Capítulo 11

Nelsón llegó al departamento en cuestión de minutos. Allí, lo estaba esperando una ansiosa Susana.

—¿Qué fue lo que pasó?—fue lo primero que preguntó.

—Pasó... pasó que tu estúpido primito me boto eso pasa... ¡Me hecho como una puta barata de su departamento!.

Nelsón sintió que el mundo se le caía encima.

—¡¿Qué?! No puede ser...— gruñó

—Pues es exactamente como escuchas. Él muy idiota me hecho de su departamento esta mañana — Susana estaba presa de la rabia, pero trataba de controlarse sobre todo teniendo a Nelson a su lado.

—¡Maldita sea! Maldita y mi suerte— se lamenta con rabia e impotencia, sintiendo su cuerpo arder de la ira—. ¿qué fue lo que hiciste?—le pregunta agarrándola con fuerza por los hombros después de algunos segundos. Tanto, que Susana jadeo—. ¡Contesta!.

—¡Sueltame tarado! ¡Me estas lastimando! ¡SUELTAME! ¡Nelson!.

—¡Contesta!.

Nelsón no podía estar mas desesperado, todos sus planes de adueñarse de la fortuna de los Alcalá se estaba yendo al desagüe, pero no se iba a rendir aún tenia varios trucos bajo la manga. Por otro lado, él no podía creer que su primo desperdiciara tan buena diversión y mucho menos a una mujer como Susana. Algo debió de haber hecho para espantarlo.

Pero Susana estaba mas que enfada y sobre todo, ofendida con ese comentario.

—¿Acaso crees que hice algo para que ese maldito me dejara? Yo también e arriesgado todo Nelsón, tú no eres el único— se defendió, luchando contra Nelsón para ser liberada —. Así que sueltame... hablo muy en serio. Sueltame— pese a que Susana parecía estar muy segura y firme en ese momento, tenia por su vida. Ella mas que nadie conocía la clase de gente que frecuentaba su amante y los alcances de esté por al canzar la fortuna de los Alcala.

Nelsón la soltó y sintiendo verdadera impotencia golpeo con sus puños la pared, espantando a Susana. Ésta apenas se vio liverada se alejó a grandes sancadas tosiendo saliva por la boca y resguardando su garganta.

—Ese cabrón... Me las pagara. Yo seré el dueño de todo sus bienes... De todo.

—Ne-nelsón, ¿Q-qué tienes en mente?— se atrevió a preguntar después de un tiempo en silencio, recuperando el aliento que se le fue negado. Sabía de sobra que a éste no le gustaba los silencios.

Nelsón aparta la mirada de los labios de Susana y conecta miradas, tuerce una sonrisa sádica. Susana lo acompaño después de un tiempo, pero la suya era nerviosa.

—Tengo tantas cosas en mente mi querida Susana— decía masajeando el rostro de esta, pero su mirada estaba perdida.— tantas cosas...

Y pegando el cuerpo de esta al suyo, la beso; con ferocidad y pasión. Susana le correspondió gustosa, dispuesta a seguir a su amado hasta los últimos instantes. Ella haría todo para complacerlo, para hacerlo feliz.

La tarde calló y Adamaris se encontraba echada en su cama tratando de conciliar el sueño, estaba preocupada por Maria, desde la madrugada cuando la dejo en su casa no había sabido nada sobre ella y en todo el día su cuerpo no se presto para hacer esfuerzos extras, le basto con lo que su hermano en acto de venganza le había hecho pasar esta mañana, pero sabia que debía buscar respuestas. La castaña se disponía a tomar un baño cuando su teléfono sonó. Adamaris corrió hacia el teléfono y viendo que era Joel, no dudó en contestar.

—Ey Joel, buenas noches,¿cómo estas? ¿pa-pasa algo?.

—Hola, estoy bien no te preocupes. Llamo para saber de ti, desde ayer que no hablamos... Me disculpó por cierto e estado un tanto ocupado. Por cierto, ¿Cómo sigue tu amiga?— preguntó, tanteando el terreno antes de invitarla a pasar un fin de semana juntos... Y con sus amigos.

A esas alturas, Adamaris tenía una sonrisa en su rostro.

—Muchas gracias Joel, tu siempre tan lindo —Adamaris tomo aire antes de continuar. Inexplicablemente su corazón había empezado a latir con rapidez—, bueno mi amiga esta muy bien. ¡Ah! me pidió que me disculpara en su nombre... ¡Realmente esta muy apenada!.

—No, no. Yo no tengo nada que disculpar, eso le pasa a cualquiera— se apresura a decir Joel.— y, ¿qué haces?.

—No nada, ¡aquí no más! a punto de tomar un baño para irme a la cama, ¿por? ¿Le pasó algo a mi hermano?—Adamaris se muerde el labio.

—Bueno... No, no el esta muy bien, solo preguntaba no más—dice nervioso sin atreverse a seguir hablando. Pero recuerda la conversación esta tarde con su amigo y aún qué no tenia ánimos para asistir aquella reunión. Sin embargo, la idea de estar a solas con la persona que le gustaba era de mas que tentador y Joel realmente deseaba confesar su amor por la castaña.

El definitivamente debía hacerlo.

—Yo quería...— Joel se trabó con su propia saliva y alejo el teléfono dispuesto a maldecir.

—Tu querías...— repite Adamaris ansiosa, llamando su atención.

—Bueno yo quería... ¡Verás! Hay una reunión con unos amigos ¡Peeero! Será en Acapulco. Y-y entonces me dije que podría invitarte a ti. Alguna vez me hablaste de las ganas que tienes por conocer el mar y entonces... Yo quería... Si podías... Y querías—Joel maldijo apartando el teléfono, no sabía en que momento se había puesto nervioso. Sin embargo, el nerviosismo de Joel provoco que Adamaris se le escapara una risilla que intento cubrir tapándose la boca pero que Joel ya la había oído.

—Lo siento...—se disculpó—, eso estaría genial Joel, pero vas en plan de amigos. Como que yo haría mal tercio.

—¡Oh no! No pienses eso. ¡Es más! Fueron mis amigos los que propusieron que te llevara. Resulta que están de curiosos y te quieren conocer—resuelve sin percatarse del Repentino cambio de Adamaris, quien suspiro y se mordió el labio tratando de calmarse.

—¿A-así? ¿Son muchos...?— Adamaris jugaba con un mechón de cabello y se mordía el labio.

—En realidad son solo dos— se sincero.

—Ah...

—¿No te parece la idea?— preguntó ya mas consciente del cambio.

Adamaris se tomo un tiempo para responder. Realmente ella no se esperaba este tipo de proposición y mucho menos que fuera en presencia de otras personas. Tenia un poco de vergüenza y miedo a la vez. ¿Y si no les agradaba? ¿O se burlan de ella, de su... Apariencia? No, no ella no tenia que pensar negativo, seguramente los amigos de Joel fueran igual a él.

—¿Adamaris?— la voz de Joel la trajo a la realidad. Adamaris parpadeo y se reincorporó pero no pudo contestar ya que Joel al ver que no contestaba, continuó esta vez con menos ánimos—. Mira si no puedes...

—¡No,no! Claro que si puedo... Si quiero ir contigo a Acapulco— se apresura a responder—. Tu no mas dime la hora que allí estaré.

Joel sonríe enamorado y asiente.

—Bueno... Entonces te paso a recoger el viernes... ¿Te parece a las cuatro? Estaríamos llegando a las seis si vamos en mi avión privado y estaríamos regresamos el domingo en la tarde.

—Mmm, esta bien. Estoy muy nerviosa, ni siquiera se... No sé que debo llevar— comentó nerviosa e inconscientemente empezó a caminar de un lado a otro.

Joel no se apresuro a hablar, estaba muy contento celebrando.

—Solo ropa cómoda; bloqueador, vestidos de baños... No sé, todo lo que necesite una mujer para verse bonita; ¡No me mal intérpretes! Tu eres muy bonita, más que bonita —Adamaris se sonrojo—. ¡Ah! Y una cámara si, la vas a necesitar resuelve, escuchándose jovial.

—Bu-Bueno... Si.

Joel ríe.

—Hey bonita, calma. Te notó... Alterada— Joel fruncio el ceño.

—No, no es eso... Es solo que...— Joel se mantuvo en silencio, escuchado atentamente a su enamorada—, yo... Le tengo pavor a las alturas... Son... Ellas son terroríficas— comento, sintiendo verdadera vergüenza.

Ante tal confesión, Joel tuvo que colocarse la mano libre en su boca para no reír.

—Tranquila, tu estarás segura conmigo...

—Disculpe— interrumpe Karol, entrando a la oficina.

—Espera un momento— le dice a Adamaris, después, se gira hacia su empleada— ¿si, dime?— le pregunta.

—Es que haya abajo lo buscan— se apresura a decir.

—¿A mi? ¿Quién?.

—Pues un tal... Alejandro Alcalá.

—Claro, dile que suba — asiente sonroja y se apresura a salir —Ada, ¿Estas ahí?— Karol frunce su ceño y sale de la oficina.

—Si aquí estoy.

—Ada, entonces no se te olvide en lo que quedamos— le recuerda.

Adamaris sonríe.

—No te preocupes, no lo haré.

⚊Tengo que irme.

—Si yo también tengo que ir a dormir. Entonces... Seguimos hablando.

—Así es. Ten lindos sueños. Adiós.

Ambos colgaron y cuando Joel se dio la vuelta, Alejandro estaba recostado sobre la puerta, tenia una sonrisa de oreja a oreja y lo miraba con burla.

—Ten lindoooos sueños. Adiiiiiooos— lo imita, pero su voz sonó cantarina.

—Ja, ja, ja. Mira que bien me río—gruño Joel.

—Pues qué, a mi no es el que me tienen todo menzo por una chica— se defiende sin poder aguantar la risa.

—¿Qué carajos haces aquí?— pregunta/gruñe sin ganas de aguantarlo.

Alejandro no se apresuro en responder. Acorto la distancia y se sentó en una de las sillas, aún sonriendo.

—¿Qué? ¿Acaso no puedo visitar a un buen amigo?— pregunta ofendido.

Joel suspira y pone los ojos en blanco.

—No es eso. Pensé que ibas directo a casa, según lo que tengo entendido mañana va hacer un día difícil— se sincera.

—¡Nah!— exclama, restándole importancia—. ¿Tienes una copa?.

Joel le da la espalda y se sirven un trago.

—Aquí tienes.

—Gracias, anotalo a mi cuenta— se burló.

—Nada de eso, pero en serio, pensé que ibas a...

—No Joel, hoy es domingo y no tenía ni pizca de ganas de enjaularme en mi departamento. Además, ya no tengo con quien jugar— comenta pícaro.

—¿Terminaste con Susana?— pregunto, sorprendido.

—Aja. Su posesividad estaban ablandándola— comenta con amargura — y ya me estaba empezando a hartar. Creo que un año fue suficiente.

Joel asintió mostrándose de acuerdo.

—La verdad es que ya me estaba empezando a preocupar. Pese a que te conozco lo suficiente para deducir que con ella no ibas en serio, no sé, supongo que aún tengo más que descubrir de ti. En serio creí que ibas a en serio.

—¡Nah! Ya te dije, Susana era simple entretenimiento ¡Y vaya que me supo entretener!. Pero todo acaba. Ya me aburrió y no era divertido, ¿sabes?— decía sincero—, no te voy a negar que fuimos intensos, Susana era candela pura y yo me quemaba cada vez que la veía y tenia entre mis brazos, pero no quiero darle alas. ¿Sabes lo que me dijo esta mañana?.

—Que te amaba— contestó Joel, alzando una ceja.

—Exacto— Alejandro trono los dedos.

—Pero tu no la amas.

—Ni un poquito.

—Bueno amigo, salud por eso. La verdad es que ella nunca me cayo para ti. Ambos eran demasiado... Iguales. Y ella es una mujer muy misteriosa— Joel bebió de su copa.— lo que si me encantaría presenciar es su trato hacia ti mañana —Joel ríe fuerte al imaginarse la venganza de su ex amante.—¡esa mujer te va hacer la vida imposible hermano! Mejor ni te aparezcas por esos lares.

Alejandro bufó, pero no desmintió a su amigo. Ambos daban por hecho que Susana le haría la vida imposible, lo daban porque no era la primera vez que esté se metía con su secretaria, y de alguna manera Alejandro siempre salia o con un pase directo al hospital por una intoxicación o con lo menos dañino un escándalo con medios incluidos, pero Alejandro nunca se quejo. De alguna manera estaba consciente que se lo merecía.

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