Esa niña que apareció corriendo por delante de un muchacho ahora se ha convertido en toda una mujer. Sosteniendo un bebé entre sus brazos espera a ese niño regordete que ahora es un hombre voluptuoso. Ambos se sientan en el banco en frente de mí.

- Hola cariño - le da un suave beso en la mejilla - ¿ha comido ya nuestra pequeña? - dice mientras acaricia el rostro de la criatura envuelta en la toquilla que sujeta con delicadeza su mujer.

- Sí cielo, se ha tomado todo - contesta riendo, mostrando una sonrisa ahora sin oquedad alguna.

Desde el primer día que les vi han construido una bonita familia, se casaron en la iglesia de San Agustín y han tenido una hermosa niña a la que han llamado María. Cada día les veo desde la ventana cómo cuidan de ella con delicadeza y cómo va creciendo.