Capitulo 6.

Semanas después del ataque de la aldea.

Aldara regresaba al refugio que habían hecho, ella y sus amigos para protegerse de la lluvia, con un pequeño tazón de madera lleno de agua. Esas semanas habían sido muy complicadas pero para su suerte, aunque eran muy jóvenes sus padres le habían enseñado a ser independiente, así que lo que no sabía hacer uno, lo sabía hacer el otro, pero desde el día anterior solo habían sido Robert y ella ya que Nahiara había enfermado.

Apenas podía levantarse de la cama improvisada que habían fabricado con algunas cosas que habían sobrevivido de sus casas en el ataque y era por eso que había salido a buscar un poco de agua para bajarle la fiebre.

-Al fin llegas- exclamó Robert cuando la diviso y tomo el tazón que ella tenía en las manos -La fiebre le aumento y le salió sarpullido- Exclamó preocupado

-Ven te ayudo- le dijo ella pero antes de poder entrar en la improvisada tienda Robert la detuvo

-No puedes entrar-  la detuvo antes de que pudiera hacer cualquier movimiento - Esos sarpullidos solo significa que es varicela  y es muy contagiosa no puedes enfermarte-

-Tu también te estás arriesgando, no voy a discutir esto contigo- dijo ella e intento volver a entrar pero el la volvió a detener - A mi ya me dió varicela, no me puede repetir, la tuve cuando tenía su edad, así que no corro peligro, en cambio tú no la has tenido y te puedes contagiar-

Ella lo vio con el seño fruncido dispuesta a protestar ya que quería ayudar a su amiga y el no se lo estaba permitiendo.

-No me mires así- le dijo Robert -Te estoy cuidando, no quiero que te enfermes tu también, por favor entiende- le suplico.

Aldara suspiro y se sentó en un tronco caído de brazos cruzados -De acuerdo- exclamó algo molesta, ya que tuvo que resignarse.

-Te lo agradezco- exclamó él mientras se disponía a entrar pero se acordó de algo así que se regresó - Aldara, de casualidad conoces está planta- dijo el mientras le acercaba una hoja.

Ella la tomo y después de observarla con detenimiento asintió -Si mi madre la usaba mucho en sus medicamentos-

- Será que puedes conseguir más de estás, es para hacer una pasta, y  que ella se la  coloque en el sarpullido- le explicó

-De acuerdo pero ¿en dónde la encontraste?- pregunto ella levantándose.

-La planta la encontré en un prado que está al final de ese camino- señaló el lugar -Es cerca y hay muchas, así que no hay pérdida-

-Esta bien las buscaré, pero será mejor que entres ahora para bajarle la fiebre a Nahiara antes de que empeore- dijo ella antes de irse.

Robert la vio alejarse y luego decidió entrar encontrándose con su amiga la cual estaba dormida, el se acercó a ella y le tocó la frente aún tenía fiebre pero por lo menos la estaba sudando ya que noto que su cara estaba húmeda, así que tomo un pedazo de tela y la hundió en el tazón de agua una vez este estaba bien empapado, lo escurrió y se lo coloco en la frente.

-Vamos tienes que mejorar- hablo más para si mismo que para ella, tomo otros trozos de tela y después de mojar los y escurrirlos,  los coloco en sus brazos y pies.

Y fue allí cuando Nahiara despertó -Robert- exclamó ella con un hilo de voz por el malestar de la fiebre.

-Nahiara, despertaste- exclamó muy emocionado - ¿Cómo estás?, ¿Cómo te sientes?- hablo el preocupado, pero antes de que ella pudiera contestar el noto que se quería rascar en donde estaba el sarpullido, así que la detuvo.

- No hagas eso- le detuvo la mano - Te quedará marca si lo haces- le explicó

-Pero pica- se quejo ella buscando soltar sus manos para lograr su cometido pero el malestar le restaba fuerza y no podía con la que le aplicaba Robert.

- Lo sé y lo entiendo, pero si lo haces será peor y te puede dejar marcas, hazme caso- le aconsejo

-Pero- se quejo ella aún queriendo soltarse.

-No- le dijo con firmeza Robert

Nahiara al ver la mirada sería de su amigo decidió detener sus intentos de rascarse pero cada vez le picaba más fuerte y la fiebre aún seguía.

- Robert- exclamó ella para obtener la atención de su amigo - Tengo miedo y si no me curo- dijo con voz suave.

- ¿Por qué no lo harías?- dijo con una sonrisa forzada para darle aliento a su amiga casi hermana,  ya que   el también tenía miedo,  Nahiara ya llevaba tres días enferma, pero no lo iba admitir ya que le tenía que dar esperanza a ella y alimentar las suyas - Claro que si te vas a recuperar, ya lo verás y volveremos a jugar en el bosque y te convertirás en la mejor hechicera que estas tierras hayan visto, además recuerda que aún nos toca encontrar a nuestros padres-

- ¿Tu de verdad, crees eso?- le pregunto  ella con una sonrisa débil.

- No lo creo- dijo el quitándole el trapo de la frente para volverlo a mojar  y haciendo una leve pausa que hizo que Nahiara se le apagara la sonrisa.

- Estoy convencido de eso- termino diciendo mientras le colocaba nuevamente el trapo húmedo en la frente - Aunque no creas que voy a dejarte, usar me para tus experimentos de práctica, eso jamás- le dijo mientras negaba con la cabeza, lo cual causo que Nahiara se riera por sus ocurrencias.

- Eres un tonto- le dió un leve empujoncito mientras soltaba su débil risa - Como crees que te usaré de experimento, tu si inventas-

- Lo digo por si acaso- exclamó él sin dejar de reír.

- Gracias por cuidar de mi Robert- le dijo Nahiara.

-No hay de qué-  dijo el para restarle importancia - las quiero mucho a ambas, como si fueran mis hermanas menores-

-Yo también te quiero mucho, como si fueras mi hermano mayor- le respondió ella con un hilo de voz nuevamente ya que se estaba quedando otra vez  dormida.

-Sera mejor que descanses un poco más- le dijo el - Descansa Nahiara-

- Gracias por todo- dijo antes de cerrar los ojos y volverse a dormir.

El decidió salirse un rato de la tienda improvisada, aún Aldara no regresaba y el estar solo lo ayudaba a despejar su mente pero esa tranquilidad no duró mucho ya que comenzó a escuchar unos quejidos que provenían de la tienda.

- Nahiara, ¿Estas bien?- exclamó él al entrar pero no escucho respuesta así que rápidamente se acercó y encontró a Nahiara aún dormida pero se movía  bruscamente y lanzaba pequeños quejidos como si estuviera sufriendo, el le quitó el trapo de la frente y noto que estaba muy caliente y cuando toco la frente de ella se dió cuenta que  la fiebre le había aumentado.

- Nahiara por favor despierta- pero ella no lo hacía por más que la llamara, ya no sabía que hacer estaba haciendo todo lo que su madre le había enseñado, pero no daba resultado, y necesitaba curarle el sarpullido pero Aldara no había regresado.

- Espera aquí,  iré por Aldara y te prepararemos la medicina, de seguro se perdió y necesita mi ayuda- dijo el preocupado, era lo que podía hacer ya que el agua se le había acabado.

Así que salió corriendo lo más rápido que pudo nervioso de que a su amiga le pasará algo.

  Pero su miedo se transformaría en sorpresa cuando después de tanto correr encontrará a Aldara hablando con un ser de piel verde, el cual tenía cuernos y flores en su cabello tejido.

- ¡ Aldara!- gritó el, para llamar la atención de su amiga y la del ser.

"Su destino estaba apunto de cambiar"


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