Prefacio
No cabe duda de que en la ciudad jamás encontraré un cielo así de estrellado y la paz de un paseó a caballo; sin embargo la extrañaré, en ese lugar dejo miles de recuerdos pero no es en vano. Estoy locamente enamorado de la mujer más extraordinaria sobre la tierra.
Victoria Caballero.
El único ser sobre la tierra capaz de llevarme al cielo con una sonrisa, la única criatura viviente que puede convencerme de que es buena idea salir mi última noche de soltero por los alrededores de su hacienda, ya que ella tendrá una gran fiesta, a la que por cierto tengo prohibido acercarme en por lo menos en tres horas
Mi Victoria, no puedo creer que accedió a casarse conmigo, nuestra fugaz relación resulto más fuerte de lo que imaginé, contra todo pronóstico de su madre y hermanos he demostrado que la amo por encima de mi vida y no será fácil acostumbrarme a una vida llena de la calma y el silencio del campo pero ella vale la pena, vale cada cosa que he dejado, vale cada maldito sacrificio.
Cómo es mi última noche libre así que haré lo que hacen los machos de este pueblo, iré a la cantina, pediré un trago y cantaré con el grupo de música que este presente hasta que mi flamante futura esposa mandé a buscar por mi.
Otra cosa que extrañare de la cuidad será mi auto, definitivamente nunca se adaptaría a este ambiente así y ahora es tiempo de cambiarlo por un modelo todo terreno, de loco me la pienso pasar montando a caballo como todas las demás personas aquí, sin duda es muy romántico para un paseo pero para el ir y venir de todos los días en la hacienda no me parece práctico.
Llegó a la cantina y también extrañaré los antros en los que solía ir a divertirme. Aquí en este rincón del mundo las actividades divertidas se reducen a montar, ver las estrellas, ir al río y por supuesto pasar una noche en la cantina al estilo de Vicente Fernández o Antonio Aguilar.
Lo que me encuentro dentro no me sorprende y hasta era predecible, Victoria no me hubiese mandado aquí sino fuera porque quién ya lleva rato celebrando es su hermano.
-Miren al citadino -dice al verme-, no sabía que la hacías de niñera, si mi hermana te mando por mi déjame decirte que pierdes el tiempo, no pienso irme y dejar que tú te vayas sin disfrutar por lo menos de un trago más.
-Rogelio, ella me mandó aquí, no te vine a vigilar, todas las mujeres en tu casa tienen su propia fiesta y a mi me mandaron lejos, aunque intuyo que sabían perfectamente que te encontraría aquí -me ofrece uno de los caballitos de tequila que tenía en la barra-. Tendrías que estar descansando, mañana es mi boda y tu hermana te va a matar sino llegas a la ceremonia.
-Yo solo voy a entregar a la novia -como su único hermano varón mi Victoria solo confía en él para esa tarea-, nada especial. ¿sabes? Hoy tuve un presentimiento, algo me dijo que yo debía estar aquí está noche y no me equivoqué, sé que mi hermanita no quería que tuvieras una despedida de soltero pero ya estamos aquí -sus amigos, que en su mayoría son empleados de la hacienda festejan sus palabras.
Mi relación en un inicio con Rogelio fue muy dura y complicada, me trató como una maldita basura, todos en la hacienda creían que yo quería quedarme con ella cuando fue todo lo contrario, con poca humildad digo que yo salve la hacienda de un remate judicial por falta de pago.
Tras la muerte de Vicente Caballero _el padre de Victoria-, su esposa se hundió en una depresión horrible y Victoria con solo dieciocho años no tenía la menor idea de cómo llevar una propiedad de esa magnitud, una misteriosa plaga que atacó la siembra de todas sus hectáreas de tierra la dejaron en la banca rota, la hipoteca de la hacienda estaba a punto de vencer y ahí es cuando entré yo, fui enviado para intentar razonar con las personas que estuvieran a cargo, a la primera que vi fue a Victoria. ¡Dios mío! Juro que nunca había visto a una mujer más hermosa que ella pero con un carácter de los mil demonios y un hermano que era todavía peor, hice de todo para que alguien me hiciera caso y la que entro en razón fue su madre, ella fue la que consiguió que Victoria hablara conmigo, fue el día que más poca cosa me sentí.
Victoria es imponente, transmite un aire de suficiencia y fortaleza impresionante, definitivamente me hacía sentir como una rata insignificante.
-Vamos a poner la cartas sobre la mesa señor Valencia -fue lo primero que me dijo cuando entré a su despacho, se encontraba sentada detrás de su escritorio como una reina en su trono-, ¿qué es lo que quiere para dejar en paz mis tierras?
En ese instante quise contestarle que solo un beso y yo hubiese pagado su deuda así me llevará la vida, pero en cambio solo le di tiempo y opciones. La verdad es que no debía hacerlo, mi obligación era cobrarle de la manera que fuera, papá anhelaba esa hacienda y gracias a mí, el deseo se le arruinó. Contra mi voluntad tuve que marcharme, no quería provocarle más problemas a Victoria, cuando su deuda estuvo completamente saldada regrese para pedirle una oportunidad, una que gracias al cielo me dio.
Y aquí estoy, seis meses después, enamorado, sintiéndome el hombre más dichoso del mundo ya que en menos de doce horas Victoria se convertirá en mi mujer.
Pasó un buen rato a pesar de que en mis sueños imaginaba mi despedida de soltero así, tres horas y ninguno de estos hombres se cansa de beber, Rogelio a penas y empieza a ponerse feliz pero de un momento a otro la felicidad se rompe, la música cesa y la tensión impregna el ambiente. Todo eso provocado por la entrada de un hombre.
-Así que este es el hombre que se ganó a la flor más bella de este pueblo -dice el hombre encaminando sus pasos hasta nosotros, su presencia impone y causa miedo, ya que uno que otro agacha la mirada y se hace pequeño en su asiento- . Que afortunado, ¿señor...?
-Mauricio Valencia -respondo, mientras Rogelio tensa la mandíbula.
-Rosendo Altamira -contesta Rogelio poniéndose por delante de mi-, ¿qué haces aquí? En caso de que no te avisarán debo decirte que está es una fiesta privada, así que te puedes largar a tu agujero en el infierno -el hombre solo se ríe y continua su camino hasta la barra ignorando a mi cuñado.
-Miren quién es, el cachorrito de Vicente Caballero -dice después de tomar uno de los tragos que quedaban en la barra-. ¿Tu papá no te enseño que no debes faltarle al respeto a tus mayores? -golpe bajo- Perdón, olvidé que ya no está aquí para darte lecciones de modales. Te quedaste entre mujeres y una ellas es la que lleva los pantalones, pero no todo está perdido para ti, yo te puedo dar algunas clases.
-Eres una basura te atreves a hablar de mi familia y te juro que no te la vas acabar -las intenciones de Rogelio son claras, solo que no puedo permitir que las cumpla, antes de que de un paso más lo tomo por los brazos.
-¡Basta! -le ordenó cuando lo tengo bien quieto- No podemos causarle un disgusto a Victoria, mañana nos casamos y no le va a gustar para nada que llegues todo golpeado a la ceremonia.
-Hazle caso al futuro señor de tu casa -dice Rosendo, su sonrisa me causa un escalofrío que me recorre la columna vertebral-. Espero que usted si este dispuesto a llevarse bien con nosotros, después de todo nuestras familias son las más importantes de la región.
-¡Nosotros jamás nos vamos a llevar bien con los asesinos de nuestro padre! -grita Rogelio llamado la atención de todos los que no nos estaban mirando- Tú y Luciano son las peores personas que podrán existir.
-No tienes ninguna prueba de lo que hablas niño -vocifera Rosendo conteniéndose también para no saltar sobre nosotros-. Cuida tus palabras cachorrito, tú mismo lo has dicho, tu padre ya no está aquí para defenderte.
-Señor Altamira de favor le pido que evité mencionar a mi suegro, que en paz descanse -el muy hijo puta comienza a reír- En lo que respecta a nuestra relación, le doy la razón a mi cuñado, Victoria me ha hablado de usted y su hermano, debo admitir que después de lo que he escuchado no tengo ganas de cruzar palabra con ustedes. Nos vamos Rogelio, Victoria nos debe estar esperando.
-Una vez más queda claro que la que manda en aquella hacienda es Victoria Caballero -no me gusta para nada el tono que usa, demasiado lascivo para preocuparme-. Definitivamente se sacó la lotería señor Valencia.
-Vámonos Rogelio -lo jalo por el brazo hasta la salida o quién se quedará a partirle la cara a ese hombre seré yo-. Sé que tú orgullo de macho es importante pero mi boda también y no voy a permitir que la arruines.
Suelta un gruñido y con eso sube a su hermoso caballo, Lucero, yo voy en la yegua de Helena. Muero porque el Jeep que compre llegué pronto, no me gusta hacerme casi una de la hacienda al pueblo.
Vamos en silencio por el camino largo, así les damos tiempo a las mujeres para terminar su fiesta.
-¿Escuchaste eso? -me pregunta Rogelio deteniéndose.
-No, no... -frente a nosotros aparece Rosendo es por eso que tampoco me gusta andar a caballo.
Aquí hay tantas maneras de que te tomen por sorpresa, pero la sorpresa pasa rápido cuando veo que tiene una pistola en la mano, este hombre me provoca miedo y unas ganas de huir tremendas pero por suerte Rogelio no conoce esa palabra él levanta más la cara, me parece que lo está desafiando con la mirada.
-Cachorrito -susurra Rosendo, mi cuñado baja del caballo, yo hago lo mismo, no puedo dejar que se enfrente solo a este loco-. Nadie me llama asesino y se va tan tranquilo.
-No esperes que me retracte -contesta Rogelio muy tranquilo-. Yo lo vi, sabes perfectamente que yo vi a tu caballo por la ventana, vi cuando le clavaste a mi padre un cuchillo en la garganta.
-Una verdadera lastima que nadie más que tú madre y tus hermanas te creyeran -Rogelio da un paso al frente, su rostro se ve muy tenso pero aún así hace una mueca de dolor al escuchar la mención de su padre- Disfrute tanto su muerte y ahora me deleitar con la tuya, lo siento señor Valencia usted tampoco se salvará, el problema no era con usted pero estás cosas pasan cuando se mete en problemas que no le corresponden -Rosendo desvía su vista hacia mí y mi cuñado aprovecha para quitarle el arma que cae al suelo.
Ambos ruedan juntos en medio de puñetazos, ambos se insultan al por mayor.
Tengo que tomar una decisión, la pistola está sola a un lado y yo la tengo a mi alcance. Es una pelea que Rogelio no va a ganar y yo debo salvarlo.
Un clic y mi vida cambia. Este es el inicio del infierno.
Para las personas que me vienen siguiendo de mis demás novelas tengo que decir que ya muy pronto estará disponible el final del Club de los no abortados, es solo que este día es una fecha especial para mí y también para millones de mexicanos, está novela en especial se la dedico a mi México, a mis tradiciones y tenía que publicarla en esta fecha tan especial.
Les agradezco como siempre por la oportunidad que me brindan y espero no decepcionarlos.
Otra cosa que es muy importante será la ubicación de la historia, obviamente será en México, para hacer las cosas más fáciles será en un pueblo ficticio que estará ubicado entre los límites de Hidalgo y Querétaro, lo hago así para evitar algún problema de continuidad, pero seguiré al pie de la letra las tradiciones y costumbres de esos dos estados de la República, ya que un aspecto importante de la novela son las tradiciones, eso que nos hace mexicanos y otra cosa especial que tendrá la novela es la música, que es una de las principales fuentes de inspiración que he tenido para esta historia, así que cada capítulo llevará el nombre de una canción mexicana y por supuesto cada una de esas canciones también serán de compositores mexicanos. Me parece que esa es una buena manera de brindarle un homenaje a esas grandes letras que me han acompañado a lo largo de mi vida.
Sin más por el momento les reitero mi agradecimiento y espero que disfrutes de esta novela tanto como yo.
Besos.
Fatima De Jesus.
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