|Capítulo 38|
Estando en el restaurante todos se veían contentos, incluso los padres que decidieron acompañarnos. Al presentarme ante los padres de Jack fue un poco incómodo, en especial cuando se enteraron que vivía con ellos.
Por otro lado, cuando llegó Mara el ambiente dejó de ser tan tenso. Al parecer todos los padres de los chicos, eran amigos.
Edda no dejaba de sacarse fotos con Steve y sus hermanos, para luego subirlas a las historias de instagram.
Joel, Jack y Harvey estaban conversando sobre nuevas estrategias y lo increíbles que jugamos. Fue la primera vez que me pareció curioso, el por qué de que Harvey ya no esté en el equipo.
—¿Por qué estas con el ceño fruncido? —murmuró Eros en mi oído.
—¿Por qué Harvey dejó el equipo? —pregunté.
Eros se sorprendió ante mi pregunta y tenso la mandíbula.
Algo me decía que hay una historia detrás de eso.
—Creo que es algo que debemos contarte entre todos —respondió en voz baja y asentí.
Me centré en seguir devorando la ensalada que pedí.
Y en plena cena, llegó Sasha: quien se abalanzó hacía Evan haciéndolos caer al suelo.
—¡Chloe! ¡Te luciste! —exclamó dándome un abrazo, que obviamente correspondí—. ¿Y este guapo quién es? —preguntó refiriéndose a Steve.
—Soy Steve —respondió con una sonrisa coqueta.
—Sasha —agregó devolviendole la sonrisa, y sentándose junto a Evan. Justo en frente de Steve, quien estaba junto a mí.
La mirada de Evan me dijo que estaba incómodo allí, ¿habrá sido por el coqueteo de Sasha con Steve?
Tomé mi móvil y entré al chat de Evan.
Yo: ¿Estás bien?
El móvil de Evan vibró y este frunció el ceño. Para luego leer mi mensaje, y mirarme con confusión.
Sasha intercambió lugar con Edda y quedó junto a Steve.
Evan estaba rojo y con la mandíbula tensa. Estaba devorando con la mirada a Steve.
Eso no era para nada bueno, porque si se pelearían, claramente nada volvería a ser igual. En especial porque Steve era amigo mío, y por más bien que les cayera, no lo defenderían.
Evan: Quiero irme, ayúdame por favor.
Asentí, pensando que podría hacer. Y cuando mi mente fue iluminada, me volqué el vino en el short. Para luego generar un escándalo y levantarme de golpe, provocando que Eros se levante también.
Los padres de Jack me miraban serios, en cambio Mara se reía por la mancha roja de mi pantalón.
—¡Rayos! —exclamé—. Lamento dejarlos, pero debo cambiarme y lavarme, no quiero que la mancha se quede —dije recogiendo mis cosas.
Evan se levantó de golpe, como si recién hubiese entendido lo que hice.
—Te llevo —agregó nervioso.
—Edda también nos vamos, se hace tarde y debes llegar a casa a horario —dijo Eros en tono de orden.
Edda asintió y saludó a todos. Cuando cruzamos la puerta, caí en que Steve estaba allí. Así que le envié un mensaje.
De todas formas, no podía dejar a Steve en una ciudad que no conoce.
Yo: ¿Vienes o vuelves con los chicos?
Y a los segundos la respuesta de Steve llegó:
«Vuelvo con Jack y Joel»
—Gracias —dijo Evan apenado.
—No me digas que todo eso fue porque Evan quería irse —refunfuñó Eros.
—Si te sirve de consuelo, haría lo mismo por ti —bromeé.
—¿Qué les pasa? Hay demasiada tensión —dijo Edda sorprendiendonos a todos.
Pero, no hicimos más que reír. Para luego subir al taxi.
Edda quedó en el asiento de acompañante y yo, en el medio de los gemelos. Creí que Evan se sentiría mejor, pero no fue así.
La primera parada que hicimos fue dejar a Edda en su casa, era una amplia y elegante. Demasiado iluminada y de paredes blancas.
Y al llegar a casa, este bajo con brusquedad. Y al entrar, sus ojos se llenaron de lagrimas.
—¡Joder, Evan! —exclamó Eros cuando lo vió refregarse los ojos.
Sin pensarlo, jalé a Evan y lo abracé.
Un amor no correspondido duele como el infierno.
—Si no es ella, será alguien más —dije tratando de consolarlo.
Eros daba vueltas por toda la casa, como si estuviera agobiado por la situación.
Cuando solté a Evan, Eros dijo:
—Ya tuvimos esta charla, miles de veces de hecho. Eres mi hermano no quiero verte llorar por nadie, la etapa en la que llorabas y yo te consolaba ya pasó. Ya no somos niños. Así que sé fuerte, y asume lo que sientes. Ella ni siquiera sabe sobre tus sentimientos, es obvio que saldrá con otros. Así como tú sales con otras, así deja de ser un hipócrita celoso. Debes superarla o al menos intentalo con ella.
Evan quien se había calmado, volvió a romper en llanto. Pero está vez, Eros lo abrazó con fuerza.
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