquí para ayudarme o al menos para ser de apoyo, idea a la cual desisto: no tiene que verme humillado de esta manera.
No puede ver cómo me hago humillar.
Finalmente tras haberme dado la ducha con cuidado de que el agua caliente no impacte de lleno en mi espalda, salgo y espero a que todos se hayan ido para poder vestirme sin tener que soportar otra humillación. Enrosco una toalla a mi cintura y mientras reviso en mi casillero qué diablos me pondré en la espalda para que el roce con la ropa no me haga arder, me pregunto si estoy realmente solo ahí...
En ese instante oigo un golpe de un casillero al cerrarse.
Mi corazón palpita con fuerza cuando visualizo que el joven bailarín de disco está yéndose de los vestuarios, aunque en cuanto repara en mí se queda de pie. Me mira fijo, muy serio. Por suerte él esta vestido...y para mi desgracia yo apenas llevo puesto una toalla que procuro, no se caiga.
Él me mira con sus ojos punzantes como las espinas y me señala con un dedo en alto que me de la vuelta. Casi hipnotizado por su pedido, lo hago y él tuerce el gesto. Quiere ver mi herida en la espalda.
El muchacho tiene una mochila colgada al hombro que la deja sobre una banqueta y abre la cremallera para extraer una pomada. Saca un poco y se pone en los dedos mirándome, entre fastidiado y amenazante.
—Ven—me dice totalmente inexpresivo mientras se humedece las manos con la pomada.
Me quedo boquiabierto y accedo a ir donde está él. Me doy la vuelta y siento sus dedos fríos por la pomada en mi espalda: al principio provoca una sensación de ardor, pero en cuanto él me esparce el medicamento, el dolor comienza a desaparecer casi de inmediato aunque no del todo. Solo disfruto enormemente mientras pasa sus manos por mi lastimada piel.
Y durante un instante, sólo un diminuto instante, me olvido de Shain.
—Es para las quemaduras—comenta en relación a la pomada y asiento, incrédulo, sin saber qué decir.
Cuando ya comienzo a acostumbrarme a sus manos y al silencio incómodo, termina y señala:
—Listo, estarás bien.
Suspiro y le agradezco aunque siento que la voz apenas sale de mi garganta. Estoy atónito.
—No debes dejar que Francis te toque—me dice mientras vuelve a acomodar todo en su mochila y se la cuelga al hombro de nuevo—. Es mi amigo pero resulta un poco abusivo con los nuevos; ten cuidado.
—Lo tendré—alcanzo a decir y trago saliva.
Ya comienzo a dudar que este chico de ojos verdes sea igual a los demás. Quizás es bueno pero asemeja ser diferente sólo para encajar entre su grupo de abusivos, adictos a ver las faldas cortas de las animadoras mientras ellos hacen anotaciones durante el juego.
Vuelvo frente a mi casillero y antes de que el muchacho salga de los vestuarios, me mira por encima de un hombro y mi panorama interior cambia totalmente cuando dice:
—Y sé lo de la noche pasada.
—¿Qué...?
—Que me estuviste espiando.
Y se va.
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#ACOLORES #JIMMY #SHAIN #FRANCIS
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Hola!! Me alegra volver a encontrarnos por este libro xD Ya casi lo había olvidado (???) na, es broma.
Ocurre que estuve unos días intentando una Maratón que no pudo ser ya que mi Internet murió durante una semana, luego volví pero con #MALOS y el resto de la historia ya lo conocen xD
LES CUENTO: Hace unos días empecé un sorteo en mi página de Facebook (LuisAvilaLibros) tanto nacional como Internacional. Se sortean 4 ejemplares :B Paso el dato para quienes quieran alguno de estos totalmente gratis o bien, un choker de #MALOS + Una taza cuales se sortean de igual modo en los premios.
Si son de los que quieren las cosas YA, los libros pueden encontrarlos en Play Store para descargar (si los buscan como #MALOS o bien por mi nombre).
Es todo por ahora!!
Espero estarnos leyendo pronto xD
Les adoro con el kora
L.
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