Tengo miles de historias que podría contarte, cada una mas triste, amarga y retorcida que la anterior, de esta misma manera tengo mil y una razones por las cuales no debo contártelas.

No mantengo postura de pulcritud, ni me pavoneo como un santo, simplemente me apena ser un humano que sucumbe ante las ideas propuestas por la tentación.

De esa obscena soberbia que movía mis pensamientos y de la frivolidad con la que imaginaba que jugaba las piezas de mi ajedrez.

Ese pensamiento, que no es suicida, ni tampoco alentador, es un sentimiento que camina tomado de la mano de una nostalgia.

Esa sensación, que nos recorre cuando nos enfrentamos a algo nuevo o cuando nuestra imaginación comienza a jugar con nosotros a la 1am y nos propone cosas que no podemos ver, y que dentro de nuestro pensamiento es tan real que nos lleva a lo mas terrible.

Jamas se atrevan a asomarse completamente en mi mente, porque es un torbellino de emociones, pensamientos, ideas y en ocasiones alucinaciones que se vuelven esta figura humanoide que miras paseando enfrente de ti y que en lo personal, nunca podrás imaginar cuanto te ama y puede llegar a amar.

Nunca nadie sabrá la historia completa que guardo dentro de esa caja especial que todos llaman memoria...