CAPÍTULO 15
Habían pasado dos días desde la invasión al campamento, varios de nuestros heridos se habían recuperado, otros seguían en cuidados, y algunos no lograron sanar. Las explosiones del rayo que lanzó Kano provocaron varios daños que eran difíciles de reparar en el área común del campamento, algunos de los cables subterráneos para electricidad se quemaron, el suelo tenía enormes hendiduras como si hubieran cavado durante días, y uno de los almacenes de comida se quemó con todo lo que tenía adentro al igual que muchas de las casas de campaña donde habitaban los del campamento.
Los otros campamentos habían respondido a nuestros llamados de modo positivo en su mayoría, muchos aceptaron unirse a nuestras tropas y avanzar en busca de la nave de Tardius, y nos mandaron la línea de por dónde habían llegado las naves y las tropas enemigas, dándonos las coordenadas que Luis, con ayuda de Ficseto e Israel, habían aplicado para crear un mapa de la ubicación hipotética de la nave de Tardius, no sólo usando la información que les dieron, sino que también habían ido a varios de esos campamentos para trazar una línea posible, y, con un montón de operaciones matemáticas, crear una ruta hasta donde podría ser el origen de todas la naves.
El día presente era día de ataque de Tardius, así que Marcial hizo que se movilizaran varios de sus soldados para proteger nuestro campamento que era el siguiente de la lista, estando a unos kilómetros de distancia para prevenirnos antes de su llegada, rogándole a su dios para que tuvieran razón en la trayectoria del patrón y no cambiara de nuevo. No dejó desprotegido donde estábamos, sino que encargó a Ter que se quedara para servir en caso de volver a ser atacados, junto con más soldados de lo que se quedaron en la última ocasión, porque ya nadie confiaba en nada.
Cetta, Lored, Luna, Lordo y Den habían partido con Marcial, Flia, Sonos y yo nos quedamos con Ter para prevenir, y Ficseto estaba en monitoreo, pero en estado de alerta en caso de ser requerido fuera. Nadie estaba cómodo con cómo se sentía, todos estábamos recelosos por la posible llegada de Tardius, ni siquiera podíamos dejar de movernos de un lado a otro, girando rápidamente la cabeza cuando escuchábamos un ruido fuera del campo que resultaba ser un animal, o al ver movimiento en el cielo cuando sólo era una parvada tratando de buscar un refugio.
Me sentía cansada, porque la noche anterior no había dormido bien, de nuevo tuve una pesadilla que me recodaba que Miguel había muerto por mi culpa, presentándo su cadáver sobre mí mientras estaba recostada, pero ese último fue peor, ya que también estaba Draco, con la sangre brotando violentamente de su vientre, y estaban las estrellas que Kano voló en el primer viaje de expulsión a mitad del desierto, y las estrellas que murieron cuando tratamos de ayudar, en el segundo viaje, una de ellas, Leo Fun a quien Kano le arrolló la cabeza después de atravesarlo con un chillo, e incluso las que murieron en el tercer viaje, que fue en el que fuimos vigilados y no tuvimos oportunidad de ayudar. Todos ellos invadiendo mi sueño y atormentándome.
Yo estaba haciendo guardia, siguiendo el perímetro que marcaba la cerca, alerta de cualquier cosa extraña o ruido en mi radio. Llegué a un área que no había visto antes, que estaba cerca del granero, y lejos de todo lo demás, estaba casi vacía sólo por algunas cruces de madera que salían de la tierra, que, con lo que se me había contado acerca de las costumbres de las personas, esto era un cementerio, este era para quienes no lograron sobrevivir a los ataques de las estrellas. Me reconfortaba la idea de tener un lugar dónde llorar a los caídos, las estrellas no teníamos eso, si alguien se iba, se iba para siempre y aunque podíamos verlo en las Estrellas Divinas en el cielo, para la gente de la tierra era más sencillo ir a sus cementerios y sentirse cerca de ellos. Draco podría haber estado en uno de estos lugares, y podríamos venir cada vez que quisiéramos, pero su polvo se dispersó y ni siquiera pude despedirlo.
— Es algo triste que tengamos que recurrir a esto, Lífsero —me dijo Tardius, se refería a las muertes.
Me giré tan rápido que di un traspié antes de parame firmemente a él, estaba justo el borde del cementerio con su siempre postura egregia y su recia cara, de nuevo, con las manos detrás de su espalda, pero esta vez su mirada se veía diferente, porque tenía un poco menos de afabilidad (tal vez porque ahora estaba lleno de odio) y se veía cansado, como si perdiera algo.
— Ni siquiera trates de atacarme —levantó una mano frente a mí—. No estoy realmente aquí soy sólo una proyección astral, por mucho que quieras atacarme no podrás tocarme, pero yo a ti sí, así que te recomiendo abstenerte de ello.
— ¿Cómo nos encontraste? —pregunté con expresión sólida.
— No lo hice —dijo Tardius— Kano lo hizo, me dijo que los había encontrado antes de que comenzaran los ataques, y le ordené que hiciera cada invasión con un patrón que Ficseto pudiera adivinar, después los atacaría a ustedes sin que lo esperaran. —Sonrió estoico—. Logré mi cometido, pero mataron a Kano, y eso me hizo enfadar mucho.
— Entonces ven —le reté—. ¡Ven por nosotros ahora mismo! Termínalo antes de que se haga más grande.
— No es tan sencillo, Lífsero —caminó un poco—. Kano nunca me dijo dónde encontrarlos, y para su suerte no he podido dar con ustedes hasta ahora, tienen un tiempo antes de que los encuentre de verdad.
— Estás parado frente a mí —le dije—. Si no supieras dónde estoy, no podrías hacerlo.
— Te equivocas. Tú no entiendes lo fuerte que soy, estoy frente a ti porque pude llegar a ti, pero no puedo ver nada más que a ti y una total oscuridad, di contigo porque soy así de fuerte, pero también tengo limitaciones.
— No te creo nada —le dije—. Sé que vienes ahora mismo por nosotros.
Tardius extendió su mano con la palma hacia arriba, mirándome a los ojos, hizo un gesto invitándome a tomarla; no estaba segura, pero él no me atacaría de ese modo, él era diferente. Me acerqué y tomé su mano como pidió, lo que vi fue impactante, porque en cuanto mi piel tocó la suya, todo se volvió negro, como si estuviéramos en un cuarto totalmente oscuro, y lo único que irradiara luz fuéramos nosotros mismos. Y de cierto modo así era, porque mi piel brillaba de color blanco, y la suya proyectaba un halo marrón, como nuestros colores, pero alrededor de él había una especie de bruma morada, que no tuve mucho tiempo de ver porque él soltó mi mano.
— Eso es lo que yo veo, Lífsero —me dijo—. Supongo que no saber tu ubicación me quita ventaja, y de hecho tampoco siento que puedo atacarte, es como si no te viera tampoco, estás a salvo por ahora.
— ¿Entonces a qué viniste? —le pregunté—. ¡¿Por qué estás aquí?!
— De nuevo te tengo una propuesta —levantó su mirada, ufano—. Pero no la misma que la última vez, esa sigue en pie y en espera de que llegue su momento. Tengo una diferente, una que te conviene más que a mí. Quiero que abras tu mente.
— No pienso hacer nada de lo que me digas... —me interrumpió.
— Esperaba esa respuesta —sonrió—. Pero permite que me explique, tú no has abierto tu mente en mucho tiempo, y la vez que lo hiciste, pudiste escucharme, por eso la cerraste nuevamente. Yo he tratado de entrar una y otra vez para saber dónde encontrarlos, porque tú puedes permitirme verlo ya que tu poder creció, sin embargo, es esa misma fuerza la que me impide tener más que centellas de tus pensamientos, incluso cuando eres más vulnerable, que es mientras duermes.
— ¿Me espías mientras duermo? —reclamé asqueada.
— ¿Me tomas por un degenerado? —protestó—. Creí que por lo menos tendrías otra imagen de mí. —De verdad lo había ofendido—. No, Lífsero, trato de entrar en tu mente mientras duermes porque necesito encontrarlos, no porque realmente me intereses tú.
— ¿Entonces por qué me tienes aquí? —inquirí agresiva.
— Porque he podido tener dichas centellas de tu mente, ligeras luces de lo que hay en tus pensamientos, y sé que sufres ahora mismo. Sé que hay un joven que te atormenta, y que no te permite tener paz, sé todo sobre Miguel, y sobre cómo te sientes al respecto. Por eso te ofrezco que abras tu mente, todos esos pensamientos están dentro de ti porque has mantenido la mente cerrada por completo y no les permites salir; si la abres, ellos abandonarán tus pensamientos, y te dará paz.
— Y a ti mi ubicación —garantí.
— No realizaría un movimiento que no me atañe, Lífsero.
No dije nada, lo estaba meditando, de verdad lo consideré por un momento, quería de verdad privarme de todos esos pensamientos que se volvían más oscuros cada vez, y que no me permitían tener calma, pero eso significaba arriesgar a personas y estrellas que no lo merecían de ningún modo. No podía hacerles eso por el bien de sólo uno de los integrantes, era egoísta. No era como una de esas decisiones que sólo afectarían emocionalmente a unos cuantos de manera temporal, era algo mucho más grande, podría morir un millar de personas que confiaban en mí.
— Piensa bien lo que quieres, Lífsero —me dijo Tardius—. Si prefieres que todos se salven a costa de tu propia estabilidad mental, y quien sabe, tal vez tú te conviertas en un peligro para ellos también.
Y desapareció, no esperó respuesta, sólo se fue y me dejó en el borde de un cementerio donde estaba enterrada gente que murió por su causa; me dejó con las rodillas temblorosas y la voluntad en el suelo, debatiéndome si quería ser la causante de un genocidio, o de la pérdida de mi propia cordura. Sólo seguí caminando junto a la cerca, haciendo la guardia que me correspondía y dando vueltas por el perímetro.
El día pasó y no vimos ninguna señal de las tropas de Tardius, llegó y terminó la noche y ninguna estrella apareció, pero eso sólo sirvió para ponernos aún más nerviosos a todos, todos se veían más estresados y tenían más miedo, todos miraban de un lado para otro cuando detectaban movimientos ligeros, estábamos perdiendo la razón de manera colectiva, y poco a poco se iba poniendo peor.
Entonces, después de medianoche, Ficseto, Israel y Luis dieron el anuncio, el mapa estaba listo, tenía una ruta completa que podríamos seguir hasta dar con la nave nodriza y poder llegar a Tardius. Era la mejor notica que habíamos recibido durante tal vez toda la semana, trataron de explicarnos cómo lograron llegar al punto diciendo palabras como ecuación, triangulación, y otras cuantas que no todos los presentes fueron capaces de entender, pero que alegraron a cada uno de ellos porque significaba que estábamos un paso delante de él.
Al día siguiente, cuando comenzaron los preparativos para la partida fue cuando Luis comenzó la comunicación con los otros campamentos, y ofreció una nueva oportunidad de aceptar a los que se habían negado antes, quienes se unieron a nosotros. Cada uno debía preparar comida para un máximo de tres días para cada campamento, y las suficientes armas y municiones para la defensa de quienes participaban en el movimiento, en la casi todos los campamentos, tendrían que movilizarse todos los habitantes, no usaríamos camionetas ni ningún vehículo grande para evitar llamar la atención de posibles Llegados que encontráramos en el camino, sólo un camión para transportar la comida.
Pero yo tenía algo que decir. No quería que todos lo supieran, así que pedí a Ficseto y Ter que reunieran a quienes más me importaban a mí, y a quien le pudiera incumbir una situación que supondría un riesgo. Al final, por la noche, estaban reunidos Ficseto, Cetta y Sonos, junto con Gonzalo y Daniela; y por parte de Ter estaban Israel, Marcial y Vivian. Se veían algo preocupados, incluso podía escuchar pies golpeando el piso para aligerar sus propios nervios. El ambiente era algo denso, Ter y Gonzalo se dirigían miradas que no llevaban odio, pero tampoco proyectaban cariño, Sonos y Daniela estaban en un rincón diciéndose uno a otro que nada malo estaba pasando, los líderes me miraban con haciéndome sentir que tenía peso encima, y Ficseto y Cetta sabían que algo malo me pasaba a mí, y me daban su mirada de apoyo, que sólo me ponía más nerviosa.
— No quiero dar rodeos —dije—. Los reuní para decirles que Tardius se comunicó conmigo.
La reacción inicial fue mucho más pacífica de lo que pensé que sería, sólo recibí miradas asustadas, suspiros retenidos, y un par de manos tratando de alcanzar la mía, pero me retiré de ellas para continuar dando mi mensaje.
— Desde el día en que Miguel murió —seguí— he tenido sueños y alucinaciones donde lo veo una y otra vez muriendo o atacándome, y no han parado durante todos estos días, lo veo cuando duermo, cuando me siento alterada, cuando comienzo a relajarme y lo veo en cada momento que pasa.
» Tardius me dijo que se debía a que tenía la mente cerrada siempre, y que no permitía de ningún modo que ellos salieran.
— ¿Por qué no nos dijiste, Lífsero? —preguntó Ficseto—. Pudimos haberte ayudado.
— Todos tienen sus problemas, Ficseto —respondí—. Y tenemos que lidiar con ellos, será más difícil si también les doy los míos.
— Pero somos tus amigos —agregó Cetta—. Todos aquí te queremos y apoyamos, pudiste haberlo mencionado, y tal vez no habrías tenido que recurrir a eso.
— ¿Cuándo te contactó Tardius? —preguntó Ter.
— Justo ayer por la tarde.
— ¿Dijo algo más? —esta vez Israel—. Ya sabes, que sirva...
— Dijo que para poder librarme de todos esos pensamientos, lo que tengo que hacer es abrir mi mente, Ficseto y Cetta vivieron cosas horribles también, pero siempre tuvieron la mente abierta, por eso no los atacaron como a mí, que no he abierto mi mente durante muchos meses.
— Y abrir tu mente te ayudará a dejar que se vayan —afirmó Gonzalo—. ¿Cuál es el problema entonces?
— El que he dicho desde que llegamos aquí —levanté las manos—. Abrir la mente revelará nuestra ubicación, y ahora que estamos por ir a la nave de Tardius, es una terrible idea.
» Los reuní aquí porque quiero que me digan qué debo hacer, si la abro, los arriesgo a todos, y si no... pues... —no podía completar la frase.
Como si fuera a propósito, a través de la ventana una mano manchaba con sangre el cristal, después la persona dueña de dicha mano permitía su vista mostrándose en el marco de la venta. No era otro más que Miguel, que se desvaneció cuando parpadeé por el miedo. Tragué aire con dificultad, abrí los ojos hasta que me dolieron, y me sujeté los brazos sobre el pecho para protegerme, porque fue sólo un instante, pero en un instante vi la cara de Miguel llena de furia y sangre.
— Me estoy volviendo loca —les dije, tartamudeando por lo que acababa de pasar—. He llevado esto mucho tiempo y empeora cada vez más, pronto estará conmigo por siempre.
Todos se quedaron pensando su respuesta, no sabían qué decir, yo tampoco habría sabido, los estaba haciendo elegir lo que debía ser mi elección, pero estaba tan perturbada que no podía pensar correctamente, y era mejor que ellos lo hicieran, que decidieran qué hacer, y yo estaría dispuesta a seguir cualquier decisión que me hicieran tomar. Me faltaba el aire, y estaba rasguñando mis brazos por el estrés.
— ¡Debes abrirla! —dijo Daniela—. No puedes cargar con eso tú sola, pronto llegará el momento en que no puedas hacerlo.
— ¿Pero qué hay de los campamentos? —preguntó Marcial—. Puede hacer que nos maten a todos.
— A menos que lo usemos contra Tardius —dijo Israel.
Todos lo miramos, sin saber a qué se refería en realidad, pero él sonreía ampliamente, dirigió la mirada a Ficseto, quien sonrió también, y luego a Ter, ella miró al suelo un momento antes de unirse a la sonrisa.
— Lífsero —Ficseto me tomó de los brazos—. Si tú abres tu mente, Tardius verá lo que tú ves. Pero si lo haces ver cosas que no son reales, entonces podrás confundirlo, y eso nos dará una ventaja contra él.
— Pero no abrirás tu mente todo el tiempo —agregó Israel—. Sólo en momentos específicos, donde podrás ver cosas que puedan no significar nada de qué haces o dónde estás, o incluso cosas alteradas que lo envíen a la dirección contraria.
Entendía lo que me decían, pero no podía alegrarme porque aún tenía la mente ida por lo que estaba pasándome, quería alegrarme pero no lo estaba logrando.
— ¿Quieren convertir a Lífsero en un arma? —preguntó Gonzalo indignado—. Eso es totalmente injusto para ella. Está pidiendo ayuda, no que la utilicen para el beneficio de los campamentos.
— Gonzalo —le dijo Daniela— tampoco me parece del todo correcto, pero piensa que esto puede ayudar tanto a Lífsero como al resto de las personas aquí, es una ventaja que no tenemos ahora, y todos estaremos bien.
— Me parece una gran ofensa —dijo y cruzó los brazos—. Pero supongo que no es sólo mi decisión.
— Tampoco estoy de acuerdo —apoyó Cetta.
— No será peligroso para ella —contradijo Ter—. Estará a salvo y yo me encargaré personalmente de eso, lo prometo.
— ¡Votemos de nuevo! —pidió Gonzalo—. Es atroz hacerle esto a Lífsero, deberían dejarla abrir la mente y ya, enfrentarnos a lo que venga. Yo voto que no.
— También digo que no debemos hacerlo —rectificó Cetta.
Vivian y Marcial estuvieron de acuerdo con decir que no, Ter, Israel, Ficseto y Daniela, dijeron que era lo mejor por el bien de quienes iríamos hasta la nave, y que sería un favor para ambos. Yo no iba a votar, y les dije que no me contaran, yo ni siquiera me sentía en condición de seguir despierta.
Solo faltaba Sonos, y el hecho de que él podía ver el futuro, siempre me hacía sentir que si tomaba una decisión era la correcta, al principio se veía indeciso, y no sabía qué elegir, él sería el voto que retiraría el empate cuatro a cuatro que había en la mesa, estaba viendo de un lado a otro, primero a mí, luego a alguno de ellos, de nuevo a mí, de nuevo a ellos, pero a alguien diferente y de nuevo a mí, e hizo eso por varios segundos.
— Lo siento —dijo antes de votar, con el tono bajo y la voz quebrada— pero creo que lo mejor es elegir que se use el plan de Ficseto.
Entonces supe que era lo que debíamos hacer, y estaba segura de querer hacerlo. Cetta y Gonzalo hicieron una expresión algo fuerte para Sonos y él se hundió en su propio asiento.
Se hizo un plan de llevar ciertos elementos que podrían usarse para lo que se había dicho, como carteles o etiquetas con nombres de lugares, o incluso ciudades, Tardius sabría que no estamos en el campamento, pero no sabría dónde estábamos en realidad, el primer paso: Abrir mi mente para anunciarle a Tardius dónde estábamos.
"Agradezco que me lo dijeras" me dijo en telepatía.
"Jamás lo supiste de mí" fingí.
Y la volví a cerrar unos minutos después. Pude sentirme mucho más relajada al instante, tal vez no sería tan mala idea lo que haríamos.
Hola!
Llegamos a la mitad de la historia! A partir de aquí, todo se vuelve más intenso!
Qué les pareció la primera mitad? Les gustó la nueva dinámica de la Tierra y/o los nuevos personajes?
Recuerden comentarme todo lo que gusten y votar en el capítulo de hoy!
Valar Morghulis!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top