|Capítulo 35|
No me había dado cuenta que me dormí, hasta que los gritos de los chicos me despertaron. Provocando que me duela la cabeza.
—¡Aceptó! ¡Aceptó! ¡Chloe es parte del equipo! ¡Aceptó! —gritaron Joel y Evan, mientras entraban a mi habitación.
Mi cabeza estaba apoyado en el pecho de Eros y este seguía abrazándome. Al parecer también se había dormido.
Me refregué los ojos y pedí que se callaran. Pero en cambio, recibí tres cuerpo saltando sobre mi y Eros, Se los veía contentos.
—¡Si ganamos el partido del sábado, te quedas para siempre! —gritó Joel, para luego besarme en la mejilla.
—Chicos, tranquilícense —ordenó Jack—. ¿Por qué estuviste llorando?
Joder ¿Cómo se enteran de todo?
—Nada...solo Harry me habló y...—dije, pero la voz de Evan me interrumpió.
—¿No volverás con él o si?
Negué con la cabeza.
—Genial, creí que tendría que darte una charla sobre cómo darte cuenta que tu ex novio es tóxico —dijo para luego darme un fuerte abrazo y susurrar en mi oído—. Sé que Eros la cagó, pero el te quiere de verdad.
Tragué saliva y fingí no escucharlo.
Al levantarme, aún seguía en bata.
—¿Qué hora es? —pregunté.
—Las seis —respondió Jack.
Joder. Dormí todo el día.
—Bueno, nosotros iremos a preparar algo para comer —dijo Jack haciéndoles señas a Evan y a Joel. Para luego tenderle una bolsa a Eros.
Entrecerré los ojos.
¿Qué traman?
Eros carraspeó y dijo:
—Mamá es diseñadora, así que le pedimos que te haga tu uniforme a medida.
Sacó aquellas prendas de la bolsa y era el mismo uniforme pero más chico. Y está vez, allí decía mi apellido.
—¡Me encanta! —chillé emocionada.
—Pruebatelo, mientras iré a buscar las cosas que te compré hoy temprano.
Una vez sola, me quité la bata y me coloqué la camiseta sin mangas y el short.
—Me encanta —murmuré.
—Bonita ¿puedo pasar? —preguntó Eros detrás de mi puerta.
Le abrí y me examinó de pies a cabeza con una amplia sonrisa.
—Te ves preciosa —dijo dejando las bolsas en mi cama, para luego comenzar a desempacar—. También te traje unas coletas para el cabello, mascarillas para el rostro y esmaltes.
—No era necesario —comenté, viéndome en el espejo.
—Sentí miedo de que no me vuelvas a hablar y no supe que otra cosa hacer —admitió.
Joder, Eros.
—Tranquilo, no pasa nada.
—Es que...lo que realmente pasó...no es lo que crees...
¿Lo que realmente pasó?
—¡Eros! ¡Joel dice que la mezcla del pastel lleva cáscaras de huevo! ¿Va o no?—gritó Evan desde la cocina.
—Debo ir a impedir que quemen la cocina —dijo Eros, saliendo de mi habitación.
¿Qué fue lo que realmente pasó? ¿Y por qué me intrigó más de lo necesario?
Me ví una última vez en el espejo y sonreí.
La tormenta ya había pasado, ahora debía concentrarme en mí.
En lo que me gusta, en lo que soy y en lo que quiero hacer.
Me coloqué un short junto una camiseta blanca y me dirigí a la cocina. Para encontrarme con un pastel violeta que en letras naranjas decía; «Bienvenida al equipo»
—Joder, me harán llorar —murmuré, abrazandolos.
—¡Aw! —chilló Joel abrazándome, para luego los demás unirse en el abrazo.
Nadie estaba grabando, me sorprendió aquello.
Todos estábamos disfrutando el momento, y al separarnos Joel dijo:
—Ahora si, a comer que muero de hambre.
Eros pasó su pulgar por una de mis lágrimas que se me había escapado y sonrió.
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