CAPÍTULO 13

No podía creer lo que estaba viendo, la teoría de Ficseto decía que aún nos faltaban dos días después de hoy para el ataque en nuestro campamento, y no se había equivocado cuando calculó el anterior ataque. Tardius lo dijo, nosotros cuatro somos iguales, tal vez él sabía que Ficseto buscaría cómo prevenir los ataques y él nos sorprendería, pero cómo supo dónde estábamos.

— ¡Vienen otras dos! —gritó Daniela—. ¡Tenemos que hacer algo!

Estuve congelada durante un momento antes la sorpresa, pero escuchar a Daniela me despertó de nuevo. Corrí y le dije a Adela y los otros cultivadores que me ayudaran a evacuar a los civiles menos protegidos, ellos corrieron a hacerlo. Hice una seña a Daniela y Flia para que me siguieran y las llevé al centro del campamento, había ya algunos soldados preparándose porque Marcial no los llevó a todos, ya estaba oscureciendo y no se veía con claridad, pero encender las luces no era una opción en ese mismo momento.

— Flia —la llamé— Trata de comunicarte con Ficseto. Será Difícil porque no abre la mente ahora, pero haz lo que puedas. —Luego me dirigí a Daniela—. Tú, ve por algunas armas, las necesitarás. —Luego le grité a los soldados—. ¡Atención! No tenemos órdenes de atacar ni una estrategia, y somos muy pocos, ¡no podemos perder el tiempo ahora!

— No tenemos por qué hacer caso de una Llegada —gritó una soldado.

— ¡Tienes razón! —le respondí—. Pero ahora mismo no podemos ponernos a discutir eso, tenemos civiles que proteger y espero que te importen tanto como aparentas. Y si es así, tú y otros hagan un grupo de treinta y vayan al frente, cubran la entrada. —Renegando con la mirada, ella llamó a otros soldados, y fueron a donde les dije—. Ustedes —señalé otro grupo— Quédense en el centro y cubran los costados. Yo voy por acá.

No éramos más de trescientos soldados en el campamento, y trataba de que no lo notaran. Las naves de Tardius llegaron desde la parte trasera del campamento donde estaba el campo de tiro, algunos de los soldados ya estaban armados porque suelen hacer guardia, y pudieron estar al frente, los otros tuvieron que correr por armas, pero estaban tardando más de lo que debieron.

Trataba de comunicarme con mis amigos, cualquiera de ellos que pudiera ayudarme, pero sentía las barreras de su mente muy levantadas, no podía entrar a su telepatía, me estaba frustrando mucho. Lo que sí sentí fue una voz diferente:

"Hola, Lífsero" dijo Tardius "Te gustó la sorpresa que te mandé"

"Sal de mi mente, bestia" le grité.

"¿Aún tratas de comunicarte con tus amigos? ¿Acaso olvidas que tus habilidades telepáticas son más fuertes? Puedes hacer mucho más que eso"

Busqué el modo, y no supe cómo lo hice, pero logré expulsar a Tardius de mi mente, su presencia se desvaneció como si la hubiera empujado, y si podía hacer eso, también podría impulsarme dentro de las de mis amigos. Me concentré todo lo que pude, sentía que Tardius quería entrar de nuevo, sabía que era él pero no lograba averiguar cómo es que lo sabía, sólo sentía que se trataba de él. Busqué a Ficseto y a Cetta, y intentando emplear toda mi fuerza, lancé el mensaje en sus mentes, fue como golpear un muro con una bola de demolición, sentí el acceso y dije:

"¡Deben venir ahora mismo al campamento! ¡Nos están atacando!"

"¿Eres tú, Lífsero?" preguntó Ficseto sorprendido "¿Cómo?"

"No hay tiempo para eso" tajé "¡Tienen que venir ahora!"

Dentro del campamento, los soldados comenzaron a disparar a algunos puntos donde las naves se veían vulnerables, pero los Llegados aún no bajaban, sólo disparaban algunas de sus armas. No sabía que pasaba, sólo que no estaban atacando con todo lo que tenían. Corrí al frente, y traté de derribar la nave con telequinesis como hizo Ficseto, pero yo no era tan fuerte como él.

— ¡Haz algo, Llegada! —me gritó la misma mujer de antes.

— ¡Eso trato! —le respondí sin mirarla.

En ese momento llegó Flia con un conjunto de armas como las que tenían los soldados, pero usando su ropa de civil, hizo un gesto con los labios, que era el que usaba para activar su telequinesis, y levantó las manos para ayudarme con la nave, lentamente estábamos haciendo que esta descendiera, pero de ningún modo podríamos hacer que explotara como lo hizo Ficseto.

Las puertas de las naves comenzaron a abrirse, y algunos Llegados con armadura se asomaron por ellas, cada nave soltó al menos seis de ellos antes de que le dijera a Flia que me ayudara a bloquear las puertas, cambiamos nuestra energía hacia estas y las cerramos, se escucharon algunos gritos de enojo, y les dije a los soldados que atacaran a los que lograron bajar. Comenzó el ruido de las balas y los golpes de energía se intensificaban con las armas de los Llegados, todo eso, combinado con los gritos, y toda mi fuerza concentrada en las naves, estaba volviéndome loca.

Tres soldados se colocaron frente a nosotras cuando los Llegados comenzaron a acercare demasiado, nosotras seguíamos tratando de mantener las puertas cerradas, era más fácil que tratar de derribar la nave completa y con eso ganábamos algo de tiempo mientras las tropas llegaban.

Volví a abrir mi mente para buscar a Ficseto quien me respondió más rápido esta vez.

"Estamos en camino" me dijo "Nadie atacó aquí, nos engañaron"

"Les estamos consiguiendo tiempo" le dije "Pero deben darse prisa"

No se cómo, pero logré escuchar que Ficseto les dijo a quienes iban con él que aceleraran justo antes de que yo cerrara la comunicación con él. No puse mucha atención a eso en el momento, tenía otras cosas en qué pensar. Estaba perdiendo el control de lo que hacía, sentía el cansancio creciendo y Flia se veía que estaba sintiendo lo mismo que yo. Y sucedió lo peor: Una de las compuertas de la nave, en la parte de arriba, comenzó a abrirse, y de ella salió un cañón pequeño.

— ¡No! —grité, porque conocía esa arma—. ¡Todos corran ahora!

En menos de medio segundo comenzamos a escapar en conjunto, las luces del cañón se habían encendido, el día que vi el poder de esa arma terminé en un arroyo a bastante distancia de donde fue detonada, era la bomba, que salía cuando las luces del cañón se volvían una sola. Estábamos casi en el centro del campamento, a tal vez medio kilómetro de los cultivos, para cuando la las luces giraron y se hicieron una línea.

— ¡Sigan corriendo! —les dije a los soldados— ¡Hasta la entrada del lugar! ¡Corran todos!

Nadie me contradijo, siguieron su camino, y pude escuchar el sonido del cañón disparando, no pasaron más de cinco segundos antes de que la gran explosión ocurriera, no había fuego, sino que era una onda de energía súper potente que se movió a gran velocidad, y no tardó en alcanzarnos. Todos volamos, fue como recibir el impacto de una calide en movimiento, me elevé un par de metros en el aire antes de caer directamente al suelo, me dolía hasta la espalda aunque caí de cara y me lastimé el pecho, sentía el brazo caliente, y los oídos me zumbaban muy fuerte.

Estaba tan aturdida como en mi última pelea con los Llegados, veía borroso, estaba mareada y no escuchaba nada más que ése zumbido. Alcancé a ver a algunos de los soldados arrastrarse tratando de ponerse de pie, yo no sentía mis piernas y los brazos me estaban ardiendo, sólo podía girar para ver a otros. Logré ver el morado del cabello de Flia a unos metros de mí, pero no veía bien su cuerpo porque aún estaba borroso. Y luego piernas, empecé a ver piernas avanzando hacia donde estábamos antes, giré un poco más y vi a los soldados del campamento corriendo hacia los cultivos, quise gritarles, pero no me Salía la voz. Sentí unas manos sujetándome de los hombros, y vi a Ficseto parándose frente a mí.

— ¡Lífsero! —escuché su grito como si estuviera a cien metros de mí— ¡Lífsero, ¿estás bien?!

No podía contestar, estaba totalmente ida. Vi que alguien más se acercó a él, era Luna, que llevaba un cuenco en las manos, dijo algo con gesto de disculpa, y lo arrojó sobre mi cara. Sentí toda mi energía regresando a mí, el aire, y la consciencia se materializaron en mi mente y pude recuperarme con una inhalación bastante fuerte que me llenó de hidrógeno los pulmones.

Aún asustada, me puse de pie, y ellos se dieron cuenta de que ya estaba mejor, aunque no del todo bien. A lo lejos volví a escuchar los disparos. Sabía que debía levantarme y pelear. Flia también estaba mejor, la vi a un lado mío, pero...

— ¡¿Dónde está Daniela?! —grité—. No la he visto desde que llegaron las naves, ¿dónde está?

Corrí hacia donde vi a los soldados que estaban igual de atontados que yo, buscando entre ellos el rojo de su cabello, pero no podía verlo, tal vez porque seguía algo mareada, tal vez porque no estaba cerca, pero a lo lejos vi a un hombre joven, que corría hacia mí, me moví un poco para evitarlo, pero se me lanzó antes de poder esquivarlo, y ambos caímos. Era Miguel, y sostenía mis brazos con los suyos. Grité con fuerza, y traté de soltarme, hasta que escuché una voz conocida, Daniela estaba sobre mí, y se veía tan mareada como yo lo estaba.

— ¡Daniela! —le grité!—. ¡Eres tú! —la abracé y quise llorar, pero no podía hacerlo.

— Chicas —detrás de mí se acercó Ter— deben quedarse aquí un rato. —Nos encaminó hacia unas rocas para sentarnos—. Seguirán cuando estén mejor.

No puse resistencia, sabía que era lo que tenía que hacer, debía esperar por lo menos un rato para estar mejor, no podía pelear con nadie en este estado, entonces me senté y me quedé viendo como todos los demás lo hacían por mí. Vi a varios que reconocí de este campamento, y también a algunos que no sabía ni quiénes eran, entre ellos, vi correr a Marcial junto a Marco, y entendí que había personas de otros campamentos.

Los ataques de las estrellas estaban hasta el otro lado del campamento cuando corrimos, pero para este punto se estaban acercando al centro, y eso me preocupa más. No sabía cuántos de ellos había, pero se veían demasiados, y aunque con la suma de todos nosotros éramos mil o más, no podía dejarlos pelear solos.

— Ya me siento mejor —les dije a mis amigas, y no era mentira.

Corrí hacia donde estaba el enfrentamiento, y escuché que Daniela y Flia me seguían. En medio de la pelea, había armas disparándose, pero la mayoría de los ataques eran frente a frente, con cuchillos de nuestro lado, y algunas armas para golpear del lado de ellos.

Había demasiados esta vez, y aunque percibí que éramos más que la última vez que estuvimos haciendo esto, sentí que ellos nos estaban superando. Podía verlos por todos lados, había varios uniformados peleando al mismo tempo contra una sola persona de campamento, las naves seguían disparando, pero sólo usaban las armas ligeras, mientras que el cañón seguía fuera de la bóveda que lo resguardaba y estaba totalmente apagado.

Un grupo de Tardius llegó frente a mí, eran cinco de ellos, y debía detenerlos, primero hice que se arrodillaran con telequinesis, y luego usé control de emociones para provocarles algo de dolor, sabía que no era muy intenso, porque se veía que lo podían resistir, pero no se movían demasiado. Unos soldados del campamento llegaron hasta donde yo estaba para terminar el trabajo, yo corrí antes de poder ver lo que hacían.

"No lo resistas, Lífsero" escuché a Tardius en mi mente "Sabes que son demasiados, no podrán contra ellos"

"Que te trague un hoyo negro" Le dije tratando de sacarlo de mi mente mientras seguía peleando.

Vi que había más soldados bajando de las naves, Tardius tenía razón, nos superaban por mucho, teníamos que hacer algo con ellas, si no podíamos contra todos, entonces los haríamos huir.

Corrí en búsqueda de Ficseto, aunque encontré primero a Ter. Estaba detrás de una barricada improvisada que había hecho con una tabla de madera gruesa, no creí que de verdad resistiría mucho.

— Oye, son demasiados —le grité—. No podemos contra ellos.

— ¿Sugieres algo? —preguntó con tono sarcástico

Ambas nos levantamos un poco de su refugio, ella disparó unas cuantas veces, yo hice que algunos de ellos se quedaran quietos para que fueran blancos fáciles, luego regresamos a la barricada.

— Debemos atacar las naves —le dije—. Ellos son muchos en tierra, pero tienen más en aire, además de que sus mejores disparos salen desde ellas, si las eliminamos, tal vez sea más fácil terminar con el resto.

— Bien —dijo— hagamos eso, pero... —se detuvo mirando detrás de mí— Ataca por allá.

Detrás de mí venía un soldado, utilizando mucha de mi fuerza, lo lancé hasta donde vi que había más personas para que ellos se encargaran de él.

— Decía —continuó— que cómo haremos eso.

— Podemos provocar un choque —le dije— los que tenemos telequinesis haremos que se estrellen y así nos olvidamos de ellas, sólo Tengo que comunicarme con ellos, mientras, las personas nos cubrirán.

Ter lo meditó durante un par de segundos, luego asintió, se levantó de nuevo, disparó en varios ángulos y luego volvió al suelo.

— Muy bien —me dijo— diles a tus amigos, yo le diré a mi gente que les armen una guardia. Espero que eso funcione.

"Chicos" llamé, y recibí mentes abiertas en un segundo "Tengo una idea"

Se las conté como hice con Ter, mientras ella llamaba a algunos de los suyos para cubrirnos, algunas de las personas que estaban cerca de alguno de nosotros respondieron al llamado y reclutaron a unos cuantos más, por lo menos eso se escuchó desde el radio de Ter. Ella dio una orden de esperar una señal antes de que pasara, y que se les informara a cada uno de nosotros.

Esperamos un momento antes de que Ter diera la orden. Ella nos gritó cuando llegó el momento por su radio, ambas nos levantamos, y un par de personas más se acercaron a nosotros las tres me cubrieron mientras yo lanzaba o paralizaba a algunos de los que buscaban atacarnos.

"¿Están todos listos?" pregunté a mis amigos, y cuando todos respondieron que sí, grité "¡Ahora!".

Con una gran cantidad de fuerza, comencé a empujar una de las naves hacia donde estaba la otra, noté que era mucho más sencillo, porque seguramente no era la única moviendo esa, pero algo salió mal: Una de las naves se elevó más antes de que sucediera el impacto, y sólo dos de ellas se estrellaron.

La explosión fue inmensa, el calor se extendió por todo el lugar y el fuego esparcido adoptó un extraño color morado, todos tuvieron que correr. Las personas estaban advertidas de esto, por eso la gente de campamento se pudo refugiar, mientras que muchas estrellas de los Llegados estaban en llamas, una de las naves se partió en dos y cayó por partes sobre al algunos de ellos.

El humo se disipó un poco, pero todavía quedaban algunos Llegados. Las personas salieron de donde estaban, y comenzaron de nuevo el ataque, las estrellas ahora estaban en desventaja, algunas tenían heridas y peleaban con dificultad, otros estaban en buena condición aún, y podían herirnos, de ellos era de quienes debíamos temer.

De pronto todos nos asustamos cuando comenzaron las explosiones, no podían herirnos, pero sí provocaban un ligero impacto que nos empujaba un poco, o algunos, incluso los hacía caer, pero no provocaban daños mayores ni a nosotros ni a los objetos físicos alrededor. Fue cuando percibí algo que aún me parecía extraño, todas ellas tenían de nuevo ese color morado, esta vez casi imperceptible.

"Kano quiere que sepas que fue un placer conocerte" me dijo Tardius por telepatía.

No entendí al principio por qué me dijo eso, estábamos ganando justo ahora, éramos más y en mejores condiciones, no podía herirnos tan fácilmente. Pero lo peor aún no llegaba, porque la nave que logró volar antes del choque, regresaba a toda velocidad desde el aire, y sin preocuparse a quien, disparó un potentísimo rayo morado de una lado a otro, que provocó una explosión más a su pasó. Todos volamos sin poder controlarlo, vi muertos, tanto personas como estrellas, y estaba de nuevo en el suelo sin poder estabilizarme.

La nave regreso desde el lado contrario y volvió a disparar el mismo rayo. De nuevo provocó la explosión, pero no pudo herir a muchos, porque ya nos habíamos alejado con el impulso del disparo anterior.

"Hay que hacerlo de nuevo" les grité con telepatía a mis amigos.

Los vi a lo lejos ponerse de pie como pudieron, seguramente estaban lastimados o heridos, pero tenían voluntad. La nave se acercaba de nuevo, desde el lugar donde disparó el rayo se veía una luz morada y probablemente se preparaba para un nuevo ataque, al mismo tiempo gritamos que era el momento con telepatía juntos, y con la poca fuerza que nos quedaba en telequinesis sujetamos la nave. No supe quién fue, seguramente fueron Ficseto o Sonos, que arrancaron las armas de la nave sin tocarlas, y las vi volando desde ella. Alguien más gritó que debíamos estrellarla, y juntos, la hicimos bajar de golpe al suelo.

La nave bajó dando trompicones contra el suelo, primero la punta, luego dio un par de vueltas y siguió su paso estrellándose, algunos de los árboles cayeron con ella y se llevó una de las torres de observación, pero no se destrozó por completo.

Todos corrimos a encontrar la nave frente a frente, cuando nos acercamos escuché varias explosiones por dentro, y asumí que eran estrellas muriendo. Con telequinesis, arrancamos la puerta y algunas piezas clave como los propulsores y las aletas para que no pudiera escapar, incluso algunas partes de estructura que dejaron el interior de la nave expuesto.

El polvo de tierra y el polvo de estrellas creaban una nube difícil de atravesar, y dando manoteos para esparcirlos pudimos ver que las estrellas bajaban de la nave para seguir atacando. Fue fácil neutralizarlas, porque ya eran muchas menos. Pero aún quedaba alguien dentro, y supe quién era:

— ¡Saquen a Kano de ahí! —grité.

Un grupo de soldados entró directamente a la nave con las armas en alto, escuché un par de disparos, pero estos se silenciaron casi en cuanto empezaron. Sujetado por tres soldados, y con dos más apuntándole por detrás, sacaron a Kano de la nave.

Su cara reflejaba increíble furia, sus ojos estaban rojos y tenía venas saltadas, tenía ambas manos atrás pero no estaba atado. Lo arrodillaron en el suelo y le quitaron el arma que aún tenía en la mano.

Mis amigos se acercaron directamente frente a él. Aunque se veía asustado, Draco trataba de mantenerse valiente y no se escondió, sino que estaba protegiendo a Sonos, Lordo y Ficseto, poniéndolos tras de él, Luna Lored hacían lo mismo con Den, Cetta, Gonzalo y Daniela.

— ¡Enciérrenlo! —gritó Marcial—. Puede servirnos para después.

Cuando lo pusieron de pie otra vez, Kano soltó su mano de uno de los soldados, y golpeó a otro con la pierna, eso fue tan rápido que los tiradores de atrás de él no tuvieron mucho tiempo para reaccionar, y justo cuando iban a disparar, Kano sacó dos cuchillos largos que estaban ocultos dentro de su camisa y le lanzó uno a el soldado de la izquierda, este que estaba por disparar, comenzó una serie de disparos sin control por el dolor.

Todos nos dejamos caer al suelo para evitar una bala perdida, excepto Ficseto, Lordo y Draco cada uno por razones diferentes:

Draco recibió el impacto de las balas directamente en el estómago.

Ficseto quiso sostenerlo antes de que cayera al suelo y se lastimara, al mismo tiempo que Kano lanzaba su otro cuchillo hacia él

Y Lordo, que lo vio, pudo prevenirlo, se lanzó frente a Ficseto, y logró desviar el cuchillo, aunque obtuvo una gran herida en el antebrazo.

De nuevo tenía el zumbido en los odios por el shock. Esta vez estaba realmente asustada, y no podía controlar mis nervios, sentía que me faltaba el aire y me dolía el pecho, tenía mucho calor, y estaba sudando. Los soldados, desde el suelo dispararon a Kano varias balas que atravesaron su torso, y finalmente cayó. Cayó junto al cadáver de Miguel. Y yo no pude con más, sólo cerré los ojos.


Valar Morghulis!

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