Capítulo 24.

Todas las chicas estaban muy confundidas por el llamado que le habían hecho y todas se preguntaban de que se trataba todo.

A lo lejos lograron ver a Aurora acompañada de su esposo el gran hechicero Merlín de Ambrosía, ambos venían conversando por los pasillos, su conversación parecía sería y no muy agradable para el hechicero por la cara que tenía, se detuvieron por unos momentos algo lejos de donde estaban todas las muchachas esperando. Y después de lo que pareció una despedida el mago siguió su camino por otro pasillo y Aurora  se comenzó a acercar a ellas.

Para todas Aurora era una mujer que apesar de vestirse todos los días con prendas cómodas y sencillas, representaba una figura de elegancia y firmeza al caminar. Su porte era distinguido caminando siempre con la cabeza en alto y orgullosa. Sus ojos marrones que casi llegaban a verse negros por lo oscuros que eran,  daban un contraste de firmeza y su cabello rojizo como el fuego le daban ese toque de elegancia que no se veía mucho en esos tiempos debido a que no era un color muy común en la sociedad.

Y a pesar que existían diferentes personas que le tenían cierto recientemente hacia la magia, nadie se atrevía a meterse con ella ni a menospreciar la y esto no solo por ser la esposa del hechicero real del reino, sino que también era conocida por otorgar buenos consejos y ser también una increíble hechicera a la cual el rey también le pedía asesoría de vez en cuando  y sin contar que era excelente en herbología y había curado no hace mucho  a varios habitantes del reino cuando una pequeña epidemia comenzó a surgir en el lugar.

- Buenas tardes muchachas- dijo con una dulce sonrisa cuando llegó con todas las trabajadoras del castillo.

- Buenas tardes señora Aurora- exclamaron todas al unísono mientras hacían una reverencia.

- Primero que nada, deseo felicitarlas a todas por el gran trabajo que han estado haciendo estos últimos días, sabemos que es un gran esfuerzo el que hacen y es algo de admirar enormemente- comenzó diciendo con gran emoción - Ahora necesitamos que de la misma forma que han hecho un excelente trabajo, preparen todo lo necesario para el baile que se aproxima- explico - Tenemos muchas cosas por organizar, así que esperamos de toda su colaboración. Las tareas serán repartidas dependiendo de en dónde han hecho un buen desempeño, para así poder tener a las mejores calificadas en cada tarea. Entendido.

- Si señora Aurora-

- Ah otro detalle - volvió a tomar la palabra la pelirroja - El rey a pedido que se desocupe y se limpie el salón del ala este del castillo, ya que es en ese lugar en dónde quiere hacer el baile.

- Señora Aurora- intervino una muchacha - Pero si cada una va a estar ocupada en una tarea en específica ¿En qué tiempo vamos a limpiar el salón?-

- Eso es lo que les quería mencionar, por eso las hemos reunido- comento
- Si es cierto, en este momento no contamos con el personal completo para lograr todo lo que necesitamos, por eso a las personas que se ofrezcan a encargarse del salón, se les otorga un pago extra por sus servicios el cual contiene un valor de dos veces su sueldo y un día libre en dónde podrán asistir como invitadas al baile que se  va a celebrar.

Los bullicios y la emoción no se hicieron esperar todas quería ese gran premio por el simple hecho de limpiar una salón.

- Pero eso sí - volvió a hablar Aurora
- Solo se les cancelara y se les dará los demás beneficios a las chicas que cuando terminen sus demás actividades se pongan a limpiar el salón. Y para estar segura que ninguna me mentira con respecto a sus acciones dejará a la señora Rumier aquí presente- dijo mientras señalaba a la mujer - Para que se encargue de anotar y decirme quienes trabajaron en el salón y cumplieron con sus obligaciones.

La alegría que antes se escuchaba en el lugar se detuvo de inmediato. Si la señora Rumier se encargaría de dirigir eso ya no sonaba un trato tan interesante. Las únicas que no habían perdido su alegría habían sido las dos hermanas Aldara y Nahiara que a pesar de saber el gran trabajo que se avecinaba estaban dispuestas a tomarlo con tal de asistir al tan comentado baile.

- Bueno, ya no hay más que decir la señora Rumier les va a dar sus tareas correspondientes a trabajar y mucha suerte- dijo para luego despedirse y marcharse del lugar.

- ¡CHICAS!- grito la señora Rumier mientras aplaudía una vez para llamar la atención de todas, esta es la lista en donde están todas ustedes así que atentas a sus nombres y obligaciones - Feodora la lavandería con los manteles y todo lo que se necesite lavar.

-Carmela y Nahiara  acompañaran a su compañera..

-Diana, Raquel, Aldara y Carmina la cocina..

- Odette la limpieza de los utensilios de plata junto con Janet..

La lista fue siguiendo y siguiendo, hasta que se terminó y todas tenían sus tareas asignadas, todas y cada una se retiraron del lugar a sus respectivos trabajos excepto Aldara y Nahiara que se acercaron a la señora Rumier para hablarle.

- Señora Rumier, podemos hablar con usted- cuando la mujer asintió ellas comenzaron a explicarle - Mi hermana y yo estamos dispuestas a encargarnos del gran salón- dijo  Nahiara con una alegre sonrisa.

- Si es lo que desean por mi está perfecto- les respondió ella - Pero recuerden chicas que primero deben terminar sus quehaceres para ir a limpiar el salón y de no estar a tiempo no se les otorgará ir al baile como invitadas ¿entendieron?.

- Si señora- respondieron ambas, estaban muy convencidas de que terminarían todo a tiempo y que lograrian tener listo el salón para la fecha límite que la señora Rumier les explico que era para dentro de dos días en la hora de la mañana.

Pasaron todo el día ocupadas en sus actividades pero cada vez que les salió un momento para ir al salón para limpiarlo, nuevas tareas aparecían y terminaban postergando lo, fue así que pasó todo el día ocupadas hasta que la noche cayó.

Al día siguiente Nahiara tuvo que ir al mercado para comprar los productos necesarios que necesitaban en su trabajo, debido a tanto trabajo acumulado muchos de estos se habían acabado y ella tuvo que ir. Ya de regreso iba un poco distraída por el bullicio del pueblo cuando un hombre chocó contra ella, generando que se cayera al suelo.

- ¿Acaso no se fija por donde va?- grito muy enojada al ver las pequeñas tinajas que llevaba rotas y el líquido esparcido por todas partes.

El hombre al ver lo que había ocasionado se acercó a ella y se agachó para asegurarse de que se encontrará - Señorita con toda sinceridad discúlpeme la verdad no me fije- dijo muy nervioso

- Pues de que me sirven sus disculpas mire lo que ha...

Se detuvo al levantar la vista y notar que en realidad era un joven como aproximadamente de su edad el cual se notaba muy apenado por lo que había hecho.

- La verdad discúlpeme no me fije- exclamó - Venga la ayudo a levantarse.

Concluyo diciendo mientras le estrachaba la mano y buscaba ayudarla. Ella aceptó de muy mala gana. El chico la ayudo y cuando la tuvo ya mejor de frente alzó las cejas como si no pudiera creer lo que estaba viendo.

- Nahiara- dijo sin rodeos al verla con detenimiento -¿De verdad eres tú?-

Ella  ya estaba dispuesta a decirle a ese joven que tendría que pagar por su mercancía rota pero al mencionar su nombre la desconcertó mucho.

-¿Disculpe lo conozco?-

Estar confundida podemos decir que era quedarse corto, sentía miedo y confusión. ¿Como está persona la conocía?, apenas había llegado hace algunos meses a Camelot y no había tenido mucha vida social para decir que personas ajenas a ellas la conocieran así sin más.

- Por supuesto, no debes de recordarme- dijo algo desilusionado el chico al notar lo que sucedía - Éramos unos niños la última vez que nos vimos- añadió mientras la veía a los ojos con ilusión - Pero la verdad es que no has cambiado mucho- completo - Nahiara, Soy Aran.

- ¿Aran?- ella arqueo las cejas muy confundida, no recordaba a nadie con ese nombre.

- ¿Aún no te acuerdas?...

Ella negó suavemente, no recordaba haberlo visto, el joven era de ojos marrones  y de cabello de igual color que sus ojos. Así que era algo que podía encontrar en cualquier persona promedió en sus recuerdos.

- Ah, tal vez esto te ayude. Cuando éramos unos niños tú me amenazaste de que me convertirías en sapo por estar molestándote a ti y a tus amigos.

En eso ella abrió mucho los ojos por la sorpresa - No es posible, el niño eras tú - dijo sin poder creerlo

- Si- exclamó Aran con mucho entusiasmo al ver que ella lo había recordado - Y te debo una gran disculpa, en ese tiempo eran un grandísimo tonto malcriado, que pensaba que se merecía todo en la vida solo por la simple razón de que su padre era el líder de la aldea- exclamó con mucha rapidez y luego sus franciones cambiaron a una más triste - Pero después del ataque a nuestra aldea me di cuenta de la forma más cruel posible que habían cosas más importantes que esas y no era quien para discriminar a nadie.

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Hola a todos por aquí con este capítulo y empezando a ponerme al día con todas las historias.
Espero que lo disfrutarán.
Nos leeremos pronto 👋🏼👋🏼













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