Capítulo 61

Uno por uno fue sumándose al abrazo hasta formar una sólida bolita. Con lágrimas en sus ojos Maricé fue la primera en abrazar a sus sonrinos, dándole un beso a cada uno, seguida por Carlitos y María, como último Mónica. El ambiente se aligeró y poco a poco el llanto de Adamaris fue cesando hasta convertirse en suaves sollozos.

—Siento lo del pudin, tía —volvió a lamentar Carlitos.

—Eso no es importante —responde Adamaris suavizando la voz, acariciando su cabello. El niño sonrió feliz. Adamaris vuelca su mirada hacia su hermano.—¿Cuándo hicieron todo esto?.

—Venía pensando desde hace mucho la idea de un negocio propio, así que vi la oportunidad y la tomé —explica tratando de ser lo más breve posible. —es ahora cuando debemos hacer realidad nuestros sueños.

Adamaris volteo a mirar a la abogada.

—Yo sólo ayude en la parte legal y me pareció interesante el hecho de invertir en lo segundo que más me gusta, la moda —explica encogiéndose de hombros.

Subieron las escaleras al segundo piso.

—El lugar es grande y espacioso. Creería que podamos meter aquí unas cincuentas máquinas y abajo perfectamente podemos tener el almacen y la bodega—comenta Alan. —también tenemos disponible la casa. Del personal quería que te encargará tu, pero contamos por lo menos con un presupuesto para cuarenta trabajadores.

—Me parece bien —dice Adamaris. —No me gustaría que fuéramos como las demás marcas de ropa femenina. Nos enfocarmos en la mujer real. En mujeres como María, como yo que no encontramos fácilmente nuestra talla. Incluso podemos hacer nuevas tallas. 

—Explicate.

—Alan, ¿recuerdas la época que papá confeccionaba mi ropa?.
Ante la pregunta, Alan asiente, pero fue Mónica quien contesto, teniendo vagos recuerdos de aquellos años.

—¡Oh Si! Tu padre si tenía bien gustó y una cena artística maravillosa.

—Concuerdo, mi cuñis era excepcional cuando de moda se trataba —agrega Maricé.

—Bueno pues así se hará.

—¿Contrataremos modelos de talla plus size para realizar nuestros diseños?.

—También me gustaría personas reales. Gente del común.

—Mujeres del común —repite Alan.

—La vecina Margarita por ejemplo —habla Maricé entendiendo el punto de su sobrina. —y su hija Flora. Yo tengo varias tallas muy grandes —agrega.

—Yo también tengo varias amigas talla grande, podría comunicarme con ellas —habla Mónica.

—Genial, ¿estarían dispuestas ha ayudar? —Mónica asiente. — Eso es estupendo. ¿El personal?.

—Tenemos preseleccionada algunas personas para los diferentes puestos.

—Bien, ¿los tienes aquí?.

—En la oficina, ¿vamos?.

Al ver que Adamaris asiente y a Alan seguir el camino directo a la oficina, Maricé interrumpe, poniéndose entre los dos como forma de detener su avance.

—Chicos, estamos aquí a celebrar, no a trabajar —expresa. —mañana ya pueden con todo gusto finiticar lo que sea que tengan en mente, pero hoy no. ¡Vamos a almorzar! Por suerte y traje algo de comida para completar. Y no quiero queja, así que vamos.

—¡Si! ¡Comida! ¡Ya tenía hambre! —grita Carlitos en voz alta.

Los presentes sonrieron ante la emoción del niño y se apresuraron a ir a la habitación que estaba habitada siendo como cafetería. Maricé junto a María se encargaron de poner la mesa y cuando estuvieron listos todos se sentaron a comer.

—¿Y ustedes sabían de todo esto? —les pregunta Adamaris, señalando a su tía y  su amiga. Ambas asintieron.

 —Yo no tía —habla Carlitos.

—Alan nos pidió guardar el secreto hasta que todo estuviera finiticando —dice María.

Rieron y continúan degustando de los alimentos. Pronto la tarde cayó y ya era hora de cerrar. Se trasladaron a casa y en medio del silencio, de pronto Adamaris cayó en cuenta de algo que estaba pasando de largo.

—Este automóvil, ¿también es tuyo? —le pregunta a Alan.

—Es nuestro —responde, viéndola por el espejo retrovisor. —de la empresa más bien.

Adamaris se quedó en silencio y este perduró con ellos hasta que llegaron a su residencia. Adamaris se disponía a entrar a la casa, pero Alan la detuvo.

—Te lo quise entregar en la tarde, pero se me pasó —explica después de entregarle el celular. —creo que tiene batería baja.

Adamaris se quedó viendo su celular por algunos segundos.

—Gracias.

Alan le sonrió de vuelta y se adentraron a la casa. Allí ya se preparaban para cenar, Adamaris se fue directo a su cuarto a poner a cargar su celular y descansar mientras que Alan se detuvo en la sala junto a Carlitos. Al salir del baño después de tratar de despejar su mente tras darse un largo baño, encontró su celular a media carta. Dudo un poco al intentar agarrarlo ya que no quería encontrarse un solo mensaje que le recordará al empresario, pero la duda terminó por ganar y pronto se vio ansiosa por descubrir cualquier rastro de Alejandro en su teléfono y no se equivocó. Apenas la pantalla de terminó de abrir, miles de notificaciones inundaron su espacio. Adamaris descubrió que tenía más del mil mensajes de Alejandro en sus diferentes cuentas y otras mil llamadas perdidas, mensajes de voz en su contestador y te textos también. Se sintió abrumada y en un intento por bloquear nuevamente el aparato abre el acceso directo con la antigua cuenta secreta y ahí también descubre otros mensajes de Alejandro. Mensaje que por más que intento volver a salirse de la aplicación esta se mantuvo estática y no pudo evitar leer.

De: Chico Nerd Disponible A.A
Fecha:02 de noviembre 02:30 Am
Para: Corazón Valiente A.G
Asunto:Un amargo final.

Hola *insertar emojin apenado* No sé por dónde empezar. Había decidido darte tu espacio y no buscarte hasta que supiera que estas bien, pero pronto descubrí que yo no se vivir sin ti. Perdóname mi amor.

Chico Nerd Disponibles A.A

Tras el mensaje, Adamaris que por lo general tenía un corazón de pollo no se sintió conmovida pero también empezó acelerarse el pulso. 

De: Chico Nerd Disponibles.
Fecha: 02 de noviembre  03:48 Am
Para: Corazón Valiente A.G
Asunto: Culpa

Todo es mi culpa. Mi culpa por no haberte creído, por haberte dicho todo aquello y haber maldecido nuestro amor. Estoy tan arrepentido, estoy devastado y no deseo saber como estarás tu, pero sé como estás y mi culpa se acrementa. ¿Existe forma de sanar cuando te e fallado tanto? Perdón,  aunque se que no lo merezco, pero al menos puedo buscarlo.

Chico Nerd Disponibles A.A

De:Chico  Nerd Disponible
Fecha: 02 de noviembre  05:00 Am
Para: Corazón Valiente A.G
Asunto: Hoy hay más dolor.

Ha pasado tiempo, te juro que intente darte tiempo, pero me es imposible tenerte tan lejos. Perdón por todas las flores que te e enviado, inútilmente creo que en algo me va ayudar para cuando te tenga cerca. Espero que tu odio hacia mí no sea tan grave para odiarme.

Chico Nerd Disponibles A.A

De: Chico Nerd Disponibles
Fecha: 03 de noviembre 01:00 Am
Para: Corazón Valiente A.G
Asunto: Hoy me enteré.

Debes odiarme. Odiame porque lo merezco. Hoy me enteré de algo terrible y seguramente harderé en el infierno (vaya que me lo merezco) porque hoy caí en cuenta que me faltó valor, me falto creer en tu amor . Perdóname, Perdóname.

Chico Nerd Disponibles A.A

Tras detener su lectura Adamaris resopla terminando de leer el mensaje, sintiéndose repentidamente molesta. ¿Con qué derecho se atrevía en pedirle perdón? El malestar de empezaba a convertir en rabia y en un momento de valentía, decidió desinstalar la aplicación no sin antes enviarle un corto, contundente y último mensaje de texto para previamente empezar a eliminar todo lo que le une y recuerde del empresario. Fotos, llamadas, aplicaciones.

No fue para nada fácil deshacerse de todos los recuerdos, pero por primera vez no estaba pensando en él mientras llora de dolor. A mitad de su desenfreno, la puerta se abre y Alan se adentra. Adamaris deja a un lado el teléfono y observa a su hermano. 

—¿No has podido dormir? —le pregunta, sentándose en su cama. Adamaris se reincorpora, dándole espacio en su cama para que éste se acomode a su lado.

—No puedo, por más que lo intente.
Alan asiente y sus ojos recaen en la caja que junto a la cama.

—¿Y esa caja? —pregunta curioso, teniendo una sería intuición de haberla visto antes.

—Ahí guardo mis diseños —responde, también mirando hacia el objeto. La agarra y coloca entre sus pies. Alan puede observar mejor el contenido. — Y algunos de papá. E pensado en adaptarlos a está nueva idea.
 Mezclar ambos dibujos.

—Si, va a funcionar.

Adamaris quiso ser positiva.

—Si lo hará.

—Sobretodo porque es una idea genial—alentó.— Definitivamente la vena artística de papá siempre a estado en ti.

—¿Te parece? —pregunta, sintiéndose tímida.

—Claro que si. Por eso fuiste siempre la favorita de papá.

Por primera vez en aquel difícil mes Adamaris sonrió. Fue una sonrisa pequeña pero sincera y aquel gesto calentó el corazón de Alan.

—Aquello nadie lo pone en duda.

Alan entrelazan sus dedos y suelta una carcajada involuntaria pero que refresca el ambiente.

—¡Ve! Pensé que ibas hacer un poco más humilde.

—Yo no ocultó lo que es evidente.

Esta vez fue el turno de Alan sonreír. Abiertamente, como él lo era.
El ruido de su teléfono lo hizo saltar directo a él, dejando a un lado los papeles en el que estaba inmerso.

De: Corazón Valiente A.G
Fecha: 15 de noviembre 09:50 Pm
Para:Chico Nerd Disponible

Por favor has lo último por mi. Por favor, sal de mi vida.

Corazón Valiente A.G

Alejandro dejo caer al suelo su cuerpo sin apartar la mirada de la pantalla del celular. Incluso cuando ya se le imposibilita observar las letras no la aparta. Su pecho adolorido vuelve a doler, como si estuviera inundado de un fuego intenso y abrumador, capaz de consumir todo a su paso empezando por el corazón, pero concentrado únicamente en ese lugar y miles de imágenes se le vienen a la mente. Una tras otra, provocándole jaqueca y fuertes ganas de vomitar, recordándole los bellos momentos que pasó junto a Adamaris. Sus besos, sus caricias, sus te amo. Todo lo que perdió.

¿Cómo se supone que debo ganar el perdón de Adamaris si ella no quiere verlo? ¿La había herido tanto para que ésta no quisiera volver a saber de él? ¿Otras flores bastarán para ser perdonado?. En medio de su debate interno y momento de extrema nostalgia y desgarrador dolor una nueva llamada entró de repente, pero Alejandro no tenía ni fuerzas ni ganas de contestar. Siente su cuerpo desgarrarse mientras se desangra en el proceso y no está de humor para hablar con nadie, de por sí era sumamente alivió que la empresa estuviera vacia.

Sin embargo, al otro lado parecía insistente en que así fuera, ¿qué tenía que hacer para que lo dejasen en paz? suena y se cuelga y después de mucho tiempo deja de sonar para volver a sonar así estuvo como por media hora, hasta que harto de escucharlo lo contesta.

—¡Brother! —exclama alegre Juan. —¿qué pasó mi Rey? Te he estado llamando desde hace mucho mi rey y nada que contestas. ¿Te miraste a China o qué?.

Alejandro maldice en un susurro. De todas las personas que pudieron haberle llamado, Juan es sin duda la última persona que quisiera hablar.

—Di lo que me vas a decir o cuelgo —amenaza en un gruñido mientras trata desesperadamente ahogar el llanto. Le había costado horrores hablar, si quiera articular una palabra coherente pero escuchar la voz de su amigo lo ponía enfadado. —No estoy de humor.

Al otro lado, Juan resopla.

—¡Uy! Estas muy insensible amigo. Pero hoy estoy muy caritativo para mi gusto, te tengo el plan perfecto para éste fin de semana —habla Juan, para desgracia de Alejandro.—¿te apuntas?.

Alejandro volvió a quedarse en silencio. Su mente incluso le gritó que colgará la llamada y volviera a autolamentarse, pero lo que sí tenía claro era que no quería seguir pensando y cayendo en un fondo sin fin. La idea de haber perdido a Adamaris le causa terror y unas terribles ganas de tirarse de  cabeza por la ventana. Un pensamiento audaz lo hizo girar la cabeza hacia el ventanal. Era  Incluso imagino lo bien que se sentiría el dejar de pensar. En descansar. Pero entonces recordo que aquel vidrio ni un sismo podrias tumbarlo y volvio a su pose de autolamento. Juan al otro lado, al sentirse hablando sólo continuó parloteando.

—¡Vamos a cogernos las Vegas! Conseguí entradas gratis a un famoso hotel e inmediatamente pensé en ti. Vamos, vamos —insiste Juan subiendo cada vez más el volumen de su voz.—¡te prometo que va hacer el mejor finde que hemos tenido! Te volverás loco. ¡Tenemos putas! ¿Qué dices? Pasó por ti en quince.

La sola mención de la palabra mujer lo hizo sentirse triste y la imágen de una Adamaris sonriente y sonrojada intensifica su dolor, tanto que tuvo que masajear la zona porque estaba empezando a faltarle el aire y otro montón de lágrimas inundan sus ojos. No supo cuando Juan colgó, aún tenía el aparato en su oido pero ya no escucho nada.

Entonces las puertas de su oficina se abrieron y un Juan demasido enérgico apareció. Y sin borrar la reluciente sonrisa de su rostro, avanzó escaneado el lugar en su búsqueda y al encontrarlo avanza hacia él, agarrándolo del brazo y abrazándolo efusivo. Alejandro protestó, pero decidió ignorarlo.

—¡Ahí estás! ¡Vamos, vamos! ¡El helicóptero nos está esperando y no queremos hacer esperar las nenas!¡Las putas nos separan amigo! Levantad bro, la noche aún es larga y mi cuerpo pide a gritos diversión.

Para cuando terminó de hablar se encontraban fuera de la oficina encaminados al ascensor con Juan como guía. En realidad, era Juan quien prácticamente lo arrastra.

—Este amigo tiene uno de los hoteles más reconocidos de todo Estados Unidos y como para está temporada la clientela tienen una variación me dijo: ¡compadre! ¡Este es tu momento! —cuenta, imitando un asentó ranchero. —todas las hembras de verdad,  verda estarán como leona enjaulada. Te encantará —rie triinfante y se suena la nariz. —y así es como obtuve el pase de oro para la mejor experiencia de nuestra cosas. Como en los viejos tiempos.

Al terminar su relato, Juan atrae a Alejandro aplicándole una llave.

—Maldita seas Juan, mi puto cuello —se queja, lanzando al Moreno lejos de él.
 
—¡Ey! Que nena, sólo estaba aligerando el ambiente hermano, te noto algo estoico.

Le da unas palmaditas y se aproxima a su auto. Alejandro supo que no iba hacer el mejor fin de semana porque sencillamente ya no tenía nada.
Ni muy bien terminaron de bajar del helicóptero cuando un grupo de mujeres prácticamente desnudas se les arrimó a sus lados.

Todas ella eran altas, rubias, de gustos grandes y cara de niñas. Alejandro sintió una lluvia de húmedos besos recorrer desde su cuello hasta los cachetes.

—Chicas, denle amor a mi amigo, está muy triste hoy —les dijo Juan al par de mujeres que habían enrollado sus brazos al cuello de Alejandro. Las chicas euforicas, alzan las botellas de champagne al aire.

—Eso dale por hecho con este muñeco —dice una de ellas en forma juguetona. La más alta del grupo.

Juan sonríe satisfecho por sus palabras. Pronto, de adentraron a la limosina con una de las chicas sobre las piernas de Alejandro mientras la otra llena su cuello de besos mientras recorre el cuerpo del empresario hasta llegar a su zona pelvica e intercambia besos con la chica sentada en sus piernas.

Por su parte, el Alejandro dio un gran trago a la botella ofrecida y deja caer su cuello hacia atrás, cerrando los ojos en el proceso y empinandose la botella hasta prácticamente acabarla sintiendo el alcohol entrando a su venas. Todo lo que pasó después fue un descontrol y aunque no se encontraba lo suficientemente alcoholizado se había permitido hacer y dejar que le hicieran muchas cosas.

En realidad no lo había disfrutado, pero si despejó la mente es que el juego, en el azar, en apostar y en el alcohol habían sido uno de los pasatiempos favoritos en el pasado y si, habia perdió cada uno de las apuesta que hacía pero aquello sólo aumentaba sus ganas de ganar y Juan había alentado cada uno de las acciones posteriores, desde que fueron expulsados del casino por un pleito ocacionado por éste. Entonces pasaron a ir a un bar muy reconocido y ahí estuvieron bebiendo y bailando  en medio de la multitud.

Hubo un momento en el que ambos amigos se separaron y Alejandro se encontraba rodeado de muchas mujeres, sin chaqueta, corbata y camisa.

Ya para esas alturas se encontraba completamente alcoholizado, fuera de sí, siendo tocado y besado por cualquier persona que decidiera hacerlo, bebiendo sin control y de cualquiera. Juan lo encontró poco después, y aunque estaba alcoholizado se unió a él consiguiendo aumentar el número de chicas a su alrededor. 

Como quería seguir divirtiendose, gritó a través del micrófono la extensión de la fiesta en la habitación de hotel que habían apartado. Al siguiente segundo el piso estaba repleto de extraños entrando y saliendo con la música a todo volumen y las personas eufóricas sin los dueños de la fiesta presentes puesto que estos se encontraban en sus respectivas habitaciones divirtiéndose con varias de las invitados. 

Lo que parecía ser el final de aquella locura sólo le sirvió para darse cuenta lo vacío que el sexo con cualquier mujer le hacia sentir ya que no lo satisfacía lo suficiente como antes y sólo aumenta el nivel de soledad y desesperación en su interior.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top