Último OTOÑO

El perro de la correa azul fue envejeciendo al igual que su dueña y cada vez le costaba más recoger la pelota, pero eso no le impedía hacerlo con alegría las pocas veces que podía, hasta que un día ya no corrió, no volvió a recoger más pelotas.

Ahora, su dueña, pasea con un nuevo perro al que ha llamado Ewok.

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