|Capítulo 41|


Junto con los chicos habíamos decidido que Steve se quedaría el tiempo que necesitase, me alegró que no se opongan.

Halloween se estaba acercando y como el último mes la pasamos estudiando —menos Steve que se la pasaba encerrado en la casa—. Decidimos que iríamos a la gran fiesta de disfraces.

Así que como buena compañera decidí ir, cada uno debía elegir un disfraz así que después de clases nos dirigimos al centro comercial.

—¿Qué disfraz comprarás? —me preguntó Evan.

—No lo sé —respondí encogiendome de hombros

—Te pareces a blancanieves, ve de blancanieves —dijo Joel sonriente

Y aunque parecía una idea que rechazaría, me dije: ¿por qué no?

—¿Creen que me vería bien de marinero? —preguntó Steve con el ceño fruncido.

—Ponte lo que quieras, lo importante es lo que hay cuando no tienes nada puesto —comentó Joel.

Al llegar al centro comercial, decidimos que lo mejor era alejarnos porque cada uno elegiría un disfraz y sería sorpresa. Entre a tiendas y busqué un vestido que se parezca al de blancanieves y que me quedara bien, fallé en muchas tiendas porque algunos vestidos eran o muy chicos o muy grandes.

Hasta que entré a una que se especializaba en vestidos de princesas, y al entrar lo vi: un bonito vestido de blancanieves que a la vez era conservador y bonito.

—Ese es —dije sonriente, mientras la joven que atendía, me lo daba para probarmelo

Al entrar al probador y ponermelo, me encanto.

El amarillo y el azul me quedaba bien, además me hacía recordar a los colores de la universidad. Pagué por el vestido, un lazo rojo para el cabello y sali de alli, encontrandome con Jack

—¿Qué compraste? —preguntó curioso.

—¿Y tú? —indagué, no le diría mi disfraz si el no decía cuál era el suyo.

—De pirata —respondió sonriente.

—De blancanieves.

—Le hiciste caso a Joel, bien hecho —respondió entre risas.

Al día siguiente era la gran fiesta. Un sábado a partir de las diez de la noche.

Todos nos estábamos preparando en nuestras habitaciones y al salir me encontré: con un pirata que obviamente era jack, con un superman que era joel, con un batman que era Evan, con un marinero que era Steve. Y con un Eros sin disfraz, vistiendo un jean negro combinado con una chaqueta de cuero del mismo color y una camisa blanca.

Todos reímos ante los disfraces del otro.

—¡Me hizo caso! —exclamó Joel y asentí con una sonrisa.

—Aunque eso es bastante corto del que tenía blancanieves —dijo Evan

—Tampoco iba a ir toda tapada —respondí cruzandome de brazos.

—Dejalo, te ves preciosa —dijo Eros.

—¡Debemos irnos! —exclamó Jack y acto seguido dejamos la casa.

Al llegar a la fiesta, todo el mundo estaba disfrazado. Había maléficas, vampiros, hadas, ángeles, demonios y más.

Aquella casa que antes había visitado en anteriores fiestas, estaba adornada con telarañas, calabazas por todas partes, golosinas en cada mesa. Las luces de colores cambiaban de patrón cada tanto, había varios carteles en las paredes y un sin fin de objetos extraños por todos lados. Si que se esmeraron en la decoración.

Los chicos desaparecieron como siempre y me pareció raro que Harvey aún no aparezca.

Eros por otra parte me tendió un vaso rojo con vodka, le agradecí y dijo:

—Me encanta tu disfraz.

—¿Por qué no te disfrazaste? —indagué curiosa.

—Si lo hice, soy un chico malo de esos que les gusta leer a Edda y a ti —respondió con una sonrisa, y gracias a las luces neón logré ver un hoyuelo en su mejilla.

Se veía realmente muy bien.

—¿Quieres bailar? —propuso serio, como si recordara lo que pasó hace un tiempo.

—Quizá después —dije tomando de mi vaso.

Eros asintió y se paró junto a mi, para luego poner su brazo en mis hombros. Lo miré observando una chispa de perversión para alejarlo, pero el solo veía a las personas bailar. Así que lo deje y apoyé mi cabeza en su hombro.

Habíamos estado así un largo rato, hasta que con unos 6 vasos de vodka en mi organismo, me dieron la motivación suficiente para llevar a Eros a la pista de baile. Y allí estábamos, bailando de manera lenta una cancion electronica.

—Quiero besarte —murmuró con una sonrisa.

Me dejo sorprendida, no esperaba que de sus labios salieran tales palabras.

Contemplé su rostro por unos segundos, su cabello estaba despeinado, sus ojos me miraban fijamente y sus labios se veían más tentativos que nunca, relamió sus labios y dijo: 

 —Voy a besarte.

Y de un momento a otro, sus labios estaban sobre los míos, formando un beso suave y lento, hasta que me solté y aquel beso se convirtió en uno brusco y lleno de deseo. Mis manos pasaron de su cuello hasta su cabello y las suyas se quedaron aferradas a mi cintura.

Al soltarnos Eros me mordió el labio inferior.

—Sí sabía que besarte era así, lo hubiera hecho hace tiempo.

Tragué saliva y me alejé de él, como la cobarde que soy. Seguí bebiendo del vodka, supongo que entendió que necesitaba distancia, porque no me siguió. Solo se dirigió a donde estaba Harvey disfrazado de vampiro.

Cosa que agradecí, porque ahora, tenía las hormonas a mil. Tenía ganas de besarlo y dejarme fluir.

—¿Qué mierda haces aquí sola? ¡Deberías estar metiendo tu lengua en la boca de Eros!—exclamó Steve a mi lado. 

Negué con la cabeza.

—Ve —ordenó y volví a negar con la cabeza—. Ve, deja atrás las inseguridades. Eros no es como Harry. Así que ve.

Sus palabras me habían llegado, pero por alguna razón mi cuerpo no se movía. 

¿Acaso estaba asustada? ¿Por qué mierda besé a Eros si iba a salir huyendo? ¿Intentarlo con Eros? ¿Debía? ¿Podía? 

—Ve o te arrepentirás, ya no puedes negarte. Te gusta y tú a él, ve y besalo hasta que te canses de hacerlo —agregó Steve en tono de orden. 

Y por alguna razón sus palabras motivaron a mis piernas para moverse en dirección a Eros, quien charlaba animadamente con Harvey.

—¿Entonces crees que la vas a conquistar? —preguntó Harvey casi gritando. 

—¡Eso espero! ¡Pero no sé si sea lo correcto! —exclamó Eros.

¿De qué rayos hablan? ¿Qué no sabe si es correcto?

—¡No lo arruines! ¡Por cierto, está detrás de ti! —gritó Harvey mirándome con una sonrisa. 

Oh, mierda. 

Acaban de verme escuchar su conversación. 

—No sabía que estabas detrás de mí —dijo Eros con la mandíbula tensa. 

¿Por qué estaba tan tenso? 

Sinceramente no quería pensar que Eros coqueteaba conmigo por una apuesta, o porque era cierto eso de competir contra Harvey.  Pero, algo en mí por alguna razón pensaba que era así. 

«No se si sea lo correcto»

Aquella frase resonó en mi mente, pero no porque Eros la haya dicho. Si no, porque alguien que me hirió profundamente la dijo hace mucho tiempo.

Mi cuerpo se congeló por completo, había olvidado completamente la razón por la cual me acerqué.

Eros seguía mirándome serio, como si estuviera analizándome.

 Ladeé con la cabeza tratando de ahogar mis pensamientos, me di media vuelta y me alejé. 

¿Desde cuándo soy tan insegura? Joder. 

Había llegado al patio, donde había menos gente y algunos estaban tirados en el suelo. 

 Me senté en los escalones de la puerta y comí unos dulces que habían en el tazón que reposaba en la mesita junto a la puerta.

—Veo que te diviertes —dijo Jordan con una sonrisa. 

Estaba siendo sarcástico.

—Mucho —ironicé.

—Eros me preguntó si te había visto hace unos minutos

—comentó prendiéndose un cigarro—. Te está buscando como loco.

¿Estaba buscandome? ¿Para qué?

Jordan le daba caladas a su cigarro y me observaba en silencio. 

No me quedé atrás, por primera vez me permití examinarlo. Su piel lucía un buen bronceado, tenía el cabello oscuro y ondulado. Y vestía un disfraz de policia. 

La primera vez que lo ví me pareció conocido. 

Y justo cuando sonrió, lo recordé. 

—¿Cómo dijiste que era tu apellido? —indagué.

—No te lo dije —dijo soltando el humo que había inhalado con anterioridad—. Es Spellman.

Joder.

Jordan Spellman, hijo de un socio de mi madre. Más de una vez ella quiso presentarme ante él, pero me negué en todas porque salía con Harry.

—Te tardaste en reconocerme eh —dijo entre risas—. Tu madre siempre me mostraba fotos tuyas, quería que te sedujera o algo así.

—Dios, eso es vergonzoso —admití.

—Lo hubiera hecho, creeme. Pero no me van las chicas —dijo relajado. 

Sonreí.

—Vaya, es una lástima. Eres bastante guapo.

—Lo sé, pero tu chico malo te está buscando aún. Y Eros se frustra demasiado rápido —dijo jalandome del brazo, para levantarme de un tirón—. El idiota de en serio te quiere, supongo que ya te lo hizo saber. Pero como todos, tenemos dudas. Y hay mucho que no sabes, es por eso que él aún no sabe si entregarse por completo a ti. 

—¿Por qué me dices esto? ¿Qué significa eso que hay mucho que no sé? —indagué confundida.

—Piensa, ¿no es extraño que Eros haya reprobado el año y Harvey haya sido expulsado?

—¿Harvey fue expulsado? —murmuré sorprendida. 

—Charla con Eros antes de decidir si alejarte o aferrarte a él —dijo yéndose despacio.

 Eros reprobó el año, eso suele pasar. No es tan extraño. ¿Pero, que te expulsen de la universidad? ¿Estará conectado? ¿Por qué Eros no respondió cuándo le pregunté porque Harvey no estaba en el equipo? 

Carajo, no se veía bien.

—¡Chloe! ¡Te busqué por todos lados! —exclamó Eros con expresión seria.

—¿Estás metido en alguna apuesta para conseguir algo de mí? —solté. 

Tenía miedo de su respuesta, pero no entraría en el juego de cómo dañar a Chloe. Ya lo pasé una vez, no lo pasaría dos veces.

La expresión de Eros se tornó seria.

—No —respondió con el ceño fruncido—. No me meto en apuestas que involucran dañar a alguien. Menos si la chica me gusta realmente, pero...tengo miedo de cómo vaya a salir eso.

A la mierda, ¿por qué siento que eso fue una confesión?

—Chloe, hay mucho de lo que hablar.

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