🌺Capitulo number one🌺
No recuerdo muy bien el día que llegué a este lugar. Bueno ¿Como recordar? Era solo una pequeña y adorable bebé. Mi madre solía decir que encantaba a todos con mi inocente sonrisa, una sonrisa que alegraba los corazones de cualquiera que estuviese triste, como un bálsamo para el dolor.
Al menos es lo que ella me decía, mis recuerdos de otros tiempos incluyen a mi madre negando con la cabeza mientras yo hacía rabietas entre arañazos y mordidas.
Mi madre era todo para mi, es por eso que aún no logro entender por que murió.
Puedo decir justo hoy, que han pasado cinco años desde su partida y aún no logro reponerme del todo. Si, intento fingir, no quiero que nadie vea mi dolor ya que no me gusta preocupar a los demás. Pero, en mi corazón siempre habrá ese vacio que por más que intente jamás podré llenar, me falta su calor.
Nuestra vida nunca fue facil, al menos mayormente para mi pobre madre. Yo nací en un hogar no pobre, pero tampoco rico, podemos decir decente.
Mi madre renunció a su trabajo para cuidarme y mi padre siguió llevando la parte económica. Fue una difícil desicion para mi madre por que ella siempre había trabajado y conseguido lo que necesitaba sin tener que pedirle un centavo a nadie.
Pero era muy difícil para ella poder equilibrar trabajo, cuidado de hijos, hogar, entonces decidió darse un tiempo para cuidarme y luego volvería a su labor estando yo ya más grande. Mientras tanto papá se encargaría de llevar comida a casa y otras necesidades. Ambos estuvieron de acuerdo, ambos convendrían de que era la mejor decisión.
Al principio todo iba bien, pero luego mi padre comenzó a llegar borracho a la casa. Esto fue bastante incómodo, pues el había dejado la bebida cuando decidieron unir sus vidas y formar un hogar. Pronto no solo era llegar borracho, si no con olor a perfume de mujer.
Eso le molestaba bastante e intentaba controlarlo, pero cada vez el era evasivo al responder. Llegó a un estado que decía palabras hirientes y mi pobre madre bajaba la cabeza con verguenza. Hasta que un día padre le golpeó y mi madre fue a dar al hospital.
Mi madre entendió que no podía convivir con un hombre tan violento y su pequeña bebé asi que se marchó de allí. Fue a dar a un albergue para personas sin hogar mientras buscaba empleo. fueron días de hambre donde todo lo que conseguía era para mi y ella se quedaba sin comer.
Hasta un día que consiguió un trabajo en un hogar de ancianos. Al principio no le era permitido traer a su hija, sin embargo, al ver lo felices que eran los mayores cada vez que esa pequeña niña llegaba y los alborotaba de tal manera que los mantenía entretenidos, decidieron aceptarlo.
La pequeña Rin....yo.....fue creciendo con ellos y cada día llenándose de la sabiduría de los ancianos.
Fue en mi cumpleaños número 13, justo un día que debía ser un día feliz para un niño. Ese día mamá me compró un pastel, reunió a todos los abuelos y todos cantaron Feliz cumpleaños, ella me dijo que soplara las velas, pero antes pidiera un deseo. Siempre me culpé por aquel deseo, pensaba que si hubiese pedido otra cosa algo como que mamá viviera por mucho tiempo o algo así, pero yo solo era una niña que soñaba con tener cosas que nunca había tenido. Yo quería que mamá me regalara una bicicleta, una computadora o el vestido que había visto la semana anterior en una tienda de marca.
Pero no hubo bicicletas, no hubo computadoras, no hubo vestidos, nada, por que mamá simplemente cayó al suelo ante la mirada catatonica de todos los que estaban allí. Recuerdo caer junto a ella, recuerdo hablarle, recuerdo la opresión en mi pecho al ver que no tenía respuesta. Recuerdo las lagrimas caliente bañando mis mejillas mientras era apartada por los paramedicos, recuerdo como se la llevaban lejos de mi y me dejaban llena de dudas en un rincon.
¿Por que mamá? ¿Por que tuviste que irte y ser tan egoista de dejarme aquí sin tu presencia?
Pedí perdón, ore a kami, a buda, a Dios, a todos en cuanto conocía. Prometí que me portaría bien, le pedí que cambiara mi deseo por la salud de mi madre, prometí tanto que mis rodillas aún tienen huellas por haberme hincado. Pero no funcionó, mamá simplemente ya no regresó. Ya no pudimos hablar, no pudimos discutir. No hubo despedida "un hasta luego" por lo menos o "portate bien".
En vez de eso una fría y palida madre vi en un ataud que descendió a la tierra y escondió a mi alma de mi. Días grises fueron los que llegaron tras su partida.
Como aún era menor, mi padre tomó mi custodia y para mala suerte, nunca se preocupaba por mi, ni siquiera las cosas más basicas. Fue muy vergonzoso cuando la regla me llegó por primera vez y me ensucie toda en la escuela. No tuve con quién hablar, fue tan triste, sentía que moría sin mama, la extrañaba tanto.
Cuando cumplí 15 años me escapé de casa y me fui al asilo, ya no podía seguir soportando aquel hombre. Si, que un papel decía era mi padre, pero no lo ejercía era el detalle, no lo hacía jamás.
Todos me recibieron felices, incluso me ofrecieron un puesto de ayudante y yo estaba más que feliz de aceptar, no tenía dónde ir, ni dinero para comprar mis cosas, cualquier ayuda era un regalo. Mi padre nunca me buscó y me alegro, por que no quería volver ni aunque jurara un cambio.
Pov autora
Una hermosa joven de 18 años caminaba por los pasillos del asilo Yasumu basho (un lugar para descansar) con una hoja en blanco sobre un cuaderno y un bolígrafo azul. Su cabello castaño recogido en una coleta alta con algunos mechones sueltos a ambos lados de su rostro, se balanceaba al compas de cada paso que daban sus zapatos blancos de charol.
- Hola Rin, cómo estas?__ preguntó la señora kaede cuando Rin entró a su habitación - ¿Y eso?__ preguntó señalando la hoja en las manos jóvenes.
Rin suspiró, le había dicho a todos, cientos de veces, que vendría a tomar los nombres de los que se quedarían para pasar la navidad en el asilo. La idea era ver qué podían hacer para ellos ese día y llevar un recuento para regalos y esas cosas. Lo había mencionado sin descanso, pero como era de esperarse en personas de la tercera edad, muchos no se acordaban. La mayoría de ellos, a excepción de unos cuantos quiénes sufriran alzheimer, tenían problemas para recordar.
Kaede era una señora muy amable, pero con personalidad misteriosa. Poco se sabía sobre su vida o familia, de vez en cuándo venía alguno a visitarla, Rin no los conocía ya que casualmente nunca estaba en el asilo en esos momentos.
"Deberías conocer a mi nieto, es un joven muy apuesto, aunque su carácter es amargo como hiel, en el fondo tiene un buen corazón"
Le decía cada vez o después de cada visita, Rin asentía con la cabeza, pero no le daba importancia. Esa etapa de "conocer gente" quería saltarsela por mucho tiempo. Estaba concentrada en lograr sus metas y no quería distracciones.
- Ahhhh, ya veo_ dijo la seño kaede luego de que le explicara la razón de la hoja - La última vez que mi nieto estuvo aquí no me dijo nada de llevarme a casa con su familia__ dijo pensativa, Rin reprimió un lamento.
En todo el tiempo que estuvo allí, jamás vio salir a la seño kaede a ningun lugar. Ahora que lo pensaba era una de las inquilinas más longevas del lugar. Tenía una de las mejores habitaciones si, pero su familia no la sacaban mucho, bueno, nunca más bien. Es como si no le importaran el bienestar y solo la abandonaran allí para no tener que cargar con ella.
–No se preocupe abuela Kaede, todo estará bien__ le sonrió mientras pasaba su mano por la larga cabellera plateada, Kaede cerró los ojos disfrutando la calidez.
Rin ya se había mudado del asilo ya que tenía un trabajo más estable y podía conseguir una mejor paga, lo suficiente para pagar un departamento y vivir dignamente. Luego de lograr entrar a la universidad y ejercer la carrera de enfermería, ofrecía servicios de auxiliar de enfermera, lo cual le permitía estar cerca de sus amigos los mayores. Se podría decir que estos eran sus amigos más cercanos.
Entre el personal, podía rescatar a Sango la cocinera, una chica excepcional y de buen corazón. Por otro lado estaba miroku, el guardia de seguridad quién estaba perdidamente enamorado de Sango o al menos eso juraba el, pues le coqueteaba a todo lo que se movía. Kaori encargada de la limpieza junto con su madre Shizu. Personas calidas y con los que podías hablar sin sentirte una escoria.
Como por ejemplo, Kagura quien era enfermera, pero esta era una persona muy importante y no le gustaba juntarse con cualquiera. También estaba Tsubaky que bien podría ser su madre por la edad, esta última nunca tuvo hijos ya que decía que dañarían su figura y belleza, no le gustaban mucho los niños. Fue la unica que se opuso rotundamente a que Rin bebé estuviera en el asilo con su madre. Incluso aún después de que nadie le hiciera caso, seguía sin dirigirle la palabra a menos que no fuese necesario.
– Señor Totosai, puedo saber cuál es el nuevo invento?__ preguntó luego de entrar al cuarto desordenado del hombre. El señor Totosai era un veterano de guerra que preparaba las armas de los soldados y otras municiones, en su vejez le había dado para "forjar espadas" a cualquiera que se le cruzaba por el camino, vivo o muerto.
Rin evitó caer como aguacate maduro cuando chocó con una caja de herramientas que había en medio de la habitación. El lugar era un caos, como si un remolino hubiese pasado por allí, revuelto todo y después se largara. Nadie podía decir o hacer nada, el señor Totosai se ponía como loco.
– ¡Ya veraz muchacha!__ grito con voz rebosante de entusiasmo – Mira!!__ dijo dandose la vuelta y mostrando una enorme espada de cartón, sus ojos le brillaron con orgullo
– Yo le llamo ¡Colmillo de acero!__ farfulló acercándose a Rin y mostrandole su creación.
Rin la tomó entre sus manos y la admiró poniendo su mejor cara de admiración. Era bastante grande y pesada, mucho más que las que había visto antes. Con papel lumínico cubriendo lo que debía ser la hoja y una tela de algodón en el mango, se veía bastante bien hecha para ser de cartón. Aunque no entendía por que pesaba tanto.
– Está increíble señor Totosai__ dijo realmente impresionada – ¿Y a quién pertenece esta espada?__ pregunto devolviendola, el señor Totosai jamás le había regalado ninguna, aparentemente era demasiado débil para pelear.
–Ahhhhh__ dijo el hombre astutamente colocando la espada cuidadosamente en una funda de espadas que había hecho con una bolsa de almohada – Su verdadero dueño esta proximo a llegar.
Rin pensó que eso era todo, pero el hombre tomó otra espada de cartón muy diferente a la anterior. Esa era mas fina y más simple. Con puntos blancos a lo largo de todo el mango.
– Al igual que esta, sus dueños pronto llegaran y entonces ambos serán uno solo__ dijo pensativo volviendo a guardar la espada.
Rin entendió que era el momento de salir de allí por su bien mental. Levantó la hoja y se la mostró al anciano.
– Señor Totosai, tiene algún lugar donde pasar la navidad?__ preguntó, el señor Totosai parpadeó confundido – Si su familia lo vendrá a buscar.
–Claro que no muchacha__ gruñó – Yo no tengo familia__ dijo el hombre sin ninguna pizca de sentimientos – N-no fui.... una persona muy agradable en mi juventud __ murmuró entrecortadamente, mirando a varios lados a la vez, Rin quería decirle algo alentador, pero el batió su mano derecha en el aire como restándole importancia – Y ahora vete, tengo mucho trabajo que hacer... y tu solo estas estorbando__ gruñó caminando hacia ella y empujandola hacía la puerta.
Rin suspiró en el dintel y luego caminó a la siguiente habitación. El siguiente en la lista era el abuelo higurashi, estaba segura de que este si se marcharía ya que los años anteriores su familia lo buscaban para pasar las navidades juntos.
– Ohhhh querida, a ti te esperaba__ dijo el hombre nada más Rin aparecer en la puerta, el olor a remedios caseros golpeó su olfato casi haciéndole traslabillar.
– Ah si, pues y a qué se debe eso señor Higurashi?__ preguntó tomando la silla que le ofrecía, luego lo vio dirigirse a una de las gavetas y extraer algo.
–Este remedio que hice contra la viruela, me gustaría probarlo en ti__ dijo, dibujando una sonrisa en su rostro que hizo que Rin saltara de su silla.
–P-pero... pero se supone que debería tener viruela antes, ¿no?__ preguntó alejándose lo más posible del abuelo que se creía médico – Es decir, ya que es un remedio para la viruela, debería ser alguien con ella, no una persona sana, como yo.
El abuelo se detuvo un momento pensando y rascándose la barbilla.
– Tonterías, tienes un punto rojo en la mejilla además, puede que estes a punto de tenerla__ señaló, Rin llevó su mano al lugar señalado con los ojos muy abiertos – Hazme caso, te habla la experiencia.
– Yo no__ Rin levantó la mano, justo donde llevaba el bolígrafo, el bolígrafo rojo, suspiró aliviada– Ha de ser por este bolígrafo __ rió, el abuelo frunció el ceño.
– ¡Abuelo!__ gritó una voz irrumpiendo en la habitación como una manada de elefantes.
Rin levantó la mirada y se dió cuenta que se trataba de la nieta del abuelo y un chico más o menos de su edad con el cabello plateado, largo hasta las caderas. También sus ojos eran muy peculiares, de un tono dorado que le daban una apariencia muy inusual. Era bastante extraño ver un chico tan joven con el pelo plateado, parecía un anciano, pero uno muy joven.
– Hola Rin__ saludo luego de abrazar a su abuelo y entregarle una canasta llena de frutas y panecillos que le había preparado.
– Hola Ahome, me da gusto verte ¿Como has estado?__pregunto, la mirada del chico se posó sobre Rin una vez más y sintió escalofríos.
– Muy bien__ miró al muchacho – Mirá, el es mi novio, Inuyasha.
Rin miró al abuelo quién entrecerró los ojos.
– Es un placer conocerte Inuyasha, Cómo ya habrás escuchado, me llamo Rin__ dijo jocosamente para romper la tensión.
–Es un placer conocerte Rin, lo mismo digo.
– Espera un momento__ gruñó el abuelo mirando a ambos chicos – Como que novio? ¡Tu no estas en edad jovencita!
Ahome negó.
–Tengo 20 años abuelo ¿que mas edad quieres?__ bromeó ahome, ya conocía a su abuelo y su mente.
–20 que??
– Si, además te he presentado a Inuyasha mas de una vez__ le recordó, el abuelo se dejó caer en su cama – Vine a avisarte que te llevaremos a casa a pasar navidad como siempre__ anunció.
Rin entendió que su trabajo alli había terminado, así que mientras estos resolvían sus conflictos, ella aprovechó y se deslizó por la puerta, nadie se dio cuenta hasta mucho después.
Miró la lista, aún faltaban muchos nombres alli. Mioga, la pareja de ancianos, Mushin, jaken, abuelo jiuyi y otros, pero el peor de ellos era Mioga. Era un viejito muy pervertido, ni si quiera estaba segura de querer buscarlo. Sango, le pediría a Sango que le acompañe a ver ese viejo chupa sangre.
Se vio interrumpida abruptamente en su andar por chocar con una pared blanca que la mandó directo al suelo. Esperó el fuerte golpe al chocar con el piso con los ojos cerrados, pero el dolor de la fría piedra de marmol nunca llegó. Fue más bien una sensación gratificante, como caer sobre algo blando y calido, pero fuerte y resistente a la vez.
¿Desde cuándo los pisos se sentían tan cómodos? A menos que...
Abrió los ojos de golpe y ahogó un grito de sorpresa cuando dos pares de ojos dorados le devolvieron la mirada. Pero no cálidos y alegres como los que había visto antes, estos eran fríos e intimidantes.
¿Serían parientes el y el otro chico? ¿O era el mismo?
Se preguntó mentalmente. No podía ser, por que este era más alto y la ropa, la ropa era muy diferente. Además, el otro chico no tenía lineas de expresión, este si, en el entrecejo ¿O era molesto que estaba?
– Disculpa si interrumpo tu descanso__ musitó entre dientes -- Pero...¿Podrías bajarte de encima mio?__ gruñó, Rin tuvo que reconocer que no solo su físico era bastante guapo, si no su voz, era fría si, pero sexi, se sorprendió de pensar aquello y le salió humo por las orejas – De preferencia hoy__ volvió a hablar.
– Ahhh, disculpa, no vi por donde iba__ aclaró mientras se ponía de pie y recogía sus cosas, también algunas que se le cayeron al joven.
– Si, de eso me di cuenta, la gente torpe suele ser así__ dijo tomando las cosas de la mano de Rin con brusquedad, Rin frunció el ceño.
– ¿Disculpa?__ preguntó creyendo haber escuchado mal.
– Disculpa aceptada, ahora por favor, muevete de mi camino__ bramó, torciendo los labios con desagrado, Rin se hizo a un lado.
– Eres muy grosero__ lo acusó.
–Si, lo que sea__ murmuró el, caminando sin darse la vuelta.
Rin se quedó allí parada, a medio camino con los labios entre abiertos ¿Que rayos le pasaba a ese tipo?
Créditos a las imágenes y sus respectivos dueños.
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