CAPÍTULO 26
Los disparos no tardaron en comenzar, ni siquiera nos dieron tiempo de contar cuántos de ellos había atacándonos, los pocos que quedábamos de nuestro lado armamos fuego varios segundos después del impacto inicial, ellos probablemente nos triplicaban en número.
El área era poco idónea para ambos bandos, era prácticamente igual a la superficie de las montañas, el suelo era tierra y casi no había pasto o árboles, las casas eran numerosas, pero pequeñas, todo era campo abierto y con poca vegetación. Era como ver uno de esos espacios de carretera, donde casi no hay plantas por la invasión de las personas. Los que Israel llamó cerros se elevaban por nuestras cabezas, pero no nos servirían como refugio o barricada de ningún modo, estaban demasiado lejos como para que siquiera las tocáramos, era un área completamente abierta y enorme la que se convirtió en nuestro campo de batalla. Estábamos ya algo lejos de las montañas que separaban al resto del ejército de Tardius, aunque podían salir en cualquier momento.
Corrimos todos en direcciones distintas, pero buscando lo mismo como refugio: alguna de las casas caídas que estaban al rededor nuestro. Los disparos no cesaban de ningún bando, y a través de la frágil madera de una casa que se estaba derrumbando, vi a Tardius de pie detrás de sus soldados. Nuestro enfrentamiento era una lluvia de balas inútil: ni las decenas de ellos ni los pocos protegidos de nosotros lograba derribar al contrario.
Los disparos resonaban en mis odios como taladros perforando mi cabeza, detuve mis ataques antes de dar un par de pasos. Estaba detrás de la casa que quedaba justamente al lado de Tardius; en la casa colindante pude ver a Ficseto, quien me regaló una mirada de complicidad, dimos unos pasos acercándonos a los bordes, para mirar del otro lado, ahí veía a Tardius, y era por aquí un blanco fácil.
Desde el otro lado, escondido detrás de un grupo de rocas, estaba Cetta, quien también trataba de ver hacia Tardius, pero su expresión era diferente, se veía más molesto, como a punto de actuar. Miré de nuevo a Ficseto, le dije con señas que mirara hacia donde estaba nuestro amigo, y él también notó algo raro en su expresión. No podíamos llamar su atención sin que Tardius nos viera también, así que debíamos apresurarnos a actuar antes de que los impulsos de Cetta lo llevaran de nuevo a hacer algo ímero.
Reuniendo el poco valor que me quedaba, y con mucha fuerza de voluntad, estaba dispuesta a usar mi telequinesis para hacer que se moviera un poco hacia sus soldados, y que ellos terminaran el asunto, pero como sabía qué traería eso consigo, también dudé; sabía que Ficseto no lo haría, por eso debía ser yo. Pero algo salió mal, Cetta abandonó su escondite y corrió hacia Tardius. Al principio él no lo notó, hasta que Cetta se lanzó y quedó justo sobre él. Varios de los soldados se giraron hacia Cetta, pero Tardius gritó que buscaran a los demás, y todos ellos corrieron.
Ficseto corrió también hacia Tardius, ninguno de ellos se detuvo a pensar en las consecuencias, estaba nerviosa y quería gritarles a los dos que eran unos ímeros, pero para este momento, los dos estaban en peligro y debía ayudarlos, así que corrí también.
Lo primero que vi al llegar, fue a Cetta en el suelo, bajo el agarre de Tardius directamente en su cuello, propinando golpes en la cara de mi amigo. Antes que yo, Ficseto llegó junto a ellos y embistió a Tardius de un solo golpe, Cetta soltó una tos bastante seca, y se dobló en sí mismo. Yo corrí hacia donde estaba Tardius, Ficseto tenía las manos empuñadas, y algunas rocas estaban levitando cerca de él. Tardius estaba corriendo para impactarlo, en ese momento llegué con ellos y lancé en curva una de las rocas más lejanas de Ficseto para que llegara por el costado de Tardius, él voló con el impacto sin notar que la roca iba hacia él, Ficseto me miró y se acercó a mí.
— ¡Vete de aquí! —me gritó.
— ¡Sabes que no lo haré! —le respondí.
Entonces me dio un beso rápido, tristemente no pude disfrutarlo, porque Tardius se levantó de donde había caído, y trataba de estabilizarse estando de pie, Cetta, agitado llegó hasta donde estábamos. Los tres juntos deberíamos enfrentarnos a ése monstruo.
Tardius no trató de correr de nuevo, esta vez nosotros lo hicimos, Ficseto volvió a levitar las rocas de gran tamaño y algunos pedazos de madera de las casas caídas, Cetta movió su brazos poniéndolos en posición de pelea y yo comencé a sentir de nuevo la energía de mi mente tratando de salir, tal vez por el miedo, tal vez por el enojo, pero esta vez no estaba sólo en mi mente, sino también en mis manos,
Tardius lanzó varias vigas de madera que terminaban en punta hacia nosotros, Ficseto nos protegió con las rocas. Cetta saltó sobre ellas y corrió hacia Tardius, lo seguí haciendo la misma acción. Ficseto pasó entre nosotros volando a toda velocidad y de nuevo alcanzó a Tardius.
Ficseto no había golpeado a Tardius, sino que lo había sujetado, frenó en seco y lo levantó sobre sí mismo, tal vez con telequinesis, y luego lo lanzó hacia donde estábamos. Podría haber sido duro ver al anciano en el suelo, pero él se giró sobre su abdomen y quedó de cara a nosotros, atrajo por nuestra espalda las rocas que Ficseto había usado contra él, y ellas nos arrastraron en el camino, mientras Tardius se ponía de pie.
Vi a Ficseto de nuevo volando hacia nosotros, antes de llegar, se dio vuelta y pateó a Tardius con ambos pies. El golpe hizo que soltara las rocas, y nos empujaron al frente cuando estas de detuvieron. Me levanté y vi a Cetta hacer lo mismo, corrí tan solo unos metros para llegar a Tardius. Los tres estábamos rodeándolo, él casi parecía indefenso, me tiré al suelo para golpear su piernas y derribarlo de nuevo. Una vez que estuvo en el suelo, Cetta tomó su brazo y lo jaló levantándolo, lo golpeo un par de veces, y lo empujó hacia donde estábamos. Ficseto se encargó de volver a llevarlo al suelo y tratar de que no se levantara.
Nuestros esfuerzos fueron en vano, Tardius hizo que varias de las casas que rodeaban el lugar comenzaran a elevar sus partes girando como si fuera un tornado quien las hacía volar. Él no podía vernos, pero igualmente trataba de hacer que fuéramos golpeados por toda la madera.
Se levantó del suelo para tener mejor vista de nuestra posición, e hizo que todos los objetos que volaban se dirigieran hacia nosotros tres. Ficseto fue capaz de tomar un muro de esos mismos restos de casas, y lo colocó frente a nosotros como escudo al igual que la roca anterior. Todo le impacto lo recibió el muro, que se cuarteó por la fuerza. Cetta y yo pusimos las manos en la pared para protegerla con telequinesis, y eso evito que se rompiera del todo.
Entonces Ficseto, se inclinó hacia atrás para tomar impulso, y con la fuerza de su telequinesis y la nuestra, el muro, junto con todos los demás destrozos voló dirigiéndose hacia Tardius.
Ni siquiera fuimos capaces de golpearlo con alguna de las vigas, muros, o leños que le arrojamos, porque él, con tan sólo mover un dedo, hizo que todos ellos tomaran dos caminos diferentes con él en medio de ambos, sin siquiera tocarlo un poco.
Ficseto gritó, y levantó ambas manos con los meñiques presionados, y luego las cerró en un aplauso que retumbó en mis odios, y los dos caminos de destrozos de madera se convirtieron en uno solo de nuevo regresando por la espalda de Tardius, quien no tuvo mucho tiempo de reaccionar antes de ser golpeado por ellos.
Uno de los muros quedó sobre él, sólo uno de sus brazos no había sido cubierto por la pared, lo tenía por fuera del alcance de éste, dejándolo al aire como una señal de que estaba ahí. Tal vez Tardius era mucho más fuerte de lo que cualquiera de nosotros podía pensar, porque aún debajo de ese muro, levantó su brazo.
Tardius, incluso sin vernos, nos hizo levitar sobre el suelo, nos elevó tanto que cuando comenzamos a caer, aún tuvo tiempo de elevarse hasta donde nosotros volábamos, y con un movimiento de sus manos, nos lanzó con toda su fuerza directamente al suelo.
Ficseto nos detuvo antes de que impactáramos, pero yo sentí que mi pie tocó la tierra, estuvimos muy cerca de llegar a ella, y bajamos lo poco que nos faltaba. Cuando miré hacia arriba, Tardius venía a toda velocidad por nosotros.
Cetta rápidamente tomó una de las rocas gigantes de Ficseto, dando un grito por el esfuerzo que le suponía, y la lanzó hacia lo alto. Tardius no tuvo recelo en de nuevo lanzarse hacia el suelo. Luego la roca explotó cuando Tardius la tocó desde donde venía cayendo. La fuerza del golpe de la roca hizo que nos arrastráramos varios metros.
Los trozos de roca no eran pequeños, al menos tenían tamaño de una pelota de futbol como las que nos mostró Daniela alguna vez, y volaron por todos lados, algunos cerca de mí, otros golpeándome directamente. Me protegí haciéndome bolita, pero no fue suficiente, los golpes llegaron por mi espalda, mis brazos, y una de ellas en mi cabeza. Mareada, traté de mirar hacia Tardius, quien caminaba hacia no sabía dónde.
Vi a Cetta saltar hacia él, lo pateó con las piernas firmes, y antes de que cayera, lo sujeto de la chaqueta de su uniforme, y lo hizo girar un poco para quedar a espaladas de él. Volvió a dar una patada en la espalda de Tardius y este cayó al suelo, pero se dio la vuelta y lanzó a Cetta.
Cetta no recorrió un largo camino, porque se desvaneció en cuanto comenzó a volar. Luego, desde detrás de unas rocas grandes, salió de nuevo mi amigo. Había engañado a Tardius una vez más con su proyección astral, y esta vez le dio mucha más ventaja.
Cetta lanzó varios objetos con telequinesis mientras corría hacia Tardius, y él sí fue goleado por ellos porque no lo vio venir. Luego, cuando estuvieron frente a frente, Tardius quiso golpear a Cetta, y este se agachó. Aún con la cabeza baja, se abalanzó sobre Tardius sujetándolo por el abdomen y derribándolo de un golpe. Cuando estuvo en el suelo, lo sujetó de una pierna y lo elevó un poco con telequinesis para impactarlo en el suelo una vez más.
Tardius soltó un gruñido. No fue un grito, fue un gruñido que sólo mostraba cuan enojado estaba al caer, y con telequinesis sujetó el cuello de Cetta alzándolo alrededor de un metro del suelo, luego lo lanzó tan lejos que no vi dónde aterrizó.
No podía pararme, tenía un poco sangre en mi cabeza donde me golpeó la roca y estaba muy aturdida. Pero los trozos de piedra, elevándose alrededor de Tardius, fueron anunció del levantamiento de Ficseto, aparentemente había quedado debajo de ellos cuando la roca explotó y se acababa de liberar.
Las rocas que lanzó Ficseto al liberase se acercaron de nuevo a él cuando dobló sus meniques y las lanzó todas jutas hacia Tardius, como cuando se enfrentó a Mus Pis, pero del mismo modo que él, Tardius también se defendió y parte de las rocas volaron hacia Ficseto igualmente. No fueron suficientes para derribar a ninguno de ellos, ambos siguieron peleando.
Ficseto corrió hacia Tardius y lo sujetó con telequinesis para que se elevara, luego lo impacto contra el suelo varias veces, hasta que estuvo directamente debajo de él, que fue cuando lo dejó caer, y quiso golpearlo.
Al igual que las habilidades de Tardius se tornaron muy poderosas por el suero, este también potenció su fuerza física, por lo que parecía que no había pasado por todo esto cuando tenía a Ficseto sobre él. Ficseto golpeaba con fuerza la cara de Tardius, o eso trataba, porque cada golpe era frenado por la telequinesis del mismo gerlo.
Tardius sujetó a Ficseto de la chaqueta de su ejército y se la arrancó.
— No mereces portar este uniforme —le gritó.
Entonces con el movimiento de su mano, hizo que Ficseto, gritando, se viera con las rodillas pegadas al suelo. Ficseto trataba de resistirlo, pero Tardius era muy poderoso y con cada movimiento de Ficseto, éste terminaba más y más doblado.
Ficseto estaba hincado, con los brazos pegados al piso y todos los dedos extendidos, entonces Tardius hizo que se inclinara aún más, por lo que, todavía hincado, su cara tocó el suelo doblándolo en tres partes y gritando sin cesar.
No soporté más; cualquier cosa que estuviera haciéndome sentir mareada debía irse en ese mismo momento. Me puse de pie, y corrí de nuevo a Tardius.
Tenía todo el estrés, el miedo, el coraje y muchos otros sentimientos arremolinándose dentro de mi cuerpo, y la energía de estos nuevamente buscaba cómo salir. No le cerré el paso esta vez, pero no salió como una explosión. Desde el principio la sentí en las manos, y cuando quise que saliera, mis puños se iluminaron y golpeé a Tardius.
El golpe fue tan fuerte que lo lance varios metros. No sabía del todo cómo había sido capaz de eso, pero me alegraba de poder hacerlo. Sintiendo la corriente eléctrica de la que habló Israel rondando mis puños, retomé mi camino, Tardius se levantó de un salto y voló hacia mí, con el puño elevado dejé que se acercara mientras yo corría hacia él, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo golpeé aún con más fuerza que la de la primera vez.
Impactó directamente en el suelo, levantando una gran nube de tierra con él. Los disparos sonaban aun poderosos alrededor, y podía sentir que el número de Llegados en el área estaba descendiendo. Sobre todo porque seguía viendo la nube morada que vi antes, y cada vez se intensificaba más
Tardius levantó la cabeza, me asusté al principio, pero no duró mucho, porque él dio unos pasos con sus pies y manos hacia mí mientras se elevaba para estar a mi altura. No tuvo recelo para golpearme, de un puñetazo me tiró al suelo, fue como recibir la misma roca que me golpeó antes, pero con mucha más fuerza.
Sin pensarlo, levanté con telequinesis una de las vigas de madera que se veían ligeras cerca de mí, y comencé a golpearlo con ella. No fue suficiente, porque él pudo sostenerla después de unos cuantos golpes y trató de golpearme también. Sujeté la viga con las manos aun brillando, impidiendo que me golpeara, era casi como si tuviéramos la misma fuerza. Como si fuéramos el mismo.
Entonces en lugar de empujar la viga para que no me tocara, jalé para que se dirigiera al suelo. Tardius fue más rápido, y con sólo un tambaleo se mantuvo en pie. Entonces usó la viga para golpearme de verdad. Decir que volé sería poco con toda la distancia que recorrí con el impacto.
Si de verdad era mi sistema nervioso el que activaba este nuevo poder, estaba agradecida, porque todos los nervios trabajaban para dar fuerza a mis manos y casi no sentí el golpe.
Nuevamente me puse de pie, ya no tenía la energía tratando de salir, tal vez se había ido toda, pero no me detuve a ver que él me golpeara aún más. Pude notar que tenía cierto cuidado con no hacer lo mismo que hizo con mis amigos, porque no quería matarme, pero yo no podía permitirle que hiciera lo que le daba la gana conmigo de todos modos.
Fue cuando notó que no me rendiría, que por fin reaccionó: Elevó a Ficseto y a Cetta al mismo tiempo y los lanzó contra mí. Pude escuchar el grito de mis amigos, que aún estaban conscientes y adoloridos, yo perdí el aire cuando el golpe llegó. Rodamos un poco cuando llegamos al suelo, los tres quedamos mirando hacia arriba sin poder movernos.
Tardius se acercó hacia nosotros, con telequinesis hizo que nos uniéramos de nuevo, y nos presionó tanto uno con el otro que podía sentir que las extremidades de ellos se hundían dentro de algunas partes de mi cuerpo.
— ¡Esto se acaba ahora! —nos dijo con tono molesto, pero bajo—. Ustedes se han creado demasiados problemas a todos nosotros que no podrán solucionar, y no crean que tendré piedad por ninguno.
» Mi ejército está por avanzar completo hacia donde los humanos están. Esta vez no sólo es por la Tierra, es por todos nosotros.
Cuando dijo eso, desde las montañas pude ver cómo un grupo de miles de estrellas se acercaban encima de estas. Mientras que por dentro de las mismas, muchos más Llegados salían caminando en formación. Videx, cientos de ellos, Engendros Azules, Mertras, y otras bestias que nunca había visto. Las naves se elevaron, las calides avanzaron, todo el ejército de Tardius se levantó hacia donde nosotros nos dirigíamos, dispuestos a atacar al resto de humanos sobre la Tierra.
Entonces sí sentí que este era un final, no el final de la historia, ni el final de Tardius, sino mi final, el final de la raza humana, y de la Resistencia. Nuestro final. Cetta estaba tratando de mantener los ojos abiertos, a Ficseto le faltaba el aire, y yo no podía moverme por estar entre ellos dos.
— ¡Señor Tardius! —gritó alguien.
Del lado de donde estaba el ejército de nuestro oponente, uno de los soldados tenía expresión de terror, el soldado señalaba hacia un punto del camino por el que habíamos llegado, Tardius giró su mirada y nos soltó de golpe.
Me giré hacia donde ellos miraban, y pude ver a todo el ejército de los campamentos llegando, con más armas de las que tenía conocimiento, más vehículos y mucha ira irradiando desde donde llegaban.
Hice que mis amigos se levantaran para ver lo que yo. Tardius se veía estoico, pero estaba dando pasos hacia atrás. Con las fuerzas que ni yo misma supe de donde salieron, nos acercamos al resto de nuestro ejército, donde vimos a las otras estrellas y a las personas que habían venido en esta expedición, y a todos quienes se habían quedado en los campamentos. Mis amigos y yo nos quitamos las chaquetas de uniforme de Tardius y las arrojamos al suelo.
Justo cuando estas cayeron, se escuchó un fuerte sonido de un deslizador, me giré de nuevo, para ver qué provocaba el ruido: Desde el cielo, demasiadas naves como para contarlas, se detenían sobre nosotros, al principio creí que eran de Tardius pero cuando vi a mis amigos de La Planta bajando de una de ellas supe que no estábamos solos.
Yer Ref, Mus Pis, Tirio Set, Syt Lad de La Planta. Rot, Sorly, Asdo, Moira, los vencedores. Terre, Marx, Tea, Karlen, representantes junto con Ficseto de la Resistencia. Ken, Nara, Dansú y Elia del Área de Nacimiento. Todos estaban aquí, y si no era el ejército completo, una parte muy grande de él estaba con nosotros.
El momento en que estrellas y personas se unieron para buscar un fin común, la Tierra habitada en paz.
Siguiente capítulo ya disponible!
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