Capitulo 2.

Los niños corrían hasta más no poder para poder llegar al lugar en donde estaban las flores del destino, pero después de un rato Aldara se detuvo, con la respiración acelerada.

-Esperen ya no puedo más- decía con la voz entre cortada ya que estaba intentando recuperar el aliento, así que se recosto del tronco de un Árbol.

-No te detengas Aldara, vamos- la ánimo Nahiara -Ya falta poco para que florezcan-

-No....no..puedo más- decía ella aún respirando con dificulta.

-Robert, haz algo- miro al recién nombrado.

-Y ¿Por qué siempre tengo que ser yo, el que resuelva?- pregunto este indignado

-Tu eres el mayor- le respondió ella

-De acuerdo- dijo sin ánimos mientras se acercaba a su amiga y al estar delante de ella, se coloco de espalda y se inclino.

-Sube yo te llevo- dijo resignado, Aldara no pudo disimular su sonrisa de oreja a oreja y se subió a la espalda de su amigo.

-No se cómo me dejó convencer- se comenzó a quejar mientras caminaba.

-Por que nos quieres mucho- hablo Aldara en su espalda -Aunque tienes tiempo que no llevas a Nahiara- agrego.

-Y no lo volveré hacer- Exclamó este sin dejar de caminar -Ya aprendí mi lección-

-Oye, ya te pedí perdón- hablo la recién nombrada algo apenada -Ya te dije que fue un accidente- se defendió

-Que me pidas perdón, no me protegerá de que vuelva a pasar- respondió este a la defensiva - así que, hasta que no aprendas a controlar tu magia, ni loco te vuelvo a cargar, no quiere que me electrocuten de nuevo- añadió con miedo y guardando distancia de Nahiara.

-Pero no es mi culpa- se siguió defendiendo -Además Aldara también tiene magia inestable y la estás cargando-

-Mi magia no se basa en el fuego o en los rayos- se defendió Aldara -Yo manejo la luz-

-Exacto- afirmó Robert -eso no es tan peligrosos, además Aldara no cambia tan fácilmente sus emoción tu si, pareces un relámpago en un minuto estás normal y al otro estás gritando de emoción como un...-

-Miren llegamos- lo interrumpió Nahiara mientras saltaba de la emoción y salía corrió para estar cerca de las flores.

-Y a eso me refería- le comento Robert con cara de desaprobación a Aldara.

-Solo danos un tiempo- le respondió está mientras se bajaba de su espalda -Tengo la certeza de que algún día Nahiara y yo encontraremos a alguien que nos enseñe y que te enseñe a luchar a ti como lo deseas- dijo sonriendo

-Pero mientras esperamos eso, tengo que tener cuidado de los rayos que lanza Nahiara a diestra y siniestra- dijo este preocupado.

-Chicos vengan rapido- les gritó Nahiara a lo lejos -Ya va ha comenzar-

-Luego te preocupas de eso vamos- le dijo su amiga mientras lo tomaba de la mano y comenzaba a jalar lo con velocidad.

La magia empezó a rodear el lugar y pequeñas esferas de luz aparecían para acercarse a las flores para que se abrieran, con su brillo que las caracteriza. Las hadas no se hicieron esperan y rápidamente aparecieron para hacer su fiesta indicando que la primavera había iniciado y mientras estás estaban ocupadas los niños jugando por el prado sin parar haciendo que sus risas se escucharán por todo el bosque.

-Amo está época del año- hablo Nahiara mientras se tumba en el piso y comenzó a mover sus pies y brazos de un lado a otro por la emoción.

-Cuando crezca quiero casarme en primavera- dijo con una sonrisa mientras se sentaba para ver a sus amigos.

-Guacala- dijo Robert con asco -No puedo creer que ya estés pensando en casarte-

-Yo también sueño con casarme- agrego Aldara mientras tomaba un puñal de flores que se caían de los árboles y las arrojaba al cielo para crear una lluvia de flores.

-Pues yo no- hablo Robert decidido mientras tomaba una rama y comenzaba a imitar los movimientos que los caballeros hacían con la espada - Quiero convertirme en un noble caballero de brillante armadura y salvar a damiselas en peligro-

-Ni siquiera puedes cuidarte, tu mismo, ¿Cómo conseguirás eso?- escucho una voz a sus espaldas.

-Callate de una buena vez, quieres Aran- le gritó Nahiara molesta al tenerlo de frente.

-Cuida tu lengua brujita, estoy hablando con Tobert-

-Es Robert, y Nahiara para ti cabeza de sandía- le gritó Aldara.

-Ves lo que te digo Tobert- exclamó él niño con sarcasmo al ver que algunas hadas se estaban acercando al escuchar el escándalo -No puedes cuidarte tu solo sin tus amiguitas brujas ¿Cómo podrás cuidarte a ti mismo?-

Robert estaba apretando los puños por la ira pero cuando iba a hablar, Aldara lo detuvo -Lo que sucede es que tú estás celoso- exclamó ella -Ya que nosotras fuimos las únicas que fuimos bendecidas con dones que otorga la madre tierra-

-Yo no estoy celoso de ustedes- gritó el niño

-Ay, ya confiesa de una vez- hablo Nahiara -De seguro tienes miedo, ya que según las costumbres estamos destinadas a ser las futuras líderes de la aldea y tú te quedarás en el olvido- dijo con burla.

-Es mentira mi padre nunca permitiría que unos fenómenos controlen la aldea- gritó el niño

-Repite lo que has dicho- exclamó de forma amenazante Nahiara.

Robert y Aldara se apartaron disimuladamente de su lado por si acaso.

-Acaso estás sorda preciosa- dijo con arrogancia -Mi padre nunca permitiría que unos fenómenos controlen la aldea-

-Hasta aquí- gritó Nahiara -Te hemos tratado bien hasta ahora, pero te metiste con fuerzas que no puedes controlar- siguió gritando enojada.

-Nahiara, Cálmate- le gritó Robert

-No el ha traspasado la línea y su castigo será, ser convertido en sapo, por ofender a un miembro de la naturaleza- dijo con malísia

-¡Que! - gritaron los tres niños

-No te a treverias- la amenazo el niño

-Observame- lo desafío -Ojos de sapo, piel de sapo- comenzó a recitar pero rápidamente el niño comenzó a llorar y a pedir perdón.

-Lo siento, lo siento, no era mi intención ofenderte- suplicaba -No me conviertas en sapo-

-Bien- le dijo Nahiara con voz firme y sin apartar su mirada -Te mostraré clemencia humano, pero debes prometer que no volverá a humillar, a nadie nunca más, ni a un humano ni ha ninguna criatura magia de acuerdo- lo amenazo

-De acuerdo, lo prometo pero no me conviertas en sapo- decía aún en llanto el niño de su misma edad.

-De acuerdo- gritó Nahiara -Esta es una promesa que queda hasta el final de los tiempos, ahora retiraré tu presencia ya no es requerida en este bosque-

-Si, ya mismo Nahiara- y el niño salió corriendo mientras que Aldara y Robert estaban más blancos que la nieve, por las palabras tan serias de su amiga. Pero de un momento a otro Nahiara comenzó a reírse sin descontrol por lo que había hecho

-Vieron como se asusto- dijo está sin parar de reír -Creo que no podrá dormir esta noche- decía sin dejar de reír.

Muchas hadas también se reían por lo que acababan de presenciar ya que habían descubierto lo que la pequeña hechicera había hecho y después siguieron con su fiesta.

-Te has vuelto loca- dijo Robert cuando pudo recobrar el alma -Estabas apunto de convertir al hijo del jefe de la aldea en sapo, estás de mente- le gritó molesto pero Nahiara no paraba de reír.

-Pero si yo no he hecho nada malo, es el que se la ha creído-

-¿Espera, no lo ibas a convenir?- pregunto curiosa Aldara

-Ni siquiera se hacerlo, como se supone que lo voy hacer. No conozco nada de magia recuerdan - les dijo ella de lo más tranquila -Por eso me estoy riendo ya que el muy tonto se la ha creído- dijo ella volviéndose a reír pero ahora acompañada de sus dos amigos.

Después de eso decidieron ir a buscar las vallas que le habían prometido a la mamá de Nahiara ya que, si no cumplían se podían ir olvidando de sus paseos el año siguiente.

- ¿Y a dónde iremos para encontrarla?- exclamó Aldara

-Podemos ir cerca del antiguo pozo, allí hay muchas vallas de sangre en esta época del año y así aprovechamos para visitar al señor Charlie que debe estar despertando de su inversión-

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