Capítulo 63

La llegada de la ambulancia encendió la curiosidad del personal en la zona quienes no duraron en aglomerarse y filmar un espectáculo más del día después de una noche en las Vegas. Al empresario lo sacaron en camilla, inconsciente, con una válvula de oxígeno puesto firmemente en su rostro, un paramédico aplicándole un rcp y fuertemente custodiado de policías, con sus padres siguiéndole los pasos. La llegada al hospital fue rápida, al igual que eficiente al hacer atendido. Varios doctores lo rodeaban, examinando completamente su cuerpo, tratando de regular su temperatura, sacándole muestras de sangre y tratando inútilmente de hacer que despertará o reaccionará a algún estímulo mientras le hacían rcp, canalizaban e insistían con los estímulos propios de aquel caso mientras salían los resultados de las pruebas de sangre. La sala era un caos y la llegada de la pareja, empeoró la situación. Éstos exigían saber el estado de salud de su hijo, pero la enfermera en jefe trato de razonar con ellos sobre la situación mientras les exigía toda la información clínica del paciente.

Aunque Alejandro no mostró alguna señal de problemas en su salud tampoco respondió a los estímulos que los doctores le daban más allá de sus pupilas dilatadas al ser contacto con la luz, sudoración y el ritmo taquicardico de su corazón. Por lo que, apenas estuvo afuera los resultados se apresuraron hacerle un lavado de estómago, aplicarle medicamento para revertir los efectos de las drogas y dejarlo en sala de observación a la espera que despertará o empeorará mientras daban el par médico a sus destrozados padres.

—No voy a mentirles. En el organismo del paciente se encontraron exorbitantes sumas de varios alucinógenos muy peligrosos como el fentanilo y la heroína, entre otros opioides sintéticos. Drogas fatales que al combinarlas llevarán al paciente a una muerte segura como primera fatalidad. Contando el hecho que estás fueron mezcladas también con grandes cantidades de alcohol. Aún no presenta señal de respuesta a los estímulos más allá de la dilatación en sus pupilas, pero —traga saliva.—el paciente llegó con indicios de sobredosis debido a que es muy reciente aún no tenemos certeza si habrá o tiene algun órgano comprometido por lo que aún lo mantendremos bajo observación. Vamos a observar la evolución de su cerebro y esperemos que no haya ningún tipo de daño interno, por lo demás creemos que su estado rígido es a causa de las drogas los efectos de las drogas consumidas.

Enriqueta suelta un gemido sin dejar de llorar sintiendo su corazón romperse tras cada palabra del médico. El doctor se detiene, analizando la actitud de la mujer sin poder evitar sentir lástima por la situación. Alfredo a su lado, se mantiene estoico pero sin poder emitir palabra alguna.

—Para serle sincero, no sabemos con exactitud el estado del paciente, esperemos que despierte hoy aunque lo más probable es que lo haga mañana si no presenta complicación alguna. Por nuestra parte y por su pronta respuesta, logramos suministrarle una cantidad considerable de medicamentos que ayudan a revertir los efectos de la sobredosis. Se lo estamos suministrando por vía intravenosa para rápido absorción y cada media hora por los diferentes opioides que está consumió.

Enriqueta vuelve a soltar un gemido y al acabar el reporte, ésta se dirige a la capilla para orar por su hijo. La tarde cayó a la espera de que evolucionará, y efectivamente no lo hizo. Sus ojos no despertaron. Y para cuando el día cayó varios de sus órganos habían empezado a presentar fallas en sus funciones, su respiración se volvió peligrosamente lenta y los latidos de su corazón presentaron una baja en su nivel de oxígeno en sangre por lo que en aquel punto, los doctores temían un paro cardiorrespiratorio, razón por lo que subieron al empresario a uci con supervisión programada cada minuto.

Para cuando la pareja arribo al hospital después de una noche tormentosa, el parte médico dictaminó un coma no definido, diagnóstico que destrozó a la pareja quienes miraban impotentes el cuerpo inerte de su hijo.

—Siento ser yo el proveedor de malas noticias —vocifera, en tono apagado. —El parte médico cambió está madrugada, varios de sus órganos como el higado y sus pulmones. Las drogas empezaron a suprimir las señales neurológicas del corazón por lo que sufrió un paro cardíaco repentino. Habían resultados comprometidos, su encefalograma es plano... Hicimos hasta donde la ciencia nos permite, ahora será Dios quien decidirá si Alejandro sigue con vida.

Su estado de ánimo cayó por los suelos. Enriqueta se encontraba desconsolada, llorando a mares mientras se aferra a la mano libre de conectores de máquinas en el cuerpo de su hijo mientras Alfredo se mantiene al margen, muy serio y lúgubre frente al cuerpo inerte siendo el eco de los sonidos de los aparatos y los sollozos de su esposa los únicos que se escuchan en la habitación.

En el transcurso del día el doctor había sido muy claro al dictaminar que no sabía a ciencia cierta si este despertaría algún día.
Las palabras del doctor fueron crueles vistos desde el punto de vista de Enriqueta. Esta pidió ver a su hijo e inmediatamente la llevaron a su habitación. Esta vez, encontró el cuerpo Alejandro mucho más tranquilo. Éste parecía un ángel disfrutando de su lardo sueño, sus latido tal como les había informado el docto eran lentos e irregulares y a Enriqueta le parecían eternas los sonidos que emitía el monitor cardíaco.

Ese día Alfredo la había obligado a descansar, arrastrándola lejos de la habitación hasta llevarla de vuelta  al hotel donde se hospedaban. Por supuesto que ninguno de los dos pudo conciliar el sueño, estaban demasiado pendientes de sus teléfonos por si de la clínica ocurría algún incidente hasta que la madrugada cayó y los sutiles rayos del sol se elevaron no siendo nada alentadores.

Ninguno de los dos se despegó de aquella habitación hasta que el parte médico indico cómo diagnóstico definitivo coma indefinido, resultado que impacto a la pareja. 

Pese a todo pronóstico o sugerencia médica, Alfredo consiguió dos semanas después que a su hijo le dieran el alta médica bajo supervisión constante de diferentes médicos. Su idea es regresar a México donde ya le esperaban todo un equipo médico de alto nivel para atenderlo y brindarle la mejor atención posible el tiempo que estuviera postrado.

Con ayuda de Nelson, quien se encargó de tener todo listo para la llegada a la hacienda; La Amada, lugar que escogieron para la estadia de Alejandro, fue el encargado  de buscar al equipo de médicos que velarán por la salud del empresario. De igual, se encargó de despedir a los trabajadores del lugar para evitar que se esparciera cualquier clase de rumor que podrían perjudicar a la empresa y solo quedarse con el personal necesario, tal cómo Ortencia, Moisés, Carmelo, Lucha, el equipo de médicos y solo una enfermera. Tal como lo pactado, en menos de una semana después  la hacienda estaba predispuesta para recibir al paciente. El ambiente era muy incomodo, pero se volvió insoportable cuando los presentes se quedaron pasmados tras la apariencia del joven. Pese a lucir tranquilo, relajado, angelical verlo en aquella posición estoica... casi vegetal,  conectado a muchos aparatos les resultaba muy sensible de presenciar puesto que la energía que irradiaba parecía no querer salir de su cuerpo.

El impacto les duro solo segundos puesto que los paramédicos se apresuraron a llevarlo al interior.

La vida es sólo una y en un abrir y cerrar de ojos, está se nos puede escapar.  En su largo eclipse, la vida que ahí construyó es totalmente distinta a la realidad. Siente las mariposas salirse de su cuerpo, volando al rededor de él y de su amada Adamaris mientras caminan juntos, agarrados fuertemente de la manos envueltos en en un aura lleno de brillo, felicidad, risas y besos.

Esta tan feliz que siente su corazón apunto de salirse de su pecho y ponerse a danzar en medio de aquella escena. Cuando se está enamorado la realidad es capaz de modificarse y Alejandro lo descubrió pronto. Sin embargo, se encontraba dichoso con esa realidad y casi no le importaba el paso del tiempo. Se enfoca únicamente en lo que construyeron. Una familia. Una hermosa y numerosa familia.

Para cuando Alejandro volvió en sí, se encontraba bastante aturdido. Su mente no dejaba de preguntarse dónde estaba, cuánto tiempo había pasado en esa oscuridad, sus ojos pese a tratar de mantenerlos abiertos, el cansancio del tiempo que estuvieron cerrados le imposibilitan mantenerlos abiertos siquiera por un minuto por lo que volvió a quedarse dormido sintiendo sus cuerpos pesado, sin posibilidad de emitir tampoco sonido por el tuvo que atraviesa su traquea y que le producía picazón en la garganta.

Por supuesto que nadie se dio cuenta de su despertar pero tampoco es que se imaginaron que despertaría. Había pasado ya cuatro largos meses y las personas a su alrededor empezaron a perder las esperanzas de verlo recuperado.

Durante ese tiempo aunque le costaba mantenerse atento, estaba consciente y podía escuchar con claridad los sonidos o voces a su alrededor. Aunque solo podía escuchar el canto de los pajaritos, le pareció  bastante tranquilo para ser un hospital por lo que rápidamente comprendió que se encontraba en la hacienda. Solo de vez en cuando escuchaba la voz tenue de su madre, a veces hablándole, otras veces leyendo alguna historia o contándole los pormenores del día. Ortencia y Lucha también le hablaban, y de las dos su nana es quién más le riñe por estar en aquel estado, pero disfrutaba aquellos momentos ya que alejaba la angustia de no poder moverse, desesperado por si quiera intentar mover algún músculo de su cuerpo y hacerles saber que estaba consciente pero cada que lo intentaba caía inconsciente en el proceso por el agotamiento entonces volvía a perder el sentido del tiempo.

También podía escuchar la voz de una mujer, era bastante joven, pero ésta no se despejaba de su lado en ningún momento. Al tiempo se dio cuenta que era una enfermera, que su nombre es Katrina y que no le agradaba. Sobretodo porque aquella mujer le tocaba zonas sensibles de manera que le causaban repulsión, decía palabrotas insultantes hacia su persona y la lástima que le daba verlo postrado en una cama siendo éste tan guapo, en ocasiones escuchaba sus gemidos mientras tocaba su cuerpo o se encontraba con algún amante de una noche y era una actriz de primera, porque ante los demás se mostraba muy amable, extremadamente preocupada por su condición y benevolente con el sufrimiento de los demás cuando en realidad se burlaba hasta de ellos cuando los encuentros sexuales, que sucedían muy a menudo se la pasaba alardeando de la satisfacción que le producía hacerme sufrir y ver sufrir a los demás, no podía entender cómo su madre o Lucha no se daban cuenta de las anomalías de esa mujer, pero tenía que reconocer que ésta era muy buena actriz.

La tipa era una lasciva completamente y solo en aquellas ocasiones prefería estar complemente inconsciente, alejado de aquellas escenas que le atormentaban.

A veces disfrutaba cuando el rostro, aún fresco de Adamaris cruzaba su mente, en esos momentos se permitía fantasear con ella y la vida que tendrían juntos si no fuese sucedido aquella tragedia que los termino separando. Al recordar aquello angustiosos momentos, una ola de desesperación volvía a consumirlo y el dolor de no tenerla consigo al no saber cómo se encontraba la castaña, lo que estaría haciendo en esos momentos, si ésta conocía su condición actual, cómo sería su vida ahora, le ponía los pelos de punto, a veces evitaba pensar si estuviese siendo cortejada por cualquier extraño y este a su vez se aprovechará de su tiempo a solas para hacerle cumplidos, besarla, rozando sus bellas manos, acariciando su cuerpo.

De solo pensarlo una oleada de celos le invade y siente deseos de levantarse de aquella cama e ir y tomar a Adamaris para previamente esconderla del mundo. Eran malos deseos, pero en caso de que ésta no le permitiera, pero pensar en ella lo ayudaba a escapar de los sentimientos negativos y le daban ánimos a seguir intentando enviar señales en todo momento para que alguien que no fuera la enfermera se diera cuenta de sus movimientos y lo auxiliara.

Pero cada vez más caía inconsciente debido al medicamento que la enfermera le aplica. Ésta se asegura doparlo antes del que el sol se pusiera, evitando así que hiciera algún movimiento el resto del día. Alejandro no pudo evitar pensar asertivo que eran las horas que su madre o Lucha pasaban con él el tiempo y de alguna manera empezó a sospechar de las verdaderas intenciones de la enfermera, aunque no había podido lograr saber con quién hablaba la mujer ya que estaba había sido muy cuidadosa no mencionar su nombre. 

Descubrió que no tenía sentido seguir viviendo en aquellas condiciones, pero tampoco podía hacer nada para tratar de escapar que aquel infierno. Llegó un punto en que disfruto que aquella mujer lo dopara, aunque seguía sin entender el propósito de sus acciones. La mujer había sido muy persistente últimamente en mantenerlo bien dormido, razón por la que no podía siquiera continuar moviendo los dedos. Sin embargo, cada que estaba consciente había empezado a idear una buena manera de empezar a recuperarse y evitar ser noqueado. Por lo que al primer minuto de lucidez que tuvo se quedó muy quieto, atento a los sonidos de la habitación.

Esa era otra habilidad que había perfeccionado del tiempo en esa situación, sus oídos eran capaz de atrapar al mínimo sonido por lo que supo de inmediato que Katrina se encontraba sentada en el sofá ojeando sin mucho interés un libro. Había pasado por lo que él pensaba tres días completos desde la última vez que Katrina lo había dopado, su cuerpo le hormiguiaba y deseaba desesperadamente rascar todo su cuerpo. Sin embargo, resistió si quiera que el latido de su corazón se desestabilizara y continuó tan sereno como cuando estaba dormido. Y para su sorpresa Karina se asustó al no tener ninguna clase de respuesta a espasmo por lo que se llegó a preguntar y en voz alta si ya estaba muerto y por primera vez la escucho pidiendo a Dios por Alejandro, presa del pánico.

Alejandro disfruto verla tan asustada, pero no permitió que su corazón se desestabilizara así que continúo fingiendo estar profundamente inconsciente.

Tarde que temprano esa mujer tenía que darse alguna de sus escapadas y el podría al fin liberarse.

¡Un nuevo capítulo más! 👀😪 Espero que el próximo este listo antes de que este mes acabe. No siento más, nos vemos en una próxima actualización 😍😘 besos y abrazos.

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