El 21 de junio de 1989, invierno, finalizó el primer año escolar desde que llegué a Perú. Esa tarde, decenas de alumnos que celebraban el comienzo de sus vacaciones correteaban y parloteaban.

- ¿Qué vais a hacer estas vacaciones? - preguntó una muchacha de cabello azabache trenzado a su grupo de amigos.

- Yo me iré a la casa de mi abuela y allí me encontraré con mis primos - contestó uno de los chicos.

- Pues yo me quedaré con mi madre aquí como todos los años y la ayudaré en la tienda - dijo una chica con lentes redondas.

- Mi hermano y yo nos iremos a pasar unos días a casa de mis tíos y después nos iremos de viaje a alguna ciudad cercana -comentó otra chica.

Todos empezaron a hablar entusiasmados sobre sus planes de vacaciones, mientras yo seguía sentado en la misma butaca de siempre.