CAPÍTULO 23
Tardius notó que salí de su trance, y se levantó lentamente cuando yo abrí los ojos. Estaba en el suelo de la celda, acostada como si hubiera caído ahí, él estaba afuera sentado en una silla recargando su brazo en su rodilla, hasta que me vio; su rostro no expresaba la altivez a la que me tenía acostumbrado, me veía con lástima y con recelo, algo estaba ocultando.
— ¿Por qué no me matas y ya? —pregunté sin más—. Me tienes aquí, estamos solos, puedes hacerlo.
— No es tan fácil para ninguno de nosotros, Lífsero —se acercó a la celda—. No es simplemente matarnos unos a los otros porque sí, todo tiene un cómo y un cuándo, y éste no es el momento para hacerlo.
La celda era distinta, porque no tenía tres muros de metal y uno de energía como en la que estuve dos veces antes, esta era una de pura energía excepto por el muro posterior, que sí era de metal, las otras paredes eran la energía invisible y me permitían ver a las celdas contiguas.
— Me mantendrás viva hasta que llegue la hora de matarme —aseveré— y mientras tanto me torturarás con control de emociones, ¿es ése tu plan?
— No realmente —tajó—. No hago esto con los fines que tú propones.
— ¡¿Entonces cuál es tu punto?! —espeté—. ¿Por qué me tienes aquí? ¿Por qué no acabas con esto?
Tardius se veía muy diferente a como lo había visto antes, no sólo cansado, sino que ahora podía notar preocupación, su expresión, su postura, todo en él, incluso el modo en que portaba su ropa, que ya no era su usual traje, sino sólo ropa un poco formal y ni siquiera estaba bien puesta, todo en él gritaba por ayuda. Se acercó un poco más a la celda, quedando justo frente a ella, tan sólo una distancia milimétrica lo separaba de mi prisión.
— Asumí que llegaría el momento en que debería decirlo —presionaba las cejas—. El día que Kano me inyectó suero dijo que todo el poder que tendría me podría superar, y fue cierto, cuando lo sentí supe era un poder inmenso para una sola estrella. Kano me dijo que debía vincularlo a algo; pude vincularlo a algo inmenso como el sol, la Tierra, o cualquier cosa que pudiera tener tal magnitud de poder por dentro. Pero me he dado cuenta de que mi propia arrogancia me llevó hasta esto.
Estaba escuchando atentamente, conocía esta parte de la historia, pero claramente estaba yendo a algún lugar. Me acerqué un poco al filo de la celda, para quedar cara a cara con Tardius, quien trataba de evitar mi mirada, continuó hablando con la cabeza abajo.
— Creí que mi ejército era invencible, estaba seguro de mi victoria, los humanos no fueron un problema para nosotros en ningún modo —levantó su mirada— pero no contaba con ustedes. Te capturé para tener una garantía de que no me dañarían tus amigos, pero lograste escapar y a parir de ahí empezaron mis problemas. Tengo entendido que ustedes y el campamento dieron aviso de que los ataques estaban programados, y fue por eso por lo que los humanos se unieron para defenderse, y comenzaron a vencer a mis tropas, no sólo en el suyo, sino en muchos de ellos.
— ¿Y? —inquirí—. ¿A dónde vas con esto?
— Cuando vinculé mi poder a mi ejército, parte de dicho poder fue con ellos, ellos eran como una caja para éste y me hacía ser fuerte tenerlos a todos. Pero con cada uno de los soldados que morían, las naves que derribaban, y cualquier objeto de mi ejército que destruían, ese poder se liberaba, algo de él venía conmigo, y lo demás salía de ellos y se perdía por siempre. Sigo teniendo un ejército muy grande, mi poder está a salvo aún, pero no es tan grande como lo era cuando comenzó.
» Hilado a eso, tengo más poder del que puedes imaginar, pero es ese mismo poder lo que me está consumiendo. Entre más estrellas maten u objetos destrocen, más poder tengo, será más inestable, pero será más grande a fin de cuentas. El problema recae en que asesinaron a mi hijo, y al gerlo más poderoso de mi ejército, quienes guardaban dos de las mayores concentraciones de mi fuerza, sobretodo Girio, quien sí poseía habilidades muy impetuosas.
— ¿Y pretendes que tenga compasión por ti? —pregunté agresiva.
— De ningún modo. —Me miró directo a los ojos—. No estás aquí porque yo busque tu simpatía, a mí eso me parece irrelevante para este punto, Lífsero. Estás aquí por otra razón, y creo que la adivinarás pronto.
» Supe que venían hacia aquí, al principio lograste engañarme con tu truco de utilizar carteles de tu ubicación falsa, pero no tardé en averiguar lo que estaban haciendo. Los dejé venir hasta aquí porque sabía que llegaría este momento, el momento donde tendría que decirte esto, traté de no ser muy obvio con lo que hacía... parece que funcionó. Y aquí estamos, frente a frente con un mensaje por dar.
» ¿Recuerdas aquella visión cuando murió Girio? —me preguntó—. Yo no sabía que él estaba ahí, no fui yo quien lo envió, y del mismo modo, no sé cómo lo lograron, pero hicieron que se fuera. Cuando eso pasó, tú me viste en uno de mis peores momentos, me viste sufriendo, porque una enorme parte de mi poder se iba con él, Girio era una reserva bastante grande y perderle fue fatal para mi fuerza. Cada vez que alguien moría o algo era destruido mi poder salía como una bruma color morado, imperceptible para muchos, pero no para mí. Y sé que tú también podías verlo.
Mi mente no tardó en juntar todas las piezas, tenía total sentido que me tuviera aquí. Mis brazos, que estaban cruzados sobre mi pecho, cayeron libres, y mi cara, olvidó su expresión dura para pasar a una atónita. Estaba helada, no sabía cómo reaccionar ante lo que trataba de decirme, por eso lo dejé continuar.
— Cuando vinculé mi poder con mi ejército, sin pretenderlo, lo vinculé a ti también. Tú, Lífsero, guardas una parte de mi poder en ti, por eso te afectó tanto mental y físicamente después de que derrotaran a mis ejércitos. No mentía cuando dije que se debía a que no habías abierto tu mente durante mucho tiempo, pero esto también es cierto. Cada vez que uno de mis soldados moría, tú te veías casi igual de afectada que yo. Ambos nos hemos deteriorado mentalmente con cada deceso, y creo que es evidente en uno y otro
» Pero eso no es todo —persistió— así como yo me veo afectado por ustedes los recipientes, ustedes también se verán afectados por mí. Ahora que todos ustedes son una parte de mí, como yo de ustedes, si algo les pasa, yo lo resiento, si algo me pasa, ustedes lo resentirán. Si yo muero...
— Nosotros morimos contigo— musité.
— Eso es correcto —su tono era muy calmado.
Hubo un fuerte mutismo que dicotómicamente fue un vocerío dentro de mi mente.
— No considero que tú o tus amigos acepten esta cláusula. —Su mirada seguía evitando mi cara—. Por eso, Lífsero, te pido que los llames por telepatía, y me dejes saber adónde fueron cuando la puerta los separó. Por tu bien, si ellos llegan a lastimar a alguien, también te lastimarán a ti, y lo mismo si llegan hasta mí.
Tardius me dijo una vez que yo misma le daría todo lo que buscaba, sólo porque llegaría el momento en que estaríamos acabados y deberíamos rendirnos; pensé que la arrogancia del gerlo era la que hablaba, y que en realidad no podría contra nosotros. Tal vez tenía razón cuando dijo que éramos iguales, nuestro optimismo nos segó, nuestra arrogancia nos venció.
¿Estaba dispuesta a entregar a mis amigos? No lo sabía, y no quería averiguarlo, pero sentía tanta presión sobre mí que no podía pensar con claridad, nuevamente estaba siendo atacada por mi propia mente. Tantos pensamientos dando vueltas al mismo tiempo, y yo sin poder controlarlos.
Entonces hice lo impensable:
— Sólo prométeme algo —le dije. Él situó su atención en mí—. Ellos no sufren ningún tipo de daño, me han dicho que eres un gerlo de palabra, y quiero que prometas esto.
— Juro —enfatizó la palabra— que ninguno de tus amigos, estrella o humano, sufrirá cuando los encontremos.
Abrí mi mente para buscar a mis amigos, sentí la energía de Tardius en cuanto el primer rayo de luz llegó a mí, sabía que él estaba dispuesto a encontrarlos. Los localicé con rapidez y entré a sus mentes aunque las tenían cerradas.
"Chicos" llamé a las seis estrellas que seguían vivas "Se acabó. No podemos seguir con esto, si seguimos por este camino, también yo muero. Tenemos que darnos por vencidos."
Vi a Tardius dar unas órdenes por su radio.
"Tardius enviará a sus soldados por ustedes" advertí "Por favor no pongan resistencia."
Cerré mi mente antes de que ellos contestaran, me sentí totalmente culpable y egoísta, quería llorar o gritar o golpear a Tardius, y al mismo tiempo quería verme fuerte, todo era muy complicado en ese momento y no quería ver los rostros de mis amigos cuando supieran que los entregué.
— ¿Por lo menos mis poderes son más fuertes por mí misma? —le pregunté, como una súplica para no pensar.
— ¡Oh, sí! —respondió con una sonrisa cansada—. Y te felicitó por ello, tus poderes crecieron con grandeza, cada uno de ustedes hizo cosas grandiosas, pero tú tenías todas las herramientas para dominar los poderes mentales, lo hiciste muy bien.
— No me sirvió de mucho.
— A veces las cosas no son como esperamos. —Me miraba directo a los ojos—. Y ahora que estamos realizando los últimos preparativos para iniciar con la invasión real, podrás estar muy consciente de eso.
— ¿Invasión real? —me mofé—. ¿Las otras fueron un juego?
— No —trato de evadir el desdén que le provocó mi pregunta—. Pero ahora todo el ejército se movilizará para atacar con la mayor fuerza posible a la humanidad. Esta vez no habrá quien sobreviva.
Esa revelación sólo alteró más mis nervios, ya no podía con todo, pero debía pensar en algo más. No podía creerlo, estaba totalmente indefensa al igual que la Tierra, y por fin él podría tomarla a su merced, sin que nadie se lo impidiera. Quería concentrarme en algo más antes de tener otro ataque de pánico.
— Una cosa más —pedí— ¿por qué me provocaste miedo? Cuando me atrapaste, ¿por qué me hiciste esa alucinación sobre el agua?
Tardius dio un a última sonrisa irónica de esas en las que era experto antes de decírmelo.
— Cuando un cuerpo está en una situación de estrés, miedo, o excitación, genera la hormona de la adrenalina, esto en estrellas y humanos.
— ¿Y en qué te benéfica eso a ti? —interrogué—. Porque asumo que no lo hiciste por mí.
— La adrenalina que tú produces, generará fuerza, energía, y dopamina, que es otra hormona, y eso te dará muchos beneficios. Al ser tú el recipiente vivo más fuerte de los que tengo aún, quiero mantenerte estable, entre más fuerza tengas tú, más fuerza me das a mí. Por lo menos esa es mi teoría.
— ¿Es un experimento? —afirmé a modo de pregunta.
— Correcto —asintió—. Aún estoy en la etapa de pruebas.
— ¿Te ha resultado antes?
— A decir verdad —sonrió de nuevo— eres el primer sujeto de pruebas al que le hago estos estudios, los resultados serán próximos.
En ese momento vi lo que trataba de evadir, los diez restantes del grupo estaban siendo empujados por guardias de la nave, llevaban las manos elevadas y se veían compungidos, entonces Ficseto miró hacia todos lados hasta que dio con mi rostro. Su cara era una mezcla de tristeza, enojo, y un poco de decepción, la suficiente para derrumbarme.
Comencé a llorar mientras el resto de las miradas de mis amigos se giraban hacia mí, puse mi mano sobre la energía que me encerraba, ellos se veían tan desconcertados y asustados que no lo resistí. Ellos confiaban en mí y los entregué, todo el esfuerzo que hicimos, todos los que perdimos en medio de la guerra, y quienes murieron en ataques. Sentía todo ese peso en mí, y me sentía completamente sola.
Tardius hizo un gesto, la celda que estaba a mí lado se abrió, los guardias empujaron a cada uno, ellos no quitaban sus ojos de mí. Entraron todos juntos, mirándome a cada paso que daban, y cuando todos estuvieron dentro, La celda se cerró de nuevo.
— Bueno, Lífsero —me dijo Tardius— prometí que ninguno sufriría, y lo cumpliré. —Asintió hacia uno de sus soldados y éste se acercó—. Lleva esa capsula lejos de aquí —señaló a mis amigos— y hazla volar completa. —Luego me miró—. No habrá sufrimiento.
Hola!
Vaya! Aunque yo escribo a Tardius, él siempre logra sorprenderme. Y ustedes qué piensan de él y de lo que dijo a Lísfero?
Recuerden votar y comentar qué les gusta o qué les disgusta, porque nos estamos acercando al final!
Valar Morghulis!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top